Hola, y gracias por seguir leyendo mis relatos, les recuerdo mi nombre: soy Paulina, una mujer Tv a tiempo completo o full time, esto básicamente quiere decir que hoy en día realizo todas mis actividades y paso mi día completo en mi rol femenino, incluso las actividades que en algún momento llegue a realizar como hombre por distintas necesidades, hoy en día las realizo todas en mi rol de mujer definida. Actualmente y desde hace ya casi 5 años llevo un tratamiento de reemplazo hormonal, que gracias a la ciencia y al ejercicio, me han ayudado a definir y a acentuar mis ya de por sí femeninos rasgos y formas corporales, en la calle, en mi casa y en la cama me defino y tomo el papel de la mujer, actuó, pienso y respondo como tal. El relato que hoy les contaré es 100% real, tiene lugar en la CDMX y sucedió a principios del año pasado. Comienza así:
Jamás en todo mi tiempo de escribir relatos eróticos, había recibido un mensaje como el que esa mañana llegó a mi bandeja de correo electrónico, reconozco que hacía tiempo no sentía esa adrenalina cuando una tiene oportunidad de hacer algo diferente, algo que nos hace sentir un hormigueo en el estómago. Hace algunos días que discutí con mi actual pareja Cuco, desde entonces no nos hemos visto, no es que me falten números telefónicos en mi agenda para salir con alguien y no caer en el aburrimiento de mi casa, o simplemente porque este yo muy cachonda, puedo marcarle a alguno de mis amigovios y con gusto vendrán a mi casa a hacerme el favor. Pero este correo electrónico tenía un toque de aventura, de ese tipo de acción que me anda haciendo falta hoy en día, decía así:
RM- Hola mujercita linda, me llamo Roberto M.. He leído todos tus relatos! Soy un hombre maduro, entrando los 60’s, estoy pagando una condena en un centro de readaptación social aquí en la CDMX. Llevo varios meses siguiendo tus relatos, y con cada uno de ellos trato de imaginarte cómo eres en realidad. De mi puedo contarte de soy alto, espalda ancha, tengo un buen físico pues hago mucho ejercicio aquí, soy moreno, y estoy bastante muy bien dotado, sinceramente creo que podría llenar tus expectativas. Además, si así lo deseas, estoy dispuesto a darte una buena gratificación… ¡si aceptas venir a visitarme aquí en el reclusorio norte… Lo que te estoy pidiendo es que vengas una noche conmigo y me regales una visita conyugal… ¡si aceptas, por favor házmelo saber, responde a este e-mail y regálame por favor un número telefónico a dónde pueda marcarte yo desde mi teléfono celular. Con mucho cariño e interés, tu admirador Roberto M.
Leí varias veces el mensaje, sentí la necesidad y unas ganas enormes de hacerlo, jamás había estado en una cárcel, me daba curiosidad saber cómo era la vida ahí dentro, saber cómo podían tener sexo en sus visitas conyugales. Como tenía este hombre la oportunidad de tener un teléfono celular, si se supone están prohibidos allí? Sin embargo no conteste esa misma tarde, pues aunque no conocía los riesgos, sabía de antemano que existían, así que mi parte consiente, la que aún no se dejaba llevar por lo morboso y cachondo de la situación, se puso a analizarlo. Era como si mi Diablita y mi Angelita tuvieran una importante discusión en mi cabeza.
Angelita- No… no lo puedo aceptar… nunca he pasado una noche en una prisión!
Diablita- Pero yo… ¡quiero hacerlo! Vamos, siempre hacemos cosas locas, solo tenemos que tener mucho cuidado como siempre!
Esa noche no podía dormir, en mi mente pasaban imágenes, claro, todo de forma imaginaria, me veía rodeada de hombres… quienes llevaban mucho tiempo sin coger, mirando mi cuerpo desnudo, esperando su turno para cogerme. No pude evitar que los pensamientos y mis fantasías me pusieran sumamente cachonda, tuve que abandonar la cama casi una hora antes de que sonara mi alarma para darme un baño con agua fría. Más tarde cuando ya me encontraba en mi negocio y desde la computadora de mi improvisada oficina seguí leyendo una y otra vez el correo que toda la noche me mantuvo inquieta, dude un momento y motivada por mi cachonda cabeza, decidí hacer contacto con ese hombre quien hacía llamarse mi admirador, recuerdo que escribí algo así:
-¡Hola, soy Paulina… la chica de los relatos! Me enviaste un mensaje. ¿Recuerdas?, Te escribo este mensaje con muchas emociones encontradas, curiosidad, cachondez, un poco de temor (no lo niego) pero en definitiva me gana el morbo y la calentura. Me encantaría entablar contacto contigo, así que aunque no es algo que yo haga con regularidad te daré mi número de celular para que hablemos por teléfono.
55…
Paulina C.
Envíe el correo y en ese momento comprendí que ya no tenía vuelta atrás, paso casi 1 hora y mi celular sonó, la pantalla detectaba un número con una LADA que no era de aquí, como si fuera un número de provincia, casi temblando conteste y me quedé callada, al otro lado rompieron el silencio, y dijeron:
RM- Hola? Paulina?
P- Hola? Si soy yo…. Con quién hablo?
RM- Mi nombre es Roberto Mendiola, y me tomé la libertad de escribirte a tu correo sin grandes esperanzas de obtener una respuesta, sin embargo aquí estoy, por fin escuchando tu linda voz.
P- Hola Roberto, por favor discúlpame, estoy un poco nerviosa.
