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D. Luis y la camarera
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Hola soy Anita, TV de closet, solo tengo contactos por video llamada con unos pocos amigos que viven muy lejos. Tengo que permanecer bastante en el anonimato por razones y convencionalismos sociales. Así tengo a un desahogo cada vez que me cito con alguno de mis amigos telemáticos.

Lo anterior solo es relativamente cierto porque tengo un amigo (follamigo) en la ciudad que vivo y que es mayor que yo y que tiene una problemática social similar a la mía. Le llamo D. Luis. Pues bien D. Luis y yo nos vemos de vez en cuando y hacemos lo que llamamos “un teatrillo”. Nos vemos en algún hotel lejos de la ciudad en que vivimos. Vamos como dos amigos que van a pasar el fin de semana pero previamente hemos acordado que es lo que vamos a hacer. Por ejemplo D. Luis es el jefe y yo la secretaria, o el profesor y la alumna, etc. Lo preparamos con tiempo suficiente y definimos que papel vamos a hacer cada uno y compramos ropita que pudiera sernos necesaria.

Esto que os voy a contar es uno de nuestros teatros que ocurrió el 17-18 de junio de este año, hace tres días.

Acordamos que el teatrillo sería el encuentro en un hotel de un cliente que ya conoce a una camarera golfanta y que se la va a follar.

Yo fui la camarera y me compré un mini delantal blanco y una pequeña cofia para el pelo.

Cuando llagamos al hotel, comimos y Luis se quedó en el lobby mientras yo subía a la habitación para vestirme. Me puse una blusa blanca abotonada por delante, sostén negro, tanga negro transparente medias y liguero, zapatos de tacón y el delantal blanco y la cofia. Me maquillé como una golfa y llamé por el móvil a Luis, que ya podía subir, que ya estaba lista.

Cuando subió, como habíamos acordado, yo estaba cerrada en el cuarto de baño, él entro y se sentó en un sofá que tenía la habitación. Yo llamé desde dentro a la puerta del cuarto de baño y esto fue lo que pasó.

(para no escribir tanto, he identificado las frases)

–Es D. Luis

–Soy yo (Anita)

Toc, Toc

–Adelante, pase

–Hola Anita cuanto tiempo sin verte, está tan guapa como siempre

–Buenas tardes D. Luis, cuanto tiempo, le hemos echado mucho de menos

–Yo también a ti Anita, echo de menos tus cuidados.

–Muchas gracias, D Luis, tengo mucho gusto en hacerle la vida agradable.

–Bueno, guapísima, para gusto el que me diste tú el último día que nos vimos.

–Ay, D Luis, por favor que me voy a ruborizar.

–Nada, nada estuviste deliciosa, y que ¿sigues con el mismo novio?

–Pues sí, pero la verdad es que estoy muy descontenta porque me tiene muy abandonada.

–¡Pero como puede ser!, ¿no te da lo que tu mereces?

–Pues ya ve usted, salimos con poca frecuencia y llego a casa toda insatisfecha porque no me da mi merecido.

–Ese tío es un picha fría, con lo rica que estás

–Pues ya ve D Luis, no sabe usted lo que sufro. Gracias que me acuerdo de usted cuando le dejo por la noche y así puedo tranquilizarme yo solita.

–¿Quieres decir que te haces una paja pensando en mí?

–Pues sí, pero es que no puedo remediarlo, en cuanto me acuesto, empiezo a pensar en usted y se me van mis deditos a mi tesorito.

–Pues guapísima habrá que hacer algo por ti esta tarde.

–Por Dios D Luis no he querido decir eso, pero la verdad es que pensar en usted por la noche es lo único que me da gusto.

–Bueno cariño, sírveme una copita de champan y otra para ti.

Me fui contoneando al minibar en el que ya habíamos puesto una botella, la saqué, preparé dos copas que coloqué en una mesa baja delante de D. Luis, abrí la botella y serví las copas dando la espalda a D Luis, con lo que él podía ver mu culito con la tirita del tanga. Como me esperaba, D Luis me acarició el culo y me dijo

–Que culito más suave tienes.

–Por favor D. Luis no me toque que voy a derramar el champan

–Yo sí que me voy a derramar.

Me dijo que me sentara a su lado y que compartiéramos las copas, pero le dije.

–Por favor D. Luis, ya sabe usted que la Dirección del hotel no permite estas confraternizaciones con los clientes.

–A la Dirección me la paso yo por el arco de triunfo, siéntate ahora mismo.

–Está bien D. Luis, como usted mande

Me senté a su lado y como era de esperar la faldita solo ocupaba una parte mínima y se me veía casi todos los muslos con las tiras del liguero, las medias y ya se me anunciaba el tango negro y transparente que llevaba.

–Vamos a brindar por una buena tarde.

–Como usted diga

–Chin Chin, por nosotros

Mientras levantamos las copas, D. Luis me acaricio los muslos y la verdad es que me cogió desprevenida y derramé un poco de champan sobre mis piernas.

–Uy D. Luis me he mojado los muslos, voy a por una toalla para limpiarme

–De eso nada, yo te limpiaré.

Acto seguido se giró hacia mí y empezó a acariciarme y lamerme los muslos donde había caído el champan. Eso era nuevo y me excitó.

–Por Dios D. Luis, que una no es de piedra. Eso no me lo habían hecho nunca.

–Pues hoy te haré más cosas que no te habían hecho nunca y que te van a encantar

Dicho y hecho, me desabrochó la blusa y empezó a acariciarme las tetas mientras yo estaba toda pasiva con la copa de champan en la mano.

