back to top
InicioGaysDesvirgando a un casado (Parte 1)

Desvirgando a un casado (Parte 1)
D

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.
Tiempo de lectura: 5 minutos

Con él nos conocimos por razones de trabajo, algunos días a la semana yo concurro a su oficina para hacer trámites. Fuimos entablando una cierta amistad, por lo menos de tratarnos amablemente, chistes, contarnos alguna que otra cosa, chusmeríos de nuestros lugares de trabajo, etc. Note que tenía confianza en mí y yo en él, que había simpatía entre nosotros. Muchas veces los chistes o la conversación eran sobre sexo. Hasta que llegamos a darnos número de celular y dirección de mail. Así comenzamos un contacto más cercano aunque virtual.

Aprovechábamos el tiempo muerto en nuestros trabajos y, entre una cosa y otra, nos prendíamos en un chat. También pasaba que a veces nos conectamos desde nuestra casa. Me contó que era casado, sin hijos, que le cansaba un poco la rutina del matrimonio y que su mujer no era muy buena en la cama, sobre todo porque no le pintaba mucho experimentar o practicarle sexo oral. Entonces, me di cuenta por qué también buscaba alguna compañía estando en su casa, no solo desde el trabajo, ya que esto último era entendible. A los dos nos divertía la idea de estar chateando sin que los demás se dieran cuenta, sobre todo cuando hablábamos de ellos.

Por estas razones, también me fui animando y le confesé mis preferencias sexuales, lo tomó muy bien, me dijo que era amplio y empezó a preguntarme sobre experiencias, me di cuenta que le interesaban y, por el tono de la conversación, lo excitaban. Una noche fuimos subiendo de tono la conversación y prendimos la cámara, él estaba solo en su habitación, acordamos bajarnos los pantalones y mostrarnos la pija, me pidió más, quería ver mi cola, al ver su erección, le propuse compartir una paja virtual y lo hicimos. Nos vimos acabar mutuamente. Al otro día desde la oficina, no paraba de mandarme mensajes, diciendo que no podía dejar de pensar en eso y que le había gustado mucho.

Cuando fui a su trabajo y nos vimos personalmente, sonreímos cómplices. Días después me invito a tomar un café y, para hacerla corta, llegamos a la conclusión de que a los dos nos gustaría estar juntos, él al menos una vez: "para probar". Seguíamos en nuestros chats diarios programando ese encuentro, algunos días estaba mas dispuesto que otro, me confesaba sus temores, yo lo animaba, porque en realidad me gusta mucho. Es un hombre de cuarenta, cuidado, con buen físico, robusto pero no gordo, digo fuertes piernas y brazos, pecho marcado y espalda ancha, manos grandes y fuertes, ojos grandes marrón claro, pelo castaño y piel blanca. También su pija se veía muy bien en la webcam, normal de largo pero ancha y huevos grandes.

Hasta que un día, sin pensarlo, por lo menos de mi parte, llego hasta su escritorio para dejar papeles de algunos trámites. Nos saludamos con un beso en la mejilla como desde aquel encuentro en el café, sonreímos y me dice: "Cuando salgas no te vayas, esperame en la zona de ascensores". Así lo hago y después de unos minutos, aparece por ahí, parándose frente a la puerta de uno de los ascensores, me dice despacito: "vení". Lo sigo y nos subimos al ascensor, me cuenta que tiene la llave de un baño del personal que está en el piso de arriba, al que solo entran ellos pidiendo la llave y podemos estar solos un rato. Yo, en total silencio, asintiendo con una sonrisa pero sorprendido.

Entramos en el baño, no pasaba nadie por el pasillo del tercer piso. Cerró la puerta con llave nuevamente y, comprendiendo los dos la situación, nos abrazamos y besamos apasionadamente. Aflojé el nudo de su corbata y desabroche su camisa, mientras no dejábamos de franelearnos. El me decia que hacía rato quería tenerme: "¡No sabes lo caliente que estoy con vos pendejo! Quiero probar pero quiero que sea con vos…" Nos fuimos a un privado, colgó su camisa en la puerta y dejó sus pantalones hasta los tobillos. Lo bese, comiendo sus labios de uno por vez, fui bajando por su pecho peludo, succioné sus tetillas.