RM- Descuida linda damita, no traigo ninguna mala intención contigo, pero me gustaría saber… Aceptarás mi propuesta de venir a visitarme?
P- La verdad? Si tengo muchas ganas, pero tengo miedo de entrar a un lugar como ese…
RM- Descuida, como mi visita estarás más que segura, sobre mi cadáver alguien te lástima!!
La forma de hablar de este hombre me intrigaba aún más, el tono grueso de su voz, así que casi me escuche algo tonta cuando le pregunté:
P- Lo prometes?
RM- Te lo juro!… Entonces, quieres venir?
P- Si!!! Me gustaría mucho conocerte!
RM- Qué edad tienes Paulina?
P- 32 años
RM- Eres demasiado joven, hace mucho tiempo que no tengo el privilegio de cogerme a alguien de tu edad, incluso… eres más joven que cualquiera de mis hijas! Puedo preguntarte algo?
P- Claro, lo que quieras!
RM- Qué ropa llevas puesta? Me refiero a todo. Ropa interior y todo lo que llevas sobre tu cuerpo, ¡dame todos los detalles!
P- Hoy me vestí con un pantalón de mezclilla negro a la cadera, una blusa roja, tenis blancos, mi ropa interior es un conjunto de tanga y Bra color uva.
RM- Delicioso! Dime algo… Serías capaz de enviarme una foto por wats app? En todos tus relatos te describes muy hermosa, y mi cabeza te ha recreado una y otra vez, sin embargo muero de ganas de saber cómo es la niña que en este momento es dueña de todas mis obsesiones, tu aceptarías hacer eso por mi?
En ese momento supe que si aceptaba, y le enviaba una imagen mía, él tendría una gran ventaja sobre mi, de verdad no sabía si estaba preso por matar transexuales u homosexuales. Por un momento pensé en colgar la llamada y olvidar esa locura, pero una parte de mí… me pedía seguir adelante, así que le dije:
P- Si, lo haré.
RM- Niña buena!
Sin colgar la llamada, de inmediato abrí la aplicación de WhatsApp, lo agregué y nos saludamos mutuamente, entonces busque en mi galería un par de fotos de cara y otro par de fotos de cuerpo completo, la verdad no envié nada sugestivo ni con demasiada carga sensual, y sin embargo los comentarios por parte de Roberto fueron halagos, pues una vez que las vio me dijo:
RM- En verdad eres mucho más bonita de lo que me imaginé, eres en verdad toda una linda mujercita. Dime algo, tienes novio?
P- Salgo con alguien.
RM- Es ese tal Cuco de tus relatos?
P- Jajaja!! Si es ese tal Cuco…
RM- Bueno, pues si como lo describes es tu hombre ideal, entonces creo te gustare! Quieres que te envié yo una foto?
P- Si, me encantaría saber con quién estoy hablando!
RM- Hecho, no cuelgues bonita.
Volvimos a conectarnos por Whatsapp y ahora fue el quien me envió 3 fotos, una especie de selfie que al parecer se tomó en el mismo momento, definitivamente no era el hombre más guapo ni fotogénico, pero se miraba rudo, fuerte, ancho y eso me mata en un hombre. La segunda foto era del vestido de color beige con su familia (más tarde supe que eran sus hijos e hijas y la mayoría de sus nietos en un día de visita), la tercera foto era de su verga, y que verga!! Grande, gorda, venuda, (no más grande que la de cuco) pero no le envidiaba absolutamente nada) además pensé que un hombre como este, encerrado en una cárcel debería de tener demasiada carga sexual en los testículos, así que motivada por esto seguí platicando con el, mi siguiente comentario solo fue:
P- Wooow!! Todo eso en la última foto es tuyo?
RM- Si, y puede ser tuyo, si quieres! Aceptas venir a verme?
P- Si, acepto… Me da mucho morbo y excitación la idea de tener sexo en ese lugar, debo preguntar ahora yo, y disculpa mi inocencia, como haré para entrar allí?
RM- Pues yo estoy en el reclusorio norte, dado que no estamos casados, no puedes llegar como el resto de las esposas, así que tendrías que venir a verme como visita normal y esperarte a que se vayan todos, después entraremos al edificio de las conyugales, para esto yo me encargo de que me asignen una habitación, le daré dinero a algunos funcionarios por aquí para que nos den el pase.
P- Como visita normal cómo es?
RM- Si, tendrías que venir en la visita normal, puedes llegar entre las 7 am a las 2 pm a más tardar, pasar el día a mi lado y esperar a que entren las esposas de los presos, la entrada es a las 7 de la noche y te dan salida a las 7 de la mañana del otro día.
P- Ok, y cuándo seria?
RM- Si estás de acuerdo bonita, que sea este próximo sábado. Solo necesito que me avises cuando antes para que yo haga los arreglos por aquí.
P- Oki, lo haré!! Quiero conocerte!!
RM- Puedo pedirte algo? Algo personal?
P- Claro, dime?
RM- Puedes traer uno de esos conjuntos de lencería que describes en tus relatos? Ya sabes, los de encaje y medias al muslo.
P- Jajaja… claro que sí! Algo más que desee señor?
RM- Que ya sea sábado nada más!!
P- Si! Yo también ya quiero que sea sábado!
