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De puta cara a gatita dócil
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De cuclillas en aquella enorme cocina abierta al salón donde mi tío se follaba a aquella rubia platino siliconada de no más de 25 años, cuatro años mayor que yo, a la que veía disfrutar con cada penetración, veía como mi tío le metía toda la polla en su vagina y como ella al sentirla dentro gritaba escandalosamente de placer, yo por mi parte me estaba comiendo aquella enorme polla, mirando como le gustaba a aquel oligarca ruso sexagenario de 62 años para ser exacta, mis manos se deslizaban por aquel duro tronco empapado en mi saliva a la vez que mi boca se llenaba y vaciaba con esa polla que me parecía increíble que la tuviera tan grande y tan dura, supongo que alguna pastilla azul habría obrado su efecto ya en él.

Todo empezó cuando mis tíos me ofrecieron ir una semana con ellos a Ibiza, mi tío tenía que cerrar un importante negocio mientras que mi tía y yo nos divertiríamos yendo de compras, bañándonos en la piscina de aquella enorme villa que tenían mis tíos allí en un lugar idílico en el monte, pero con unas magníficas vistas de los acantilados, del mar y de las calas, pero unas semanas antes de irnos todo se torció, a mi tía la tuvieron que operar debido a un accidente y no podría viajar, fue ella la que me convenció junto como mi madre que a pesar de todo acompañara a mi tío, estaría sola aunque con la promesa de mi tío no dejarme mucho tiempo sola y en vez de un mes solo estaríamos dos semanas, lo justo para cerrar en negocio.

Los primeros días fueron como habíamos planeado, mi tío se iba a trabajar y yo me quedaba disfrutando de aquella maravillosa piscina que parecía no tener fin y que daba la sensación de unirse al mar, junto a ella había un precioso cenador con una carpa y un colchón enorme blanco donde me tumbaba mientras leía y esperaba que regresara mi tío para arreglarnos e irnos a cenar, pero aquella noche no fuimos solos, su cliente nos invitaba a cenar en su barco, un barco impresionante donde conocí a Alekséi, un oligarca ruso de 62 años y a su preciosa esposa, una modelo siliconada de 25 años que no paraba de reírse de todo.

Tras esa cena vino otra y luego otra, ya no solo íbamos a cenar, sino a comer o a pasear en el barco, mi tío me comento que si me podía usar como gancho para cerrar el negocio y a mí la verdad no me importaba, estaba disfrutando con el lujo que el ruso desplegaba a nuestro alrededor y parecía funcionar, hasta que una tarde mi tío llego a casa antes de lo previsto, traía mala cara, se le veía disgustado y al preguntar me comento que Alekséi le había pedido hacer esa noche algo especial, le había pedido cerrar el negocio y celebrarlo con un cambio de parejas, que pasaríamos la noche follando mi tío con su esposa y yo con Alekséi.

Se había encaprichado de mí, le gustaban las chicas jóvenes y aparte de ser 4 años más joven que su esposa, estaba en su punto de mira, Alekséi no creyó a mi tío de que yo era simplemente su sobrina, yo tenía que ser por fuerza su amante y por consiguiente esa noche suya si quería cerrar el negocio, al principio me quede sin palabras, veía a mi tío abatido con un negocio millonario que se iría de seguro al traste y aunque me repugnaba la idea intente convencer a mi tío de que no pasaba nada y que lo haría siempre y cuando mis padres no se enteraran nunca, yo sabía que mi tía habría hecho eso por su marido seguro, pero mi tío era inflexible en la decisión que había tomado, me prefería a mi libre de aquella locura que al negocio cosa que me lleno de orgullo.

Esa noche la cena iba a ser en la villa de mi tío, me había prohibido salir de mi cuarto y él intentaría arreglarse y convencer a aquel oligarca ruso y a eso de las nueve de la noche el catering ya estaba montado con los camareros esperando cuando, Alekséi y su esposa entraban en la villa, se sentaban en el salón mirando por el ventanal y disfrutando del atardecer mientras tomaban unos cócteles, los tres hablaban amistosamente cuando empecé a bajar por las escaleras con paso firme y saludándoles a todos, no quería dejar colgado a mi tío, después de todo lo que había hecho él por mí y aunque su cara era de enfado sabía que por dentro era de alivio, ya que de momento no había encontrado ninguna otra forma de salvar el negocio.

Bajaba como una princesa por las escaleras con un vestido rojo largo ceñido a mi figura, abierto por un lateral hasta casi mis caderas, muy escotado por delante sin dejar ver mis pechos, pero insinuándolos, la espalda totalmente abierta hasta donde la espalda pierde su nombre con dos tirantes finos sobre mis hombros que sujetaban el vestido sobre mi cuerpo, unos zapatos rojos con mucho bacón y debajo del un tanga negro de hilo semitransparente que apenas tapaba mi sexo, el pelo recogido con un moño, los labios pintados de rojo pasión al igual que mis uñas, bien maquillada, tenía que estar realmente guapa porque todo el mundo me miraba con la boca abierta, incluidos los camareros.

