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Del chat al encuentro
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Quedamos de vernos en la entrada de una tienda conocida, como ella me dijo la vería fácilmente, su atractivo era inconfundible con esa blusa apretada, le fascina que la vean, le admiren el escote (me había dicho, en las ricas platicas que tuvimos en el chat y por teléfono); me acerque ¿Silvia?, ¿Héctor?, si le respondí, intercambiamos saludos, pero se acercó para besarme en la mejilla; -tenías razón desde lejos vi que era tú- le dije, -te gustan-, -mucho-.

Durante nuestras conversaciones quedamos de ir a comer, hoy fue el dia, -le pregunté que se te antoja-, se río; -donde me lleves está bien- respondió, fuimos a un restaurante cercano, pedimos mesa y ordenamos, mientras comíamos jugamos un poco, caricias en las manos, luego toques de piernas, las manos abajo de la mesa para acariciarnos mutuamente las piernas; fueron momentos muy excitantes, con su atrevimiento me mostraba su busto y más me excitaba, ese amplio escote me dejaba ver parte de sus senos, -te gustan-, -los quieres tocar-, -claro, están deliciosos- le dije, se acercó un poco más para hablarme al oído- pero lamió la oreja, no perdí la oportunidad y apreté su seno, -que rico, es tuyo-, era hora de pedir la cuenta; salimos y me preguntó, ¿a dónde me vas a llevar?, -me tienes muy caliente, al motel, sólo deseo tenerte-, su mirada me dijo todo.

Al entrar, cerré la puerta y al voltear la vi parada de espaldas, me acerque tome sus hombres y empecé a besar su cuello, su reacción me sorprendió, se volteo y me beso con unas ganas de comerse todo, besaba con tanta pasión, que me deje llevar, su boca húmeda estaba deliciosa, labios algo carnosos, su lengua jugaba con la mía, mordia, lamía; toque sus senos, los acaricie y aprete, ella gemia, respondía con su boca, con su lengua, que delicia estar con ella. Seguíamos besándonos, mis manos gozando de sus maravillosos senos, tomé su blusa para quitársela, también la agarro y salió más rápido, me quede mirando esos senos, ella me miró, se dio cuenta que estaba fascinado viéndolos, se quito despacio el brassier y quedaron expuestos, de buen tamaño, perfectos, de pezón grande, listos, esperando ser tomados; no pude mas, mi boca se moría de ganas de comérselos, así que empecé a besarnos, lamerlos, pasar la lengua una y otra vez, mordí los pezones, los chupe, los metí en la boca, me perdí en ellos, mis brazos rodeando y acariciando su espalda, mientras ella se arqueaba un poco, entregándome las delicias de su cuerpo.

A la cama -pidió- se recostó boca arriba, con sus piernas colgando de las rodilla, se vía exquisita con los pantalones puestos, los senos desnudez, me puse sobre sus piernas y seguí disfrutando de sus senos, de nuevo, los chupe, los bese y lami, mi boca se comían sus pezones, yo gozaba como gemía, me excitaban más con y su manos tomando mi cabeza, me impedía dejar de hacerlo, baje un poco, sabía qué aún tenía algo más, fui besando y latiendo, fui retrocediendo hasta su pantalón, desabroché y baje el cierre, una pequeña tenga se asomó y el olor de su humedad me fascinó, baje un poco su pantalón e hundí mi boca; mi lengua saboreo lo mojada que estaba, sentí sus labios, y una y otra vez la recorrí hasta su clítoris, no pude parar, seguí comiéndome su tanga, quien puede detenerse, disfrutaba mucho y con sus movimientos me daba todo…

Estuve bastante metido entre sus piernas bastante tiempo; la oí decir ya, me pare, saque el condón, cómo deseaba penetrarla le quite sus sandalias, baje su pantalón, vi su mojada tanga, no se la quite, que rico hacerlo así, puse mi miembro duro sobre esa tanga, encima de esos labios, empecé a moverme despacio; me arrodillé en la cama, tomé sus piernas y las puse sobre mis piernas, puse el pene a la entrada de su vagina, -si- dijo, lo metí despacio, sentí como me apretaban sus piernas, me envolvían, nos moviamos, nuestros vientres se unían, entraba y salía de su vagina, tan húmeda, tan mojada; lo hacíamos cada vez más rápido, mas fuerte, la embestia una y otra vez, ella empujaba, me prendia más.

Puse las manos en la cama, a lado de sus hombros, de manera que colgaba, así que ella movía su vientre con fuerza, mientras mi pene seguía entrando y saliendo de esa deliciosa vagina; -acuéstate- me dijo, nos dimos vuelta y ahora ella me montaba, lo que siguió pocas veces lo sentí, me cogio completamente (más tarde me diría, que así lo disfrutaba mucho más, cuando ella llevaba la iniciativa, el ritmo), sus senos se movían a su ritmo, así que los tomé de nuevo, los sobe y apreté, en tanto gozaba la rica cogida que me daba; bajaba, subía, la miraba, gemiamos ambos, apretaba sus senos, sobaba su clítoris mientras entraba el pene una y otra vez, -ya no puedo más despacio-, pero ella se movió más fuerte y me hizo venir; siguió moviéndose un poco más y gimió fuerte, puse mi mano en su vientre mientras salía, chupe lo que tenía, ella sonrio y se recostó junto a mí.

