A veces una situación cambia por completo la forma en la cual vemos nuestro entorno y a las personas que nos rodean. Éramos y aún somos los tres mosqueteros. Amigos inseparables desde que el chico tenía 9, y Javier y yo 10. Después de 11 años de amistad, la vida como la conocíamos, repentinamente quedó atrás… Acá les contaré del por qué.
I
Como todos los jueves en la noche, Ernesto y yo conversábamos sentados en la misma banca de la plaza del barrio. Faltaba Javier.
Yo: Parece genial el libro, pero hemos estado acá por más de una hora y aún no me hablas de ti, amigo… qué tal todo.
Ernesto: para ser honesto contigo, aún medio choqueado compa… no puedo sacar de mi mente la imagen de mi madre masturbándose en su pieza, creyendo que nadie la veía… me siento mal y al mismo tiempo ahora la veo con otros ojos… es que tú la conoces… es… estoy mal, viejo.
Yo: Sabes chico… no estás pensando con claridad. Para empezar, en vez de ir detrás de una solución, buscas sentirte culpable por algo que no estaba en los planes de nadie que pasara y… bueno… pasó. Luego, pienso que lo que te pasa es normal… tu cuerpo lo sabe, solo que tu mente lo repudia… piensa hombre… ella, a pesar de criarte no es tu madre, es la segunda esposa de tu padre… o no?
Ernesto: bueno si, pero es la única mamá que recuerdo… es como si de verdad lo fuera…
Yo: pero no lo es y tu cuerpo lo sabe… además, tu mamá, chico, es una diosa y lo sabes… por lo que no sé si podría soportar el verla todos los días, ligera de ropa durante las mañanas y los domingos… es cierto eso que se pasea ligera de ropita, chico? Ufff!!!
Ernesto: sabes que es lo peor…
Yo: hay algo peor?
Ernesto: cuando bebe demás se pone media suelta de cuerpo… no sé po, le da por ejemplo, por bailar delante de mi papá, desvistiéndose, pero delante de mí sin pudor alguno y… por lo que he notado con el tiempo, a mi papá le gusta eso de ella. No sé, Dani… esta situación de verdad me tiene incómodo… parece enfermiza…
Yo: te entiendo… pero créeme cuando te digo que no es lo que parece… mira… ahí viene Javier… cuando ya casi es hora de despedirnos.
Javier: -a unos 20 metros de llegar.- cabros… me caso… voy a ser papá…
Los dos: queee?
Javier: -jadeando por el esfuerzo.- si… lo que oyeron… me voy a casar con la Camila.
Ernesto: te casas porque la amas o porque vas a ser padre?
Yo: exacto!!! Debes tomar decisiones por las razones correctas… casarte, por ejemplo, no te hará mejor o peor papá.
Javier: entiendo sus resquemores, pero es que no la conocen… la amo… y por eso quiero estar con ella.
Yo: perfecto entonces… cuándo te casas?
Javier: de este sábado, al siguiente.
Ernesto: pero hombre… eso nos deja este sábado para hacer una despedida de soltero… a ver, espera… deja pensar… ya sé… escuchen… si me ayudan a pintar el departamento interior para cambiarme, le pido a mi papá que me de permiso para hacer algo y así de una sola vez hacemos tu despedida e inauguramos mi mini departamento. qué les parece?
Yo: me parece bien… yo invito a Paola y Claudia…
Javier: no po… nosotros no más… no quiero tener nada qué ver con mujeres.
Ernesto: qué le pasa a este merme???
Yo: ni idea… quién haya poseído el cuerpo de nuestro amigo, se revele…
Los tres: jajaja
Javier: payasos… si me ayudan, yo pongo los tragos.
Los dos: echo!!!
Esa misma noche, por teléfono, Ernesto me contó que estábamos listos para el sábado, pero sólo si pintábamos todo.
Yo: buena, chico… y tus viejos dónde van a estar esa noche?
Ernesto: en su casa con dos parejas de amigos… tienen una cena por no recuerdo qué motivo. El punto es que no serán un problema… le avisas tú a Javier, por favor… nos vemos mañana.
II
La mañana del viernes llegamos temprano a la casa de Ernesto. Después de tres intentos con su citófono, no tuvimos más remedio que molestar a los papás. Nos contestó el viejo, quien de un grito, pues su esposa se encontraba en la cocina, le pidió nos abriera la entrada.