Durante los días siguientes, Roberto y yo platicamos a diario, pues como tal no nos conocíamos de frente. Gracias a estas pláticas es que supe más de el, porque estaba allí, cuanto llevaba allí, cuanto le faltaba para salir, que debido a esta situación su esposa lo había dejado, sus hijos e hijas lo visitaban con frecuencia, era abuelo de 12 pequeños, además claro, continuamos con nuestro intercambio mutuo de fotos sexuales, admito que desde que mire por primera vez una foto de su verga, se me hizo agua el culo, pues Roberto me mostraba en las fotos una verga en verdad muy grande y dura, también supe por nuestras charlas que llevaba casi 2 años desde la última vez que una amiga lo visito en plan sexual y desde entonces se mantenía el solo a veces de cariño propio, (pobrecito!!!, Pensé para mí misma), y obviamente lo escanee en un tema importante para mí: su gusto por las niñas como yo. Roberto me platicó que desde siempre tuvo esa atracción, pero nunca se atrevió a dar ese paso debido a su condición de hombre casado. También me indico a detalle la forma en que debía ir vestida y los colores que podía utilizar para el ingreso y visita al reclusorio, todos los días hablamos por teléfono y fue en verdad atento conmigo en todo, me pidió un número de tarjeta y me deposito una fuerte cantidad de dinero en lo que me dijo “La gratificación de la que te hablé en mi correo electrónico y un extra para que te compres algo bonito, pues cambie de parecer, no quiero que uses nada que hayas usado con anterioridad, quiero tenerte para mí en algo nuevecito, que yo sea el primero que te lo quite, sorpréndeme”.
Estaba totalmente excitada por la situación, faltando solo 2 días para la fecha acordada, así que el viernes por la tarde al salir de mi negocio, me dirigí a parque Lindavista y visite muchas tiendas de ropa interior y lencería femenina, uno me llamó la atención e imagine la reacción de Roberto al verme, se trataba de un babydoll de satín con tela mesh, totalmente transparente, el corte frontal era por debajo del vientre, y en la parte trasera traía un prolongado escote para la espalda, una hermosa cinta de holanes lo adornaba en todos sus pliegos, también compré varios pares de medias a juego con sus ligueros y algunos pantyligueros de diferentes texturas, y una bata para dormir que me encantó, está era en color negro, de tela de satín en la parte delantera y en la parte de atrás también tenía muchas transparencias, por lo que mi espalda de cualquier manera estaría visible, en sus bordes y en las mangas está adornada por una bonita tira de encaje y se sujeta por el frente gracias a una cinta. Por desgracia las tangas que venden en estas tiendas no me sirven, pues no incluyen el puente que debe traer una tanga especial para ocultar el pene de una niña travesti, así que usaría una de mi repertorio y le explicaría esto a Roberto, con la generosa cantidad que me dio este hombre, también me alcanzó para comprarme unos tacones de aguja Steve Madden que en definitiva estrenaría esa noche.
De esta manera llegó el sábado, Me vestí de acuerdo a lo que Roberto me recomendó, una sudadera simple color rosa con un lindo Winny Poo al frente, un mallón color azul y tenis deportivos, mi cabello lo sujete con una coleta y tome un bolso en dónde guarde todo lo que necesitaría para mí esperada noche: maquillaje, condones, lubricante, dinero, llaves y claro, la ropa que compre especialmente para Roberto y los tacones. Roberto me recomendó que si traería mi vehículo sería apropiado que dejara allí mi teléfono celular, y la maleta con la ropa que era para nuestra noche, pues no lo dejarían pasar en los retenes de revisión y que llevara solo un pequeño y discreto bolso o canguro con lo básico y dónde pudiera guardar dinero en cambio, mucho cambio.
Deje instrucciones en mi negocio a mi trabajadora de confianza y me dirigí a eso de las 11 de la mañana con rumbo al reclusorio norte, al llegar, miré la larga fila que ya se había formado con familiares que visitaban a sus presos. Así que me formé con cierta incertidumbre, la fila fue avanzando poco a poco, hasta que por fin me toco mi turno, justo allí empezaba la aventura sexual de ese encuentro. Un custodio me pidió mis datos, mi identificación y el nombre de a quien visitaba. El guardia penitenciario miro mi identificación aún con mis datos de niño y después recorrió mi cuerpo con la mirada, de una forma lasciva, parecía adivinar lo que venía yo a hacer esa noche a ese lugar, sin pudor se relamió los labios y por fin me dejo pasar, me dijo:
Custodio- Sigue caminado de frente, pegada a la maya metálica, hasta la siguiente caseta, ahí te darán otras indicaciones y también ahí cambiaras esta ficha… ¡no la pierdas!
Pensé que la siguiente caseta sería igual, pero estaba muy lejos de imaginar lo que estaba por suceder. Justo cuando llegue a la entrada, una mujer de mediana edad salía y pude ver cómo terminaba de acomodar su vestimenta. Una mujer custodia robusta y con cara de enojada se asomó y me dijo lo siguiente.
Custodia- Entrégame tu ficha y pasa.
Obedecí sin dudarlo, entregue la ficha y pase a la caseta, solo había una silla de madera y una libreta sobre una especie de repisa metálica, la mujer miro mi identificación y después recorrió mi cuerpo con morbosa curiosidad, pensé por un momento que la silla era para que yo me sentará, sin embargo fue ella quien la ocupo y me dio la siguiente orden.
Custodia- Desnúdate!
Sentí que mi rostro enrojecía de vergüenza, la mujer me miraba con actitud retadora y sin pestañear, tímidamente le pregunte:
P- Es esto necesario?
Custodia- Claro que es necesario, tenemos que cerciorarnos que no traes drogas escondidas. Si las traes… entonces aquí te quedaras.
