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Detective privado: Sofía y su infidelidad (Parte 1)
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Descubrir a un infiel es fácil. Son descuidados, poco discretos, pero tienen la suerte de que sus parejas no piensan claramente o caen en la negación.

De hecho, la negación es la principal razón por la que “no se enteran” de que sus esposas o esposos son infieles. Tienen todos los indicios ahí, pero no se atreven a dar el paso y encararlos. Vamos, amigos, no necesitan un video de su esposa de perrito con su amante para confirmarlo, hay maneras más sencillas y rápidas, pero les gusta mentirse a ustedes mismos. Y sé que no lo necesitan, pero yo se los doy. Me pagan por eso.

El caso es que gracias a ellos es que yo tengo trabajo. Soy detective privado y se supone que debería investigar diferentes casos y por motivos muy variados, pero la mayoría de los que me llegan son de esposos o esposas que quieren descubrir a sus parejas en la infidelidad.

Esto no es difícil, no tengo grandes habilidades. Es decir, no soy Sherlock Holmes. Esto se trata de tener contactos y saber cómo usarlos. Tengo mis hackers, tengo una red de amigos en restaurantes, clubes, hoteles, sitios nocturnos, burdeles y todo tipo de establecimientos, es un trabajo de años que me ha llevado a ser el mejor en lo que hago. Se trata de devolver favores a mis contactos o mostrar dinero para que me ayuden, eso funciona mejor, pero siempre prefiero ahorrar.

No pasan más de tres meses para que yo entregue evidencia. Mensajes de teléfonos, llamadas grabadas, fotos intercambiadas y en los casos más extremos, sí, videos de sus parejas teniendo sexo. Amo ver las caras de esos infelices cuando le entregas el video de su esposa siendo follada por un tipo.

A veces escondo detalles porque la lástima me gana. Es decir, con descubrir que es infiel es suficiente, solo enseñó material gráfico si lo piden explícitamente y a veces suelo omitir detalles por miedo a sus reacciones.

Como el hombre cuya esposa era infiel con su compañero de trabajo. Casualmente todos los sábados tenía cosas por ordenar en la oficina y tenía que llegar de madrugada a casa. Le mostré evidencias de su esposa haciéndole sexo oral a su amigo, pero no vi necesario decirle que ella hizo un trío con él y la esposa del tipo. ¿PARA QUÉ LE IBA A MOSTRAR COMO SE BESABAN AMBAS MUJERES CON EL SEMEN DEL TIPO EN SUS BOCAS?

Es que además de hacer mi trabajo y ganar dinero, tengo el porno más exclusivo del mundo. Los infieles hacen con sus amantes lo que no pueden o no quieren hacer con sus parejas y yo tengo el fetiche de ver. Me ha tocado ver de todo, desde lo más morboso hasta lo más extraño y asqueroso. Vaya, no juzgo a nadie, al final del día estoy invadiendo su privacidad, así que son libres de hacer lo que quieran, pero les iré contando diferentes relatos de las cosas que he visto.

Por eso siempre consigo observar a los infieles, con la excusa de recolectar evidencia también sacio mi morbo.

Pero perfecto, ahora que les hablé de mi trabajo y lo divertido o incómodo que puede llegar a ser según sea el caso, les hablaré sobre un episodio interesante y cercano que me tocó. Estaba en casa jugando a la play 4, porque no creerás que estoy en una oficina con un sombrero y unas elásticas como en las series y películas, trabajo desde casa y nadie sabe a lo que me dedico, de hecho el ser detective lo comparto con otros oficios.

Me llama un tipo y me dice que me recomendaron. En este mundo soy “33”. En algún punto de mi vida me pareció que identificarme con un número me haría más interesante y misterioso.

– Me dijeron que eres el mejor en lo que haces

-¿Qué necesitas?- ya sabía que a su mujer se la estaba cogiendo alguien por cómo me hablaba pero lo dejé explicar.

– Sospecho que mi esposa me es infiel (BINGO) y quiero descubrirla.

Ofrecí tarifas. Siempre pongo precios bastante elevados y estoy dispuesto a bajar un gran porcentaje porque muchos regatean. Pero este tipo estaba tan desesperado que aceptó la primera suma por más exorbitante que fuera y aceptó pagar más de la mitad por adelantado. Me dio todos los datos y ahí empezó lo interesante.

