Él: ¿Sabes? Quiero reconciliación.
Quiero abrazarte, verte a los ojos y besarte. Primero lento decirte que te amo y que no dudes que entiendo, mientras mi mano invade tus nalgas y te arrima hacia mi.
Sientes mi erección, pero te niegas y tratas de escapar.
No te dejo ir y te beso atascado.
Cedes ante el beso, pero me subes la mano.
Bajo a tu cuello y mis manos a tu espalda, te muerdo ahí, gritas y me tiras la mirada, pero rápido la guardas.
Sigo bajando y rozo tus senos que reaccionan, los pezones se levantan y suspiras, sigo bajando a tu ombligo, me tomas de la cabeza y me dices: “no lo hagas, estoy enojada”. Beso y chupo tu ombligo y sin querer desabrocho tu pantalón, me levantas la cara y me dices “NO”.
Con cuidado bajo el pantalón, estás mojada, soplo, reaccionas y me dices: “¿Crees que así me vas a contentar?” y en ese momento te comienzo a chupar.
Sientes mi lengua en tu clítoris, mi barba rasposa en tus piernas y pierdes el balance. Gimes.
Me tomas de la cabeza y haces presión. Te levanto, te acuesto en la cama y te chupo completa en círculos presionando tu clítoris. Gimes y te resistes.
Me levanto y te beso en la boca, es tu sabor.
Te voy a penetrar y me dices “chúpame más”.
Bajo nuevamente, está muy mojado, en encanta.
Succiono, se te cruzan los cables, te arqueas, gritas: “Eres un cabrón, cógeme ya”.
Y así, al instante, te penetro.
Te vienes fuerte muy fuerte.
Me aprietas durísimo, sabes que me vendré dentro de ti pronto.
Lo vuelves a hacer mientras te vienes por segunda vez.
Y termino dentro de ti.
Sabes que quería aguantar más.
Ríes finalmente.
Y me repites: “Cuídame cabrón”.