Hacía ya casi 40 años que estuve trabajando en esa ciudad, acababa de terminar la carrera de agrónomo y fue mi primer trabajo, era un banco y mi trabajo era hacer estudios de crédito para los productores de la región, en ese tiempo no había computadoras personales y todo lo teníamos que hacer con papel y lápiz, ese trabajo se lo pasábamos a una secretaria que lo mecanografiaba y lo pasábamos a un comité de crédito, en fin, éramos varios ingenieros y una sola secretaria de manera que siempre estaba muy ocupada; a los compañeros no les importaba y le pasaban sus trabajos con mala letra y pésima ortografía, lo cual hacia sufrir mucho a Anita (así se llama) ya que era muy bien hecha y no le gustaba hacer un trabajo deficiente.
Poco a poco nos fuimos haciendo amigos ya que me esmeraba en hacer bien mi trabajo y ocasionalmente me quedaba a ayudarle a descifrar las porquerías que enviaban los compañeros, así, poco a poco cada día éramos mas amigos y del saludo matutino de mano, primero pasamos a un besito en la mejilla y a veces un poco cerca de la boca.
Ella era soltera y según me dijo era virgen, yo tenía poco tiempo de casado así que nunca pensé en propasarme con ella, aunque si se notaba que los dos sentíamos algo tenso en el ambiente, sobre todo cuando ya se había retirado la raza y quedábamos ella y yo solos, alguna vez le dije que hacíamos un buen equipo y que cuando yo fuera ascendido me la llevaría de mi secretaria particular, esa era una broma recurrente y de ahí partíamos para hacernos bromas y promesas respecto a estar juntos algún día.
Así fue pasando el tiempo, un día mi madre falleció en otra ciudad y yo me ausente del trabajo varios días, a mi regreso ella me abrazo y me dijo lo mucho que me quería y lo que sentía mi pesar, yo también la abrace y llore como no lo había hecho durante todos esos días, ya que tuve que hacer varios tramites y no quería sentirme afectado.
Cuando ya estuvimos abrazados y deje de sollozar poco a poco nos fuimos acercando hasta que terminamos en un beso tierno y prolongado, ese día sentí que la amaba con todas mis ganas y no deje de pensar en ella todo el fin de semana, ya para el lunes hablamos y ella me aclaro que no quería por nada del mundo afectar mi relación sobre todo porque mi esposa estaba por parir a nuestro primer hijo.
Acordamos dejar todo ese cariño aparte y no dañar lo que ya teníamos, ella ya tenía un novio con quien se pensaba casar.
Así seguimos respetando nuestra relación, pero era mas que evidente que nuestro deseo era mutuo.
Algún día me ofrecieron trabajo en otro lado y me fui a una ciudad muy lejana de ahí, al principio nos hablamos por teléfono con frecuencia, pero el tiempo, los problemas y la llegada de otro hijo, nos fue alejando. Algún día le busque por teléfono y me dijeron que ya no trabajaba ahí, así que todo quedo como un bello recuerdo.
Muchos años después y ya en otro trabajo, me enviaron a hacer un estudio a un sitio cercano a esa ciudad de manera que aproveche un fin de semana para ir y recordar esos viejos tiempos, cuando llegue y me registré en un hotel del centro, me vino a la memoria el recuerdo de Anita, ya que recordé que vivía por ese rumbo, Sali a caminar hasta que llegue a su domicilio, estuve sentado afuera de una tiendita pensando en la manera de ir a su casa y preguntar por ella, en eso estaba cuando vi llegar un auto que se estacionó frente ese domicilio, se bajaron dos niños y una señora bastante guapa abrió la cajuela y sacó bolsas de mandado, aproveche el momento y cruce la calle preguntando por el nombre de una calle cercana, ella me dio las señas y no pareció reconocerme, yo tampoco estaba seguro de que fuera ella así que le pregunte si conocía a una Anita que vivía por ahí, me dijo que si, que era su tía pero que ya se había cambiado a la capital del estado, pero que ese día estaría de visita.
Le comente que habíamos sido compañeros de trabajo y que me gustaría saludarla, ella tomo mi nombre y mi teléfono celular prometiendo darle mi mensaje.