Mi tío se adelantó al principio de las escaleras para darme la mano con una cara muy seria, preocupado y enfadado, pero a la vez que con las cuencas de los ojos humedecidas me estaba dando las gracias, el papel que estábamos representando tenía que ser perfecto así que unimos nuestros labios para besarnos uno y dos veces, pero el tercero no era necesario y sin embargo fue el más prolongado, sentí un no sé qué por el cuerpo y veía a mi tío sorprendido también con nuestros besos.

La cena fue elevándose de tono, corría el champagne, corrían las caricias y besos entre mi tío y yo, entre Alekséi y su esposa, el catering se retiró y ya solo nos quedamos los cuatro en la casa, fue el momento en que Alekséi empezó a comer a besos a su esposa y estaba esperando algo más de nosotros, en el último momento mi tío se resistía a besarme así que tuve que tomar la iniciativa y le bese e hice lo posible para que él me besara y acariciara también, hasta que Alekséi me reclamo y senté junto a él mirando con miedo a mi tío empecé a besar y acariciar aquel viejo ruso metiéndole mano por debajo del pantalón a la vez que le iba desabrochando los botones de la camisa, Irina que así se llamaba aquella muñeca rusa ya medio desnuda se lanzó sobre mi tío sin darle tiempo a reaccionar comiéndoselo a besos y tumbándole en el sofá.

Necesitaba un respiro, aquello era más duro de lo que yo había pensado y aprovechando que la botella de champagne estaba vacía me levante a la cocina a coger otra y después de abrirla sentí a Alekséi detrás de mí, se había desnudado por completo y me agarraba los pechos por detrás sintiendo un pene erecto por encima de mi vestido, me besaba el cuello una y otra vez mientras que sus manos no paraban de sobar mi cuerpo, se apoyó sobre la encimera e hizo que me agachara y le hiciera una mamada, cayéndose la botella al suelo.

Aquella noche mi trabajo era el de puta y debido al negocio millonario era una puta bien cara que haría todo lo que se la pidiera, le estaba poniendo un preservativo a la vez que se la chupaba, me incorpore y poniendo una pierna encima de la encimera, abrí mi vestido por la zona de la raja y empecé a jugar con su polla sobre mi tanga, Alekséi sin inmutarse me miraba de arriba abajo, recostado sobre la encimera con los codos apoyados en ella no se movía, simplemente esperaba, esperaba a que su puta lo hiciera todo.

Sin pensármelo más aparté hacia un lado el tanga cogí su polla y la fui metiendo despacio en mi vagina, su polla poco a poco, centímetro a centímetro iba ganando espacio dentro de mi cuerpo, lo que en un principio era repulsión por aquel hombre ahora era deseo, empecé a mover mis caderas adelante y atrás, hacia delante en busca de su polla que se metía y desaparecía dentro de mi vagina, hacia atrás para volverla a meter, en ocasiones rompía el baile de mis caderas para meterla y dejarla allí dentro de mi vagina mientras acercaba mi cuerpo a él y nos besábamos.

Al principio mi vagina lo recibió con desagrado, metiéndose incluso con algo de dolor, pero ahora húmeda y mojada disfrutaba cada vez que me acercaba a él introduciéndose su polla cada vez más, Alekséi, simplemente miraba y gemía, sus manos seguían sobre la encimera de la cocina, los gemidos detrás de mí cada vez más altos, mis gemidos empezaban aparecer cada vez que aquella polla me penetraba, la verdad que vieja, con o sin pastilla era una polla enorme y dura que estaba haciendo que me olvidara por un momento de con quien estaba.

Por fin Alekséi movió sus brazos y cociéndome de las caderas fue el quien empezó a follarme, rápido y duro, metiéndomela hasta el fondo de mi vagina provocando los primeros gritos en mí, gritos que hicieron que mi tío mirara y se quedara mirando hasta que Alekséi se corrió, saco su polla con el preservativo lleno de su leche y empezara a besarme, quite la pierna de la encimera y él aprovechó para quitarme las tirantas de mi vestido cayendo al suelo.

Ahora era yo la que estaba inmóvil, inmóvil y desnuda delante de él, solo los zapatos de bacón y el tanga de hilo ladeado sobre mi sexo, por detrás mi tío veía a su sobrina desnuda solo con unos zapatos delante de un viejo que la manoseaba, que la cogía en brazos y que desaparecía con ella subiendo las escaleras entre risas de los dos con la botella de Dom Perignon en la mano, habríamos la primera habitación que encontramos y cerrábamos tras nosotros, unos pasos más y Alekséi me tiraba en la cama entre risas, jugábamos al gato y al ratón, él quería cogerme y yo le pegaba con la almohada, por un instante me olvide de su edad, reíamos y nos besábamos, me llamaba su niña y yo le contestaba mi abuelo.

