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Curando las penas de mi suegra
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-Hola Cris, buen día. Me saludó Carla, la madre de mi novia, apenas atendí su llamado a mi celular.

-Hola Carla, buen día.

-Si estás ocupado decime, te llamo después. Dijo

-No, justo estaba buscando un café. Decime.

-¿Vas a almorzar en el bar de enfrente?

-Sí, creo que sí.

-¿Podemos almorzar juntos, necesito hablar con vos? En privado, y sin que Nacha se entere, por favor.

-No hay problema, si es urgente, voy a tu consultorio. Le dije.

-No es necesario, no es ni grave ni urgente. Solo que colateralmente la involucra a Nacha.

-¿Te parece 12:30? Le pregunté.

-Perfecto, nos vemos. Y Gracias.

-Dale.

Carla, mi suegra, es médica como yo, y trabajamos en el mismo hospital. Ella tiene 40 años, es una mujer hermosa, se cuida mucho con ejercicios, tratamientos de belleza y comida muy saludable. Con mi suegro, un poderoso empresario, están divorciados hace 10 años.

No era raro que almorcemos juntos, aunque normalmente, lo hacíamos junto a otros colegas, que nos cargaban porque por mi edad, 30 años, lo que menos aparentábamos era ser suegra y yerno.

-Hola. Dijo con una sonrisa cuando se sentó a mi mesa en el bar.

-Carla, ¿Cómo estás?

-Temblando. Lo que estoy haciendo y por hacer es una locura, sé que me arriesgo a tener problemas muy graves con Nacha, a que me pierdas el respeto con toda razón, y que te levantes y te vayas.

-Por favor Carla, ¿Qué es lo que pasa? Me estas preocupando en serio.

-Te pido por favor, por lo que más quieras, que esta charla no va a llegar a oídos de Nacha. Si me decís que no, lo entenderé, y aquí termina.

-Podes hablar tranquila.

-Vos viste la relación de confianza que tengo con Nacha. Hay momentos en que hablamos como amigas íntimas. Es normal que cuando nos encontramos los lunes en casa, después que pasaron el fin de semana en tu departamento, me cuente que hicieron, donde fueron y algunas de las “locuras” que hicieron haciendo el amor. Me cuenta lo dulce que sos, como se ríen, como goza ella con todo lo que haces, y como se pone de caliente, cuando, como dice ella, te pones como gorila loco, y se va toda la dulzura para dar paso a la bestia.

-Sí, sabía que hablaba eso con vos. Pero también otras cosas, como que está enojada porque dice que sos una “monja”.

-Cris, por eso te pedí hablar, y… lo que te voy a pedir… Dios, estoy muerta de vergüenza. No, no puedo. Perdoname que te hice venir al pedo. Perdoname pero no puedo.

-Carla, por favor decime que pasa, me preocupa verte así de histérica, como yerno y como colega. No podes atender en ese estado.

-Cris, sos el único hombre con el que me animaría a tener sexo. No estoy para salir de noche, a buscar a alguien, tampoco para enredarme y se la comidilla de todo el hospital por salir con alguien de aquí. No quiero tener un novio, una pareja. Estoy bien sola, pero…

-Clara, ¿Vos me estás diciendo que queres tener sexo conmigo?

-Dios, sabía que no iba a resultar bien, por favor olvidate de todo, y te ruego no le digas a Nacha, me odiaría con razón toda su vida. Dijo al borde de las lágrimas.

-Si no te tranquilizas, te llevo a la guardia y te pongo un calmante. Te hice una pregunta, no una contestación. Y este no es el lugar para charlar esto. Menos en tu estado. ¿Qué vas a hacer a la tarde?

-Cris, olvidate de todo. Por favor te pido.

-No puedo porque veo que no estás bien. ¿Qué vas a hacer a la tarde?

-Iba a ir al gimnasio.

-Bueno, cuando salimos te llevo a tu casa. Ahí vamos a poder hablar tranquilos. Nacha tiene clase hasta la noche.

-Pero Cris.

-Nada.

Cuando salimos del hospital, subió al auto, y no hablo en todo el viaje. Llegamos y cuando entramos me dijo:

-Me voy a servir un whisky, ¿Queres?

-Dale.

Sirvió los dos vasos de whisky y se sentó frente a mí en los sillones del living.