La puerta cedió y pasamos directo por el patio hasta el departamento de nuestro amigo. En el trayecto, vimos a través del ventanal de la cocina a la tía en baby doll preparando el desayuno. Por quedar pegado observando a ese monumento de mujer es que no vi cuando Javier, con el mismo propósito que yo, fingió abrocharse los zapatos.
El ruido de nuestro choque logró que la tía se diera vuelta y nos sorprendiera in fraganti, mirándola como dos pervertidos. Contrario a lo que pensé pasaría, sonrió y con su mano derecha nos saludó para luego tomar una bandeja y salir de la cocina.
En cuanto llegamos al mini departamento del chico, nos saludamos y de inmediato pusimos manos a la obra. Cerca del mediodía, pintábamos sin polera debido al calor cuando la mamá del chico entró a ofrecernos algo para tomar. Los tres paramos para mirarla… cuántos tendría, pensé. Gustosos accedimos a una cerveza, parando la obra por unos cuantos minutos de relajo. En cuanto las entregó se dispuso a partir.
Yo: oiga tía Vivi… qué hace usted que cada día se ve más estupenda? Deme el secreto para contárselo a mi mamá…
Tía Vivi: dile que de noche y de mañanita, debe pegarse una buena cachita…
Todos: jajaja…
Tía Vivi: y qué tienen pensado para la inauguración?
Ernesto: lo que le conté, po mami… la despedida de soltero de este bolsa de excremento… recién con 21 y se quiere casar…
Tía Vivi: mira… si se quiere y no lo quieren casar, está todo bien…
Javier: jajaja… no tía… me quiero casar porque la amo…
Yo: estoy convencido de ello, tía, porque esta será la única despedida de soltero de la historia sin mujeres desnudas… por eso le creo…
Tía Vivi: wow, Javi… me sorprendes y te respeto por eso… un hombre debe respetar a su mujer… como lo hace tu padre conmigo, hijo. En fin, los dejo y por si les interesa, tú papá guarda unas películas cochinonas que a veces vemos en el fondo del primer cajón de la cómoda blanca… que lo pasen chancho… bey!
La tía Viviana o Vivi era una sofisticada abogada de 38 años que vestía elegantes trajes. Tez blanca, ojos verdes, generosa boca y largo, ondulado y abundante pelo color bronce le daban forma a un bello y delicado rostro.
A pesar de medir solo un metro y medio, sus medidas eran perfectas. Quizás porque nunca tuvo hijos propios o por otras razones, el caso es que tenía de todo y muy bien puesto. Sus pómulos, nariz y pecho lo adornaban incontables y adorables pecas.
III
A las 8 pm los amigos de los papás del chico se sentaban a la mesa, mientras nosotros iniciábamos la despedida con una tremenda e increíble sorpresa del anfitrión.
Ernesto: Javi… no queremos que te cases, pero ya que no hay remedio en eso, quiero que tires de esta cuerda en señal que te perdono… Dani… esto es una parte de nuestro sueño… Dale, gato…
Javier tiró de la cuerda, accionándose una escalera oculta desde el techo. Al subir por ella mis ojos no daban crédito a lo que vieron.
Yo: pero… cómo…
Ernesto: mi papá lo hizo con la condición de contar con esa entrada directa desde su casa, para usarlo de cuando en vez él también… qué les parece?
Javier: amigo… esto es fabuloso… es todo tu piso pero sin divisiones excepto por ésa que me imagino es un baño… miren… una mesa de pool, un bar junto a ella… ahí, una cama de tres plazas y al lado un jacuzzi para… 4 personas? Wow, chico… esto es… el cielo.
Ernesto: y miren… no tengo televisor… lo que hay es un proyector… vean cómo se ven las películas, compas… vean…
Por casi 4 horas saltamos sobre la cama, nos bañamos en el jacuzzi, vimos películas de todos los tipos y bebimos como albañiles recién pagados. Pasadas las 12, mientras corría una película porno donde una mujer mayor japonesa era follada por un grupo de alumnos, Javier y yo, en trajes de baño, jugábamos pool y Ernesto, desde el jacuzzi, proponía el enésimo brindis de la noche…
Ernesto: por los novios… salud…
Javier: brindo por ustedes, mis amigos… y fervientemente anhelo que se cumplan todos sus deseos, especialmente los más cochinos…
Yo: brindo por eso…
Los tres: salud!!!
Un par de golpes a la puerta nos sacó inusitadamente de nuestras risas.
Ernesto: pase! Ah! Hola papá… cuénteme.
