En este relato les voy a contar un encuentro que tuve con una mujer madura que trabajaba en un club nocturno, y que era dueña de un par de tetas descomunales que me volvían loco cuando la veía desnudarse ante la bola de borrachos del tugurio, y que tuve la fortuna de disfrutarla en la intimidad.
Mi trabajo en TI me estaba dando la economía suficiente para vivir de fiesta continua, y cuando viajaba a mi ciudad natal, desde la ciudad de México que era donde laboraba, por lo regular los fines de semana eran de andar de cachondo con algunos familiares les invitaba la peda, buscábamos siempre algún bar de la ciudad, y existían algunos con cierta variedad de chicas que daban show de table dance aparte de atender a los clientes, sirviendo las bebidas y en algunos de esos establecimientos se permitía que las chicas conviven con el cliente para incitarnos a consumir e inflar la cuenta. Ya habíamos recorrido varios de esos lugares, y ya sabíamos en cual las chicas estaban bien y eran accesibles.
Ya éramos clientes de al menos tres lugares donde se nos daba ciertos privilegios porque siempre éramos varios los que estábamos en las mesas haciendo buen consumo. Sucedió que íbamos a un table dance pues de mediana categoría, no era lo más suntuoso, pudiendo encontrarte con gente de todo tipo de gente, pero lo más agradable después de las chicas, era que el lugar no tenía tantas restricciones con los clientes y los precios de las bebidas no eran tan elevados como suele suceder en este tipo de negocios.
Obviamente ya nos habíamos hecho clientes de 2 o 3 chicas que regularmente bailaban en el lugar, chicas de muy buen cuerpo y la mayoría de ellas no eran de la ciudad, venían de diferentes puntos ya sea del estado de Veracruz o de otros estados, algunas de paso, y algunas que ya eran fijas cada fin de semana. Siempre que llegábamos al lugar por lo regular las llamábamos a nuestra mesa para convivir con ellas, por ser constantes con ellas hasta nos cuidaban de que no inflaran nuestra cuenta ya estábamos bastante tomados o hasta bebían de nuestra bebidas para no consumir sus bebidas que a veces son agua y que cobran a más del doble aparte que hasta nos permitían ellas mismas casi las desnudarlas en la misma mesa sin que hubiera problemas por el establecimiento o las mismas chicas, en pocas palabras eran bien jale las putitas y nos permitían todas las caricias imaginables, les sacábamos sus partes íntimas de la poca ropa que llevaban, las teníamos con las piernas abiertas y la tanga o sin tanga a un lado para estarles acariciando sus labios vaginales sobre unas panochas algunas totalmente depiladas y algunas veces ellas tenían cierto corte su peluchín que también se antojaba acariciar de las putitas golosas, con las tetas y pezones al aire nos dábamos una buena calentada, el grupo de nosotros éramos en su mayoría jóvenes y algunas de las chicas eran la mayoría de la misma edad o menores, nuestra camaradería con ellas fue un tanto respetuoso a diferencia de algunos clientes que iban más tomados y algunos malolientes porque llegaban del trabajo se alcoholizaba y las trataban como putas, jeje bueno nosotros también las tratábamos como putas, pero putas deseadas, y entre platicas disque “personales” bebidas, caricias, cachondas y fotos, terminamos nuestras fiestas de madrugada, eso sí creo que siempre con nuestros calzones bien babeados por andar de cachondos con dichas puchachas, algunas nos dejaban jugar (o ellas jugaban con nosotros mejor dicho) muy sabrosos con ellas en la intimidad de ese lugar oscuro, ruidoso y apestoso a cigarro.
No voy a negar que más de una vez intente ver a alguna de ellas por fuera del negocio para terminar aquellos juegos que en el local te hacen subir la temperatura, pero por cuestiones personales o del local, no se podía, algunas porque supongo que cuidaban su intimidad ya que vivían cerca en la ciudad y debían cuidar su “reputación” en aquella pequeña ciudad, en fin que si terminamos como pubertos de preparatoria, “enamorados” de esas putitas que es bien sabido que la mayoría de ellas están ahí por cuestiones monetarias, más que afectivas.
