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Despertando al lado de la señorita R
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Decidme amigos lectores y amigas lectoras a quien no le gusta levantarse con el típico sexo mañanero.

Una mañana más me he despertado caliente, la Señorita R se despertó a mi lado, son, además, de esas mujeres que suele cumplir, pues opina que lo que no encuentre en casa, seguro que lo encontrare en la calle, cosa que seguro haré y que ella, no desea que yo cumpla con otra.

Como yo digo, hoy es una mañana más en la que ella debe de cumplir, me giro hacía su lado, pego mi pelvis a sus nalgas, mi miembro viril presiona ese culito, alojándose entre sus glúteos, hago una ligera presión. La Señorita R comienza a despertarse, se gira y me mira sonriente, sabe lo que busco y me da un tierno beso, rápidamente hago que note como estoy, ella alarga el brazo hasta agarrar mi miembro con su mano, sonríe pícaramente y no hace falta palabras algunas.

Se incorpora al tiempo que encorva, comienza a besar mi vientre, descendiendo hasta mi pelvis, siento sus labios haciéndome cosquillas. Toma mi miembro con una de sus manos, noto sus labios coronar mi glande, su lengua me hace estremecer, mientras su mano comienza a mastúrbame lentamente.

Poco a poco deja que su boca descienda, poco a poco siento sus labios recorrer mi tronco venoso de mi miembro, siento su cálida boca alojar mi glande, nuevamente me estremezco, va dejándose caer, traga poco a poco e introduciéndosela cada vez más, masturbándome solo con la boca, esa boca tan dulce que tiene y mirando a mis ojos.

Saca el tridente de su boca, respira y vuelve a intentarlo, comienza ahora por lamer mi tronco, le encanta mis venas hinchadas, siento su boca húmeda y su lengua, lame el tronco mientras acaricia los testículos. Continúa masturbándome al tiempo que me saborea mis genitales, no deja de alzar la mirada y verme disfrutar, no deja de mirarme como disfruto.

Saca mis genitales de su boca y se introduce mi glande, comenzando otra vez a tragárselo, comenzando a introducírselo, mientras yo no dejo de acariciar su nuca, no dejo de acariciar sus cabellos mientras jadeó…

Mientras con mi mano izquierda acaricia su nuca, comienzo a descender con la derecha por su espalda hasta sus nalgas, acaricio sus glúteos e introduzco mi mano entre sus piernas. Ella se mueve a modo de facilitarme la tarea, tarea que no es otra que acariciarla, noto su tanga húmeda…, deslizo mis dedos por su sexo, soltando esta un gemido de placer.

Tras unos minutos chupándomela, la Señorita R suelta mi miembro y sonriente, sin palabra alguna se quita la camiseta de pijama, colocándose en cuclillas sobre mí, dejando descansar sus espinillas a ambos lados, siendo ella misma quien se lo introduce mi tridente agarrándola con una de sus manos. Mis manos las poso sobre su cuerpo, deslizándolas desde sus caderas hasta sus nalgas, mientras ella empieza a cabalga.

Aprovecho la posición para lamer sus pezones, chupando su pecho mientras ella gime, sabiendo perfectamente qué quien controla el ritmo era ella, sabiendo perfectamente que es ella quien controla la profundidad, e incluso el ángulo de penetración, pudiendo también, ella misma estimular, su clítoris, dándose placer con el frotamiento del mismo.

No dejo de acariciar su cuerpo, mientras chupo sus pezones, no dejo de lamer sus pechos, mientras ella con los ojos cerrados se mueve con movimientos rítmicos de delante hacia atrás.

Acaricio sus nalgas fuertemente, deseo penetrarla profundamente, levanta ella sus nalgas, siendo yo ahora quien se mueve y la penetro, soy yo ahora quien marca las embestidas. Ella gime, sonríe, suspira y jadea, disfruto viéndola, como muerde sus labios y su cara de placer.

Aprovecho para acariciar sus pechos con una de mis manos, mientras con la otra mano le doy pequeños azotes en sus nalgas. Ella acelera el movimiento, mientras gime cada vez más alto, siento como su cuerpo se convulsiona, siendo su respiración cada vez más acelerada.

En minutos una oleada húmeda y tibia envuelve mi miembro, siento un calor que poco podemos expresar con palabras, sonriente me confiesa que ya se ha corrido, pero desea más. Sonriente le pregunto qué ha sentido a lo cual, sin apenas aliento me explica, “Primero siento la tensión de mi cuerpo, notándola incluso en la cabeza. Mi corazón late muy deprisa, creyendo que se me va a salir, contengo el aliento al notar mí orgasmo, todo esto en segundos y mientras siento una presión, no solo en mi abdomen sino también en el vientre. Quedándome desecha, siento una oleada de calor, una felicidad y cosas que me es difícil de explicar”.

Sin llegar a sacarla, me levanto y con un brazo la rodeo, incorporándome al tiempo que la voy echando hacia atrás, intentando pegar su espalda a la cama, momento que aprovecho para continuar penetrándola. La Señorita R me mira, gime, aprovechando para acariciarse el clítoris mientras la penetro, alternando por acariciarse sus pechos…

Levanto sus piernas, colocándosela sobre mis hombros, embistiendo nuevamente, mientras ella gime cada vez más rápido, nuevamente su respiración se contrae. Mis penetraciones en esta ocasión son más profundas, ella sonríe, mientras que con una de sus manos acaricia mi cabeza, aprovecha con la otra para acariciarse su clítoris.

Siento que no puedo aguantar mucho más, sonríe nuevamente ella sabiéndolo, comienzo a convulsionarme, nos estremecemos y entre temblores mutuos, ambos obtenemos el orgasmo. Un calor nos embriaga y al mismo tiempo es placer, me siento sin fuerza, aun no la he sacado de su cuerpo, ella no me lo permite, dejándome caer sobre su cuerpo como si se tratara de un bebe.

Necesito descansar, pues estoy casi sin aliento, me giro y quedo acostado sobre la cama, siendo ahora ella quien se tiende sobre mí, siento el calor que proviene de sus piernas abiertas. Sabe ella que necesito descansar, aprovecho la almohada que ella coloca bajo la nuca, pido descansar diez minutos, minutos que aprovechamos para descansar y quedándonos ambos dormidos, ambos estamos exhaustos del esfuerzo.

Espero que os haya gustado tanto como a mí relatarla, espero vuestros comentarios y valoraciones que son gratis, pero por favor no seáis muy crueles.

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