I.
Era verano y estaba de visita en su casa.
Yo dormía en el salón en un colchón y ella en su habitación, Mi cuñado estaba trabajando esa noche, pues es vigilante de seguridad.
A medianoche me desperté, tenía el pene duro y erecto, escuché que mi hermana se levantaba, así que me hice el dormido, dejando ver mi pene por el elástico del bóxer. Noté como mi hermana lo miraba.
La noche pasó y el día como si nada, aunque notaba las miraditas de mi hermana.
Esa noche, mi cuñado se fue a trabajar, y a la hora de dormir, mi hermana no se fue a su habitación, se quedó en el salón conmigo, durmiendo en el sofá y con un pantaloncito muy corto y una ancha camiseta de tirantas, por cuyo escote casi se les salían las tetas… Me extrañó mucho, pues siempre dormía con pantalón largo y camiseta de mangas cortas, aunque era verano.
Cuando la escuché que roncaba, me decidí a atacar y meterle mano… Le bajé el pantalón y dejé su culo a la vista, pues no usa ropa interior. Lo sobé, lo lamí, le hice un beso negro… ufff que sensación… incluso le metí unos centímetros de pene… Era la gloria sentir el calor de su culo en mi pene… No metí todo por miedo a despertarla…
Fui al servicio y cuando volví, sorpresa, estaba boca arriba, con su coñito peludo a la vista y con sus pechos saliéndose por las tirantas de la camiseta. No me lo pensé y le comí el coñito, saboreando su clítoris. Esta vez si la escuché gemir, casi seguro que estaba despierta, o tenía un sueño húmedo. El caso es que eso me excitó tanto que decidí probar a meterle el pene en su coñito. Empecé por rozarle la puntita por su rajita y cuál fue mi sorpresa cuando noté que separaba las piernas… ya no aguanté y le metí el pene hasta la mitad… Me sentía en la gloria al estar follándome a mi hermana (supuestamente dormida). Cuando noté que iba a eyacular, lo saqué y eyaculé en mis boxes, la vestí y me eché a dormir relajado.
A la mañana siguiente, todo era normal, parecía como si no hubiese pasado nada esa noche, pero sus miradas, parecen que la delataban de que estaba consciente, o eso me parecía a mí.
Desde esa noche, cuando mi cuñado se iba a trabajar, mi hermana en vez de irse a la habitación dormía en el salón y a veces dormía solo con una bata de tirantas un poco por encima de las rodillas, con botones, la cual le dejaba ver sus muslos, y unas braguitas transparentes. Así vestida me era más fácil desnudar y meter mano a mi hermana.
Una de esas noches, dormía de espaldas a mí, con su culo en pompa. La bata se le había subido casi a medio culo. Terminé de subir la bata y dejé su culo a mi vista, solo cubierto por la pequeña braguita. La sobé y le bajé las bragas, dejando su culo hermoso a la vista. Lo besé, lo sobé, le separé las nalgas y le lamí el ojete.
La polla se me puso dura. Me bajé el bóxer, lo rocé por sus cachas, por la rajita, lo apunté al ojete y poco a poco empecé a empujar, hasta meterlo en su culo. Ufff… que sensación más placentera, sentir su culo apretado en mi polla.
Empecé a bombear, follando el culo de mi hermana, hasta que llegué a eyacular dentro. Fui al baño y cogí una toallita húmeda para limpiarle la corrida que salía de su ojete.
Le subí la braguita, bajé la bata y me eché en el colchón. Casi no podía dormir pensando en cómo me había follado el culo de mi hermana.
Sentí que se movía, y me hice el dormido. Al ver que seguía en el sofá, miré y había cambiado de posición. En esta ocasión estaba boca arriba con una pierna en el sofá y la otra apoyada en el suelo. En esta postura y con la bata tan corta, se le veía las braguitas transparentes y su coño se le notaba por la tela. Se le habían abierto los dos últimos botones de la bata.
Alargué la mano y comencé a sobarle el coño por encima de la braguita. La bajé y le dejé el coño a la vista. Me incorporé y acerqué mi lengua a su clítoris y comencé a lamerlo y metiendo la lengua en el coño. Que rico sabor. Cuando la escuché que gemía, dejé de lamer por miedo a que se despertara. Esperé un rato, la vestí y me eché a dormir con el sabor de su coño en mi boca.
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II.
He estado estos días visitando a mi hermana mayor, pues mi otra hermana, con la que vivo se fue con mi cuñado de vacaciones, y al tener este fin de semana a mi hija, me la llevé a su casa.
El día pasó sin novedad, como un día normal, pero cuando llegó la noche y nos dispusimos a dormir comenzó la aventura.
Nos quedamos en el salón mi hija, mi hermana y yo a dormir.
Mi hija en un sofá cama, mi hermana en otro y yo en un colchón en el suelo a la vera de mi hermana.
Cuando la escuché que roncaba, me incorporé y observé que los pantalones del pijama se le habían bajado hasta medio culo, pues tiene el elástico flojo, con el movimiento mientras dormía. Miré hacia el lugar donde dormía mi hija, y estaba completamente dormida.