Entre una de las chicas favoritas que siempre llamábamos a nuestra mesa estaba “Desiree” ya saben, el típico nombre artístico, de broma mis parientes me decían, “vamos con tu novia” para indicar que tocaba ir al Table donde ella laboraba, era una mujer muy agradable que permitía de todo, y aunque ya no era una jovencita de hecho nos llevaba mínimo unos 10 años más al más grande de la mesa, tal vez andaba arriba de los 35 llegando a los 40 años, mientras que nosotros no pasamos los 25 años. Pero su madurez la hacía verse más relajada que algunas chicas más nuevas en el ambiente que te veían como si no valieras la pena, y en cambio ella y sus amigas eran bien alivianadas invitándoles una buena peda cada vez que estábamos con ellas, era una mujer de cuerpo un poco grande, me refiero a de ese tipo de mujeres llamadas “godi buena” no era gorda, pero tenía unas tetasas que válgame Dios, era mi mayor fantasía el tenerlas para mi solo y mamárselas a diestra siniestra, no puedo negar que más de una vez termine masturbándome en su honor, mirando las fotos que nos tomábamos en el lugar, ella con las tetas de fuera, o en poses donde yo ponía mi cara sobre su pecho con los pezones al aire, etc.
Claro para su edad esas enormes tetas tienen una caída natural, que la gravedad y la edad lo hacía irreversible. De cara el tiempo y las desveladas estaban causando sus estragos pero hasta eso, ella no era fea, tenía cierto aire coqueto y digno para ser una putita de congal, de cadera no era muy ancha a lo mejor le faltaba culo a esa mujer madura, pero lo que más me volvía loco eran sus tetas grandes, eso y su pucha que ya había tenido la fortuna de caricias y meter mis dedos en su interior cuando estaba sentada a mi lado en más de una ocasión, poniéndola bien mojada y me besaba el cuello bien cachondo, en fin que “Desiree” siempre se llevaba una buena propina de mi parte y yo llegando a mi casa al no tener mujer ni novia en ese lugar tenía que desahogar el ímpetu con la fiel compañera Doña Mani, soñando con aquella madura tetona.
Cansado de tener que matar el ganso a jalón de pescuezo, una noche de farra le dije a Desiree, que quería estar con ella fuera del local, trate de hablarle bonito, ella al principio se negaba, me decía que no podía, que tenía que viajar a Puebla de donde era originaria, que tenía que llegar a ver a su hijo, y que aparte yo hasta podría ser su hijo por la diferencia de edades, y ya saben, el qué dirán, cómo se vería que una mujer de la vida galante anduviera en la calle con un chico más joven como si fueran novios, etc., etc. me quiso hacer desistir, pero yo no iba a quitar el dedo del renglón, estaba obsesionado por poseer a aquella mujer madura, ya me imaginaba disfrutar para mi solo de esas grandes tetas, no mamen de solo recordar esas tetas maduras caiditas con ese rico pezón solo de estarles platicando ya mi verga esta lista y llorando por su recuerdo, en fin ella estaba tratando de que yo desistiera, pero esta vez no me iba a quedar con las ganas, le dije que sacara mi verga del pantalón, lo cual hizo bajo la mesa, sintiendo lo caliente que estaba, y diciéndole al oído “No me chingues la tienes bien caliente papito… eso es mío?” yo le dije que así me tenía ella, que me encantaba, nos empezamos a calentar mientras ella me pajeaba ahí la verga, y yo la besaba y acariciaba sus tetas y tu panocha como pudiera, así estuve todo el rato con ella tratando de convencerla de verla fuera, que quería intimar con ella, total que acepto, pero me dijo que esa noche no, que aparte de que tenía que hacer cuentas en el trabajo al terminar su horario y después se iría a dormir un rato y se daría una ducha para encontrarnos, que quería estar fresca para mí.
Por lo que acordamos encontrarnos en la tarde del domingo en un determinado punto de la ciudad, le dije que la llevaría a comer al mejor restaurante de mariscos de la ciudad y después lo que saliera, si ella decía que no pues no había nada más, al menos ya había ganado que ella aceptara salir conmigo, así que ya iba de gane porque tal vez me iba a jugar el pellejo, que tal si tendría un padrote que la controlaba y se me armara el pedo o alguna enfermedad jejeje que la verdad lo de la enfermedad pues si daba miedo pero sus tetas me tenían embrujado y me ese temor a las enfermedades o meterse en pedos por una piruja, la verdad que se me resbalaba, así que seguimos el plan, esa noche me despedí de ella con su buena propina y yo ilusionado por que se me iban a hacer con “La Desiree”, mis parientes pues ya me festejaban porque había logrado salir con aquella hembra madura que tantas chaquetas nos había sacado en la intimidad de cada uno, me veían como su héroe en ese momento.
