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Daemonium Magicae (Memorias de Xanadú)
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Ishtar seguía cachonda, a fin de cuentas era una mujer demonio que para nada se iba a conformar con solo orgasmo, dado para variar por un humano. Así pues y ante tan excitante escena Ishtar comenzó a tocarse superficialmente, estaba recostada hacia atrás sobre el librero pero veía muy bien las acciones que se desarrollaban un par de filas más adelante.

Elina, sometida por el orco, gritaba por ayuda y de vez en cuando soltaba un sonoro gemido seguido por suplicas y sollozos, el orco era muy rudo, tenía a la pelirroja sujetada de las manos, ambas separadas, haciendo que le fuera imposible tocar el brazalete; de espaldas sentía como el musculoso ser verde la penetraba sin compasión, la llenaba tanto que Elina sentía como llegaba hasta su útero y salía con tanta fuerza que dolía un poco, sin embargo estaba empapadísima. Por detrás de ellos se encontraba Edunë la elfa bibliotecaria, ya se había despojado de sus vestido café y ahora solo le quedaban las medias blancas, se había apoyado en la estantería paralela y estaba masturbándose al ver como empotraban tan salvajemente a Elina.

La pelirroja pensaba en cómo había llegado a esto, ella solo iba por un jodido libro y había sido seducida por su captor, además de que ahora estaba siendo abusada por un puñetero orco, la rabia comenzó a crecer dentro de ella, la furia inundó sus venas y la sombra que proyectaba empezaba a crecer, sin embargo una nalgada oportuna del orco la sacó de sus pensamientos, haciendo que nuevamente fuera la sumisa de antes.

-Vamos zorra, muévete más rápido- espetó el orco

Elina asintió y comenzó a moverse por su cuenta, la nalgada le hizo entender que lo mejor que podía hacer era no resistirse, tendría su venganza pero no ahora, no siendo penetrada en esa biblioteca. La humana veía que el soldado estaba cada vez más al límite, su verga palpitaba caliente dentro de ella, sus manos tocaban las partes más blandas de su cuerpo, sus grandes pechos y su delicioso culo; y por los ruidos raros que emitía su violador se veía que poco le faltaba para venirse. Con un ágil movimiento Elina pudo comprobar que la elfa que había visto hace rato y que la había humillado seguía ahí, solo que ahora sin ropa y abierta de piernas dedeándose frenéticamente al ver la follada tan brutal que le estaban dando.

-Por favor- masculló Elina -No puedo…- Elina sentía como estaba a punto de correrse, cada musculo de su cuerpo empezaba a tensarse. Incluso bajo esos términos Elina estaba logrando tener un orgasmo, se sentía sucia. – Por por favor detente, ¡por Arnooo! –

El orco no pudo más, escuchar al saco de carne con pechos gemir y rogar fue mas de lo que pudo soportar, se corrió copiosamente dentro de Elina. Al ver esto tanto Ishtar como Edunë se corrieron también, dejando a ambas en un estado de éxtasis que les duró unos cuantos minutos

Sin embargo contrario a lo que el orco o la propia Elina podían haber pensado esta no logró lleagar al climax, por su mente pasó la figura de Tollan, al igual que la de Velimount, pero no de forma sexual, sino como pesar, como compromiso. A Tollan lo extrañaba, deseaba su regreso y a pesar de las cosas ocurridas no deseaba serle infiel, por su parte a Velimount lo deseaba y no podía evitar sentirse culpable por no follarselo, es decir por tener otra verga adentro que no fuera la de su amo y señor.

Por ende cuando el orco sacó su mástil del adolorido coño de Elina esta rápidamente tomo el libro mas grueso que tenia frente a ella, en el estante y golpeó al orco en la cabeza, no logró desmayarlo pero si tirarlo al sulo y dejarlo desorientado, así, dejando a ambos en el piso Elina corrió mientras buscaba la salida de ese laberinto d eestanterías, había dejado de ver a sus captores pero sentía que estaban persiguiéndola a cada instante. Pasaban los minutos y para ese entonces ya deberían estar de pie y en su búsqueda

Al dar vuelta en uno de los pasillos logró vislumbrar la salida, se apresuró a esta, sin embargo cuando estaba a punto de legar a la salida tropezó y cayó al piso tirando al caer el libro que aun llevaba en las manos, con el que había golpeado al soldado y no se había dado cuenta de que aun estaba en su poder. Al caer retumbó la estancia, seguramente la habían oído, fue rápidamente a recoger el libro pero al tomarlo vio que estaba abierto de par en par en una pagina donde se leía FRAGILIS ERIT EXPONENTIA. Elina conocía el latín, no era de las casas nobles mas altas de Ox, ni siquiera de Nigurathlán, pero su estatus de noble le brindó la posibilidad de aprender el idioma de los sabios, por ende descifró el texto rápidamente:

HECHIZO DE LA VOLUNTAD FRAGIL

"Este hechizo concede al mago o hechicera la capacidad de doblegar mentes débiles para hacer lo que a este o esta le plazca, incluso mantener ordenes después de roto el hechizo u obligar al cuerpo del dominado a realizar actividades que se considerarían antinaturales."

Elina sonrió y se detuvo, la sombra floreció de nuevo dentro de ella y comenzó a cubrirla, dio media vuelta con relajación, soltó el libro y desfiló rumbo al centro del pasillo. Recordó las condiciones para el hechizo

Dedit: voluntas tua nunc mea est, animus tuus nullius est. Alica sanguine signate, bibat hostia

Di: Tu voluntad es ahora mía, tu mente de nadie es. Sella con sangre el hechizo, que la víctima la beba

Ishtar se encontraba de maravilla, después del intenso orgasmo que ella misma se había dado, bueno, quizás el entorno le ayudó un poco, sin embargo ahora veía que su diversión escapaba por el pasillo central. La demoniaca figura roja se acercó brincando ágilmente sobre los estantes, en su carrera distinguió el tomo de Daemonium Magicae y sonrió con malicia. Detuvo su carrera en seco y pronunció unas palabras en demonico antiguo, una luz amarilla salió de su boca, se dividió en dos mientras se deslizaba a toda velocidad sobre los estantes y el suelo. Un haz se enredó en el pie de Elina, haciéndola caer; el otro rápidamente encontró la pagina deseada y ambos se esfumaron sin que nadie, mas que Ishtar se diera cuenta.

Elina caminaba tranquila por el pasillo cuando se topo de frente con el orco, seguido de la bibliotecaria, el orco estaba furioso. Elina sonrió y el soldado lo notó, se sintió un poco intimidado pero recordó el golpe que recibió y que además tenía a la elfa atrás, no podía echarse para atrás. Rápidamente tomo a Elina por el cuello y la acerco a su cara

-Perra estúpida ¿te crees muy fuerte? Ahora mismo verás- y al decir esto le soltó una buena cachetada, Elina cayó al piso pero se levantó y escupió sangre de su boca, se acercó seductoramente a él, dejándolo confundido, pero excitado a la vez.

Edunë que estaba detrás del orco le gritó – Vamos, destrozala – Sin embargo este ya no la escuchaba, solo veía a Elina como se acercaba y lo besaba en la boca, sin poder reconocer las palabras pronunciadas por ella momentos antes: voluntas tua nunc mea est, animus tuus nullius est.

Bueno gente hasta aquí el capitulo de ahora, se que no he estado nada activo pero venga la escuela y el trabajo me mantienen atado, pero disfruto mucho hacer esta serie y se que muchos de ustedes también la disfrutan así que les pido que me dejen su calificación y las mando un saludo.

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