Al final me cogió estrechándome entre sus brazos empezó a besarme, sus labios fueron bajando por mi cuello, devorando mis pechos con mis pezones en su máximo esplendor, vertiendo el caro champagne sobre mi cuerpo, bebiendo y lamiéndolo, quitándome el tanga y empapándome de ese oro líquido mi sexo, llegando a meter la botella en mi vagina y sentir las burbujas del champagne dentro de mí, llenándome la vagina como si fuera una copa y bebiendo de ella, repasando los labios, el clítoris, profundizando con su lengua mi vagina burbujearte y con sabor a champagne.

Estaba tan excitada esta vez que no veía el momento en que me volviera a follar, en que volviera a meter su polla en mi coño, que la hundiera hasta el fondo dejándola allí bebiendo de mis flujos que ya empezaban a salir de mi vagina, ahora su polla si entraría libremente y sin esfuerzos, quería gemir, gritar de placer cuando me la metiera, quería tenerle dentro de mí y él lo sabía, sabía de mi excitación y me castigaba por eso, se subía con su boca llena de champagne y me besaba pasándomela a mí, volvía a verter líquido sobre mí y volvía a lamer todo mi cuerpo.

No quería que se escapara, lo tenía rodeado con mis piernas moviendo mi cuerpo como una gatita en celo, realmente me estaba comportando como una de sus putillas, sintiendo su polla sobre mi sexo, entrando levemente por momentos un centímetro en mi coño y sacándola, mi cuerpo estaba sudoroso y pegajoso, Alekséi me miró fijamente, dejo de moverse, de besarme, era algo hipnótico porque acabe por no mover ni un músculo, relajando mis piernas y mi cuerpo, notaba su polla metida levemente en mi vagina y mirándome a los ojos, iba metiendo su polla suavemente y despacio en mi interior abriéndome la boca y metiendo aire en mis pulmones para soltarlo después despacio con un gemido largo y silencios, me estaba llenando y disfrutando de cada centímetro de su polla, sintiendo esta vez su piel sobre la mía sin preservativo, su polla se metía y metía cada vez más, cada vez más rápido, cada vez más fuerte, ninguno de los dos apartamos la mirada el uno del otro, un poco más, un poco más y aahh! aahh!!

Si, ya está, cerrando los ojos de placer mis piernas templaban involuntariamente cuando sentí esa quemazón en el vientre, mis gritos se oían altos y claros en toda la casa cuando mis flujos empezaban a salir de mi interior, pequeños chorros de líquido transparente salían de mí como si me estuviera meando, sabía que era posible, pero nunca lo había experimentado, Alekséi me seguía follando cada vez más rápido, haciendo de mí una muñeca chillona como su mujer hasta que él explotó también lanzándome su esperma en el interior de mi coño, llenándomelo todo y desplomándose sobre mi cuerpo pegajoso.

Ni un minuto de descanso, ni un segundo su polla bajo de esa posición de dureza y ya me follaba a cuatro patas, provocando en mí un segundo orgasmo, no tan intenso, pero si igual de delicioso, aquel hombre tenía algo no sé qué era, pero hacia que me abriera de piernas en el momento que me lo pidiera, la noche sin dormir y a la mañana siguiente seguimos follando en su barco pero esta vez él y yo solos, ni mi tío ni su mujer sabían nada, no estaban invitados aquel día en que mi amante de 62 años volvió hacerme ver el cielo con cada penetración en alta mar, meciéndonos con las olas y a la vista de toda la tripulación.

El día termino, una noche y un día para salvar el negocio de mi tío convirtiéndome en la puta de su socio, al principio puta si, al principio mi cuerpo fue de aquel oligarca ruso, besado, sobado y follado a la fuerza como una puta, pero a las dos horas era besado, acariciado y follado por alguien que yo quería que me follara convirtiéndome en su gatita dócil más puta aun y que había dejado que depositara su carga de semillas blancas dentro de mi vagina disfrutando de cada momento con él.

A la mañana siguiente me hice la dormida cuando mi tío entro temprano en mi habitación, se sentó a mi lado y con los ojos llorosos me pedía perdón, dándome un beso en la frente y dándome las gracias mientras se incorporaba, le sentía todavía allí de pie mirándome y nuevamente note como se sentaba, me acariciaba la cara apartándome el pelo de ella y me volvía a besar.

Esta vez un beso en los labios, esta vez se tomó su tiempo en besarme teniendo nuestros labios unidos durante unos segundos, al marcharse abrí los ojos y con mis dedos sobre mis labios sonreía de felicidad.

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Siempre que os haya gustado, el desenlace lo podréis leer en dos o tres días cuando publique el relato “Nada y todo mi querida sobrina”.

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