Despiértame, mujer madura, despiértame. Cuarentona preciosa, despiértame estando bien dormido. Despiértame en plena madrugada, estando solamente con ropa interior negra, con el aire caliente de tu boca, ahí, justo abajo de mi vientre. Despiértame acostado boca arriba con tus manos calientes recorriendo la cara externa de mis muslos, después de haberme despojado muy lentamente de mi única y más pequeña prenda de tela de algodón. Quiero que lo primero que escuche sea una de tus risas. Despiértame con un tierno beso, ahí, abajo de mi cintura, con mi cabello azabache todavía mojado tras haberme bañado, por más que no te pueda ver por la falta de iluminación. Despiértame con un largo lengüetazo tuyo, ahí, abajo de mi ombligo. Despiértame con el frenesí de tu lengua, y con esos recorridos circulares que suele hacer también, sabré que serás tú y no otra mujer.
Despiértame lamiendo la humedad que desprendo por ti y gracias a ti, después de haber acabado un sueño erótico contigo. Despiértame haciendo un sube y baja lingual, ahí abajito, haciéndome temblar la respiración. Por favor, ráscame también la histórica picazón que tengo en la puntita. Despiértame con una dulcísima sensación de hormigueo en mi estómago, que mañana me tocará a mí despertarte. Mañana me tocará hacerte lo mismo que me haces a mí.
Mañana me tocará doblar la lengua para introducirla dentro de tus labios vaginales. Mañana me tocará hacer todo el esfuerzo necesario para quitarte las bragas sin que te des cuenta. Mañana me tocará encerrar tus pezones en mi boca hasta que te ardan y parezcan irrompibles, escuchando el sonido de tu corazón. Mañana me tocará empaparte de saliva toda tu maravillosa entrepierna. Para después fundir tu piel enfebrecida con la mía, sudada por ti. Mañana me tocará recorrer todos los pliegues de tu carne anhelante con mis dedos, empezando por tu rajita dispuesta a cualquier cosa conmigo. Mañana me tocará acariciarte las nalgas. Besarlas. Lamerlas. Chocártelas repetidamente.
Mañana me tocará ponerte bocabajo haciéndote retorcer como una serpiente con mis hachazos de placer. Mañana me tocará intentar que quieras menearme tus posaderas como una posesa mientras te hago cucharita, con una erección que no posaderas como una posesa mientras te hago cucharita, con una erección que no para de crecer. Dura, me la tienes bien dura mujer.
Mañana me tocará abrir tus piernas como abriendo simbólicamente también las puertas de todo un palacio carnal, y que mi elongación encuentre lo que sería la mejor de sus metas. Mañana me tocará trepar tus pechos con mis labios, para después acoplarme contigo. El pronóstico dice que habrá tormenta, quiero que tus gritos y jadeos se escuchen más que cualquier lluvia.
Mañana me tocará hacer de tu adorable coño, mi locura, con tus piernas estando igual que un abanico ocupando el mayor espacio posible. Tocar la punta de mi juguete con tu clítoris repetidamente, para que después al entrelazarnos me lo aprietes a tu hospitalario coño, clavándonos con fuerza.
Mañana me tocará bambolearte los pechos, y terminar corriéndome copiosamente dentro de ti, abrazándonos muy fuerte mientras lo hago, hasta rebalsar de blanco toda tu zona pudenda. Para después al medio minuto seguir follándote con intensidad, con parte del contenido mío que te dejé todavía adentro de ti.
Mi polla tiene grandes motivos para excitarse contigo.
“¡Ay, pero qué calentito lo tienes, como para darte toda la noche, hasta que grites mi nombre!”.
Las ganas que tengo de restregar mis genitales con los tuyos son abismales. Descomunales son las ganas que tengo de alimentarme de la temperatura de tus bellas fracciones femeninas.
Mañana pasado me tocará abrazarte por atrás, y darte bien fuerte por atrás, mientras cierro los ojos y huelo tu cabello.