Gemía: "¡Qué rico papi, como me gusta….!" – "Esto sé que también te gusta y yo voy a hacerlo mejor que nadie…" Me arrodillé y comencé a chupar su pija. Que hermosa verga entrando y saliendo de mi boca, recorrida por mi lengua. Le daba besos en la cabeza de su chota y lo miraba a los ojos. Era hermoso verlo gozar así, tantas veces me lo había imaginado. Me la metía toda en la boca y apretaba fuerte sus piernas y acariciaba su vientre, se sentía muy rico tener su cuerpo de esa forma. Se agacho para decirme al oído: "Nunca me la chuparon así, tenías razón está muy bueno…" (Pensé, tiene una verga muy rica, su mujer no sabe lo que se pierde)

Me acarició las mejillas y me indicó que me pusiera de pie, nos besamos otra vez y, en un movimiento, me dio vuelta poniendo mi cara contra una de las paredes del privado que eran de mármol muy frío. Terminó de bajar mis pantalones y mi bóxer, acarició mi culo, abriendo mis nalgas con fuerza y frotando su mano grande a lo largo de mi raya. Se acercó y sentí su pija apoyada en mi culo. Le pregunte si se animaba, asintió con la cabeza y un suspiro. Me agache para sacar un forro del bolsillo de mi pantalón y se lo dí. Instantes después, sentí el glande su pija haciendo fuerza en mi orto. Le tomé la pija con mi mano y lo ubique. Salivó en su mano y me la pasó por el orto para lubricarme más, también lo hizo sobre su garcha y fue metiéndola suavemente. Comenzó a cogerme despacito pero, al rato, de un envión la mando toda y yo gemí de placer y un poquito de dolor. Siguió moviéndose con su fuerza de macho y poniendo mi cara contra la fría pared. Me mordía los labios, gozaba mucho pero quería que él lo hiciera más en su primera vez y conmigo. Por eso, le pedí darnos vuelta, de manera de quedar apoyado con mis manos en la mochila del inodoro para inclinarme un poco, porque derechitos estaba riquísimo, pero quería ofrecerle todo mi orto y que tuviera espacio para moverse y pegarme una rica culeada. En esa posición comenzó a bombear con más ritmo y fuerza.

Me dijo: "Así está muy bueno. Que rico orto que tenés…." Respondí, entre gemidos y susurrando: "Si papi, así cogeme, rompeme bien el orto, hacelo tuyo!!!"

Podía sentir como su verga me estaba abriendo el orto con su grosor. El se tomaba de mi cintura o de mis muslos para hacer fuerza y empujar, arremeter contra mi culo. También me tomaba de mi pecho, apretando mis tetas cuando me mandaba un pijazo hasta el tronco. Lo sentí gozar en silencio o diciendo chanchadas suavemente y me encantaba. "Bebé, tu cuerpo me encanta, que rico culo, me vuelve loco!!!". Uno minutos más y me dijo que se venía. Le pedí que lo hiciera: "¡Goza papi, goza! Sentime, culeame, cogeme con todo, dame pija, dame leche. Sos mi macho, acabame adentro!!! Llename el orto!"

Su cuerpo se estremeció todo al acabar adentro mío y pude sentirlo porque estaba totalmente apoyado en el mío, nuestras piernas rosándose, su pija metida hasta el tronco, toda su pelvis apoyada en mis glúteos y su pecho en mi espalda. Al momento de descargar su leche en mí, mordió mi nuca y dejó escapar un gemido un poco más fuerte. Le dije que yo también estaba a punto, que no la sacara y siguiera bombeando un poco más. Lo hizo despacito… y eyacule con su pija adentro, tirando mi leche en el inodoro que estaba adelante mío.

Por un rato, nos acariciamos y besamos en silencio, hasta que dijo: "No sabía como iba a ser, pero me animé hoy sin pensarlo porque te deseaba mucho y fue maravilloso". Contesté que para mi también había sido una sorpresa increíble y hermosa. Fuimos hasta los lavatorios y nos tentamos de risa al vernos juntos lavando nuestras pijas. Se mojó el rostro para bajar el color y la temperatura (teníamos que volver a trabajar, eso era increíble pero le daba mas adrenalina a la situación: el lugar, la circunstancia… todo). Dijo que no había apuro, podíamos esperar unos minutos más.

Nos relajamos y acordamos que por chat, íbamos a planear algún encuentro más tranquilo y con más tiempo, aunque me dijo podía venir al baño cada vez cuando vuelva por otro trámite. Sonreímos nuevamente, me gusta mucho como lo hacemos juntos. Salimos cada uno por su lado.

Les cuento esta historia con su permiso, porque él cuenta con mi discreción. Espero poder escribir pronto como continuó.

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.