Hola de nuevo. Soy Alonso. Si buscan más atrás, les escribí la primera parte de esta historia.
En resumen, conocí a Sebastián hace meses solo por chat, pero porque ninguno asumía que era gay o bisexual y ambos teníamos pareja, nunca nos juntamos, hasta que se dio la posibilidad. Nos juntamos en un motel, y en ese encuentro, nos partimos el culo y después varias veces más.
Ahora resulta que han pasado más de 5 meses, en que nos juntamos cada fin de semana, incluso ocupábamos horas dentro de nuestro trabajo para juntarnos y follarnos.
Los encuentros que tenemos son épicos, es exquisito tenerlo en cuatro, gritando cuando mi pene le entra con fuerza en el culo, así, como yo disfrutaba cuando con mis piernas en sus hombros o en cuatro o apoyado en la pared entra en mi culo también.
La relación de los dos, sigue siendo “clandestina”, nadie aparte de nosotros conoce esta “relación”, aprovechamos cualquier oportunidad para escaparnos al motel y darnos libertad de querernos.
A veces cuando pasan cosas “malas” decimos que pasan por algo, y definitivamente tener una relación paralela a mi mujer puede terminar pasando la cuenta.
Pasa, resulta y acontece que, hace un tiempo mi mujer, mi pareja de más de seis años, decidió terminar nuestra relación, no sin antes invitarme esa noche a una muy difícil de olvidar, subimos al dormitorio, desabrocha y baja mi pantalón y mis bóxers, y baja lentamente mientras me masturba lentamente y cuando ya tiene bien duro mi pene lo levanta y le pasa la lengua desde la base hasta ante de llegar al glande para bajar nuevamente a meterse mis testículos en la boca.
Les digo que me desconcertó, en todo el tiempo que estamos, siempre dijo que no le gustaba hacer sexo oral, que le daba asco, etc. Etc., entonces me pareció muy extraño que de buenas a primeras sacara su lengua para recorrer mi pene duro.
Después de ese atisbo de sexo oral, inesperado, por cierto, se deja caer en la cama. Boca abajo me presenta nuevamente su trasero, lo levanta como insinuándome a que me arrodille y hago y deshaga su trasero con mi lengua; sin más, me lancé, la levanté un poco y metí mi lengua en su vagina, su clítoris me esperaba estaba caliente. Iba saboreando su vagina y de paso su culo, metiendo mi lengua en su culo que me encanta.
Sobre mí, gemidos tras gemidos, su espalda se contorneaba a cada paso de mi lengua por su clítoris o por su culo, apretaba con sus manos las sábanas y los dedos de sus pies encogidos y apretados.
Le metí y saqué mi lengua de la vagina y del culo, fuerte y a veces muy despacio, abría sus nalgas para llegar más adentro, esperando ese momento en que en un largo gemido levanta el culo y siento en mis labios como palpitan los labios de su vagina y su clítoris a punto de reventar y, su culo ano se dilata y contrae avisando que viene hacia mi boca un orgasmo de aquellos, lo sabía y abrí mi boca frente para que ese chorreante orgasmo para intentar bebérmelo entero, pasa mi lengua tras cada chorro y casi me lo tomé entero, el resto en mi cara y otra parte en mi pecho que cayó de a gotas al suelo. Con sus piernas temblorosas y abiertas se dejó caer a la cama.
La dejé descansar un momento, mientras me terminaba de quitar la ropa y aprovechando esa posición en que aún se me entregaba. Y desde atrás la penetré lentamente, despacio. Abrí lento su vagina metiendo mi pene y gemía, y de a poco fui aumentando en fuerza y velocidad, y sus gemidos ya no fueron más, ahora eran gritos, que iba callando besándola.
Ya estaba en cuatro, y la penetraba con fuerza, por sus nalgas la empujaba hacia mí y rebotaba en mis pelvis cuando mi pene le entraba y a punto de acabar, al borde otro orgasmo se levanta se agarra con mas fuerza a las sábanas y dejó salir un grito que acompañó con un orgasmo exquisito, que corrió por sus muslos, y por mis piernas también hasta el suelo.
Eran tres orgasmos los que llevaba, y a mi de verla me tenía más caliente, y solo quería seguir mirándola y escuchándola moverse y gemir. Despacio dejó salir mi pene de su vagina y se dejó caer a la cama. Yo estaba sudado y desde mi pelvis hasta mis tobillos (me imagino) los orgasmos de mi mujer gota a gota caían mientras mi pene se mantenía duro, sin querer acabar aun para seguir viéndola, es ese espectáculo sexual para mí solo. Se acomodó todavía agitada, se me acerca y me besa, toma despacio mi pene y mientras me masturba con delicadeza, haciendo énfasis en estimular el glande.
De ahí se tiró a mi lado, y atacó nuevamente a mi pene, que aun duro, no había tenido que hacer en ese rato en que solo mi boca disfrutaba y continuó masturbándome, nuevamente con delicadeza.
Ella nunca practicó sexo oral, no le gustaba, tampoco le gustaba el sexo anal, y por todo el tiempo que llevamos, nunca le pedí que me chupara el pene o que me entregara el culo, pero mientras seguía masturbándome, se ponía saliva en sus manos para lubricar la masturbación y yo me dejaba querer echándome hacia atrás.
Me invitó a la ducha, nos tocamos mitras caía el agua; tocaba sus pechos, ella mi pene y dejaba caer mucha agua mientras me masturbaba lento, salimos de la ducha, volvimos a la cama y en eso, algo que jamás hubiese esperado, sin aviso, y totalmente de improviso, pasó su lengua por mi glande y al mirar hacia abajo, la veo como saborea la punta de mi pene con su lengua, y poniéndose en cuatro, se mete mi pene despacio en su boca mientras me mira a saber el placer que me llevaba, con mi pene dentro de su boca su lengua la recorre entera. Se notaba “inexperiencia” pero no lo hacía nada de mal.
