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De traficante a puta
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Tiempo de lectura: 8 minutos

1:30 pm hora acordada del encuentro. Una ajustada minifalda que llegaba a la mitad de sus voluminosos muslos, una blusa ligera de tirantes tallaba su cuerpo descubriendo sus enormes pechos en su escote. Su cabellera rizada y alborotada, de un color rubio artificial, un maquillaje barato con un labial carmesí que definía sus sensuales y carnosos labios latinos. Su piel clara y tersa embellecía su sensual figura. Mientras espera recibe una llamada.

-Eleonor, ¿dónde estás? No te veo.

-Estoy en la esquina de la calle Asunción, entre la 9ª y 10ª.

-Estoy a la vuelta, no te muevas, voy para allá.

En menos de 1 minuto un Mazda del 95 color rojo se estaciona en la dirección indicada. Eleonor lo aborda y toman la autopista Interamericana en dirección oeste. El destino, centro penitenciario Harley.

-¿Compraste lo que te indiqué? –pregunta Luka, mientras conduce con la mirada fría e inexpresiva en la carretera.

-Sí, aquí lo tengo

-Bien. Erick recibirá el paquete, asegúrate de contar el efectivo antes de salir y mantén la calma. Esto será sencillo y rápido.

Un kilómetro antes de llegar al penitenciario, Luka se estaciona atrás de en un deshuesadero solitario. Los automóviles corren por la carretera, sin embargo aquel lugar está casi desolado.

-Prepárate, ya casi llegamos. –dice Luka mientras apaga el auto y saca de la guantera el producto.

Eleonor saca de su bolso una bolsa plástica, dentro de ella un paquete de preservativos, un gel lubricante y unas toallas húmedas. Luka toma un preservativo, lo abre y comienza a acomodar de manera cilíndrica los paquetes dentro del condón hasta llenarlo y lo anuda en su extremo. El resultado, un dildo de unos 18 cm. Hecho de droga forrada en un preservativo. Eleonor un poco nerviosa toma el lubricante, acomoda las toallitas y el dildo en la guantera. Reclina el asiento y se prepara.

-¿Podrías por lo menos ver hacia otra parte? –pregunta Eleonor indignada ante la mirada fría de Luka.

-Déjate de tonterías y date prisa que se nos hace tarde.

Avergonzada e incómoda Eleonor mete sus manos bajo su falda y comienza a deslizar unas bragas de encaje muy angostas y provocativas, sus manos temblorosas acarician sus depiladas y suaves piernas en todo el recorrido. Toma el dildo, lo lubrica por completo mientras Luka la observa detenidamente. Se recuesta abriendo sus piernas, dejando al descubierto una vulva preciosa y afeitada; casi virginal, aunque ya no lo era, sus labios rosados y bien formados esperando la entrada de aquel dildo.

Lo introduce unos 10 cm y se detiene. Comienza a soltar gemidos de placer y de dolor mientras continua su esfuerzo por introducirlo por completo.

-Anda, date prisa, no tenemos todo el día

-Si te parece tan fácil ¿porque no te lo metes por el culo y haces la entrega tú mismo?

Luka se abalanza hacia Eleonor iracundo. La toma con fuerza del cuello y la aprieta con violencia casi asfixiándola. Se acerca a su oído abriendo la boca con un olor desagradable.

-Más te vale que cuides esa boca de zorra o terminarás siendo la puta del barrio y me encargaré de que tu esposo vea cómo te cogen entre todos – le dice casi susurrando con una voz grave e intimidante.

Eleonor forcejeando comienza a necesitar el aire mientras su rostro se enrojece. Luka sin soltarle el cuello, toma el dildo con su otra mano y de manera violenta y despiadada lo introduce con fuerza por completo dentro de Eleonor. Un alarido escapó de su garganta. Los dedos de Luka entraron en su vagina asegurando el paquete dentro de Eleonor.

-Ves que no era tan difícil –dijo mientras sacaba sus dedos y se limpiaba con una toallita.