Me giré de nuevo hacia mi hermana y comencé a terminar de bajárselo y a acariciar su culo desnudo, llegando con mi dedo a su coño e introducirlo… Ummm que sensación sentir el calorcito de su sexo.
Como no reaccionaba, me puse de pie, me bajé mis pantalones de pijama y mis boxes y le puse mi pene entre los cachetes del culo haciéndome una cubana con ellos… Fue como recordar lo de la vez anterior… Había tenido el detalle de coger una servilleta de papel, y cuando noté que iba a eyacular, lo hice en la servilleta.
Fui a la cocina a tirarla y a coger otra, por si acaso, y cuando volví, estaba boca arriba, con su coño a la vista… No me pude aguantar y se lo empecé a lamer por toda la rajita hasta el clítoris, el cual succioné… Luego la volví a subir el pantalón y me eche a dormir, pero no sin antes deleitarme con sus pechos, que se le habían salido por la tiranta de la camiseta, acariciándolos, besándolos y succionar sus pezones sonrosados. Esto lo repetí las dos noches que estuve en casa de mi hermana. Fue excitante recordar las experiencias anteriores.
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III.
He estado de visita en casa de mi hermana, y he pasado dos noches allí.
La primera noche no ocurrió nada interesante, un poco de manoseo por encima de la ropa y nada más.
La segunda noche, que era la que yo esperaba, regresó con mi cuñado del cumpleaños del hermano de éste, a las 2 am y después de cambiarse de ropa, poniéndose un pantaloncito corto y una camiseta ancha de tirantas, se acostó al lado mío en el sofá, mientras yo estaba en un colchón en el suelo. Estaba un poco bebida, por lo que se quedó dormida al momento, circunstancia que aproveché para manosearla a gusto.
Estaba dormida de lado, de cara hacia mí, por lo que aproveché para sobarle las tetas y el coño, por encima de la ropa.
Como no reaccionaba, le comencé a bajar la tiranta de la camiseta y comencé a sobarle la única teta que pude descubrir, y masajear su pezón, besarlo y mamarlo.
Se movió y se abrazó a la almohada, por lo que no pude seguir saboreando su pezón… ni tampoco pude bajarle el pantalón para ver y manosear su coño, pero le metí la mano para acariciar su culo, jugando con su ojete e introduciendo el dedo, ya que no llevaba ropa interior. Como no podía hacer más nada me tumbé en el colchón con la polla tiesa.
Al cabo de un rato sentí como mi hermana se levantaba para ir al servicio. Cuando regresó yo me hacía el dormido, pero con mi polla un poco fuera del bóxer.
Con los ojos entreabiertos, noté como mi hermana lo miraba. Volvió a tumbarse en el sofá y se volvió a quedar dormida. Esperé un rato prudente y me volví para ver cuál postura tenía esta vez.
Estaba boca abajo, me incorporé y comencé a tocarle el culo suavemente. Como no reaccionó, comencé a sobarla más a fondo, metiendo mi mano por el pernil del pantaloncito, hasta llegar a su ojete. Luego bajé para acariciar su coño y meterle el dedo. Lo saqué y me lo llevé a la boca para chuparlo y notar su sabor.
Volví a sobarle el culo por encima del pantaloncito, acerqué la mano al elástico, y comencé a bajarlo, hasta dejar su culo desnudo a la vista. Se giró y se puso de espaldas a mí. Era excitante ver ese culo en pompa. Volví a acariciarlo, separando las nalgas y jugando con mi dedo en su ojete. Me bajé el bóxer y le rocé la polla por la raja, haciéndome una cubana con sus nalgas, apretándome la polla con ellas. No me pude contener y apunté mi polla hacia el agujero de su culo, empujando y metiéndola poco a poco. Comencé a bombear despacio, follando ese delicioso culito. Casi me corro dentro. La saqué y me corrí en mis boxes.
Le subí el pantalón y le bajé la tiranta de la camiseta para sobarle las tetas. Jugaba con sus pezones, que se ponían duros con mis caricias. Después de un rato, le compuse la ropa y me acosté.
A la mañana siguiente, mi cuñado se fue temprano a trabajar. Mi hermana seguía dormida, en este caso boca arriba. Sus pechos se les salían por las tirantas de la camiseta. Me incorporé para acariciarlos, y al ver que seguía sin reaccionar, me dispuse a lamer y chupar sus pezones, mientras metía mi mano por debajo del pantaloncito y acariciaba su coño. Metía mi dedo en su orificio del placer o jugueteaba con su clítoris. Después de un rato, me eché a dormir.
Al cabo de unas horas, me desperté. Mi hermana ya estaba levantada y agachada recogiendo el sofá cama, Las tetas se les veían por el escote de la camiseta y se me puso dura, recordando cómo las había sobado esa misma noche. Me fui al servicio y me hice una paja pensando en mi hermana.
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IV.
Un día me llamó mi hermana, por si quería ir con ella a ver una procesión, pues mi cuñado trabajaba y no quería ir sola. Le dije que sí, y fui a recogerla con mi coche.