Se trataba de mi crush de la universidad. Quien me hablaba era un ex compañero de clases que se había casado con ella. Esta chica me encantaba, bueno, aun me parece de las mujeres más bellas del universo pero nunca tuve oportunidad. Sí sabía que Sofía se había casado con Alberto Hernández, un tipo de su clase bien parecido y con metas en la vida que ahora es un gran ingeniero. Yo no era su tipo, no soy un hombre fino ni de alta clase, igual eso es lo de menos.

No podía creer que este caso me llegara tan cerca. Tenía que ser muy discreto, es evidente que saben quien soy. Pero es la ventaja de trabajar anónimo y ser “33” es que nunca les dices a tus clientes quien eres realmente.

Así que dejé todo lo que estaba haciendo a un lado y puse toda mi atención en este caso. Siempre pido unos meses para trabajar con calma y así le dejé saber a Alberto, ya descubriríamos en qué andaba Sofía, pero con paciencia.

Lo primero que hice fue buscar redes sociales. Dios mío, qué hermosa que es Sofía. Una chica blanca como la leche, con las nalgas más redondas y perfectas que he visto, tiene un gran trasero, unos senos hermosos y de tamaño mediano, mide alrededor de 1,70 y tiene unas piernas anchas.

Más o menos pude ver ciertas cosas ahí, como que estaba trabajando en una empresa telefónica de la ciudad. Ella también era ingeniero y pasaba mucho rato fuera de casa. Pensé en que era natural que una mujer tan bella cayera en la tentación de otro hombre.

Sofía ya tenía 33 años y Alberto 36. Su relación venía desde la universidad, así que debían tener de 8 a 10 años juntos. Estaban casados y me imagino que la rutina tenía a Sofía algo aburrida.

Lo primero que hice fue conseguir el contacto de un vigilante de la empresa en la que ella trabajaba. Le pedí que vigilara si llegaba o se iba con alguien, si trabajaba horas extras, a qué hora salía o a qué hora llegaba. Mi trabajo puede ser un poco ruin pero respondo ante el dinero.

Lo siguiente fue un poco arriesgado pero empecé a indagar entre ex compañeros de clases. De manera discreta quería saber cosas de Sofía, si conocían otras parejas, si sabían de su vida. Incluso hablé con una de sus amigas pero no fue demasiada información la que pude sacar.

Conseguí un contacto en el gimnasio al que Sofía iba. Busqué la cuenta de Instagram del gimnasio, indagué entre sus clientes y conseguí a un conocido que iba, le ofrecí una suma por pedirle que fuera de 4 pm a 6 pm (el mismo horario en el que Sofía iba) y me dijera a diario si la veía ahí o no.

También le pedía a Alberto que me informara cuándo Sofía estaba en su casa y cuándo no. Ya más o menos tenía vigilada toda su rutina y sabía en donde debería estar en cada momento.

Y fue fácil. Un miércoles en la tarde me escribió mi informante para decirme que ella no fue al gimnasio. Le pregunté a Alberto donde estaba Sofía y me dijo que en el gimnasio. Primera falla detectada, pero como aún yo no estaba haciendo presencia física, no pude saber con quien estaba. El vigilante de la empresa me dijo que salió como todos los días en su carro a la misma hora.

– ¿Por qué lo preguntas?- me dijo Alberto.

– No, por nada en concreto. Solo estoy monitoreando- le dije aunque era casi seguro que en ese momento Sofía le estuviese siendo infiel.

Ya tenía el primer indicio y era hora de buscar un poco más. Hice lo que no quería y era pedirle a un amigo hacker que hiciera su magia. Conseguir algunas conversaciones o audios que pudieran darme una pista de quién era el amante de Sofía y con cuanta frecuencia se veían.

Al siguiente miércoles sucedió lo mismo. Se ausentó al gimnasio, su esposo me dijo que estaba ahí, entonces debía estar con quien fuera su amante.

Así que para la próxima semana decidí poner manos a la obra. Todos esos días estuve pidiéndole a mi hacker de confianza mensajes de ella o que indagara en quien podría ser su amante. Fue poco lo que consiguió en realidad, así que tenía poca información.

Fui a su trabajo y esperé su hora de salida ese miércoles. La vi en el estacionamiento llegando a su carro y casi creí que iría al gimnasio pues estaba vestida para la ocasión, llevaba una toalla y un bolso en el que supuse que iba su ropa del trabajo.