Al otro día después de haber descansado muy bien en mi cama, me levanté tarde e hice mi vida normal, ya había preparado mi maleta para regresar a la ciudad de México en la tarde noche de regreso a mis actividades entre semana en la ciudad, también me preparaba para ir con mi cita, esperaba que no se fuera a echar para atrás aquella hembra sexosa, yo si estaba muy emocionado como chamaco puberto, me iba a encontrar con una teibolera para ir a comer juntos y eso me excitaba.
Se acercaba la hora de la cita así que me apure para ir bien arreglado y perfumado como fresca lechuga, pero tenía cierto temor a que ella cancelara la cita, pensando en como ella iría vestida y si me iba a poder comer esos dos cántaros enormes de miel, en fin, yo ya estaba caliente desde antes de la reunión.
Me marco unos minutos antes de llegar, diciéndome que ya estaba por llegar, que le hiciera saber dónde estaba yo para llegar, ya saben como siempre hay que esperar a las damas, y más si valen la pena como esa exquisitez madura, yo le dije que no tuviera pendiente que yo la esperaba, cuando ella bajó de un taxi, casi se me cae la baba, ya saben la muy putita llego con un putivestido algo corto, casi era como los que usa en sus rutinas del tugurio, de esos que hacen decir Zorraaaleee, unas piernas bellas, blancas brillosas por la crema que recién se había aplicado después de un refrescante baño supongo, al bajar del taxi apoyando un pie en el piso abriendo todas sus piernas, y la minifalda casi no cubría nada, permitidme ver su ropa interior de color rojo, que aparte de mi yo creo que más hombres y el conductor del taxi lograron admirar su entrepierna al igual que yo. En sus pies traía unas zapatillas tipo plataformas, no eran las típicas de trabajo en la pasarela, pero eso sí un poco más discretas, se veían hermosos sus pies en esas plataformas que casi dejaban descubierto sus blancos y bien cuidados pies, estaba realmente bella mi putita madura, nos saludamos como viejos amigos, le doy un beso en la mejilla y mientras casi al oído le digo “Que bella estas”, y ella me responde “gracias, es una sorpresa para un niño lindo…”
Bueno les mencione la parte de abajo porque fue lo primero que vi cuando ella descendió del vehículo, pero que les puedo decir de la parte de arriba, de esa parte que tantas veces me hizo soñar y pajear pensando en ese par de tetas, llevaba un escote que lucía muy ricas ese par de tetas, no deje de admirarlas porque se veían preciosas ese par de teclas aprisionadas en el escote con ayuda de un brasier de media copa color rojo, mientras pasamos al restaurante, nos asignaron un lugar en el mero centro del local, y yo creo que más de una mujer tuvo que pellizcar a su marido si es que lo cachó viendo las piernas de mi acompañante ya que su putivestido no cubría mucho de cuerpo, ella al estar acostumbrada a que en el antro la vean casi sin nada, pues no le preocupa que ahí le puedan ver algo, pedimos de comer, obviamente como dicen que los mariscos son afrodisíacos, pues pedí mi ración, tenía que recargar por si había algo más adelante con ella, ordenamos, y nuestra comida transcurrió entre charlas como si nos hubiéramos conocido de otra forma, me contó de su hijo, familia trabajo, yo de mi trabajo, le ofrecí que cuando quisiera ir a visitarme a la ciudad de México, podría quedarse en mi departamento, me agradeció el ofrecimiento y me dijo que lo iba a pensar, pero que no quería meterme en problemas, que ya suficiente era que estuviera ella ahí conmigo, que aparte la gente se le quedaba viendo raro, por su forma de vestir, pues era más que obvio que no se dedicaba a la venta de piñas, jeje
Me decía que quizá podría causarme problemas con alguna novia a lo cual le respondí que no tenía novia ahí, que le parecía un buen chico y que siempre la trataba bien, en fin, uno a otro tratamos de alabar las cosas uno del otro, ella insistió que ella era más grande de edad y que la gente se le hacía extraño y nos miraba raro, ya que la estaba tratando como una dama, eso a mi no me importaba era mi amiga y le di todo mi apoyo (realmente me excitaba el exhibirme con esa cachonda hembra madura), tomando sus manos por la lo largo de la mesa diciéndole que no se preocupara y que no se sintiera mal, que cada quien era dueño de sus actos y que no deberíamos estar acomplejados por lo que dijera la gente, trate de suavizar las cosas y al calor de nuestra comida y las cervezas que ya habíamos pedido, otra vez empecé a acariciar sus piernas discretamente por que no estábamos en el tugurio, donde la oscuridad y el bullicio del congal era cómplice de todas as caricias, pero si pude acariciar esas tersas piernas que estaban bien lubricadas por la crema, la miraba yo creo con ganas de cogerla ahí mismo que ella me dijo, “tranquilízate porque no soy de palo” de mi parte le respondí “De eso se trata, que sientas…” nos tomamos un par de cervezas más mientras ya las caricias eran más atrevidas y uno que otro beso de novios tiernos, ya era obvio que no aguantábamos los dos, le dije a Desiree, “nos vamos?”, contestando ella “Esta bien, ya me vas a ir a dejar?” respondiendo a su pregunta “No, no quiero dejarte así, mejor nos vamos a un lugar más íntimo, quiero besar a las nenas y aquí no puedo” y ella respondió con una voz cachonda y cómplice “ok, me parece perfecto.”