Hasta ese momento volví a sentir un extraño miedo de estar alli, sin embargo ya no podía dar marcha atrás, mis manos estaban temblorosas cuando comencé a despojarme de mis prendas, en menos de un minuto mi ropa estaba en el piso a un lado de mi y yo estaba en ropa interior (boxer de encaje y bra a juego). La custodia no dejaba de mirar mi cuerpo con morbo, fingiendo estar molesta dio la siguiente orden.
Custodia- Vamos!… ¿Qué esperas? ¡Quítate lo demás!!
El miedo me invadió, jamás me había sentido tan pequeñita, cruce mis brazos por detrás y desabroché el brassier, dejándolo caer al suelo, con mi pie lo aproxime al reto de mi ropa, entonces tomé los costados de mi bóxer y me despoje de ellos. La mujer se puso de pie y dio unos pasos hasta quedar a mis espaldas.
Custodia- Apóyate en la silla y separa las piernas, iniciaremos por revisar el ano.
No pude evitar que esa mujer hiciera lo que deseaba, apoye las manos en el respaldo de la silla y separe las piernas, ella se puso un guante de látex, se unto un poco de lubricante y sin más introdujo su dedo índice en mi ano, moviéndolo con lasciva.
Custodia- Bien, aquí no hay nada…
La custodia no quitaba la cara de mis gordas nalgotas, aún movió sus dedos a los costados un poco más y cuando los saco sin miramientos la mujer hizo algo sucio… llevó sus dedos enfundados en el guante de látex y los olió profundamente. Por fin me dijo que todo estaba en orden, me dio una ficha diferente, recomendándome de la misma manera no perderla, y camine por un pasillo más, pase otra caseta en donde los custodios de ese retén insistían en que yo no podía pasar porque no era en definitiva la persona que aparecía en la identificación, obvio sabía por lo que me dijo Roberto que ellos lo que querían era dinero, así que tuve que dejarles $200 pesos para que no me entretuvieran más, ellos volvieron a cambiarme la ficha y por fin salí por una especie de rampa a un patio enorme, habían hombres jóvenes esperando a quienes llegaban de visita, eso me lo había anticipado Roberto, también me había dicho que dejaría a un par de sus muchachos esperándome al inicio de la rampa, ellos sabían cómo iba vestida y de inmediato reconocerían la sudadera rosa del osito Pooh.
En efecto se acercaron a mi dos chavitos y me preguntaron si era yo Paulina, les afirme con la cabeza y uno de ellos se fue corriendo mientras el otro se quedó en todo momento conmigo. 5 minutos después reconocí a Roberto mientras caminaba hacia mi acompañando al joven mensajero, Roberto se veía más atractivo en persona que en foto, y en definitiva se veía imponente, dominante, de edad madura pero aún muy conservado, me dio la mano y me planto un beso en la boca como si nos conociéramos de tiempo, o más bien… ¡cómo se fuera su esposa de verdad!
RM- Estás muy linda Pau!
P- Gracias papi!
RM- Que esperan ustedes 2? Carguen la bolsa de mi mujer!!
En definitiva Roberto era alguien temido allí, pues no sé los pidió 2 veces y uno de ellos se encargó de cargar mis cosas, en un determinado momento los despidió para quedarnos él y yo solos y fue Roberto quien cargo mi bolso el resto de la tarde. Pasamos lo que faltaba de la visita charlando, conociéndonos, intercambiando experiencias, el me trataba como si no fuera la primera vez que yo lo visitaba en ese sitio, por ratos el buscaba mis labios, y por ratos era yo quien demandaba sus besos, en dónde lográbamos encontrar un poco de privacidad nos estacionábamos y aprovechábamos para cachondearnos como novios, las horas pasaron rápidamente, sobra decir que yo estaba muy excitada, mi cuerpo estaba caliente, ya deseaba estar a solas con él y mirarlo desnudo. Sentir sus caricias en todo mi cuerpo. Y estoy segura que él deseaba lo mismo, pues de vez en vez se acercaba a mí y me plantaba deliciosos besos en la boca. Eran las 6 de la tarde cuando una melodía se escuchó en los altavoces, era el momento de abandonar el lugar. Roberto me indico hacia donde tenía que dirigirme y me dio un papel e indicaciones de a quién debía entregarlo, entonces me dijo:
RM- Nos vemos en dos horas Paulina. Recuerdas todo lo que te dije y por quién debes preguntar?
P- Si Papi, no te preocupes.
RM- Bien, entonces, tengo que apresurarme, no quiero que me castiguen por no pasar lista.
Camine por la rampa de salida, fui pasando por las casetas donde intercambie las fichas metálicas. De esta manera de nueva cuenta estaba afuera del reclusorio, aproveche para ir a mi vehículo por la maleta de la lencería y para revisar llamadas, mensajes y sobre todo marcarle a mis papás. Cerca de las 7:50 pm me acerque de vuelta a la entrada y me quede sentada en una bardita, esperando que dieran las 8 de la noche para poder entrar, fueron llegando más mujeres quienes sin duda estaban ahí para visitar a sus hombres. La hora llegó, un custodio nos pidió seguirlo con nuestras identificaciones en la mano, después de recorrer un largo pasillo, nos dijo que siguiéramos a una mujer, quien nos dijo ser una trabajadora social. Llegamos a una especie de hotel interno, puertas metálicas, sin ventanas, con una cama de concreto y una colchoneta individual de espuma. Había unas cubetas con agua y un televisor con DVD, una mesa de cemento y unos bancos también de cemento fijos al suelo, un pequeño baño completaba el sencillo mobiliario de las habitaciones. Fuimos entrando cada una a la habitación que nos decían.