-Te parezco una puta barata, que trata de cogerse el novio de su hija, ¿No?

-Me pareces una mujer desesperada, que no tiene contención alguna, y en ese estado confía en alguien cercano.

Ahora, contame que pasa. Sin histerias, ni culpas ni adjetivaciones negativas. Dale.

-Hace 10 años que no estoy con un hombre. Y masturbarme no cambia eso, un consolador no es un hombre, su respiración, sus manos, su excitación.

Y no me da para salir de levante, meterme a la cama con alguien que no conozco, ni hacer de noviecita.

Es una locura total lo que pensé, un delirio producto de mi desesperación. Te pido perdón Cris, te involucre sin pensar las consecuencias, porque aunque te apiades de mí y no le digas nada a Nacha, sé que mi imagen de madre queda manchada, y nuestra relación familiar quedará dañada.

-Hey, creo que me conoces un poco, como yerno y como médico. Sabes cuándo me importa el componente emocional de una persona que sufre.

Y tenes que estar sufriendo mucho para contarme esto que te pasa. Sos una mina que la peleó en la brava como pocas.

¿Vos te planteaste en algún momento que hacer si te digo que sí, que no tengo problemas en ir a la cama con vos?

-Si, que me vería como una boluda de 40 años, temblando de miedo como la primera vez, sin saber que carajo hacer. Un espanto.

-Sos boluda… ¿Puedo pasar al baño, pero no uno chico, soy claustrofóbico?

-Sí, claro. Vení.

La seguí y me llevó a un baño grande, con ducha.

-Tiene ducha, que bueno. Dije y ella me miró sin entender.

-Claro.

-¿Tenes calefón o termo tanque? ¿Sale bien el agua caliente?

-Calefón y sale bárbara, abrís la canilla y enseguida sale caliente. Dijo.

-Entonces vamos a probarla. Dije y sin más la tomé de la mano haciendo que entre al baño-

-Cris…

Abrí la ducha y le fui desprendiendo los botones de su camisa, su respiración se fue haciendo pesada. Le saqué la camisa y luego me saque la mía. Siguió su pollera y mi pantalón.

-No te rías de mi ropa interior, no es nada sexy. Dijo cubriéndose con manos y brazos.

Me saque el boxers y ella no me quitaba los ojos de los míos.

-Sale bien caliente, tenías razón. ¿Te vas a bañar con ropa interior?

-Ehh.

No le di tiempo a pensa y la hice entrar en la ducha, quedamos de frente, a milímetros de distancia. Tomé su cara y la besé. Ella respondió mi beso y me abrazó. Estuvimos un par de minuto besándonos. Le desabroche el corpiño y ella dejó que caiga al suelo.

Me agache un poco, y lentamente fui besando sus pechos, al tiempo que le quitaba la bombacha, ella gemía suavemente y acariciaba mi cabeza. Tomé una esponja y un jabón y fui enjabonando todo su cuerpo, ella se dejaba hacer, gemía sin parar y buscaba tocarme en todo momento.

Luego, hice que se enjuague y tomé su mano para llevarla a mi pija. Mi mano fue a su sexo y Carla dijo un sí larguísimo.

-Esto sí que es grande. Dijo mientras acariciaba mi pene.

Hice que apoyara su espalda contra la pared, levante y sostuve una pierna y la fui penetrando lentamente.

-Ay, Dios, es grande en serio. Dijo.

Su concha era bien estrecha, pero a medida que entraba en ella, se iba dilatando. Yo estaba muy excitado, apretaba sus pechos con fuerza y besaba su boca con más fuerza todavía mientras mi pija entraba y salía de su concha.

-Me estas partiendo Cris, no pares.

Ella me abrazaba y se contenía para no arañar mi espalda. Para evitar riesgos, la hice poner de espaldas a mí, apoyando sus tetas en los azulejos de la ducha, ella hecho su culo hacia atrás, y nuevamente la penetré.

-Que fuerte que estás, y que placer es cogerte Clara. No te voy a negar que alguna vez fantasee con la idea que cogerte como lo estoy haciendo.

-¿En serio? Yo muchas veces me masturbe pensando en vos.

Escuche eso y me puse loco, la tome de la cintura y embestía con todo hasta descargar toda mi leche en su concha. Ella tuvo un orgasmo tremendo, que la dejó temblando. Se dio vuelta y me dio un tremendo beso.