Llevaba una falda hasta las rodillas y una blusa blanca, que se le notaba el sujetador y sus deliciosas tetas.
Al bajarnos del coche, para ver la procesión, se colocó el abrigo, pues era invierno.
Cuando llegamos a la puerta de la iglesia, nos enteramos que saldría con una hora de retraso. Fuimos a un bar cercano y tomamos unas cervezas.
Llegó el momento de la procesión y nos fuimos a la iglesia. Había ya mucha gente, por lo que los empujones para coger buen sitio eran frecuentes, Yo me pegaba a la espalda de mi hermana, pues había quien buscaba ponerse detrás de ella. Con tanto roce sobre su culo, la polla se me puso dura. Yo la agarraba por la cintura y me pegaba a ella evitando que se metieran en medio. Ella me miraba de reojo girando la cabeza.
Cuando ya pasó todo, nos fuimos al coche y la llevé a su casa. Como era demasiado tarde y vive lejos de mi casa, me dijo que me quedase a dormir para que no tuviese que conducir de noche. Le dije que sí, que sin problemas. Soy soltero y no me espera nadie.
Me senté en el sofá y mi hermana trajo una botella de litro de cerveza. No la tomamos, hablando sobre la procesión y lo bonita que iba la virgen. Fue por otra botella y seguimos bebiendo hasta bien entrada la madrugada.
Mi hermana ya estaba bebida y antes de irse a acostar, me trajo el pijama que tengo en su casa, para cuando me quedo a dormir. Yo pensé que se iría a su habitación a dormir. Mientras se cambiaba de ropa, yo puse la tele y busque algo que ver. Mientras buscaba me vestía. Dejé la imagen en una escena de una pareja hablando. Me puse la parte de arriba del pijama y fui al servicio. Cuando salía, mi hermana salía de su habitación con una combinación semitransparente. Se le notaban los pezones duros, pues hacia frio y las areolas rosadas.
-Voy a poner la calefacción, pues hace frio esta noche.
-Vale, no te preocupes.
Cuando llegamos al salón, en la pantalla, la chica le estaba chupando la polla al chico. Rápidamente la quité.
-Ups, no me di cuenta que era el canal porno. Discúlpame.
-No te preocupes. Puedes poner lo que quieras, yo me voy a mi habitación. Hasta mañana.
-Hasta mañana.
Cada uno nos fuimos a dormir, ella en su habitación y yo en el sofá del salón.
Con tanta bebida, me levanté para ir de nuevo al servicio. La puerta del servicio está frente de la habitación de mi hermana. Cuando salí, me fijé que la puerta de la habitación estaba abierta de par en par y que la luz de la lamparita estaba encendida. Entré para apagar la luz y vi a mi hermana, tendida boca arriba, con la bata por encima de sus muslos y su coño peludo se le veía por debajo, pues no llevaba ropa interior. Sus tetas resaltaban por las transparencias de la combinación.
Me acerqué sin hacer ruido, despacito, hasta el borde de la cama. Me agaché para ver su coño. Mi sorpresa fue que estaba mojado, Mi hermana se había estado masturbando.
Entre la bebida y el orgasmo que habría tenido, estaba profundamente dormida, con la cabeza girada hacia mí. Esta vez hice algo que nunca había hecho. Me acerqué a la cabecera de la cama, me bajé el pantalón del pijama y el bóxer y le puse la polla en la boca a mi hermana. Con cuidado, se la pasé por los labios y con una mano, tirando despacio de la barbilla, le abrí la boca y metí la punta de mi polla. Me excitó tanto esta nueva experiencia, que casi me corro en su boca. La saqué y me corrí en mis boxes.
Cuando me recuperé un poco de la corrida, me dediqué a sobarle las tetas y a subirle más la combinación para ver su coño. Aún seguía mojado. Me agaché, y pasé mi lengua por toda la raja, recogiendo sus jugos. Luego le lamí el clítoris y lo succioné con mis labios.
Entre sus jugos y mi saliva, tenía el coño bien lubricado, así que le separé las piernas, me puse encima y poco a poco le fui metiendo la polla en su calentito coño. Después de un rato de bombeo y cuando iba a correrme la saqué y me corrí en su barriga. Fui al servicio y cogí una toallita para limpiarla.
Cuando regresé a la habitación, había cambiado de postura y estaba boca abajo, con todo su culo a la vista. Sus deliciosas nalgas estaban a mi disposición, como otras veces anteriores. Tenía las piernas separadas, por lo que podía ver su coño mojado. Me aseguré de que seguía dormida y al escucharla roncar, me coloqué encima de ella y me hice una cubana con sus nalgas. Luego, con sus jugos y un poco de saliva, le lubriqué el ojete y mi polla y poco a poco, se la empecer a meter en su delicioso y excitante culo.
Esta vez, después de un rato bombeando, me corrí dentro de su culo. La limpié con la toallita que traía, Le bajé la combinación, no sin antes darla un beso en las nalgas y meterle un dedo en el coño, y me fui al salón a dormir.