Se había cambiado de ropa como si fuera al gimnasio, o de verdad iba para allá o era muy cuidadosa. La seguí manejando a lo lejos para ver a donde se dirigía. Después de seguirla alrededor de 15 minutos la vi entrar a uno de los hoteles más caros de la ciudad. Una lástima porque ahí no tengo contactos ni puedo acceder a videos o cámaras. Es que por lo general los infieles van a moteles de baja o mediana calidad, a veces a otros mejores pero no a éste donde una noche cuesta 300 dólares.

Intenté averiguar con mis contactos de hoteles pero con tanta premura había poco por hacer. Igual me mantuve vigilante y como entró, salió en su propio carro y sola. Sabía que iba a su casa y no la seguí, así que me quede esperando. Para mi mala suerte salieron tres autos después de ella y tomé las placas para averiguar quiénes eran sus dueños.

Entonces tenía que seguir usando el presupuesto en averiguar de quiénes eran los carros. Conseguí un contacto que me dio los tres dueños. Los tres eran hombres relativamente jóvenes y ahora me tocaba averiguar sobre ellos a ver cuál encajaba más.

Valentino, un tipo de ascendencia italiana niño de mami y papi. Soltero, 28 años, 1.85 de estatura, ojos azules, futbolista, un arquetipo un poco distante al de Sofía. Lo supe porque estaba entre los contactos de redes sociales de Sofía pero no había comunicación entre ellos, supongo que se cuidaban bien en ese sentido y no podía saber de donde se conocían.

Mis investigaciones fueron lejos. Empecé a buscar la forma de dar con algún contacto del hotel y otros hoteles de lujo. Eso no es tan difícil porque por lo general suelen tener los mismos dueños de los hoteles de mediana calidad y es fácil conseguir gente que ayude.

Alberto me llamó el viernes en la mañana. Yo estaba preparando todo para el siguiente miércoles cuando me dijo que debía viajar todo el fin de semana. Le dije que estaría atento porque evidentemente era el momento idóneo para que su esposa le fuera infiel.

Este tipo me hizo gastar tantos recursos cuando pudo decirme que la iba a dejar sola todo el fin de semana y permitirme trabajar en base a eso. Pero bueno, ya lo hecho estaba hecho así que desde las 6:00 pm de ese día conseguí apostarme en la caseta de vigilancia de un edificio cercano a la casa de ellos y empezar a vigilar a Sofía.

Escribí a mi nuevo contacto en el hotel y Valentino había hecho reserva para esa noche. Pedí instalar un equipo de cámaras en la habitación en la que estarían. Tres cámaras, dos para la habitación y una para el baño. Es un gasto que no hubiese hecho normalmente pero esto lo ameritaba.

Confirmé que salió de su casa alrededor de las 10 pm y fue al hotel de siempre en su carro. Mi contacto que confirmó que iba a la habitación reservada por Valentino, así que ya sabía. Me devolví a mi casa, no había nada más que hacer por esa noche, solo esperar.

En la mañana me desperté y pedí toda la información de video pero aún no estaba lista. Al parecer se iban a mediodía y tuve que esperar a la tarde. No fue hasta las 5 pm cuando empezaron a llegar videos. Básicamente eran alrededor de 12 horas de video divididas en videos de una hora y con dos tomas. O sea, 24 videos de una hora. Más 12 horas de video del baño.

El sábado en la noche por fin pude descargarlos. Debí emparejarlos hora por hora y así los fui reproduciendo uno en la TV y otro en mi computadora. Mientras que los del baño los iba a ver en el teléfono de ser necesario.

Descarté las dos primeras horas porque ya me había dicho mi amigo del hotel que se habían quedado en el bar hasta alrededor de las 2:00 am.

Era una habitación de completo lujo con una cama king size, piso alfombrado y paredes decoradas pero sobrias.

Este Valentino era un chico de esos mujeriegos con dinero, un cabeza hueca pero supongo que eso necesitaba ella para salir de la rutina.

Sofía tenía un pantalón negro de cuero, tacones blancos y una blusa escotada. Ambos tenían un trago en la mano. Se fueron a la cama donde el chico se sentó y ella empezó a hacerle una especie de baile. Si yo no hubiese estado tan excitado hasta me hubiese reído.

Valentino desabrochó su cinturón y sacó su pene. Ahí de desveló el misterio de por qué Sofía salía con él cabeza hueca. No sabría decirlo en centímetros ni en medidas pero créanme cuando les digo que el pene del tipo es grande.