Trabajadora social- Paulino C. (Me llamo por mi nombre de niño, pues en su mano traía mi INE) aquí te toca… ¡en un rato vendrá tu pareja!
P- Si… Gracias señorita.
Era verdad, si parecía una habitación de hotel, solo que demasiado fea y dentro de una prisión, cuando Roberto llegó, un custodio cerró la puerta con seguro por fuera. El me preguntó:
RM- Estás bien?
P- Si, algo nerviosa aún, pero feliz por estar contigo.
RM- Quieres bañarte ahora o por la mañana? Solo tengo derecho a dos botes con agua, así que tendrás que decidir con sabiduría.
P- Entonces prefiero hacerlo ahora.
RM- Bien, me parece buena idea, báñate tu primero, después lo hare yo.
Roberto conecto una especie de cable de luz y metió la punta al bote, minutos después el agua estaba hirviendo, llevo el bote al baño y yo… entre para asearme, básicamente lo que quería era hacerme una limpieza interna, pues no se me iba a hacer para nada erótico que algún mal olor saliera de allí mientras Roberto y yo estuviéramos en lo nuestro. Me desnude dentro del baño y ahí mismo volví a vestirme con mi mallón y mi sudadera, pues deseaba cambiarme y sorprenderlo con la lencería que había escogido para él, mientras él se estuviera aseando, afortunadamente Roberto se tardó algunos valiosos minutos, que por supuesto a mi me sirvieron para colocarme el babydoll, la tanga oculta penes, el liguero, las medias, la bata y por supuesto mis hermosas zapatillas, y aún me alcanzó el tiempo para retocar de manera express mi maquillaje y rociarme un poco de perfume Paris Hilton en las zonas en las que seguro Roberto podría besarme.
Cuando Roberto salió del baño lo hizo con su toalla envuelta en la cintura, fue entonces que pude apreciar su excelente condición física. Roberto es un hombre con 60 años de vida, sin embargo, ha pasado los últimos 18 de ella en este lugar, por lo que mucho de su tiempo es invertido en ejercicio físico el cual le ayuda a mantener una muy buena e incluso envidiable condición física. Roberto tampoco pudo evitar demostrar su satisfacción al mirar la sorpresa que había escogido para él, yo estaba esperándolo sentada en la colchoneta con mis piernas cruzadas, él se acercó a mí y yo le pedí con mis manos que se descubriera lo que tanto tiempo llevaba anhelando contacto femenino. Su verga estaba semi erecta, y ya así tenía un buen tamaño, además era ligeramente gorda pero lo que más me encantó de ese instrumento de placer masculino fueron sus dos enormes huevos, se miraban hinchados por tanto semen caliente y espeso contenido en ellos, Roberto no perdió más el tiempo y se aproximó más a mi para iniciar el juego de la seducción, el me mostro de inmediato ser un experto amante, pues sus manos acariciaron mi cuerpo por encima de las eróticas prendas que se pegaban a mi como una segunda piel mientras me besaba apasionadamente.
Mi cuerpo temblaba ante el contacto de las varoniles manos de este hombre, algo inusual en mí, tomándose todo el tiempo del mundo me despojo hábilmente de la bata para quedarme únicamente en el babydoll, mientras seguía besándome y acariciando mi cuerpo cada vez más lascivamente. Con agilidad se arrodillo ante mi y tomando los costados de mi tanga, la fue bajando muy despacio, disfrutando de cada segundo, por fin quede completamente desnuda de mi parte baja, se incorporó otra vez para besar mi boca y aprovecho el momento para otra vez recorrer mi cuerpo con sus manos, para ese momento nuestros cuerpos estaban ya demasiado calientes, entonces se apartó de mi, dejándome medio sonsa por la última serie de besos que me dio, se acostó en la cama y de inmediato me dijo:
RM- Ven bonita!! Llevo toda la tarde deseando comerte el culo!! Ponme esas nalgotas aquí en mi cara!!
Su lengua exploraba y penetraba hábilmente en mi ansioso agujerito anal, yo cerré los ojos y me deje llevar por el placer que estaba experimentando. No pude evitar que mis gemidos invadieran la habitación, trate de jalar una almohada y apretarla con la boca para no ser escuchada, pero Roberto me lo impidió, a tono de regaño me dijo:
RM- No tengas pena mi amor! Deja que tus emociones afloren, puedes gemir, nadie te dirá nada… anda enséñame lo zorrita que eres, gime para mí!!
Al escucharlo, ya no me contuve, deje salir los gemidos sin temer nada.
P- Ahhh!! siii!! ¡que rico lo hacesss!!! Aaaa!!! Cómeme el culo Roberto!! Eres magnífico!!! Madre mía qué lengua!!