Lo hacía lento, según se, es la primera vez, que lo hacía, pero dejaba que mi pene entrara libremente en su boca y su lengua buscaba saborearlo, mientras su manos jugaban entre mis bolas y mis nalgas incluso entre ellas, aprovechaba su saliva y “lubricaba” sus dedos y por alguna razón hurgueteaba en mi ano que me provocaba placer y ella lo notaba, succionando mas intensamente mi pene y sintiendo el palpitar de mi pene previo a la eyaculación, empujaba su cabeza para meterlo hasta su garganta, ella lentamente metió su dedo en mi culo.
Mi reacción fue encorvarme soltar inevitablemente un gemido de placer mientras mi pene chorreaba semen en su cara, vuelve a meter mi pene en su boca sin darme cuenta, ella metía y sacaba su dedo de mi culo, sin sacar me pene de su boca.
Ella con su mano entre mis piernas y sus dedos entre m nalgas dentro de mi culo, saca mi pene de su boca y sube para besarme, y en ese beso coparte conmigo el semen que eyaculé en su boca, y sin más junto con ella bebimos junto esa leche. Después de ese beso, me pide que saque el semen de su cara y, buscando algo para limpiarle, me dice que no, que lo haga como lo hago siempre (con mi lengua).
Me sonrojé, entendí que esa era la razón de por qué terminada conmigo, de una forma u otra, sabía que yo además de heterosexual; era homosexual, pero, en ese momento con ella era total y absolutamente heterosexual.
Pero acabó en mi boca y yo en la suya, en un oral exquisito, se sentó sobre mí desnuda, me besó, me daba sus tetas, y sus piernas abiertas entregándome también su vagina, lo que hizo que mi pene en poco se pusiese duro nuevamente, lo que aprovechó para metérselo en su vagina.
Saltaba, cabalgaba y lo acompañaba con gemidos, y desde encima buscaba mi culo con sus manos y se apoyó en mis muslos con sus manos soltando un gemido caliente suelta un orgasmo; un orgasmo chorreante y caliente y seguía saltando buscando más, hasta que soltó otro orgasmo que choreaba y se esparcían por entre mi pelvis, mis piernas y por cierto por la cama.
Mi pene aún estaba duro y resistía dentro, pero, ella quería otra cosa. Sin sacar mi pene de dentro de su vagina y sin moverse, me pide que la penetre por detrás, que meta mi pene en su culo, pero, que lo haga como su primera vez, así como la primera vez que se los hice a otra mujer o a otro hombre antes. Y se recuesta boca abajo, levantando sus nalgas y exponiendo su vagina mojada, y por cierto su culo, también mojado y me pide que le entre despacio porque quiere disfrutarlo.
Así que me pongo detrás de ella, y abriendo sus nalgas meto mi lengua en su culo para lubricar y dilatar ese culo que mi pene se prestaba a partir, mi lengua entraba y salía y provocaba gemidos y que se contorneara mostrando placer de mi lengua ahí dentro y cuando me apresto a darle el sexo anal que quería se tira de espalda a la cama y pone sus pies en mi pecho, quedando muy abierta, pero, no es la posición que quería.
Le pido que se ponga en cuatro, su piernas bien abiertas y culo parado, para que le dé la opción de moverse y eso. Se pone en cuatro y me entrega su culo, mi pene durísimo se perfila y acomodo mi glande en la entrada de su culo y empiezo a empujar, abriendo sus nalgas y empujando empieza a moverse y cuando siente mi excitación, y palpitaciones en mi pene, me pide que acabe por última vez dentro de ella que había comprobado mi “bisexualidad”, que y con esa última vez, no me quería ver nuevamente.
Acabé en su culo, a esas alturas tenía dilatado atrás y adelante, y ambos lados llenos de mi semen, porque habiendo acabado, dejó que mi pene mermara su tamaño y me dijo todo y se metió a la ducha, se vistió y se fue. Terminando definitivamente conmigo.
Pero eso no es todo. En la noche, solo en mi casa sonó mi teléfono, era Sebastián que me llamaba y que quería verme, llegó a mi casa, y obviamente terminamos sin ropa en mi cama en un polvo, pero, esta vez gay.
Se entregó a mi pene la veces que se paró, me chupaba el pene de manera exquisita, tragaba mi leche 2 o tres veces, y me daba a mí también de su leche. Esta vez éramos dos hombres bañados puramente el semen. Fueron casi 4 horas, después de eso, me llevó a la ducha y cuando salimos sonó su celular. Habló entre cortado y me abraza y me dice que es la última vez que folla conmigo, que ahí y ahora había alguien que lo esperaba con él podía vivir sin esconderse. También terminaba conmigo. Como mi pene, a pesar de eso no bajó, se arrodilló y para no dejarme así me chupó el pene hasta hacerme acabar, me besó (ayudé a limpiar sus labios) y se fue.
Ambos, el mismo día, bloquearon mi número. Ya va casi una semana y no tengo noticias de ninguno. Me quedé sin pan ni pedazo, usado por ambos a placer, pero, solo; no triste ni abandonado. Pero solo. Ahora son dos los que saben mi condición sexual. Que soy bisexual u homosexual, que se yo. Yo sin ponerle nombre a la condición, me gustan los hombres y las mujeres. Mas las mujeres, pero, no menos los hombres.
Espero les guste esta historia, que era más que nada para terminar una historia con alguien que ya les había contado y que ahora llegó a su fin. Llegaron a su fin.
Desde Calama en el norte de Chile. Los saludo.