Paso todo ese día, estuve en una reunión con varios amigos y sus familias, tomamos y nos divertimos con todos los recuerdos, de repente me di cuenta que me llegó un mensaje de un numero desconocido, lo abrí y para mi sorpresa era ella, acababa de llegar y su sobrina le dio mi recado, le llame al teléfono y estuvimos cerca de una hora platicando, le pedí que nos viéramos pero me dijo que se estaba arreglando porque tenía una boda e iba con su esposo, pero que cuando saliera de la boda y se durmiera su esposo que era alcohólico de seguro podría salir un rato y vernos.
Acordamos que yo estaría pendiente, le di el número de cuarto y me fui a mi hotel a bañarme y prepararme para su llegada.
Pasaron unas tres o cuatro horas cuando ya casi estaba dormido y escuche unos golpecitos en la puerta, abrí lleno de expectación y mi sorpresa fue mayúscula, era ella así con su sonrisa y su expresión de aquellos tiempos.
Nos fundimos en un largo abrazo y muchos besos al principio suavecitos pero que fueron subiendo de intensidad, mis manos recorrieron su cuerpo y me percaté que a pesar de los años no había subido mucho de peso y su piel era firme y suave, iba muy bonita arreglada de fiesta con un vestido entallado y un poco arriba de las rodillas, le pregunte por sus lindas minifaldas y solo se rio, me dijo que ya no se vestía así y que le parece ridícula una persona que no acepta que los años no pasan en valde.
Una vez que estuvimos abrazados y con besos y caricias, yo pretendía seguir así que le metí la mano por debajo de la falda y quise desabrochar su blusa, ella me detuvo amablemente y me dijo, primero vamos a platicar y ya después veremos que pasa, lo tuve que aceptar por lo que nos sentamos en un sillón del cuarto, eso sí, muy juntos y tomados de la mano. Me platicó que unos meses después de mi partida ella empezó a tener relaciones con su novio y un día salió embarazada, se lo dijo al interfecto y aunque sorprendido y con pesadumbre se ofreció a casarse con ella, le dijo que al día siguiente iría a la casa de ella para hablar con sus padres y confirmar su matrimonio, paso uno o dos días y el tipo no apareció, ella fue a buscarlo al lugar donde rentaba y le dijeron que se fue sin avisar y que se largó debiendo dos meses de renta. Ella ya ni siquiera pretendió buscarlo y afrontó la situación sola, sus padres a regañadientes aceptaron apoyarla y estuvieron con ella durante el embarazo y parto, en el trabajo del banco las compañeras le hicieron la vida imposible con burlas e indirectas al grado que prefirió renunciar.
Estuvo un tiempo sin trabajar criando a su bebé pero se fue dando cuenta de las carencias que había en su casa, así que decidió buscar otro trabajo con la buena suerte de que la contrataron en otro banco con la aclaración de que tenía que irse a la capital del estado, ella se fue con su niño a quien le consiguió guardería y siguió su vida de manera rutinaria, años después conoció a un hombre varios años mayor que ella y le pidió matrimonio aceptando a su niño y ofreciendo su apellido para el menor, ella lo aceptó se casaron y fueron una familia feliz luego ella volvió a embarazarse y nació un segundo hijo, estaban muy bien cuando el marido enfermó y estuvo varios meses inmóvil, ella volvió a trabajar ahora para una empresa de agroquímicos haciendo labores administrativas y contables, según cuenta con mucha frecuencia se acordaba de mi y varias veces pensó haberme visto en alguna de a las tiendas de la empresa ya que ella visitaba varias sucursales en distintas ciudades.
Yo por mi parte le platiqué mi vida, anduve en varias ciudades en diferentes trabajos dentro del área de la agricultura, también le dije que alguna vez acudí a tiendas agrícolas y varias veces pensé haberla visto haciendo labores de oficina, concluimos ambos que seguramente en algún recorrido por la zona de influencia si nos habíamos visto pero la situación nunca nos permitió identificarnos claramente.
Ella me comento que su marido una vez que se recuperó de su mal, quedó dependiente de medicamentos para dormir y para los dolores musculares, al tiempo empezó a beber hasta embrutecerse y cambió radicalmente con ella, de ser bueno y amoroso, se tornó en hosco, celoso y ofensivo, principalmente cuando tomaba.
Me dijo que no quería abandonarlo pues le daba compasión verlo tan débil y dependiente de medicinas y alcohol, que poco a poco se fueron acostumbrando y desaparecieron los momentos de tensión, pero también de intimidad.