Los minutos pasaban lentamente, mientras su lengua seguía urgando en mi interior con una suavidad y maestría enloquecedora, después de un muy considerable rato me pidió levantarme, se puso de frente a mi, a su lado me sentía chiquita, pues Roberto es en verdad corpulento y muy espaldón, entonces me planto uno de los besos más deliciosos que puedo recordar, este delicioso hombre madurito sabe en verdad ponerme cachonda solo con su lengua. Roberto aplicó un poco de presión sobre mis hombros, me separé levemente y lo mire fijo a los ojos, no era necesario que Roberto hablara, era más que evidente que este macho pedía que le regresará el favor con mis labios, así que poco a poco fui besando su amplio cuerpo mientras descendía hasta quedar de rodillas ante su excitada virilidad, no perdí el tiempo, abrí la boca y deje entrar su verga cubriéndola con los pliegues de mis labios, su cuerpo completo olía a loción de caballero, lo que me indicaba que desde temprano este hombre se había preparado para mí, dado esto, sentí una enorme obligación de satisfacerlo, así que me esforzaría en darle una mamada que no olvidaría tan pronto, lograba sentir sus venas palpitar al roce con mi lengua, parecía que estaban por explotar. Mientras yo mamaba esa hermosa y muy grande verga, él empezó a decirme cosas bonitas, me decía:
RM- Eres una mujercita muy especial Paulina! Sin duda… la mujer que cualquier hombre soñaría tener como esposa. Si fueras mi esposa de verdad te tendría muy bien satisfecha y nada te faltaría allá afuera.
Para esos momentos estaba demasiado excitada, no quise soltar su rica verga, de mi boca solo salían chasquidos por la mezcla de mi saliva con su líquido pre seminal, yo continué mamándosela, entonces me percaté de que Roberto estaba a punto de eyacular, con mucha suavidad me aparto de su lado, prácticamente obligándome a soltar su vergota, y me dijo:
RM- Detente un momento hermosa zorrita, la mamas de una manera sublime, pero no tengo prisa por terminar sin antes probar las delicias de ese hermoso culo de mujer que te cargas!!
Me detuve de inmediato, pues sinceramente tampoco era mi intención que está experiencia terminará solo así, además de que no conocía a este hombre y no sabía si podría recuperarse tan rápido en caso de hacerlo eyacular, y definitivamente yo también deseaba inmensamente sentir dentro de mi la grande virilidad que este hombre poseía. Roberto me ayudó a incorporarme y nos fundimos en un delicioso beso que se prolongó durante algunos riquísimos minutos, en este lapso y sin despegarse de mis labios, Roberto me despojo de mi babydoll, situación que este macho aprovecho para explorar mis femeninas formas, pues no hubo un solo rincón que estuviera a su alcance sin que Roberto acariciara con sus varoniles y ásperas manos, de esta manera Roberto me tenía prisionera entre sus fuertes brazotes y aún a pesar de que me mantenía con mis zapatillas puestas me veía chiquita a su lado, nos separamos únicamente para recuperar el aliento y pude percatarme por la presión que sentía en mi estómago que este hombre mantenía su deliciosa erección y está exigía ser atendida, entonces Roberto me dijo:
RM- Definitivamente lo que escribes en tus relatos es cierto… Haces maravillas con esa boquita!! Pero ahora quiero saber si haces lo mismo con ese par de nalgas, puedo?
P- Papi… Ya te habías tardado en pedirlo!! Te enseñaré que yo y mi hoyito estamos a la altura de cualquier situación, igual mañana me voy de aquí gateando pero yo dejo esta verga más que satisfecha!
Fueron mis palabras mientras me giraba dándole la espalda para separar ante el mis gordas carnosidades y darle una vista de mi ansioso agujerito que con anticipación Roberto ya había saboreado con su hábil lengua, y que también exigía ser atendido por el calor de la verga de este macho. Roberto me jalo hacia el así de espaldas como me encontraba, me empujó suavemente hacia la estructura que hacía de cama en nuestra habitación y me inclino haciendo un poco de presión en mi espalda, entonces entendí que él deseaba cogerme en posición de perrito, por lo que me dispuse a facilitarle la tarea, afloje mis músculos y dejé que Roberto me acomodara a su total antojo, el resultado fue delicioso pues termine con el culo al aire, las piernas un tanto separadas y mi cara pegada en su totalidad a la colchoneta, lo que hacía que en automático levantará aún más mis femeninas y gordas nalgotas Roberto se colocó un condón y me lubrico con un escupitajo que atino justo en mi ano y luego lo embargo el mismo con ayuda de su dura vergotota que se encontraba lista y ansiosa por conocer mi interior, entonces se colocó detrás de mí y con una mano apunto su gorda y excitada barra de carne masculina mientras que con la otra se aferró a mis caderas para obligarme a retroceder en dirección a su verga, y penetrarme de una vez por todas. Me encontraba tan cachonda que fue fácil sentir sus muslos chocar contra mis gordas nalgotas, y sin embargo le suplique me permitiera un par de minutos para que mis músculos anales se acostumbraran a su gordo invasor, Roberto caballerosamente se mantuvo quieto, situación que agradecí personalmente al comenzar yo misma a moverme de atrás para adelante una vez que mi cuerpo se acostumbró a la inmensa y dura barra dura de carne masculina, entonces fue cuando Roberto me tomo fuerte desde las caderas y me hundió más en el colchón con una fuerte embestida que me hizo alucinar de tan adentro que sentí su vergota. Entonces empezó a hablarme de una manera obscena que lejos de molestarme me puso más cachonda, pues me decía:
RM- Que rica estás niña hermosa! Te está gustando como te coge este hombre?
P- Haayy!! Me encanta!! Me estás cogiendo riquísimo Roberto!!!
RM- Seguirás visitándome aquí? Quieres ser mi puta?
P -Siiii. ¡Si quiero ser tu puta! Aayy!! Quiero coger contigo siempre!! Asiii… Dame mass papi!!