Nos quedamos un rato así, luego se paró y fue al baño, la seguí, entre a la regadera en lo que ella estaba sentada, se paró y nos bañamos; volvimos a recostarmos, platicamos un buen rato. Se recostó de lado subió su pierna en las mías, empezó a tocar mi miembro, a sobarlo, su mano en mi pecho acariciando, la puso sobre mi pene y lo estimuló suavemente, poco a poco se fue poniendo duro con el rico masaje, sabía lo que venía y en cuanto lo sintió duro, uso in condón y se montó nuevamente, se movía rotando su vientre con el mío, apretaba muy rico y empezó a moverse con fuerza, bajaba con mucho ímpetu, lo quería todo adentro, sus senos se movían tanto, me excitaba tanto mirarla, tomé sus senos, los apreté fuerte, puse una mano en nuestros vientres para sobar su clítoris, pronto se mojó, sentí sus líquidos saliendo, tomé su seno con los dedos mojados, para que se excitara más y otra vez me cogio maravillosamente, su ritmo me hacía jadear tanto, la tomé de las caderas, para sentir más fuertes sus movimientos -cógeme así, bien duro- le dije, su mirada era fascinante.

Sabía que me hacía disfrutar mucho, asi que me dio otra montada deliciosa; -me vengo- y solté todo, se bajó, quito el condón y su mano terminó por sacarme el resto, lo chupo un momento y sólo pude gemir muy fuerte con su boca y lengua lamiendo y chupando se recostó; le dije montate en mi boca, me besó y puso su vagina sobre mi cara, le tomé las nalgas, mientras empecé a lamer sus labios, metía la lengua entre ellos, abria sus ricas nalgas, con una mano le metí los dedos en la vagina y lamia el delicioso sabor que sentía, seguí mamando todo, su clítoris tan rico, estaba perdido entre sus piernas, sentía lo caliente de sus líquidos en mi boca, recurriendo, unos orgasmos que me tenían gozando ese delicioso manjar; se volteo poniendo sus nalgas en mi cara, se agachó y su boca tomó mi pene; seguimos así, ella chupando para parar mi pene y yo comiendo su vientre, -dame un rato más- le dije y paramos; nos recostamos juntos y dormimos un rato.

Oí una voz, estaba en el baño y decía ven, se metió a la regadera, me jaló, el agua tibia nos resucitó, el agua en su cuerpo me encantó y nos acariciamos, besos largos ardientes y esos deliciosos senos de nuevo los tomé, -te gustan-, -huuum si- – me los das- -son tuyos- -¿si?- -comételos- puse mi boca en ellos, mis manos los apretaban, -que deliciosos están- sus manos me empujaban a su pecho, los lami y mame a mi gusto, mientras le metí una mano entre las piernas, las abrió y los dedos se posaron en sus labios, metí dos dedos en su vagina una y otra vez, tocaba su clítoris con el pulgar tratando de sobarlo, -agárralo- puso su mano en mi pene y nos mostramos juntos; teníamos muy sensible todo, pero seguimos.

Cuando lo tuve algo duro, se recargo de espaldas en la pared, con sus piernas abiertas y pasaba sobre sus labios mi pene, puse agua y saliva en la punta, para penetrarla, me sorprendio al tomar un condón, abrio el paquete, lo puso rapidamente y entonces, dirigió mi pene a su vagina, metió la cabeza con su mano, nos miramos y empezamos a movernos, aunque estaba recargada su vientre se pegaba al mío, pero esta vez me toca cogerla, darle placer, así que lo hice más rápido y fuerte, gemiamos los dos, a veces lo sacaba todo y lo metía de nuevo, ella envolvia su pierna con las mías, sus brazos en mi espalda arriba de mis nalgas, -asi-, – fuerte, -sigue-; me excitaba mas, chupaba y mordia mi oreja, nos besabamos, seguía arremetiendo su vagina, apretaba sus senos lo hacía lo más duro que podía, estabamos gozando.

La puse ahora con la cara a la pared, tomé sus nalgas las abrí, pasé mi pene entre ellas varias veces, -por el culo- dijo, lo metí otra vez en su vagina, me acerque a su oreja -claro, eso quieres-, -si, dame-, puse la mano en su boca, hizo saliva y escupió, hice lo mismo, la puse en el pene, acomodé mi pene, abrí sus nalgas, paró su culo y puse la punta, empuje despacio, un poco más adentro, ella empujó para que entrará el resto, así que empuje un poco más fuerte, -ya entro todo- le dije, nos quedamos quietos un momento, hice esfuerzo con el pene, para que sintiera, sentí como apretó su culo también, empecé a moverme, lo saque un poco y metí, -si, que rico- la oí, así que nos movimos los dos, su culo contra mi vientre, más fuerte cada vez, -que rico culo- -ya es tuyo- -si, todo mio- -vamos dame más duro- -si- -qué rico- seguimos un rato, gemiamos fuerte, apreté un poco deseaba venirme cuando oí, que gimió más -te estás viniendo- -si- -ya voy- -dame fuerte- no terminamos juntos, pero fue deliciosa cogernos en el baño; nos lavamos y nos tiramos en la cama.

Despertamos más tarde, – quieres ir a comer algo-, -si-, nos vestimos y fuimos a un restaurante, platicamos, ella trabaja en otra ciudad a un par de horas, viene a ver a su familia una vez al mes, le salió un buen trabajo y aprovecho; por el momento tiene pocos amigos, así que entró al sitio de citas y aquí estamos, dijo.

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