Eleonor se colocó las bragas y se acomodó en el sillón mientras partían al penitenciario.

3:00 pm hora de la visita conyugal. Eleonor camina por el pasillo principal donde se registra y le dan acceso a las celdas privadas. Sus enormes glúteos casi al descubierto levantan las miradas y lascivos piropos de todo hombre a lo largo de su recorrido.

Hasta los guardias están hipnotizados con la excitante figura y la sugestiva vestimenta de Eleonor lo que ella aprovecha para pasar desapercibida su falsa identificación e ingresar con éxito a la celda 236. La última al fondo de un pasillo frío y oscuro donde se escuchan los gemidos y jadeos de los otros reos follando con sus parejas.

Un guardia escolta a Eleonor hasta la puerta, su mano posa sobre la delgada cintura de Eleonor mientras camina. En su recorrido, no puede evitar bajar hasta su glúteo y apretar ese enorme culo. Eleonor baja la mirada aceptando que el guardia hurgue entre su culo, se siente como una perra, eso le molesta un poco pero a la vez la excita.

Eleonor entra a la celda angosta, oscura y fría, iluminada suavemente por una diminuta ventana con rejilla en la parte superior de la habitación. El guardia cierra la puerta. En la esquina de la celda, sobre la parte baja de la litera, una figura masculina y fornida la observa en silencio. Es un hombre de unos 1.85 m, de color, musculoso, grande y serio. Su mirada penetrante la intimida y la desnuda sin tocarla.

-Tú debes ser Erick –dice temblorosa y de manera cortés le extiende la mano para saludarlo

-¿Traes la mercancía? –pregunta Erick de manera fría ignorando el saludo de Eleonor.

-Si, lo traigo. ¿Tienes el dinero?

Erick saca dos rollos de billetes envueltos con una liga. Eleonor lo toma y de manera rápida lo cuenta verificando la cantidad.

-Bien, creo que está en orden –mete el dinero en su bolso y observa a Erick como pidiendo con la mirada lo que sus labios no se atreven a pedir.

Luego de un rato se percata de que no será como ella espera y lo da por hecho. Pone su bolsa en el colchón y levantando decorosamente su minifalda comienza a bajar sus bragas.

-¡Así no! –dijo Erick, imponente.

Se acercó a ella y la tomó por la cintura arrimando su pene en los glúteos de Eleonor.

-Por favor, no. Yo solo vine a hacer la entrega.

-Mira, el asunto es este. Luka me debe un favor desde hace tiempo y el idiota no ha podido pagarme. Así que me dijo que podría cobrarme con su mula. Y vaya que ese mierda de Luka tiene buenos gustos –decía mientras sus grandes manos acariciaban los prominentes glúteos de Eleonor dejándolos al aire.

-¡Por favor! ¡Ya basta! Yo no tengo nada que ver con los negocios de Luka. Déjame ir. –decía mientras sus lágrimas comenzaban a brotar a sabiendas de lo que se vendría.

Las manos de Erick se deslizaban bajo su blusa apretando sus pechos bajo la ropa. Los exprimía como dos naranjas apretando sus pezones y besando su cuello. Eleonor alzó sus brazos sujetando la parte alta de la litera, mientras Erick se deleitaba con sus pechos desde atrás. Le abrió las piernas aun de pie y con una de sus manos comenzó a acariciar el clítoris de Eleonor.

Los jugos comenzaron a lubricarla aunque ella no quería. Sus gemidos escapaban involuntaria e inevitablemente tras cada caricia. Su vagina comenzó a dilatarse de la excitación y su flujo hizo deslizar aquel dildo fuera de su cuerpo. Erick lo tomó y de manera violenta lo sacó por completo.

-¡AAH! ¡Auch! –gritó ella mientras una buena cantidad de flujos escurrió en el suelo y sobre sus muslos.

-Ouh mi niña, mi niña, ¿cómo fue que terminaste aquí? –decía Erick mientras la desnudaba lentamente disfrutando de cada porción de su piel.