De pronto me percate que debido a la fuerza de las embestidas que Roberto estaba propinándome, prácticamente estábamos recostados en el colchón, el propio peso del cuerpo de este hombre me mantenía inmóvil y por lo mismo la penetración era profunda y deliciosa, entonces Roberto explotó en un impulso de machismo y me tomo por los cabellos, ufff!! Eso me enloquece en un hombre, que sean caballeros en la calle, hombres en la casa y unos verdaderos sementales en la cama, al mismo tiempo me dijo:
RM- Que delicia es cogerte al fin Paulinita!! Tienes unas nalgas exquisitas!! Aprietas delicioso!! La mamas como una diosa!! Volverás cuando yo te lo ordene? ¿De verdad serás mi puta aquí?
P-Aaayyy!! siii!!! te lo juro, voy a venir siempreee que me lo pidas!! Aaaayy!!!
En un movimiento rápido me tomo de mi estrecha cintura y me giro sobre mí mismo cuerpo a modo que quede boca arriba en la cama, descanso sobre sus fuertes hombros mis piernas enfundadas en mis hermosas medias al muslo y aprovechando lo lubricado que estaba mi agujerito anal, hundió su verga hasta el fondo de un solo empujón, fue delicioso como recibir un pedazo de hierro caliente atravesándome por completo. En esta posición Roberto sostenía todo su peso en uno de sus brazotes, por lo que su mano libre tenía total acceso a mi cuerpo, y este hombre no perdía el tiempo ante esa oportunidad, por momentos acariciaba mis piernas, era evidente que el nylon de las femeninas prendas que vestían mis bonitas piernas lo enloquecía, pues me lo demostraba con la sublime cogida que estaba propinándome, también se entretenía castigando mis pezones, los cuales debido a su tamaño natural siempre han sido atracción principal de los hombres que han disfrutado de mi cuerpo, pues a pesar de que poseo unas bubis naturales pero pequeñas (que no he querido operar básicamente por el temor al quirófano, pero que espero próximamente poder hacerlo) mis pezones son prácticamente del tamaño de mi puño cerrado, por lo que Roberto se entretenía de lo lindo estrujándolos pero sin llegar a lastimarme, y por último descansaba su manota en mi cuello y por momentos ocasionaba que me faltará el aire, pero en el momento oportuno la retiraba, está práctica de asfixia erótica fue totalmente nueva para mi, nunca había tenido un amante que la practicará, Roberto estaba demostrándome que además de poseer una riquísima vergota y un físico extraordinario, también era una caja de sorpresas. Entonces me cuestiono:
RB- Te está gustando verdad putita?
P- Haaayyy!!! Siii… Se siente delicioso, porque??
RB- Cuando le falta el aire a tu cerebro las sensaciones en tu cuerpo se hacen más notorias, eres más sensible, quieres que me detenga?
P- Nooo!!! Por favor Nooo!!
RB- Entonces gime como la puta que eres y demuéstrame cuanto te gusta tener mi vergota adentro!!!
P- Aaayyy, sii… Papi… cógeme más!! Eres fantástico Roberto!!!
Entre la posición de perrito y ahora la de piernas al hombro, Roberto llevaba cogiéndome por casi una hora, algo fantástico para un hombre maduro llegando al sexto piso, solo puedo atribuir semejante desempeño sexual al aislamiento en el que tienen a este macho semental aquí en este reclusorio y al intenso ejercicio diario que practica para estar en forma. Las fuertes embestidas que recibía me llevaron hasta el punto de tocar el cielo, no pude evitar mi evidente primer orgasmo sin la sola necesidad de tocarme mi pequeño órgano sexual, Roberto se percató porque mis piernas comenzaron a temblarme y porque lleve mis manos a mi boca con la intención de mitigar mis gemidos, entonces volteó a mirar mi diminuta verguita y me regaño:
RM- No te tapes la boca puta!! Porque te da pena!! Gime!!! Que todos sepan que me estoy cogiendo de lo lindo a mi hembra!!!
Roberto retiro mis manos de mi boca y mis gemidos fueron más que evidentes, no estaba segura y de verdad que en ese momento no me interesaba pero me pareció ser la más ruidosa de todos los cuartos que en ese momento estaban en uso, debido a que Roberto me permitió reponerme después del delicioso orgasmo que me regaló, la dureza de su verga disminuyó de manera considerable, a tal grado que se salió por completo de mi interior, mis propios fluidos escurrían por mis nalgas, cuando Roberto soltó mis piernas, las dejé caer sobre la cama, estaba en verdad agotada, sin fuerzas, necesite un par de minutos para recobrar las fuerzas, cuando lo hice me di la vuelta y miré su verga palpitando pero ya en estado flácido, estaba cubierta por mis líquidos blanquizcos, sin perder el tiempo me arrodille, le quite el condón y metí su verga hasta el fondo de mi boca, la cual reacciono rápidamente ante mis ya conocidas caricias orales, y recobro vida poniéndose tan dura como estaba hace unos minutos. Con el ego hasta el cielo sabiéndose poseedor de semejante instrumento de placer femenino, y bufando como bestia recuperada, me aparto de mi tarea a lo cual hice un puchero que el respondió con un delicioso beso y enseguida me recostó sobre la cama, abrió mis piernas y volvió a hundir su verga hasta el fondo de mi dilatado hoyito. Me cogió en esta posición durante algunos preciados minutos, para después tomarme por las caderas y con suma facilidad ponerse de pie llevándome ensartada. Gracias a esta sorprendente muestra de vitalidad, logre sentir su vergota palpitar hasta lo más profundo de mi tracto anal, Roberto la movía con verdadera maestría y está parecía una serpiente con vida propia, tocando cada centímetro y nervio de mi también palpitante ano, que intentaba por todos los medios portarse a la altura y hacia parecer querer arrancar ese trozo de dura carne, de nueva cuenta Roberto estaba llevándome al clímax, y volvia a arrancarme gemidos de placer.