A su vez yo le conté que también mi matrimonio se había vuelto frio y rutinario, mi mujer cada día era mas indiferente al sexo, por lo que me dediqué a buscar aventuras y que si no me divorciaba era por no hacer sufrir a mis hijos, también le dije que con frecuencia pensaba en ella y que fue un error no haber tenido sexo cuando tantas ganas teníamos, ella confirmaba mis conclusiones y así, retomamos las caricias y los besos, me dijo que pensaba que era una oportunidad que la vida nos regalaba y que no pensaba dejarla ir.
Ese fue el mensaje que mi cuerpo necesitaba y continue tocándola de suave y tierno hasta cada vez mas atrevido, cuando llegue a su entrepierna y acaricié su intimidad por arriba de las medias, note que estaba muy húmeda, así que una mano la fui metiendo entre las medias y la pantaleta y con la otra fui desabrochando la blusa hasta llegar al brasier, le toque los pechos y sentí la turgencia de sus pezones, a su vez ella me abrió la camisa y desabrochó el pantalón metió la mano en la bragueta de mi calzón y agarro mi pene con delicadeza pero también con firmeza apretando y liberando, cuando sentí que si seguía así me iba a provocar una eyaculación rápidamente la moví, la pase a la cama y la fui desvistiendo, le quite la blusa y falda, después le desabroché el brasier y libere sus pechos que lamí y mordisquee a placer, cuando ella ya gemía abiertamente le saqué las pantimedias y calzones , tocando suavemente su vagina, fui metiendo primero el dedo índice y haciendo un masaje en su punto G ella cada vez respiraba y expresaba gemidos muy fuertes, de pronto se empezó a retorcer y me dejó la mano completamente mojada, yo también sentía que mi pene iba a explotar sobre todo cuando nos pusimos en posición 69 y ambos nos lamiamos con intensidad, en un momento dado los dos explotamos y nos llenamos de nuestros jugos, después de un breve reposo, volvimos a los besos suaves y las caricias tiernas cuando me pidió que la penetrara lo cual ni tardo ni perezoso hice y al principio en la posición del misionero ella abrió las piernas y me dio entrada, la penetración fue suave ya que estaba muy irrigada toda la vagina, de ahí le levanté las piernas y me las eché a los hombros, eso la puso mas intensa ya que decía que le estaba entrando todo mi miembro, luego de que tuvo otro orgasmo, me acostó y empezó a montarse en mí, así fue subiendo y bajando hasta que mi pene volvió a explotar ahora dentro de su vagina, esa situación nos hizo tendernos y quedarnos quietos hasta que poco a poco mi pene se hizo flexible y se fue saliendo de sus adentros, seguimos abrazados y dándonos suaves besos, me confesó que hacía mucho tiempo que no tenía un sexo tan rico y que algunas veces cuando estaba con su marido se imaginaba que era yo quien estaba con ella, yo le dije lo mismo y que varias veces soñé que estábamos durmiendo juntos.
Ya que estuvimos tendidos y con las caricias y besos , decidimos asearnos por lo que nos metimos a la regadera, ella con cuidado de no mojar su cabello, así la fui enjabonando todo el cuerpo y cuando llegue a su intimidad me pidió que dejara el jabón y solo la tocara con mis dedos, eso hice y nuevamente mi instrumento respondió y se puso erecto, nos salimos de la regadera y así mojados nos sentamos en la tasa del baño, ella arriba de mi y otra vez entré en ella, así sentada como estaba mi mano la dirigí a su ano y de poco a poco fui metiendo primero un dedo y luego otro más, ella me dejó, pero cuando la quise penetrar con el pene, no se podía pues estaba muy poco lubricado y nos causaba dolor, ella me pidió que así lo dejáramos y que en otra ocasión lo haríamos, que nunca le había permitido al marido esa penetración pero que conmigo era diferente.
Yo lo acepté y decidimos secarnos y vestirnos, se volvió a poner toda su ropa y me dijo que se iba, que probablemente su marido despertaría pidiendo alguna pastilla para el dolor de cuerpo y no quería que se diera cuenta que había salido, me aclaró que esa casa sus papas que ya habían fallecido se la vendieron a su sobrina pero con cierta frecuencia ella volvía con sus hijos y ocasionalmente con su esposo, también me contó que sus hijos no querían al señor por el trato que nos daba y que cuando crecieron se fueron a otro lugar a estudiar y trabajar, nos dimos nuestros teléfonos y correos electrónicos y acordamos algunas claves para contactarnos y cada que se pudiera estar juntos otra vez.
Hasta aquí llego por el día de hoy, ojalá que les guste y si quieren en otra ocasión les cuento de otros encuentros que he tenido con Anita.