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De puro caliente
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Tengo un amigo que se llama Sebastián, no es guapo, un poco gordo, moreno, fiestero, bueno para el trago, es decir, todo lo contrario a mí. no soy una belleza, pero no soy feo, trato de cuidarme mucho por salud. Así es que no estoy gordo, las fiestas me gustan, pero la verdad, prefiero una buena conversa con amigos, un poco de música, ir al cine, caminar o salir al campo… en otra palabras no tenemos nada en común con Sebastián, sin embargo, somos amigos desde pequeños, prácticamente desde que nos conocimos en la escuela. Fuimos creciendo y le confesé que soy gay, él lo aceptó sin problemas y continuamos nuestras vidas como mejores amigos, le he conocido sus mujeres y sus andanzas amorosas.

Hace poco más de un mes comenzó una nueva etapa en nuestra amistad. Sucedió que fuimos a una de sus fiestas y terminó bastante ebrio, lo llevé al departamento, lo desnudé y lo metí a la cama, sin embargo cuando estaba desnudo sobre la cama, me di cuenta de lo hermoso que era su pene, tal vez hacía tiempo que yo no tenía acción sexual, así es que traté de alejar todo tipo de malos pensamientos para con Sebastián y lo tapé, me dispuse a ir a dormir a la otra habitación donde siempre lo hacía cuando me quedaba a dormir en su departamento, no podía dormir, me mentí a mí mismo diciéndome que iría a verlo, por si necesitaba algo, cuando en realidad quería ver su verga de nuevo, llegué hasta su cama, dormía.

Levanté las cobijas y ahí estaba su pene, me latía el corazón, lo acaricié mirando que Sebastián no se despertara, luego me incliné y comencé a darle besitos por todo el tronco, sentí arder mi cuerpo, con sumo cuidado lo metí a mi boca, para mi sorpresa el miembro de Sebastián fue adquiriendo una mayor proporción y pronto estuvo erecto completamente, a esas alturas no me importaba si se despertaba estaba loco por esa verga, la tragué entera, lamí sus testículos grandes jugosos, mientras me pajeaba.

Deseaba sentarme en ese fierro caliente, abrir mi culo con mis manos y entregarle todo mi agujero ardiente hasta que se corriera, pero me contuve y mientras chupaba esa deliciosa verga me metí dos dedos en mi culo para hacerme gozar, tragué lo que más pude esa cosas rica, dura como fierro toda mía, hasta que sentí un chorro, luego otro y otro inundando mi garganta, me comí toda la leche que pude y la que se escurrió de mi boca la tomé entre mis dedos y la metí en mi culo mientras me corrí en mi mano.

Unos días después nos fuimos a la playa un grupo de amigos, Sebastián iba con su nueva amiga especial, felizmente no se había percatado que le había comido la verga. Nos acomodamos en el departamento, Sebastián se quedó en una habitación con su amiga, Ignacio con su novia en otra y yo en la última solo. Nos divertimos, mis amigos me animaron a conocer hombres, me decían que no había problema en que lo llevara al departamento.

Al quinto día conocí a un hombre, se lo presenté a mis amigos, fuimos a tomar unas cervezas y luego nos fuimos a dormir, yo estaba muy caliente, así es que apenas entramos a la habitación me arrojé sobre el pantalón del hombre, le bajé el cierre y comencé a comerle la verga hasta hacerlo correrse, la verdad es que me gusta mucho mamar verga, me pasaría todo el día mamando jeje.

Después de un rato quería más así que me senté sobre el hombre hasta que se corrió dentro mío llenándome el culo de leche, yo me corrí luego en su boca. El hombre me dijo que no se podía quedar a dormir porque trabajaba muy temprano, la verdad tampoco me interesaba mucho, se fue y yo me dispuse a irme a dormir al parecer ya dormían todos.

Estaba en cama fumando un cigarrillo cuando tocaron a la puerta, era Sebastián, entró en calzoncillos y se sentó sobre la cama quitándome el cigarro de los labios y llevándoselo a los labios, siempre me quitaba el cigarro, me preguntó que tal con el tipo y le contesté que bien, pero tenía que trabajar.

Él me dijo que su amiga especial estaba dormida, luego se quedó en silencio, yo le pregunté qué pasaba, y me confesó que no se sentía bien con su amiga especial, que no lo satisfacía en la cama, que no le mamaba la verga.

Yo le pregunté que iba a hacer y él me miró sonriendo, me dijo que se había dado cuenta la vez en que me comí su verga y que le había encantado la forma en que lo hacía, como lo tragaba entero con desesperación hasta hacerlo correrse.

Yo no sabía que contestar, él me dijo que no pasaba nada, que era cuestión de darse placer entre amigos, acabó de decir eso y mi mano extrajo su miembro ya erecto, de pie al borde de la cama mientras yo me colgaba de ese hermoso aparato, después de un rato, me separé y le dije que lo quería sentir adentro y él sonriendo me dijo okey, me abrí las nalgas con mis manos y él fue metiendo su falo hasta tenerlo todo, me sentí ensartado, comenzamos a movernos cada vez más rápido hasta que no pudimos más y ambos nos corrimos a la vez, sentí su leche dentro mío hasta lo más profundo, seguí moviéndome hasta que su verga salió de mi culo chorreando gotas de leche.

Me he vuelto adicto a su verga, todos los días la tengo para mí, he descubierto que Sebastián es muy caliente y no le importa nada, me ha ensartado en los lugares más increíbles, la última vez fue ayer en casa de su abuela, mientras ella nos preparaba un café, Sebastián me tenía la verga hasta los huevos en el sillón. Según él, no es gay y lo hace conmigo sólo de caliente.

Según yo, él no me gusta y lo hago con él sólo de caliente. Lo cierto es que todos los días al menos unas 5 veces nos damos placer hasta quedar exhaustos.

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