Cerré la ducha y nos fuimos secando mutuamente.

-Gracias Cris, me hiciste gozar en serio, un tremendo orgasmo me regalaste.

-Nada de gracias, esto no es gratis, y pienso cobrarte hoy mismo. Dije y ella me miró con cara de terror.

La tome de la mano y fuimos a su habitación.

-Espero que lo de recién no te haya sacado por completo las ganas de sexo. Ahora yo te voy a gozar a vos. Dije y la hice acostar con las piernas fuera de la cama.

Las separé y mi boca fue directo a su clítoris, ella dio un grito de sorpresa y al sentir como mi lengua jugaba con su clítoris se puso a gemir como loca, buscó con la mano una de las almohadas y la mordía ahogando sus gritos de placer. Corrí mi boca y fue el turno de su concha, metiendo y sacando mi lengua sin parar. Por suerte había agarrado la almohada, porque gritaba como loca de placer.

Me puse sobre ella, haciendo un 69, y ni bien tubo cerca mi pija se la metió en la boca chupándola con torpeza pero con una calentura tremenda. Metí dos dedos en su concha y busque su punto G. Cuando lo encontré y lo estimulé ella aún con mi pija en su boca grito con todo, al tiempo que se estremecía por un orgasmo. Así le saque dos más.

Me corrí, y la puse boca abajo. Separé sus cachetes y mi lengua fue directo a su orto, mientras mis dedos seguían jugando dentro de su concha. Ella quiso correrse, pero un suave chirlo en el culo la hizo desistir.

-No, yo… nunca,… por favor… Aggg , nadie… desgraciado… no… si… virgen…

Decía repetitivamente, mi lengua hacía que se fuera dilatando y entrando en ella cada vez más. Saque mis dedos de la concha y apoye uno en su orto.

-Ahora, me vas a regalar un hermoso orgasmo anal. Dije y lo fui enterrando suavemente.

-No… Cris… por…. no…

Decía pero a su vez movía sus caderas para arriba y abajo. Un par de minutos y tuvo un hermosos orgasmo anal.

-Ahora, contame, como te gusta más.

-De atrás, como perrito, en cuatro.

-Que pena, a mí a las mujeres hermosas como vos, me gusta cogerlas cuando me cabalgan.

Me acosté e hice que me montara. La tomé de la cintura y empecé a embestirla con todo, sosteniéndola de la cintura.

-Me encanta ver como saltan esas tetas hermosas, ver como me miras caliente, reventando de placer. Dije.

-Hijo de puta, sí que sabes coger.

-Coger a una mina caliente como vos, es hermoso, pero si se suelta, y deja que su calentura la domine, te aseguro que es genial. Lo tendrías que probar.

-Cerdo, ¿no te parece suficiente como estoy?

-No, quiero más.

Solté su cintura y separé sus cachetes al máximo.

-Metete un dedo en el culo.

-Cris, no, yo no…

-Clara, te morís de ganas, te gusto la paja que te hice.

-Sos un desgraciado, un cerdo.

Dijo y mojando su dedo en la saliva de su boca, lo fue introduciendo y moviendo. Ella era ahora la que mandaba, me cabalgaba como loca, me pidió la almohada, la mordió, apoyo sus manos en mi pecho y saltaba como loca en mi pija mientras se metía y sacaba el dedo del culo.

-Así, ahora si sacate toda la calentura guardada, vos solita te vas a llenar la concha con mi leche haciéndome explotar.

Ella me escuchaba y más loca se ponía, llevo su otra mano a la boca, mojó dos dedos y sin detenerse, los introdujo en reemplazo del que estaba.

-Si metes un tercero, quizás me pongas loquito y te acabe.

-Cerdo, maldito desgraciado.

Lo hizo, metió tres dedos y segundos después, la tome de la cintura, la mantuve quieta y acabé en su concha. Ella sin quitar los dedos, con la otra mano se apretó una teta y grito de placer, alcanzando el orgasmo más fuerte de la tarde.

Se quitó de encima de mí y se acostó.

-No me vas a creer, no me importa. Fue el mejor sexo de mi vida. Nunca me había excitado tanto, tampoco mi marido nunca se ocupó de que lo haga claro. Si te digo que nunca había hecho todo, absolutamente todo lo que hicimos hoy, no me vas a creer. Nunca en el baño, nunca montarlo, nunca chuparle la pija así, nunca sus dedos hicieron eso con mi concha, mucho menos su lengua con mi culo. Sí que me calentaste.

