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Denislava y el placer
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Un día a mí me dijeron: 
"Con Denislava es difícil follar". 
Y no, no me mintieron. 
¡Basta de presentar! 
Aquí está: es la historia que os voy a contar:
Denislava es escritora;
y tiene un estilo propio:
de vivencias hace acopio, 
y luego, transformadora, 
las hace arte en la impresora. 
Tiene unas tetas hermosas; 
grandes, redondas, frondosas 
Sus labios, rojos, muy gruesos. 
Gordita, no está en los huesos;
de piernas, firmes, preciosas.
Estando en la biblioteca, 
la abordé, un día gris de marzo, 
el cielo de color cuarzo. 
Me respondió ella muy seca:
"Esto no es la discoteca, 
vete a ligar a otro lado". 
Yo respondí entusiasmado:
"Pues a ese otro lado iremos, 
lo que quiero es que follemos". 
Y dijo con gesto airado:
"Yo no puedo, hombrón, amarte, 
no creo que pueda jamás, 
ni cuatro versos atrás, 
deja ya de imaginarte
que mis besos pueda darte, 
que mi boca tú traspases
ni mis pechos me chupases
ni nuestros cuerpos, concluyo 
(aunque diciéndolo no huyo), 
se enganchen como compases".
Ella esto lo dejó dicho;
yo la miraba contento:
sabía que al próximo intento
(en un verso está entredicho) 
podría alojar mi vil bicho, 
que se empalma alborotado, 
cuando la tengo a mi lado
y huele su perfume de hembra. 
Porque es periodo de siembra, 
y ella ya es campo abonado.
No tardó mucho en llamarme, 
mi teléfono sabía 
Me dijo: "Por tu osadía, 
por tus ganas de follarme, 
he decidido dejarme". 
Quedamos en calle Larios, 
junto a la Plaza Mayor. 
Y no había lugar mejor, 
pues allí había hoteles varios.
Llegué puntual y me puse a esperar. 
Di algunas vueltas como un vagabundo. 
Ella no venía, un poco más y me hundo. 
Mas vi el mensaje: me volvía a citar:
estaba en una suite. Llegar. Entrar. 
¡Vaya, vaya!; sufrí un shock tremebundo, 
pues como su madre la trajo al mundo
ella en la cama yacía: era soñar. 
Denislava dijo: "Me dejo hacer, 
sólo espero que tú estés a la altura, 
que todos la polla queréis meter, 
follar, follarme, no tenéis hartura, 
pero ninguno buscáis mi placer". 
Denislava entonces buscó postura.
Toda la noche follando. 
Sus tetas bien las chupé, 
sus flujos los saboreé. 
Ella mi nombre gritando
y yo sobre ella botando. 
Denislava de mi vida, 
tu poema de despedida 
me lo encontré en la mesilla  
Disfrutaste, sí, chiquilla;
tus versos dan la medida:
"Me acuesto desnuda sobre el colchón, 
quiero ver qué pasa, dejarme hacer;
contemplo el techo de la habitación, 
aguardo ese instante previo al placer;
oigo ese cambio en tu respiración, 
deduzco qué quiere todo tu ser. 
Y tras masturbarme te has desbocado;
vibran mis pechos, mi grito firmado".
Denislava, yo te busco con desesperación, 
pienso en ti todo el tiempo, no se por qué te marchaste. 
Mientras mi fiel esposa ahora me hace esta felación, 
recuerdo el mentón de tu cara cuando te manchaste.
Aunque la chupa tan tan bien mi esposa… 
Excitado acaricio sus pezones; 
estrujo sus tetas, suspiro: "Ay, Rosa",
y ella asfixiada me da lametones. 
Mi polla para ella es cosa valiosa, 
se bebe mi semen a borbotones…
Y en ese instante Denislava ha muerto,
que obtener placer es siempre un acierto.

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