Tío Juanca: nada hijo… te venía a avisar que nos vamos a acostar y si te falta algo…
Yo: parece que estuvo bueno el carrete, tío… lo veo medio alegre…
Tío Juanca: jajaja… si… estuvo más que bueno… necesitan algo?
Yo: podría mandarnos a la Julia para que le baile a este mono…
Todos: jajaja
Tío Juanca: La julia… jajaja… ya veo a esa señora de más de 60 años haciéndolas de stripper… jajajaja…
Todos: jajaja…
Tío Juanca: ya chicos… buenas noches.
Los tres: Buenas noches tío…
Tía Vivi: -desde el umbral de la puerta, ataviada con un holgado y cómodo vestido de algodón de pijama sin mangas, largo hasta medio muslo y un par de sencillas sandalias de cuero.- acá estás, cariño… -Caminó hasta su lado, mirando todo el tiempo al proyector.-
Tío Juanca: hola reina… me despedía de los chicos…
Tía Vivi: escucha, bebé… la Jannis… ven bailemos…
Tío Juanca: mi pequeña… estoy cansado, pero si quieres bailar por qué no lo haces con los chicos… yo me iré a la cama estoy muerto… quédese un rato si así lo quiere…
Tía Vivi: Les molesta que me quede un rato con ustedes chicos… no tengo sueño aún.
Ernesto: para nada mamá… pero deja apagar la televisión…
Tía Vivi: genial… y no es necesario… esa película la vemos siempre con tu papá… o no cariño…
Tío Juanca: jajaja… así es… ya cariño… nos vemos más rato… pásenlo bien… buenas noches.
Todos: buena noches…
Tía Vivi: -en cuanto su esposo cerró la puerta tras de sí.- Tienen algo para beber… oh vaya… whisky que bien… -tras tomárselo al coleto- otro porfa… ahora, quien quiere bailar?
IV
Por turnos fuimos siendo la pareja de baile de la tía… Después del tercer tema y con los cuatro moviéndonos en la pista, de pronto la mamá del Chico se detuvo y tras unos segundos y bajarse al coleto el contenido de su vaso, dijo, alzando su brazo derecho. -que levante la mano el que quiera que esta fiesta se convierta en despedida de soltero…- Instantáneamente, los tres lo hicimos.
Tía Vivi: perfecto, pero para ello hay reglas… 1. Lo que pasa en las vegas, se queda en las vegas; 2. Lo que pasa en las vegas, se queda en las vegas; 3. Los límites los impongo yo y 4. Por las siguientes horas se dirigirán a mí como: Viviana, Vivi, puta o perra… Si están de acuerdo, seré su desnudista por las siguientes horas hasta cuando despierte Juan Carlos… qué me dicen?
Javier: por mí no hay problemas.
Yo: por mí tampoco, pero el que tiene que decidir eres tú, chico. Me atendré a lo que sea decidas.
Ernesto: -miró de pies a cabeza a su madrastra con brillantes ojos, suspiró.- acepto…
Vivi: maravilloso!!! –acercándose al oído de Ernesto para susurrarle algo. Luego para todos- los quiero a los tres sentaditos en el sofá.
Caminó sensualmente hasta posicionarse justo frente a nuestra posición y acertadamente en el momento que comenzaba con sus sensuales movimientos, desde el equipo de música brotaban los primeros acordes de Let my fire, de The Doors.
Viviana se movía como una verdadera profesional. Nos tenía a todos excitados al final del primer tema. Durante el baile se acercaba a nosotros para tomar su vaso y vaciarlo de un solo trago solo para continuar contorneándose. Cada vez que eso pasaba, Ernesto, presto, volvía a servirle. Promediando el segundo tema, el novio inició el tradicional, “en pelota, en pelota, en pelota” al que rápidamente nos sumamos el chico y yo.
Sin parar de bailar sensualmente, articuló sus labios, pronunciando en silencio –ok-, recibiendo como respuesta, aplausos, vítores y silbidos de nuestra parte. Entonces, con una sonrisa y en rápidos y felinos movimientos se despojó del sencillo vestido, quedando solo con unos diminutos colaless. Sonrió al ver nuestras expresiones de sorpresa, vergüenza ajena y lujuria.
Sin siquiera darnos cuenta, estábamos de pie, alentando con las palmas sus sensuales y eróticas contorsiones. Se escuchaban los últimos acordes del tema. Viviana de improviso se detuvo, desnuda, el pelo suelto. Sostuvo la mirada de cada uno de nosotros. Volvió a sonreír y sensualmente dirigió su caminar hacia el desocupado sofá. Al lado del mueble, se detuvo y dio vuelta. Cada uno de los 6 ojos restantes en la habitación se la comía con descaro.