–D. Luis tenga compasión de mí que solo soy una débil damita, que está loca por usted y que espera con ilusión los días que usted nos visita

–Eres un amor Anita, pero yo sé que eres un poco guarrona y que también me harás algo que me haga disfrutar.

Dejé la copa sobre la mesa y mientras me abrazaba y chupaba mis pechos, empecé a desabrocharle el pantalón, para liberar lo que ya estaba bastante duro y hacerle lo que ya había pensado, pero dejé que las cosas se desarrollarán

Me pidió que le desnudara y no me hice rogar, poco a poco le desabroche la camisa y le bese los pechos lamiéndole suavemente los pezones, hasta que se le pusieron bien duros y tiesos.

Le quité los pantalones teniendo buen cuidado de pasarle la mano por la polla que ya estaba bien dura.

–Anita, he traído un poco de música porque me apetece mucho bailar contigo

–Lo que usted diga D. Luis

Puso en el celular una canción muy romántica y nos pusimos de pie para bailar.

Yo le puse mis dos brazos alrededor de su cuello, apretándome bien contra sus cositas El me cogió por la cintura, pero en seguida me magreo las cachas apretándolas más contra él.

–Voy a hacer algo que no te he hecho nunca y que te va a gustar

–Sorpréndame D. Luis

Luis se desprendió del calzoncillo y me metió la polla entre los muslos muy fácilmente porque yo soy bastante más alta que él

–Oh Ohhh que sensación

–¿Te gusta eh cachonda? Seguro que no te lo habían hecho nunca

–La verdad es que nunca y me gusta, me gusta

Estuvimos restregándonos un buen rato, yo me dejaba hacer todo lo que él quería, me chupaba los pezones, me sobaba el culo y de vez en cuando me volvía a meter la poya entre los muslos y hacia como si me follase. Yo trataba de contonear mi cintura para frotar su polla con mis muslos para ponerle más caliente y, por los mugidos de toro bravo que daba creo que lo conseguía pero al mismo tiempo temía que se me corriese antes de lo querido.

–Oh Ohhh Me está usted poniendo a cien, D Luis y yo también quiero hacerle a usted algo nuevo.

–Ya me imaginaba yo que algo nuevo me harías, a ver que me haces

–Vamos a sentarnos

Nos sentamos en el sofá, yo con la blusa desabrochada y él desnudo del todo., entonces y puse la luz de la habitación en penumbra y le dije que le iba a enseñar una nueva manera de beber champan, que no se moviese y que me dejase actuar.

Teníamos las copas casi llenas ya que habíamos bebido muy poco,, le cogí la poya, la descapulle y metí dos dedos en una copa, los mojé con el champan y le mojé el capullo, acto seguido me lo metí en la boca y lo saboree con la lengua.

–Que viciosa eres, nunca me habían hecho nada parecido

o Pues pienso beberme así las dos copas o si el señor aguanta, toda l botella.

–Calla y sigue bebiendo que esto no me lo esperaba, golfa.

Lo volví a repetir varias veces mientras D. Luis se retorcía cada vez que me la metía en la boca. Llegado un momento mientras yo me agachaba a chupársela con el champan, D. Luis me magreaba las nalgas con la mano que tenía libre, me dijo

–Yo también quiero beber champan

Mojo dos dedos en una copa y me empezó a magrear las nalgas, pero en un momento que yo estaba desprevenida, me metió un dedo en el culo.

–Ay, por favor D. Luis me está poniendo que no me puedo resistir.

–Yo tampoco me puedo resistir, ponte a lo perro apoyada en la cama

–D. Luis ¿qué me va a hacer usted?

–Lo que estas deseando que te haga

Me puse como me dijo, a cuatro patas con El pecho apoyado en la cama y esperé abierta de piernas, la verdad que con muchas ganas. D. Luis se quitó el bóxer, pero no la camisa, le dije que Eso no estaba bien y que quería sentir su pecho sobre mi espalda.

–Por favor D. Luis no me haga sufrir más, pero métamela suavecito, que yo lo vaya notando.

–Lo que tu digas.

Fue empujando despacito como yo le había dicho, noté como me entraba el capullo y luego toda entera, hasta que sus huevos se apretaron contra mi culo.

–Ahh Por favor hágamelo suavecito como usted sabe

–Como te gusta que te folle despacito, te voy a volver loca

D. Luis la sacaba casi del todo y luego me la metía poco a poco para notar como me entraba y sensibilizar mii tesorito, una delicia.

–Ahhh D. Luis que bien lo hace usted,

–No hables, solo disfruta y jadea si te apetece, que sabes que me gusta ver que lo pasas bien

D. Luis siguió metiendo y casi saliendo una y otra vez y cada vez me daba más gusto cada vez que empezaba una entrada del capullo, yo no podía reprimir un Ahhhh y hasta me olvidé de lo de D. Luis

–¡¡Así, así sigue follandome así, como pares te mato!!

No tardé mucho, por las metidas cada vez más rápidas, de notar que se iba a correr. Yo también estaba a punto. Se apretó más contra mí y me abrazo por delante y dio un mugido y se vino con un

–Toma toma toda mi leche

Yo estaba tan caliente que, al notar su mano sobre mi polla, no pude aguantar y me corrí también con un largo mugido y un ¡ahhh!, que debió escucharse en todo el hotel

Nos quedamos abrazados hasta que se salió su polla de mi culo

Nos levantamos los dos con los bajos llenos de leche y nos miramos.

–Vaya polvazo que hemos echado

El resto de la tarde también fue muy agradable.

Me encantaría recibir vuestros comentarios.

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