-Eso me resulta increíble, no entiendo como un hombre no puede gozar a una mujer como vos.

-El me gozaba, se ponía atrás mío, y acababa en unos minutos.

-Eso no es gozar a una mujer Clara, gozar a una mujer es hacer que tenga mil y un orgasmos, que se libere totalmente, casi, casi como vos recién. Eso es gozar a una mujer, hacer que su placer sea total.

-Muy lejos de eso en toda mi vida, hasta hoy.

Nos duchamos nuevamente, nos vestimos y bajamos.

-Cris, ¿le vas a decir a Nacha? ¿Te parezco una puta? ¿Me vas a volver a hablar?

-Clara, no voy a decir nada, me encantan las mujeres muy putas en la cama, y si, vamos a seguir hablando como siempre.

-Gracias.

-Hola amor, te espero a cenar en casa. Fue el mensaje de Nacha que me mandó por Telegram.

Habían pasado tres semanas desde mi encuentro con Clara su madre. Desde ese momento nuestra relación no tuvo cambios, y con Clara, tampoco, aunque algunas veces, en ciertas conversaciones en el bar, sobre todo las subidas de tono, me miraba de reojo y sonreía.

Cuando llegué a la casa de ellas, note que no había buen clima, pero ni por asomo me imaginé lo que seguiría.

-Hola Cris, pasa me dijo Nacha.

Entre y luego de saludar a Carla que estaba en uno de los sillones, Nacha me ofreció un whisky y me dijo de sentarnos con Clara, que estaba seria con un vaso en sus manos.

-Cris, se todo lo que pasó entre mamá y vos. Ella sintió que me había traicionado, me dijo que fue esa sola vez, que te rogó que lo hagas, y que no me digas nada.

-Sí, es cierto lo que te dijo. Y no me arrepiento para nada. Tu madre estaba en un estado de desesperación tal, que por eso recurrió a mí. Ni siquiera tuvo confianza para contarte a vos lo que le pasaba, como se sentía. Por eso decidí ayudarla. Y como dijiste, fue esa única vez, y ni siquiera volvimos a hablar el tema.

-También me lo dijo. Te imaginas que me duele, nunca hubiera imaginado eso. Pero también entiendo a mi mamá. Viviendo el sexo como lo vivo, no sé como pudo vivir 10 años sin estar con un hombre, o con una mujer. Y me duele que no haya tenido la confianza para contarme como estaba.

-Te entiendo perfectamente, pero no era yo quien tenía que decírtelo, no iba a destruir la imagen de tu madre, y comprendo por qué te lo dijo.

-Gracias Cris, perdoname. Dijo Carla.

-No hay nada que perdonar. Yo sabía en que me metía. Perdoname Nacha, pero priorice ayudar a tu madre.

Dicho esto, creo que no queda mucho más por hablar. Las dejo. Dije.

-Esperá, quiero preguntarte algo: ¿Me amas? ¿Me deseas? ¿Algo cambió entre nosotros? Me preguntó Nacha.

-Claro que te amo, por supuesto te deseo, hace dos días estuvimos juntos y creo que fue como siempre. Y entre nosotros cambió que vos sabes lo que paso entre tu mamá y yo.

Vos sos la que resultó herida, traicionada por ambos, si uno de los dos tiene que tomar una decisión sobre nuestra pareja, sos vos.

-¿Si seguimos, te vas a seguir acostando con mi mamá?

-Nacha, no volvimos a acostarnos y en ningún momento hablamos de volver a hacerlo.

-Por favor, se sincero: ¿Gozaste con ella? ¿Si yo no estuviera de por medio, te volverías a acostar con ella?

-Si, goce con ella, no te lo voy a negar. Sobre la segunda pregunta, si me volvería a acostar con ella.

Clara estaba tomando un trago de whisky y casi se ahoga al escucharme.

-Entiendo. Con la misma honestidad, mamá, ¿Deseas estar de vuelta con Cris?

-Te contesto como mujer, sí. Es un tremendo hombre en la cama. Como madre, no volvería a hacerlo.

-Wow. Me esperaba que dijeras eso, pero es duro escucharlo. Prometo que última. Cris ¿estarías con las dos en la misma cama?