Pague la cuenta, y al tomar la salida teníamos que pasar entre varias mesas, le di el pase a ella, para admirar su porte y aparte de admirarla a ella me di cuenta que varios caballeros trataron de verla discretamente los que iban acompañados de sus esposas tuvieron su reprimenda por estar viendo puta, ya saben en los ciudades pequeñas a veces era muy estigmatizado la profesión tan noble de las putas, yo pues iba como su padrote, me sentía grande al llevar a tremenda puta madura y no dudo que alguno de los ahí presentes la ubico del tugurio.
Llegamos al primer motel que encontramos en el camino, en el trayecto está de más decir que fuimos calentando motores, ella me besaba y acariciaba la verga, mientras yo trataba de meter mi mano y dedos entre su pierna, en aquella falda pequeña que casi no cubría nada, era una mujer conocedora de su cachonderia y en cómo encender la temperatura de un hombre, y yo que era en ese entonces un chico que no pasaba los 25 años, con varias experiencias en mi haber pero no llegaba al grado de maestría de mi acompañante, ella si era una vieja loba de mar, escogí una suite de las que nos ofrecieron tratando de que ella tuviera una buena impresión de mí, ya con la experiencia que había tenido con “Lupis de Xalapa” tenía cierto conocimiento en el uso de moteles, ya que por lo regular mis encuentros no habían sido en este tipo lugares, así que trate de no verme tan “newbie” y conocedor del lugar, hice las correspondientes solicitudes al encargado, le pedí más cerveza, que nos entregaron minutos después, mientras ella hacía un reconocimiento al lugar, diciéndome que estaba bello el lugar, mientras yo destapaba un par de cervezas, ella se acercó hacia mi, con una cadencia muy sensual de su parte, tomó la cerveza y estiró los brazos para abrazarme por arriba de mis hombros, y con una música que había de fondo, me guiaba como si bailamos así abrazados, como les decía ella era una mujer madura del tipo gordibuena y aparte un poco más alta que yo, y con esas plataformas, pues yo era un niño a su lado casi (bueno ya tenía pelos en la verga).
Así nos bebimos nuestra cerveza, mientras “bailábamos lentamente” abrazados, nos terminamos esa bebida después de dos canciones relajantes, y se separó de mí, me dio un show privado de table, siguiendo la música que salía de las bocinas del cuarto, poco a poco se iba desnudando ante mi, yo me había sentado en una cama, que colgaba del techo de unas cadenas y que era en forma de corazón, la cama se movía con cualquier movimiento como si fuera un columpio casi, ella frente a mi y al ritmo de la música se despojó de las pocas prendas que llevaba, quedando ante mi, solo en una tanga, y sus plataformas, colgando estaban sus dos maduros melones, los cuales por su peso y volumen se veía hermosamente caídos en aquella madura dama, le pedí se acercara a mi, y mi sueño realidad tenía ese par de tetas ahora si solo para mi en la intimidad de ese cuarto de motel, mi fantasía se estaba haciendo realidad, tenía ya en mi mente lo que iba a hacer con ellos, ya saben que casi todos los hombres que nos vuelven locos un par de tetas como esas lo que pensamos seguramente es que nos hagan una rusa y de eso no me iba a privar y mi acompañante estaba siendo de lo más colaboradora conmigo, yo ya tenía la verga a todo dar, cuando me quite la ropa inmediatamente, ella agarro mi verga y literalmente estaba babeando mecos, ella solo sonrió y me dijo “mira como estas papito chulo, se ve que si me tienes ganas, gracias mi amor por ser tan lindo conmigo”, pajeo mi verga suavemente con esa mano que tenía suficiente experiencia, hacia un quiebre de muñecas muy rico, me hacía sentir que casi me venía.