Sofía empezó a sacar hielos de su vaso y los pasaba por el pene de él mientras lo acariciaba. Después los metía en su boca y le hacía sexo oral arrodillada en el piso mientras él la tomaba por la cabeza con su mirada hacia el techo. La vi pegarle por pierna, creo que se emocionó de más y la estaba atragantando.

Él la levantó y le quitó la ropa rápidamente. Sofía quedó en ropa interior, un hilo rojo y un sostén del mismo color. Qué malditas nalgas tan increíbles. Ella volvió a ponerse los tacones y él le bajó la panty.

Se pusieron a hacer un 69 en el que yo podía ver su culo sobre la cara de Valentino. Maldita sea, hay tipos con suerte en esta vida.

Aunque sí me aburrí un poco y tuve que adelantar porque ya habían pasado cinco minutos haciendo el 69. Él se levantó y buscó un condón, por lo menos no le estaban cogiendo la mujer a pelo al pobre Alberto.

Ella lo esperó en cuatro sobre la cama y él apenas se puso el condón la penetró. En una de las tomas se veían sólo las nalgas de él dándole movimiento. En la otra se veía de lado como se la cogía y no me dejen mentir, se notaba que ambos lo estaban disfrutando.

Podía verlos mover sus bocas como diciéndose cosas. Pero los videos no tenían audio así que me perdí esa parte interesante. Después de un rato, la vi retorcerse y caer en la cama en una evidencia de que había tenido un orgasmo mientras Valentino se lo hacía.

A los pocos segundos él la tomó por las caderas y la levantó, la penetró de nuevo y la siguió cogiendo por unos segundos antes de que ella le hiciera una seña y él frenara y se acostara. Ella le hizo sexo oral y procedió a subirse sobre él. El rostro delicado y la elegancia de Sofía hacen contraste con lo agresivo de sus movimientos. Yo creo que no hubiese aguantado un minuto a ese movimiento de caderas.

Valentino la agarraba por las nalgas, le pegaba y le chupaba los senos mientras Sofía se movía sobre ese pene enorme. Era increíble ver su cuerpo sudado, sus nalgas rojas y su expresión agitada sobre él. Se dio la vuelta y puso sus nalgas en dirección a la cara de Valentino. Sus manos tomadas de los tobillos de él, su culo moviéndose y él abriendo sus nalgas. Sentí lastima por tener una cámara en los ojos de Valentino porque esa vista debió ser increíble.

Después los vi levantarse y pegarla contra la pared. De pie dándole la espalda a Valentino, recibía las embestidas. Ambos sudaban y ella volvió a tener un orgasmo que pareció intenso. Se quedó recostada de la pared con los ojos cerrados y expresión cansada pero satisfecha. Él no esperó y la tomó por un brazo y fueron a la cama, donde la acostó boca arriba, subió sus piernas y la empezó a penetrar profundamente.

Se besaban morbosamente mientras Valentino literalmente la clavaba. Lo hizo por unos cinco minutos más hasta que se levantó totalmente bañado en sudor y tomó una toalla para secarse. Volvió a la cama donde ella lo esperaba arrodillada.

Se notaban rosetones en todo el cuerpo de Sofía. Entre tantas nalgadas, roce y agarrones, su piel blanca tenía muchos tonos rojos. Ella tomó el pene de Valentino, quien se retiró el condón, y empezó a chuparlo con mucho erotismo y ritmo. Se veían a los ojos y se decían cosas mientras ella lo masturbaba, lo chupaba, metía sus testículos en su boca hasta que él la tomó por el pelo con su mano izquierda y ella abrió la boca. Con su mano derecha él se masturbó y a los pocos segundos se vino sobre la cara y la boca de Sofía. Una vez acabó le metió el pene en la boca de nuevo para que limpiara los restos de leche y posteriormente le dio una cachetada y se metió al baño. Sofía se quedó en la cama visiblemente agotada y con restos de leche en la cara.

En ese momento me distrajo un mensaje de Alberto que preguntaba.

-¿Alguna novedad?

Estuve a punto de contarle pero mi mente me detuvo. En realidad quería ver el resto de la madrugada y lo que había pasado en la mañana, así que le dije que todavía no había novedades.

Quería seguir espiando sus salidas un tiempo más antes de darle la evidencia a Alberto. No me iba a perder esa oportunidad.

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