-Por favor, no lo hagas, puedo conseguirte más mercancía si quieres, hablaré con Luka para conseguirte más sin costo alguno pero por favor ya déjame ir.

-Los guardias no abrirán hasta después de dos horas, relájate. ¡Siéntate! –dijo empujándola en el colchón del catre.

Eleonor estaba completamente desnuda, sabía que no había manera de salir de allí sin que aquel reo cobrara su deuda con ella. No podía poner en riesgo el negocio y mucho menos poner en riesgo la vida de su esposo y de su familia.

Erick se desabrochó el pantalón bajándolo hasta los tobillos. Luego su ropa interior. Un viril miembro emergió erguido por completo. Era grueso, lleno de venas, ligeramente curvado hacia arriba. Eleonor estaba en shock, jamás había visto semejante verga. Erick llevó las manos de Eleonor hasta su pene haciendo que lo masturbara.

Su pene alcanzó tamaños descomunales, aquel hombre superaba por mucho el mito sobre los hombres de color y el tamaño de sus miembros. Además el sujeto era bien parecido. Quizá en otras circunstancias le hubiese parecido hasta placentero llegar a esos menesteres.

Eleonor metió cuanto pudo de ese miembro en la boca. Su prominente glande abría sus mandíbulas a su máxima capacidad. Comenzó a envestirla con fuerza. Cada penetración forzaba el glande haciéndolo llegar hasta su esófago. La saliva tras las arcadas lubricaba cada centímetro de aquel imponente pene.

Los pechos de Eleonor se inflamaban levemente, sus pezones erectos de excitación comenzaban a endurecerse sin reparo. Su cuerpo reaccionaba fiel a sus instintos. No tardó mucho en empapar las sabanas con su flujo, el cuerpo musculado y atlético de aquel delincuente comenzaba a parecerle más que placentero.

Luego de unos minutos, se recostó sobre su espalda, alzando sus piernas, Erick la tomó de los tobillos acomodando su descomunal miembro en la entrada de su presa. Jugueteaba acariciando el clítoris, lubricando con sus gotas pre seminales aquella preciosa vagina.

Deslizó suavemente su glande expandiendo la vagina a su máxima capacidad.

-¡Ah! ¡Dios! Ve despacio, con cuidado –decía Eleonor entre gemidos.

Su hombre comienza a introducir todo su miembro lentamente mientras Eleonor siente como esa verga la penetra abriéndola y llenándola por completa. Un gemido intenso escapa de su boca. Su vagina comienza a tener espasmos apretando el miembro dentro de ella, sus jugos escapan como nacimiento de agua en el desierto.

De repente el dolor va menguando y un intenso placer ciega su mente. Todo a su alrededor se desvanece y no puede pensar en nada más que en el insuperable placer que tiene entre sus piernas. Erick se da un festín con sus enormes pechos lamiendo sus pezones con suavidad y delicadeza.

-¡Ay! Si! ¡Qué delicia! ¡Así! –gemía cegada de placer

-¿Te gusta cómo te hago mía?

-¡Oh! ¡Sí! ¡Sigue! ¡Así! ¡Soy tuya! ¡Hazme toda tuya! ¡Ah! ¡Ah!

Cada envestida de esa verga llevaba consigo una enorme carga de semen. Luego de penetrarla por media hora, una explosión de viscoso y caliente semen llena a Eleonor. Una cascada de orgasmos la hace estremecer mientras traga la lengua de su cazador en un apasionante beso. El salvaje choque de sus cuerpos resuena por todo el pabellón.

Un pene semiflácido ingresa a su boca. Ella comienza a amamantarse de él cual cría hambrienta. Le ordeñó hasta la última gota viscosa de manjar y luego de unos minutos ese pene se erguía como mástil.

Erick se recostó boca arriba, Eleonor se montó sobre él a horcajadas, pero dejando su trasero en dirección a su cabeza para que Erick disfrutara de aquel paisaje. Sujetó esa verga del tronco mientras se ponía en cuclillas dejándose penetrar por el enorme sexo de su amante.