Yo trataba de llevar mi verga a su pucha que la restregaba sobre su tanga roja, mientras me aferraba a sus grandes tetas, no abarcaba mi boca una, y pasaba a otra, mientras la tomaba de sus nalgas las cuales acariciaba con desesperación tratando de pegar mi falo en su maduro coño, la verdad ella era mucha yegua para mi solo, pero ingue a su madre yo estaba en la edad de la calentura que todo me puedo echar, jajaja y estaba con esa hembra tremenda yegua para mi solo, me estaba frotando con su panocha, y en un momento dado quise hacer a un lado su tanga para frotar mi falo en su panocha, al sentir esto mi putita madura, me dio un beso bien rico, gimiendo y suspirando, al tiempo que sintió la cabeza de mi verga deslizarse entre sus labios vaginales un poco flácidos y caídos por el uso de aquella gran dama, fue una delicia deslizar el glande de mi pene por esos labios y cuando ya estaba a punto de meterlo ella separó su pelvis y me dice a los ojos, “Papi, tu eres bien a toda madre conmigo, y aunque yo siempre llevo un control médico, sé que yo no estoy enferma y aparte estoy en mis días fértiles, por seguridad de ambos mejor ponte un condón…”
Yo un poco frikeado porque me sacó de concentración, pero uno medio tarugo a veces no piensa en las consecuencias y ya me estaba lanzando asi nomas, confiaba también en ella en que me decía la verdad, así que ella misma se encargó de sacar un preservativo de su bolsa, ahora ella se sentó sobre la cama y yo parado frente a ella, se encargó de darme una mamada para que no se agüitara mi amigo, froto mi capullo como si se estuviera puliendo un artículo de acero, estiraba todo el prepucio hacia la base de mi verga, dejando al frente de ella una cabeza roja, casi morada de excitación, le pasaba la lengua y se la metía a la boca, que rico mamaba esta señora, ella hacía sonidos guturales dignos de una actuación en película porno, sabía muy bien su trabajo, ella sabía perfectamente de mi admiración por sus grandes y maduras tetas, así que no dudo en acercarse a mi verga que estaba frotando con una mano, recorriendo con mi falo como si tratara de pintar una obra maestra sobre su pecho para luego envolver mi pene con esas dos grandes ubres que cubrían perfectamente mi verga, la cálida sensación de tener mi verga envuelta y haciendo movimientos como si estuviera follándome su caliente concha, la cabeza de mi verga a veces lograba sobresalir de entre esos dos lechosas glándulas, y ella abría la boca como si tratara de seguir chupando mi verga, extendía la lengua para alcanzar la punta de mi glande, hasta que se la metí hasta el fondo de la boca y ella arqueaba un poco pero sus sonidos eran excitantes, tragando saliva saco mi verga de su boca y agarrando el tronco de mi ardiente verga hacia arriba, paso su boca por abajo hasta chupar mis huevos, eso fue una sensación que en mi poca experiencia las mujeres con las que había estado hasta ese momento no habían hecho, era obvio esta dama era una vieja loba de mar, tuve que decirle que parara porque estaba a punto de venirme, así que le dije que se recostara y ahora me tocaba a mi deleitarme con la flor de su entrepierna.
Ella se recostó en la cama y le ayude a despojarse de esa tanga roja, pero los zapatos le dije que se los dejara ya que se veía hermosa toda desnuda y con esas zapatillas de plataforma, como si se tratara de una visita al ginecólogo abrió sus blancas piernas de par en par dejando ante mi esa flor que abre sus carnosos de pétalos ante ni, eran de color rosa con tonos oscuros satinado, con ese pistilo paradito y húmedo el cual me incitaba a saborear los jugos que segregaba, ya ella me había dicho que estaba saludable así que no dude en darle una rica mamada a esa panocha depilada, me acomode ante su abierta panocha y sus piernas a mi lado, admire aquel capullo un rato, como tratando de inspeccionar su forma, color y olor de tan rico manjar, mi gula ya no aguanto y con mi lengua de fuera le di el primer lengüetazo a sus pétalos, ella solo se cimbró al recibir mi caricia bucal en su panocha que ya había tocado varias veces en el tugurio, pero no habíamos tenido la fortuna de conocernos en directo, trate esa flor como lo más delicado que tiene una princesa, chupando y estirando sus labios en cada chupada, como si se trataran los labios de su boca, los mordía suavemente y estiraba, ella solo gemía y sus manos trataban de guiar mis movimientos en su panocha, era una fantástica maestra, de repente me sumergía en su húmeda panocha y a veces trataba de separarme de ella cuando sentía algo que le molestaba, pero básicamente fue más diligente y trataba de que mi boca no se despegara de su madura panocha, entre gemidos me dijo que me volteara para que me la mamara a mi, así que hicimos un 69, que rico lo mamaba ella a mi, no se limitaba en meterse toda mi tranca en su boca, sino que mamaba también mis huevos.