Con gracia depositó su cuerpo al medio del sillón. Juntas las rodillas, bronces mechones de cabello en vano trataban de ocultar el maravilloso par de tetas que se gastaba. Sus pezones apuntaban enhiestos esperando por atención.
Vivi: la fiesta sigue solo si el novio la continúa. –tras lo cual separó sus rodillas, exponiendo a nuestros lujuriosos ojos, su depilado y ya húmedo coño-. Qué miran tanto… estoy esperando al novio…
V
Durante un breve lapso que pareció duda cuando en rigor solo nos sirvió, después de un fugaz intercambio de miradas a modo de coordinación, para lanzarnos como lobos sobre su presa, besando y chupando todas las partes de su menudo y voluptuoso cuerpo. De esta manera, mientras el chico y yo nos turnábamos por besarle la boca, el cuello, las tetas, axilas; Javier, el novio, se afanaba con la lengua en el clítoris y sus dedos en el coño y ano.
Vivi: -forcejeando débilmente los primeros dos segundos.- Ayyy! Qué hacen… Ayyy… no… paren… paren por favor… ahhh… ahhhh…
La excitación fue en aumento exponencial por la excesiva cantidad de estímulos simultáneos que la mamá del chico estaba recibiendo. Los gemidos lentamente fueron intercalándose con sonoros jadeos. Los jadeos dieron paso a eróticos quejidos que anticipaban el clímax.
Vivi: paren por favor… me voy a correr… paren… ahhhh… ahhhh… dale… sigan… así… ahhhh… qué diablos… me cooorrooo…
Levantaba las caderas en espasmos regulares producidos por su primer orgasmo. Cuando se detuvo, con un brillo indescifrable en los ojos y una seria expresión en su bello rostro, sostuvo nuestras miradas fijamente uno por uno. Una cálida sonrisa suavizó sus duros rasgos. Luego, poniéndose de pie, caminó hasta la mesa de pool y de un salto apoyó su bello culo sobre ella, dejando sus piernas colgando, separadas las rodillas.
Vivi: no era yo quien dirigiría la cosa…
Yo: bueno… digamos que hubo un leve cambio… pero veo que te quejas por algo que te gustó… y si nos dejas seguir, te prometo que te gustará cada vez más.
Vivi: miren… me gusta el sexo, pero me asusta tener que hacerlo con los tres… He estado con varios hombres, pero siempre uno a la vez.
Javier: mira Vivi… si bien no dirigirás nada, te prometemos que no haremos nada que tú no quieras.
Vivi: está bien… confío en ustedes y esos bultos en sus pantalones se ven apetitosos…
Los cuatro nos miramos y sonreímos. Entonces, de una sola vez y todos al mismo tiempo, incrusté en su coño los dedos anular y corazón, iniciando de una, un frenético sube y baja. Ernesto trataba de meterse a la boca toda una pechuga mientras masajeaba con la mano la otra, dando levemente rudos tironcillos en sus duros pezones. Javier, en tanto, besaba su boca, cuello y orejas con lujuriosa pasión.
Los gemidos no tardaron en volver. Casi dos minutos más tarde, la mamá de mi amigo, entre gritos y exclamaciones, eyaculaba copiosamente, dejando una singular y extensa mancha que hasta el día de hoy adorna la mesa de pool como mudo testigo de los hechos acaecidos aquella memorable noche.
VI
Tomamos entre los tres a la madre del chico y en andas la llevamos hasta la cama. Una vez ahí, Javier continuó con sus apasionados y húmedos besos; Ernesto siguió estimulando sus bien puestas tetas y yo, a todo vapor de una, masturbándole el coño por un par de minutos más, logrando hacerla acabar a grandes chorros, en varias ocasiones.
En medio de la vorágine de placer que nos envolvía, con una sola mirada, Javier comprendió que tenía que desnudarse. En cuanto lo hizo, siguió en lo suyo con el fin de dejar que el chico también se despojara de su ropa. Una vez listos, dirigí a Vivi hasta dejarla posicionada a lo perrito y di un paso al costado.
En cuanto salí, Javier tomó mi lugar y apuntando con su erecta verga, penetró su expuesto y lubricado coño de una sola estocada, dejando la verga en lo profundo inmóvil por unos cuantos segundos. Al cabo, comenzó con un mete y saca a una velocidad media. Medio minuto después, follaban como animales en celo.