-Nacha… Dijo Clara.

-Cris… Dijo Nacha

-Nacha, ya hemos estado con otra chica los dos, bien podemos estar con una mujer.

-Me rectifico, esta vez si las últimas: ¿Tan bien coge? ¿Coge mejor que yo?

-Nacha, por favor, como le vas a preguntar eso. Dijo Clara.

-Si, coge muy bien. Y no, no coge mejor que vos porque todavía no aprendió a entregarse al placer como lo hiciste vos.

-Son las dos personas que amo, y no quiero perder a ninguna de las dos. Vamos a tu cuarto Clara, te voy a mostrar como goza una puta en manos de este hijo de puta.

-Nacha…

-Clara, dale, es tiempo de que yo te enseñe algo.

La tomó de la mano, y luego de una tenue resistencia Clara la siguió, yo detrás de las dos fuimos al dormitorio de Clara.

Cuando entramos Nacha tardó dos segundos en quedar en ropa interior y ayudarme a quitarme los pantalones y el boxers. Clara miraba sin moverse. Nacha se puso de rodillas y a chupar mi pija, lamer mis bolas, y metérsela toda en la boca.

Pasaron un par de minutos y se detuvo para mirar a Clara.

-Boluda, no te pierdas esto. Le dijo y tomándola de la mano la hizo arrodillar y le puso mi pija junto a su boca.

-No se chu…

-Hace lo que sientas, pensa en el placer que te va a dar esta pija, y prepárala.

Nacha fue alternando con Clara, que miraba y copiaba lo que Nacha hacía. Cuando Clara chupaba, Nacha aprovechaba para ir desvistiéndola. Un rato después, me acosté en la cama e hice que Clara se ponga sobre mi boca, y se ponga de rodillas, entregándome toda su concha para chuparla.

Cuando sintió mi boca en su clítoris, chupándolo, succionándolo, mordiéndolo, empezó a gemir como loca.

-Así, disfruta a tu hombre, recibí todo el placer que te quiere dar. Dijo Nacha y poniéndose atrás de Clara, le empezó a acariciar las tetas, y besar su nuca.

-Dios, me están volviendo loca.

-Abrite bien los labios. Le dije.

Clara tímidamente abrió los labios de su concha y mi lengua entro toda, tuvo un orgasmo y se empezó a frotar contra mis labios, mientras yo apretaba su culo y Nacha sus tetas. Tras un nuevo orgasmo, hice que se corra y suba Nacha.

Clara se quedó a un costado, mirando.

Nacha, se apretaba las tetas, el culo y tomaba mi cabeza apretándola contra su concha.

-Clara, soltate, hace lo que sientas, pero goza. Dijo Nacha cuando la vio quieta.

Clara se puso junto a mí, y comenzó a besar mi pecho y bajar con su boca hasta mi pija, y besarla lentamente. Nacha la miró y sonrió en medio de pequeños orgasmos. Clara, se empezó a tocar la concha chupando mi pija, y con mucho disimulo vi que mojaba un dedo en la boca y lo acercaba a su culo. Deje que juegue un rato, hice correr a Nacha y poner en cuatro a Clara.

Me puse atrás, y fui besando su espalda mientras dos dedos entraban en su concha, para jugar con el G. Cuando llegué a su orto, entre mi lengua y mis dedos fui sacándole orgasmos uno tras otro, Nacha se escurrió por debajo de Clara y le comenzó a chupar la concha.

-Nacha no…

-Goza hija de puta, goza. Dijo Nacha y siguió chupando.

Los orgasmos de Clara, eran cada vez más fuertes y continuos. Metí dos dedos en su culo y entraron fácilmente. Fui acelerando los movimientos y dilatando cada vez más su orto. Me puse atrás y apoye mi pija en su culo. En vez de intentar zafar, ella separó bien sus cachetes, con ambas manos por lo que su cara quedo sobre la concha de Nacha.

-No puedo estar haciendo esto, que puta que soy. Dijo Clara.

Y de a poco fue besando la concha de Nacha hasta empezar a usar su lengua. Lentamente la fui penetrando por el culo, con pequeños movimientos y con mucha suavidad. Nacha, al ver como lo hacía se puso muy loca, chupaba la concha de su madre con todo y le dijo:

-Clara, ahora, a gozar, chupame con todo por favor.