Esa experiencia estaba resultando fantástica, que rica sensación de estar manado tan rica y madura panocha y que a su vez la dueña de ese manjar sea una maestra en el arte de dar mamadas y me está dando una catedra de lo que sabe, aparte de que el lugar estaba chido para coger, la cama se balanceaba suavemente por nuestros movimientos, como si se tratara de un temblor al estar suspendidos del techo en esa cama en forma de corazón, cuando ya decidimos parar esas caricias preliminares, ahora si coloco ella con gran maestría el preservativo por lo largo de mi verga, de nuevo se coloca en posición de piernas abiertas y me coloco yo a la entrada de su gruta, era momento de sentir la calidez de esa ardiente panocha, lo cual ella con sus manos se encargó de abrir las cortinas de esa gruta para que mi falo entraba y resbalara muy rico, uufff estaba por fin donde hace mucho quería estar, había soñado y pajeado tantas veces pensando en que algún día poseería ese cuerpo maduro de la bella bailarina de table dance, y ahí estaba tumbada en una erótica cama con las piernas abiertas ante mí y con sus grandes tetas que se desbordan hacia los lados por su gran volumen y flacidez de su piel, pero están bellísimas a mi parecer, esas masas grandes que tenían un bello pezón café obscuro, y que mientras penetraba a ella abriendo sus piernas, yo me abalanzo saciar mis instintos sobre esas dos glándulas preciosas, nos besábamos y la veía a ella que me miraba con cierta ternura, supongo porque veía en mi un mocoso tan ilusionado con ese exuberante y maduro cuerpo, me deja magrear sus tetas grandes, me deja chuparlas estirarlas amasarlas, todo lo que a ella le excitaba y no le molestaba, me enseñaba cómo debía mamárselas para que sintiera placer, me decía que quería que se la mamara por debajo que ahí sentía rico.
Así que levante sus tetas para poder oler su cuerpo que como les había comentado ella había llegado recién bañada y tenía crema en todo su cuerpo, crema que a lo mejor no era de la más cara o mejor calidad pero olía delicioso para mí, olía a putita, a hembra caliente, y eso hacía que me pusiera más que cachondo, trate de estar sereno para no caer en el primer round ante aquella master en el arte sexual, así que mis embestidas trate de hacerlas a un compás lento pero seguro, ella me indicaba que así, “Así chiquito, así mi bebe, tranquilo, hoy soy tuya, mama mis tetas, ¿verdad que te gustan mis tetas, bebé?” yo solo asentía con la cabeza porque mi boca estaba prendida de sus pezones como si fuera aun bebe, trataba de extraer leche de esas grandes ubres, mi lengua recorría el alrededor de cada teta y luego metía aquellos obscuros botones en la boca. le pedí que cambiáramos de posición y ella se puso de perrito, así que me coloque atrás de ella, mientras la veía tumbada frente a mi, en posición de perrito, donde sus tetas se balanceaban libremente dirigí mi verga a la entrada de su gruta, mientras la tomaba de las caderas mis impulsos dentro de esa erótica gruta de placer era penetrada por mi ñonga, de nuevo mi ímpetu y deseo carnal por esa hembra madura, hizo que me saliera un poco de control, tratándola como más brusquedad, mis movimientos eran más bruscos para chocar con sus maduras nalgas, el sonido de mis golpeteos resonaban por la habitación, mientras ella solo gemía y me incitaba a que le diera más, “así mi vida, así chiquito, dámelo mi amor…”.
Como poseído la tome de las caderas acrecentando mis movimientos pélvicos a la vez que ella hacía lo mismo, el típico “plaf, plaf, plaf” que producían nuestros cuerpos húmedos al golpear mi pelvis con sus nalgas, mientras ella solo pujaba y gemía, apoyando su pecho en la cama, porque sus tetas se movían como campanas replicando al aire, así la tenía empinada y con una cama que se movía como si de un temblor se tratara, entre más brusco yo era en mis movimientos la cama se movía mas, yo hincado atrás del ancho y maduro cuerpo de aquella dama que la tenía empinada con las nalgas al aire y mi verga en el interior de su pucha era una visión por demás caliente para mi, como visto en una de las miles películas porno que ya me había chutado, era la culminación de aquella fantasía de hacerlo con una experta en el arte sexual, ella solo me incita entre gemidos a que siguiera dándole de la misma forma con intensidad “así pequeño, así mi vida, dale tu verga a mami…” mientras yo por atrás de ella, solo atinaba a decir, “si mamita, que rica estas, como te deseo cada que te veo.” dándole unas bruscas metidas de chorizo por aquella papaya toda jugosa y hambrienta de verga, por aquella sensación de la cama en movimiento y sentir como ella movía su panocha con mi verga dentro en verdad que si estaba haciendo una muy buena chamba con tanto placer y en algún momento hasta desconocido para mi.