Ernesto y yo no tardamos en unirnos a la fiesta. Como pude me metí debajo de Vivi con el propósito de chuparle sus exquisitas y voluptuosas tetas mientras el chico le follaba la boca con igual pasión que Javier su coño.
No tardo mucho para que un nuevo orgasmo invadiera todas sus terminales nerviosas. Vivi comenzaba a relajarse cuando Javier casi gritando, dice, -me voy a correr-. Ella, entonces, sacándose la polla de Ernesto de la boca, contestó,
Vivi: no la saques… acaba dentro de mi… por favor… quiero sentir tu semen caliente dentro de mi… hazlo… ahhhh… que rico… Ahora tú hijo… fóllame ahora tú…
Ernesto: estoy por acabar… ven, chúpamela hasta irme… ahhhh… mijita… eres una diosa… eso… dale… me corrooo…
Al unísono que el chico acababa en la boca de la esposa de su papá, tomé ubicación detrás de ella y justo cuando mi compa le llenaba la boca con su semen, su servidor la penetraba por su dilatado coño. Mientras la follaba con tierna rudeza, con mi dedo índice, comencé a estimular su ano.
Una vez más, débilmente, casi por compromiso, forcejeó. Dichos intentos fueron eficazmente socavados gracias a que Javier, oportuna e intempestivamente, metió toda su verga medio erecta ya en la boca, diluyendo toda ulterior protesta con la verga de la ley.
No pasaron muchos mete y saca por ambas bandas para lograr meter el dedo completamente y tras unos cuantos más, Vivi, en cuatro patas, tenía una polla en la boca, otra en el coño y dos dedos completos embutidos en su impresionante culo.
Instantes después de sincronizar el mete y saca del culo y el coño, el ambiente volvió a llenarse con ahogados y femeninos jadeos de placer. Ernesto por su parte, lamía las tetas y con delicadeza frotaba su clítoris siguiendo el mismo compás.
Un nuevo clímax de Vivi me permitió acelerar el mete y saca a dos bandas. La idea era no darle respiro. Varios minutos habían quedado atrás cuando, sorpresivamente, retiré, al mismo tiempo, dedos y verga, solo para, segundos después, comenzar a taladrarle el culo lenta, pero insistentemente.
VII
Con cada intento, bajaba con la verga a obtener lubricación de su coño y volvía a la carga. La tercera fue la vencida. El glande se asomaba a la oscuridad del culo. Amortiguados gritos de dolor se alternaban con sensuales gemidos de placer en igual proporción. Empero, no importara lo que pasara, Vivi, no se sacaba la verga de Javier de la boca.
La balanza terminó de inclinarse por el placer cuando Ernesto, aumentó la presión y velocidad con la que frotaba el clítoris, mientras chupaba alternadamente sus dos excitados y erguidos pezones. El gozo embriagador en el cual flotaba nuestra bella putita fue la llave para, en unas cuantas estocadas más, tocara el fondo de su rosado culo.
Fue cuando comencé con el mete y saca en serio. Por largos minutos la mami del chico fue taladrada por la boca y el culo, mientras recibía lamidas, mordiscos y besos en ambas tetas. Luego de un par de orgasmos en los que le permitimos descansar medio minuto, comenzó a manifestar una serie de convulsiones que denotaban nada más ni nada menos que nuestra putita había entrado en una suerte de orgasmos en serie. En otras palabras, la tía Vivi era multiorgásmica y no lo sabía. Menos de un minuto después, aumenté la velocidad, ya que estaba por acabar. Javier, al notarlo, sacó la verga de su boca, retirándose un metro hacia atrás.
Vivi: que rico me follas, Dani… dámelo todooo… me corrooo… ahhh…
Yo: me voy… toma mijita rica… toma… ahhhh…
En cuanto salí, el chico, acostado, hizo que su mamita se sentara en su verga. La mujer, una vez dentro, la cabalgó de inmediato con vigor. Se veía maravillosa. Entonces, el chico la jaló hacia él para chuparle sus nuevamente excitadas tetas.
Follaban más lentamente. Ernesto con ternura, casi con amor, besaba sus firmes tetas y embestía con delicada rudeza su dilatado coño. Viviana con los ojos cerrados y aturdida en lujuria, al sentir la presencia de Javier ubicándose por detrás, levantó su culo todo lo que pudo sin sacarse la verga de su hijo del coño y volteando el rostro, le dijo, -despacito, por favor.-
Con la misma delicadeza empleada por el chico, el Javi comenzó a penetrarla por el culo. Al haber recibido hacía poco otra verga, el culo de Vivi, engulló con menos dificultad el segundo plato. Mi verga reaccionó al verla y escucharla, con la voz ronca de la excitación, repitiendo varias veces; -ah, que rico… más, denme más… ah que rico… quiero más, denme más- y frases similares, mientras mis dos amigos se terminaban de acoplar.