Esta vez… fui yo quien rogo ser convertida en esa puta que él deseaba, olvidándome por completo que ya estaba en una relación con Cuco, de esta manera llegue a mi segundo orgasmo sin necesidad de tocarme de la noche, Roberto me dejó terminar de disfrutar las sensaciones enloquecedoras que mi cuerpo estaba sintiendo producto de los espasmos del pronunciado orgasmo, una vez que recupere mis fuerzas, con una tranquilidad enloquecedora, Roberto se retiró el condón y me aproximo su exquisito caramelote a la boca, la cual abrí gustosa y se la limpie con verdadero placer saboreando el líquido agridulce que ya salía de su verga. El me halagaba diciendo:
RM- Así putita, límpiala bien, demuéstrame que sabes ser una buena puta, ¡que rico mamas la verga!
Las venas de su gigante instrumento de placer estaban a punto de reventar, enrojecidas, mientras mi ano palpitaba por la excitación alcanzada, me dolían los pezones, en un sorprendente movimiento Roberto me levanto en sus brazos de frente a él, pasando sus manos por mis nalgas y levantándome con asombrosa facilidad, como si fuera yo una silla, me elevo hasta dejar su vergota justo en la entrada de mi ano, la puso en la entrada y volvió a ensartarme. Tarde un momento en analizar la situación y percatarme que Roberto planeaba hacerlo esta vez sin condon, mi calentura pudo más y no me importo, Roberto me hacía rebotar con fuerza, en su vergota, mis pequeñas tetas chocaban con su pecho velludo, e increíblemente estaba alcanzando mi tercer orgasmo de la noche y lo hice evidente pues no pude más, en definitiva mis gemidos y sus gruñidos bestiales debieron escucharse fuera de la habitación, Roberto explotó con furia dentro de mi y su semen me inundó por completo como si fuera lava hirviendo, fue increíble pues ambos eyaculamos al mismo tiempo, aunque yo al ser la tercera vez de la noche apenas fue visible y con mi verguita flácida.
La fuerza abandono nuestros cuerpos, Roberto apenas y logro descansarme sobre la cama, ambos caímos rendidos sin fuerzas, abrazados, sintiendo el temblor que ambos estábamos experimentando por nuestro más reciente orgasmo. Al final, el cansancio nos venció, haciéndonos quedar dormidos casi de inmediato. No supe ni cuánto tiempo dormí, pero las horas pasaron rápidamente, justo a las 5 de la mañana, Roberto me despertó, me dijo:
RM- Ya es hora hermosa! Apenas tienes tiempo de limpiarte y vestirte para ir a casa. Sobra decirte que ha sido una placentera experiencia, estoy satisfecho del todo. Ojala algún día decidas volver a verme.
P- Claro que volveré!
RM- Apurémonos…
P- Oye papi…
RM- Dime bonita?
P- Cógeme una vez más! Quiero llevarme tu semen dentro de mí, ya me bañaré más tarde.
RM- Eres insaciable Paulina!!!
Esto último se lo pedí a Roberto con mi mejor cara de puta viciosa, y esto ayudo a la vez a qué su verga reaccionara porque cuando él se acercó a mi, su inmensa masa de carne masculina ya venía casi lista para la acción, se lubrico un poco con su propia saliva e hizo lo mismo en mi orificio anal y se apresuró a meterme por última vez en esa deliciosa visita conyugal su vergota, sabiéndonos que esto era un mañanero rapidez, y cansados por toda la actividad sexual de la noche anterior, Roberto empezó a bombearme con verdadera fuerza y velocidad que cualquier muchachito en la calle le envidiaría, minutos después volví a sentir su leche inundándome los intestinos, apenas nos dio tiempo de vestirnos antes que un custodio abriera la puerta y nos dijera:
Custodio- Se terminó el tiempo tortolitos!!
Roberto y yo reímos con complicidad, cuando se alejó el custodio, Roberto me entrego otro fajo más de billetes con discreción y un beso en la boca, al tiempo que susurro a mi oído:
RM- Esto es un extra para ti, considéralo un regalo nada más, y tal como te lo dije, si decides seguir visitándome aquí nada te faltará. Piénsalo y te marco luego.
P- No necesitas pagarme nada, con gusto regresaré!
RM- Igual tómalo bonita, a mi no me sirve de mucho aquí, prefiero invertirlo en lo que me gusta mucho, o sea tú… cómprate mucha ropa bonita como con lo que me sorprendiste anoche… Mucha para cuando vengas conmigo…
P- Está bien papi!!!
Salimos de la habitación, a Roberto se lo llevaron de vuelta a la población y a mi me llevaron de regreso a la sección de admisión al reclusorio, recogí mi identificación y salí justo por dónde entre. Cuando estaba en mi vehículo conté el dinero que Roberto me entrego y eran 10 mil pesos!!!
Dos días después me reconcilié con mi pareja Cuco, pero si Uds. se lo están preguntando, claro que volví a visitar a Roberto, pues ahora es como un amigovio más!!! De hecho en una de esas últimas visitas fue en dónde le pregunté si a él le gustaría que escribiera sobre nosotros, básicamente para que me diera su visto bueno. Ahora estoy ansiosa de que Roberto lea este relato, y espero que recordar esta noche sea tan deliciosa y placentera para el como lo fue para mí el escribirla. Besitos.
FINAL
Por favor enviarme sus comentarios a mi correo electrónico: [email protected].