Ella siguió con esos movimientos dignos de un perreo de reggaetón, que ya no pude más y me vacié entre gritos sexuales de ella, y yo diciéndole “ay mamita, ay mamita, que rico te mueves, me haces venir, puta madre que rico, ahí te va mi leche…” ella al sentir que me iba a venir empezó a decirme “Así papito, así mi vida, dámelos todos, que rico me lo haces, eres mi bebe, dáselos a mami… ahhh que rico, así mi bebe…” en eso al estar sintiendo mi venida ella hizo algunos movimientos en su pucha, que hicieron que mi verga explotara en su interior llenando el preservativo de mi espesa leche, yo solo atinaba a apoyarme de sus caderas apretándolas y poniéndolas rojas por la sujeción de mis manos en ella, mientras mis espasmos de mi venida y el movimiento de la cama, me hicieran sentir ese placer post eyaculatorio como si hubiera estornudado con tanta fuerza que me había dejado sin fuerza, mareado y viendo estrellas, su concha batía mi falo con todo y condón, hasta que caí rendido a su lado para reponer energías después de esa descarga de leche que tenía tiempo preparando para ella, mi deseo se estaba cumpliendo, estaba con aquella mujer madura experta en esas lides del sexo.
Se acercó a mi lado para montarse en mi, y con una sonrisa burlona me pregunta si estaba cansado, le dije que no, que aún no habíamos terminado el día, entre besos de ella y con las tetas colgando frente a mi las pasaba esas dos grandes tetasas por mi cara, mientras con mi boca trataba de succionar cada uno de sus pezones, ella frotaba su bubis en mi falo que estaba aún desfallecido y dentro del condón que tenía toda mi leche, la fricción de su pubis y la puteria de ella estaba haciendo reaccionar nuevamente a mi amigo, ella alcanzó con su mano mi falo y quito fácilmente el condón de mi verga que aún estaba medio flácida, pero el condón tenia evidencia de aquel embate con tan sexosa mujer, mi leche de un color blanco contenía la suficiente cantidad de mi salvia que al mirarlo ella, solo atinó a decir “mira mi bebe le tiene su lechita a mami, vaya que si me tenía ganas mi chiquito…”
Se cambió de lugar para nuevamente darme una rica felación ahora yo estando abajo y ella arriba de mi, me puso su pucha nuevamente la cual estaba llena de sus jugos y el lubricante del preservativo, nos dimos otra rica mamada mientras ella limpiaba mi verga con su boca y yo su ardiente panocha, ya mi amigo había agarrado nuevamente fuerza, estaba claro que no iba a desperdiciar esa aventura con mi fantasía que siempre había deseado algún día llevarme a la cama a esa señora de grandes tetas, por lo que le pedí que me posara para unas fotos, lo cual gustosa me dijo que le daba un poco de pena pero que le agradaba la idea de que me fijara en ella ya que no tenía un cuerpo de una chica de 20 (pero para mi se veía muy cachonda) le hice una sesión de fotos con la cámara del celular, que no era de la mejor calidad las fotos pero sí de muchos recuerdos de lo vivido con aquella aventurera madura, me posó recostada en la cama con las piernas abiertas mostrando su papaya, con la tanga que llevaba puesta ese día, de espaldas, en fin aquella señora madura aunque no estaba en condiciones de una chiquilla de menos edad, en verdad que me ponía caliente sus poses, y sus tetas que eran lo que me tenía embobado, le dije que le tomaría fotos a lo que me mataba de ella y ella gustosa lucía sus lolas cruzando los brazos para juntarlas, en otras tomas las hicimos con mi verga entre sus enormes tetas, veo nuevamente esas fotos y me calientan de ver cómo de verdad cubrían mi morena verga completamente con esas blancas tibias y ricas ubres.