Al poco, ambos le taladraban coordinadamente su coño y culo al unísono con determinación, mas sin rudeza. La mamá de mi compa aullaba de placer, les gritaba que le dieran más duro. Sus gritos cambiaban con inusitada frecuencia a gemidos y jadeos, mezclándose el dolor y el placer en un vertiginoso vórtice.
Acabaron los tres casi al mismo tiempo en un intenso orgasmo… Por casi un minuto estuvieron acariciando y besando a Viviana antes de despegarse, dejándola sola recostada sobre la cama. Se veía hermosa, no… era hermosa… y mi verga, frente a singular espectáculo, reaccionó ipso facto.
Vivi: me han hecho gozar como una loca, chicos… Jamás imaginé que follaran así de rico… y tú –apuntándome con el índice- nadie me había dado por el culo… fuiste un patudo y… te lo agradezco… fue muy rico… y veo que me necesitas… venga… quieres? –dijo al tiempo que ofrecía, a lo perrito, su respingado y sabroso culo- Fóllame con todo lo que tienes… ahhh… que rica verga…
VIII
Sin perder un segundo, introduje la verga, dura como roca, en su dilatado culo, llegando sin trabas hasta el fondo. Follamos los dos por largos minutos en todas las posiciones y por todos sus agujeros hasta que de pronto, los chicos se unieron entusiastamente. Dándole y recibiendo tsunamis de placer por varias horas más.
El carnaval llegó a su fin cuando, repentinamente Viviana, cerca de las 6 am, follando en el jacuzzi con Ernesto y yo, cayó profundamente dormida tras ser apabullada por un intensísimo y último orgasmo, terminando de consumir sus postreras energías.
La levantamos y delicadamente dejamos sobre la cama, cubriéndola con un fino, pero abrigador manto de plumas. Javier, borracho, dormía en la esquina en uno de los dos sofá cama. Ambos, la mirábamos dormir, parados al borde la cama, exhausta. Suspiré.
Ernesto: ojalá se repita esto alguna otra vez.
Yo: mírala, chico… no puede ser más linda y rica. Y créeme cuando te digo que tengo la tincada que ahora depende más de nosotros que de ella que esto vuelva a pasar…
Ernesto: -tras un par de segundos meditando.- sabes, hermano… creo que tienes razón. Sin embargo, pase lo que pase, mi papá no puede enterarse… Solo espero que…
Yo: no lo hará… y si… pensé lo mismo hasta después de notar que tenía el culo virgen… la verdad no creo que ésta haya sido una conducta habitual, sino que fue inducida por el alcohol, el ambiente y nuestra propia lujuria. Y lo afirmo a pesar de haber sido siempre suelta de cuerpo con tu papá y frente a ti. Ahora lo que no sé es que pasará de ahora en más… Ése es otro cuento.
Nos acostamos dejando a Vivi en medio de los dos, cayendo en un pesado sueño casi de inmediato hasta bien entrada la tarde del domingo. Al despertar, pude ver que todos aún dormían con la excepción de Vivi, ausente. Segundos después, entraba por la puerta, descalza, el pelo tomado en dos sexis trenzas. A penas cubierta con una sensual y cortísima bata de seda color lila.
Vivi: buenos días, señor… qué ves?
Yo: buenísimos días, diría yo… miraba el despertar de una diosa…
Vivi: si oh… en la mañana uno ve la triste realidad…
Yo: Si esta es tu triste realidad… wow… eres aún más hermosa sin maquillaje… el Tío es un hombre con suerte… y lo sabe…
Vivi: vamos a bañarnos abajo?
Yo: y el tío?
Vivi: salió temprano a jugar fútbol.
Yo: pero…
Vivi: si te refieres a que si le conté lo de anoche… por supuesto que lo hice… Ahora ven, -dijo tomándome de la mano.- Quiero que me cuentes dónde aprendiste a follar así…
Yo: wow… en serio… en ese caso… vamos!, pero en lo de follar, no hay secreto ahí… fue en el colegio, en clases de religión…
Este es el fin del primer relato sobre las aventuras que tuve durante tres años de mi vida con la esposa del padre de uno de mis dos mejores amigos. La espectacular tía Vivi.