-¡Ah! Es enorme, no cabrá toda dentro de mi

-Anda, no lo sabrás hasta que lo intentes.

Comenzó a bajar y subir penetrándose. Sus glúteos temblorosos impactaban la pelvis de su hombre. Erick disfrutaba ver esos glúteos rebotando sobre él. En algún momento se atrevió a introducir su dedo en el culo de la chica, que exquisitez, Ella gemía de placer al sentir una doble penetración en su cuerpo. Lo cabalgó como a un potro salvaje, alternaba entre brincos y movimientos de cadera circulares. Su culo danzaba sobre esa verga con suaves movimientos, era la coreografía más erótica que jamás había bailado.

Follaron hasta que las piernas temblorosas de Eleonor cedieron al cansancio. Quedó rendida en aquella celda mientras el delincuente saciaba su apetito sexual comiéndose el coño de Eleonor del que emanaban flujos incesantes de placer.

6:00 pm. Hora que termina la visita. El guardia va hasta la celda y tras golpear la puerta con su macana, abre.

Mira el sensual cuerpo de Eleonor mientras aún se viste. Observa sus pechos rebotar con cada brinco que ella da para lograr meter su ajustada falda en sus prominentes caderas. La observa hasta que termina de vestirse. Una erección comienza a brotar entre sus pantalones.

-Rápido, ya es hora –dice el guardia, imponente.

Eleonor toma sus cosas y sale de la celda para ser escoltada a la salida. El guardia la toma nuevamente por la cintura para terminar manoseando su trasero una vez más.

Eleonor firma su salida en el puesto de control. Mientras ella firma, el guardia le indica algo con la mirada a otro de los guardias. Justo cuando está por salir, es detenida.

-Señorita, necesito que nos acompañe un momento.

-¿Para qué? No… No lo entiendo

-Por favor, guarde silencio y síganos –dice el guardia mientras la sujeta del brazo llevándola hasta el cuarto de interrogatorios.

Entran, es una habitación limpia, solo con una mesa en el centro, dos sillas y una lámpara colgante por encima de la mesa. Un enorme espejo cubre la mitad superior de una de las paredes. El guardia cierra la puerta con seguro.

-Por favor tome asiento.

-¿A qué se debe esto oficial?

-Yo soy el que hace las preguntas aquí señora… Anneth –dice el guardia leyendo la falsa identificación de Eleonor.

Ella comienza a sentirse nerviosa.

-¿Es usted la esposa del señor Erick Johnson?

-Sí señor.

-¿Cuánto llevan casados?

-Me gustaría hablar con mi abogado. No tengo por qué responder sus preguntas, hasta ahora no me ha dicho por qué me detiene.

-Mire señora, según los antecedentes Erick ha estado involucrado en tráfico de drogas dentro de prisión y tenemos que ser más estrictos con las visitas que recibe. Usted no está bajo arresto, pero necesitamos inspeccionarla. Por favor, póngase de pie, ponga sus manos contra la pared y abra las piernas, será una inspección breve.

Eleonor obedece. El guardia comienza apretando sus pechos por encima de su ropa, no lleva sostén y sus delicados pezones erectos resaltan sobre su blusa. Desciende por su cintura y baja por sus piernas acariciándolas lascivamente. No puede dejar de notar unas gotas de fluido que escurren por la parte interior de su muslo. Masajea sus firmes glúteos por encima de la ropa mientras presiona su bulto erecto entre los glúteos de ella.

-Señora por favor, vacíe el contenido de su bolso sobre la mesa.

“Mierda” piensa. El dinero está en el bolso. Eleonor saca el contenido, unos preservativos, las toallitas húmedas, su cartera y un recambio de ropa interior.

-Listo –dice Eleonor mientras aun sostiene el bolso

-Por favor permítame su bolso. –el guardia se lo arrebata y tras inspeccionarlo encuentra los rollos de billetes.

-¿Podría explicar esto?

Continuará…

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