Recorrimos la habitación en sugerentes poses y calentando como si fuésemos novios, me volvió a colocar otro condón en cuanto mi amigo estuvo nuevamente levantado y como no, si mi putita se estaba luciendo ante mi jugando y haciendo poses, me tumbó nuevamente en la cama y se monto sobre mi falo, cabalgando con i verga dentro de su amplia y húmeda vagina, se movía muy rico, hacia unos movimientos donde levantaba toda la cadera casi a punto de sacar mi verga dejando solo la punta de la misma en sus labios vaginales, hacia unos movimientos como si aprisionara la cabeza y luego se dejaba caer todo su cuerpo empalada, dando tumbos sus grandes tetas que no dude en acariciar, presionar y jugar con ese par que me tenían hipnotizado, ella gemía como toda una maestra del sexo, frotando duro su pelvis sobre mi verga, diciendo “Así mi bebe, sigue chiquito, que rica la tienes, soy tuya mi vida, dale lechita a mami…”, yo estaba metido mamando de sus tetas que colgaban frente a mí, tomándola de sus caderas y moviéndola, mientras trataba de nalguear sus blancas carnes de esa mujer madura, esta vez tarde un poco más en venirme, por lo que hicimos algunos cambios de posiciones por lo ancho de esa cama colgante que incitaba al sexo desenfrenado, me besaba con delicadeza esa mujer, me daba besos cachondos por varias partes del cuerpo lo cual me excitaban estando tumbado a merced de ella, ella solo me decía que me quedara quieto que ella iba hacerme sentir bien, mientras ella recorría mi cuerpo con su besos y caricias, succionando algunas partes de mi cuerpo, yo estaba en la gloria cuando ella empezó a pajearme de lo más rico sin condón, utilizando sus manos, su boca y sus tetas, en un momento dado ya no aguante más tantas sensaciones de esa master del sexo, que empecé a lanzar chorros de mi néctar por mi verga, ella la tenía bien sujeta y con la boca casi en ella esperando a que salieran los chisguetes de mi espesa crema, algunas partes cayeron en su boca y otras por sus grandes tetas, que ella misma se encargó de recoger con mi verga, para luego chuparlo como una guarra ganosa de semen, se llevó mis pelotas a la boca lo cual me provocó sensaciones placenteras, tener toda su cara metida en la zona de mi verga con su cabellera cubriendo como cortina lo que ella me hacía, era excitante, cuando levantaba la cabeza solo para ver que se estaba devorando mi verga y tratando de extraer más de mi leche.
Cuando ya mi verga no tuvo más que ofrecer se acomodó a mi lado, mirándome me pregunta si me había gustado, a lo cual era obvio que si, le comente que ella era mi fantasía desde hace tiempo, que tenía muchas ganas de estar con ella, que se me hacía una mujer muy interesante por su edad (a esa edad se nos antoja siempre una aventura con una mujer cougar que se nota se traga las vergas jóvenes a montones y son unas viciosas de verga de primera) y vaya que había valido la pena insistir con ella y que para ella era un negocio más, el cual estaba dispuesto a pagar la cantidad que me dijera por este trato sin apuros ni restricciones, platicamos mas de nuestras vidas, y le confesé mi admiración por tan rica cogida, ella solo me agradeció con unos besos y me dijo que me lo había ganado por ser siempre tan caballeroso con ella.
Nos duchamos en la regadera del cuarto donde ambos nos enjabonamos, yo recorría su maduro cuerpo y lo enjabona con el típico jabón “chiquito” de los moteles, y ella hacía lo mismo con mi cuerpo, nos acariciamos nuevamente bajo la regadera y una que otra caricia oral sobre nuestros sexos, ya me estaba poniendo nuevamente caliente, solo frote nuevamente mi sexo por su panocha y sus labios vaginales, y salimos de la ducha para vestirnos y desocupar la habitación ya que ambos teníamos que viajar de ciudad, ella a la ciudad de Puebla y yo a la ciudad de México, seguimos platicando en el trayecto a donde la iba a dejar y antes de dejarla donde me indico, saque mi cartera para darle su propina por tan buen servicio, a lo cual ella se negó a recibir un pago diciéndome que no tenía porque darle dinero ya que la había pasado súper bien a mi lado, que siempre la había tratado como una dama.
Nos despedimos con un rico faje y todavía le chupe sus grandes tetas antes de irnos cada quien para su lado con la promesa de que nos veríamos el próximamente en su centro de trabajo, la amistad continuó y éramos bien recibidos por mi “novia madura” y sus compañera quienes siempre nos cuidaban en el antro para que no se pasaran de verdura con la cuenta, hasta que deje de saber de ella.
Como siempre agradezco sus comentarios y calificación a mi relato, y si desean mandarme un correo con sus comentarios u opiniones a mi dirección [email protected] espero que se decidan a escribirme y como siempre con gusto contestaré los mensajes. Hasta el próximo relato.