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De visita, se da un trío con la anfitriona
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Estábamos en la casa de una amiga tuya que habíamos ido a visitar en otra ciudad, y ya en la noche, después de una agradable y deliciosa cena en su comedor, acomodados en el cuarto de visitas de su casa, tu y yo cogemos rico mientras me preguntas si la invitábamos con nosotros. Yo te cuestiono si piensas que ella quisiera unirse y me dices que crees que si.

Además habías visto que no me desagrada y ella es de buen carácter, excelente actitud y muy dispuesta. Todo eso nos decimos mientras nos besamos y tocamos uno al otro. De allí pasamos a más caricias y te pones a chupar mi pene que ya muestra una erección importante, lamiendo con tu lengua a lo largo, hasta llegar a mis testículos, así como metiendo la punta y buena parte de mi pene en tu boca, succionándolo deliciosamente.

Entonces te pones en 4 puntos, levantando tu trasero para que yo te penetre por detrás, que es una de las formas que más te gusta que te cojan. Me incorporo detrás de ti y con mi mano me pongo a jugar desplazando mi pene a todo lo largo de tu entrepierna, rozando tu clítoris, la entrada a tu vagina y llegando hasta tu apretado culito, donde al presionar con la punta en la entrada tu gimes al sentirlo allí ubicado.

No tardo en introducirlo en tu muy húmeda vagina, y llego profundamente en ti, tocando tus paredes internas, haciendo placentero el momento para ambos. La cogida va subiendo de intensidad a cada momento, tus gemidos ya son lo suficientemente sonoros… me dices que para ver si se le antoja y se anima. Mientras, me mojas rico y te corres varias veces cogiéndote mi pene, que está ya muy duro y largo Escuchamos ruidos en su cuarto lo que nos hizo pensar que está despierta y escuchando que estamos teniendo acción al otro lado de la pared.

Después de unos minutos de intensas cogidas, donde empujas tu cadera para sentir con mayor fuerza mi pene penetrándote, y me mojas con tu excitación, me dices que irás a tocar su puerta para ver si se anima a unirse a nosotros. Me salgo de tu vagina con mi verga dura y empapada de tus jugos, tú te incorporas, la recorres con tu mano recogiendo nuestros jugos los embarrabas en tus senos dejándolos impregnados de ese rico olor a sexo que tanto te excita. Yo te los quise chupar y me dices que no, que me espere.

Tomas tu blusa de tela fina y delgada, que está en un pequeño sillón dentro de la recamara. Te la pones cubriendo tus hombros, sin abrochar botón alguno, dejando expuestos tus senos deliciosos. Abres la puerta y sales del cuarto. Te escucho tocar la puerta contigua. Ella abre rápidamente y le preguntas si puedes entrar, aunque te quedas en el marco de la puerta. Yo me asomo apenas y puedo ver tu contorno asomando por el quicio inmediato. Sólo escucho un par de expresiones, luego algunas risas ligeramente reprimidas y después un poco de cuchicheo y besos, mientras sus manos rodean tu cintura y se funden en un rico beso entre las dos. Me alejo de la puerta y regreso a la cama.

En un momento más, cruzas el umbral de la habitación con ella tomada de la mano. Me dices con expresión alegre: ¡mira quien está aquí! Te haces a un lado, y le adelantas con la mano, para que quede frente a mi, pudiendo verla desnuda, hermosa y dejándome ver un cuerpo que muestra su excitación por todo lo que estaba sucediendo en el momento. La abrazas por detrás, acariciando su cuerpo y besando su cuello, orejas y mejillas. Ella sólo lleva su tanga y se deja tocar y besar por ti, mostrando su disposición a todo. Tus manos igual rozan sus pezones, como bajan a tocar su clítoris y vagina, o se aventuran a su cadera y trasero, mientras ella gime disfrutando del momento.