Clara le hizo caso y yo seguía bombeando cada vez más, hasta lograr enterrar los 17 cm de mi pija en su culo. Clara gritaba de placer y su orto se contraía apretando mi pija en cada orgasmo.

-Seguime Clara. Le dije.

Fui corriéndome hasta acostarme y ella quedo de rodillas, dándome la espalda con mi pija en su culo. La tome de los brazos e hice que los ponga a la altura de mi pecho. Yo me movía con todo entrando y saliendo de su culo, ella gemía y gritaba de placer.

Nacha se paró delante de ella, y le empezó a chupar las tetas y acariciarlas. Clara deliraba de placer pero nunca esperó que su hija baje con su boca hasta la concha y la chupe como loca, metiéndole dos dedos en la concha para frotarlos contra el Punto G.

-Hija de puta, me vas a matar. Dijo Clara.

-De placer, quiero verte bien loca, totalmente sacada.

Siguió “torturando” a su madre hasta que vio que le hice una seña. Se corrió y le dijo:

-Ahora, es todo tuyo, está por acabar.

Clara se paró, se puso de frente a mí y nuevamente se metió mi pija en su culo.

-Ahí quiero que me acabes desgraciado, que me revientes el culo de leche, hijo de puta.

Y comenzó a saltar como loca sobre mi pija, mientras que ella misma se metía dos dedos en la concha y se apretaba las tetas.

-Me convertiste en una mujer en serio, la más puta de las mujeres. Ahora goza guacho.

Cuando sintió que acababa, se dejó caer, se enterró los dedos en la concha y dio un grito fenomenal. Se quedó quieta mientras temblaba y se dejó caer.

-Mirá ahora Clara, te recomiendo esto. Este es el animal de mi novio.

Cris, quiero que me revientes la boca, quiero tu pija en mi garganta.

Ella se puso de rodillas en el suelo y me paré frente a ella masturbándome con todo. Le hice una seña a Clara, que se acercó a mí, la besé con todo, ella me abrazaba y ayudaba a masturbarme. Mi mano fue a su culo que todavía choreaba esperma con algunas gotas de sangre, y fui poniéndome loco.

-Así, Clara, ponelo bien loco para que me destroce la boca.

Me acerque a su cara y ella abrió la boca. Metí toda mi pija en su boca, ella tuvo una arcada pero no se corrió. Sosteniéndole la cabeza con ambas manos, la bombeaba con todo.

-Animal, la vas a destrozar. Dijo Clara mordiéndose los labios y tocándose la concha.

Se agacho, se metió entre las piernas de Nacha, y comenzó a chuparle la concha y meterle dedos en el culo.

Nacha estaba con los ojos desorbitados de placer, apretándose los pechos con todo, dejando las marcas de sus dedos en ellos.

-Hija de puta, como tu madre, tres dedos se está comiendo en el culo.

Saque la pija de su boca para masturbarme. Ella miró la cabeza de Clara entre sus piernas y como si recién la descubriera se le encendieron los ojos de lujuria.

No di más y le llené la boca de leche. Clara se levantó y miró a Nacha, que orgullosa mostraba su trofeo.

-Quiero. Dijo Clara.

Nacha se acercó y se dieron un tremendo beso para compartir mi leche.

Fuimos al baño y los tres nos duchamos. Fui por la botella de whisky y tres vasos. Clara y Nacha me esperaban en la cama.

-¿Qué opinas de mi hombre mamá? Preguntó Nacha.

-No lo puedo comparar con otros, porque solo estuve con tu padre y… Pero es un tremendo amante, por fin pude saber lo que es el placer, ahora te puedo decir que me siento mujer. Ahora te entiendo, entiendo cuando me explicabas lo que era el placer y lo que lo necesitas en tu vida.

-Yo si estuve con otros, ni a la planta del pie le llegan. El goza haciéndote gozar a vos, sabe que al final, va a gozar tanto o más que vos. Algún día te va a atar a la cama, ese día no vas poder creer a los niveles de placer que te puede llevar.

-¿Más que hoy? Perdoname pero no creo.

-Es otro placer, sensorial, distinto, único.

Desde esa noche, una vez por semana nos juntábamos los tres. Meses después, Clara empezó a salir con otro doctor, pero nunca faltó a las juntadas.

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