Entonces, ella se voltea hacia ti, fundiéndose en un abrazo lleno de pasión y comienzan a besarse en la boca, cara y cuello. Yo puedo ver sus cuerpos de pie ya desnudos restregando los senos de ambas y acariciando con sus manos las caderas, espalda y hombros. Me pongo de pie, me acerco a ustedes, poniéndome justo detrás de ella, rozando su espalda y cadera con mi pene erecto y mojado con líquido preseminal. Extiendo mis brazos hacia ustedes, para abrazarles y unirme a esas caricias de sus cuerpos, viendo como se besan con mucha pasión y en forma tan sensual.

Le tomas una mano y se la llevas a mi pene que está ya completamente erecto y haces que lo empiece a recorrer y acariciar en toda su extensión. Ella se gira y quedamos de frente los tres, en un triángulo excitante. Nos empezamos a besar entre todos, mientras ella ya me masturba con sus dos manos acariciando mis testículos también, mientras se deja besar por ti y recibe nuestras caricias abiertamente. Entonces, tú te inclinas y tomas sus senos para empezar a lamerlos y jugar con sus pezones en tu lengua, mostrándome lo sexy que eso se ve, para después meterte uno y después el otro y succionarlo con intensidad, arrancándole gemidos de excitación a ella.

Regresas a besar su boca y, jalándola de la mano, las dos se ponen en cuclillas mientras siguen besándose. Quedan a la altura de mi erecto pene y acercando sus bocas a él, empiezan a lamerlo y colocarlo entre los labios de ambas, recorriendo a lo largo con las lenguas y besándose cuando llegan a la punta.

La dejas chupando mi pene, y podemos verla metiéndolo hasta el fondo de su boca, llegando a su garganta. Te incorporas para besarnos y decirme que, como puedo ver, ella sí está dispuesta a todo. Me dices que desde la cena tenías ganas de ver que yo la cogiera. Que la penetrara fuerte y duro por detrás. Que se sintiera cogida mientras tú le acariciarías y jugarías con el resto de su cuerpo para hacerle sentir que sería una cogida intensa y para recordar muchos días.

La levantamos para llevarla a la cama. La ponemos de rodillas en la orilla, hacemos que incline su cuerpo hasta quedar pegada su cara a la superficie de la cama y me coloco detrás de ella para penetrarla con mi pene que estaba a reventar después de su rica mamada que ha estado haciéndome. Su vagina esta empapada, completamente lubricada y dispuesta. Apenas le acerco la punta, ella levanta las caderas para permitir con mayor facilidad ser penetrada. Te acercas para ensalivar mi pene con tu boca y lamer su vagina, lo que le provoca un respingo y gemidos de deseo y lujuria.

Tomas mi verga con tu mano, la llevas a la entrada de su vagina y empezó a ensartarla. Apenas pasa la punta, me dices que se la meta de golpe y, al hacerlo, eso le genera correrse intensamente. Tú le acaricias su espalda, la cadera, le frotas sus senos, ocasionalmente le aprietas sus pezones y te agachas a besar su boca, para ver su expresión mientras es cogida por mí.

Eventualmente le metes un par de dedos en su boca, y le acaricias su culito, empujando un dedo hacia el interior, donde puedes sentir mi verga entrar y salir de su vagina rápidamente. Eso la excita de sobremanera y le provoca otro orgasmo intenso. En ocasiones sustituyes tus dedos por tu lengua acariciando su culito y lamiendo ocasionalmente mi miembro al entrar y salir de su vagina, empapado de sus jugos.

La intensidad de mis movimientos te hace ver que estoy próximo a correrme y metes por debajo una mano hasta alcanzar mis testículos para acariciarlos y sujetarlos mientras me dices que la deje llenita de semen, que le servirá para recordar la noche tan intensa. Yo empiezo a correrme dentro de ella, mientras que sus orgasmos se dejan sentir en cascada y con gran intensidad. Tú observas todo, frotando tu vagina, sabiendo que viene más.

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