Historia real: En esta ocasión os voy a hacer una consulta ¿Son cuernos o no son cuernos?
Como os hemos explicado en nuestro relato anterior, Alex y yo somos pareja desde pequeños, y se puede decir que llevamos toda la vida juntos.
Nuestra relación había sido muy tradicional hasta que hace ya unos años Alex empezó a tentar con el tema del mundo liberal. En un principio yo me opuse por completo, pero poco a poco fui entrando al juego hasta que llegamos a meternos de lleno en el mundillo. Pero bueno eso es otra historia que ya hemos contado. Simplemente lo recuerdo aquí para poneros en situación y que entendáis mejor la historia.
Varios años antes de que Alex mencionase por primera vez el tema del mundo liberal, ocurrió lo que os voy contar a continuación.
Alex estaba en su tercer año de carrera y se había ido de Erasmus a Italia. Yo estaba en mi segundo año de carrera y aunque estudiaba una carrera distinta a la de Alex, iba la universidad de la misma ciudad de la facultad de Alex.
Como es normal, en años de universidad las fiestas eran casi semanales y salíamos de marcha bastante a menudo. Antes de que Alex se fuese de Erasmus, él salía de fiesta con sus amigos y yo salía con mis amigas, pero casi siempre al final de la noche coincidíamos en algún pub y terminábamos la noche juntos. Por lo que yo conocía perfectamente a sus compañeros de facultad y él conocía a mis compañeras.
Una noche de ese año en el que Alex estaba en Italia, yo salí como de costumbre con mis amigas de universidad, era la fiesta de invierno y ese día se hacía un “macro botellón” al que iba prácticamente todo el mundo de la universidad.
Yo estuve toda la noche con mis amigas en el botellón. De vez en cuando nos relacionábamos con grupos de chicos que había cerca. La mayoría de mis amigas no tenían novio y como es normal, esas noches de alcohol y fiesta las chicas buscan a los chicos y al revés. No voy a negar que yo también hablé en más de una ocasión con otros chicos, sin embargo, no estaba en mis planes hacer nada con nadie. Yo siempre he sido muy formal en ese aspecto, y nunca se me habría pasado por la cabeza ponerle los cuernos a Alex.
Bien avanzada la noche, y con más de una copa de más, una de las veces que fui con una de mis amigas orinar detrás de los coches, a la vuelta nos encontramos con el grupo de compañeros de facultad de Alex. Como nos conocíamos, mi amiga y yo nos paramos con ellos y estuvimos allí hablando con ellos. Yo estaba hablando con Armando que era el mejor amigo de Alex en la universidad, mientras mi amiga hablaba con otro de ellos con el que ya había tenido algún rollete otras veces.
Como os he contado, Armando siempre me ha parecido muy atractivo y nuestra relación siempre ha sido buena, por lo que yo estaba muy cómoda hablando allí con él.
Cuando me di cuenta mi amiga y el otro chico ya no estaban, por lo que me despedí de Armando y me fui a mi botellón con el resto de mis amigas. Sin embargo, cuando llegué ya no había ninguna de mis amigas. Así que volví otra vez al botellón de Armando, pero cuando llegué tampoco estaba Armando… solo quedaban tres compañeros de Alex, con los que yo no tenía mucha confianza.
Me había quedado sola, y la verdad es que estaba ya bastante bebida. Me quedé un instante bloqueada sin saber si irme a buscar a mis amigas, llamar a un taxi para volver a casa o que hacer. Pero mientras pensaba, se acercó Luis (uno de los amigos de Alex con los que no había hablado casi nunca), y empezó a hablarme. Yo nunca me había fijado en él, pero esa noche estuvimos hablando durante bastante rato, mientras seguíamos tomando copas en el botellón. Hablábamos de todo un poco y Luis me parecía muy simpático e interesante.
No sé qué hora sería ya, pero los botellones estaban ya casi vacíos y cada vez había menos gente. Aunque llevaba botas, yo tenía los pies completamente mojados y estaba muerta de frio. Luis me dijo que si me apetecía que fuésemos a su piso a tomar la última y que allí podría secarme los pies y entrar un poco en calor…
Pensaréis que es una situación muy típica, pero así fue como ocurrió. Ahora cunado lo recuerdo, pienso que yo sabía perfectamente lo que pasaría, pero en ese momento me engañé a mí misma y pensé que íbamos a su piso a seguir charlando y tomando una copa más.
Cuando llegamos al piso, nos sentamos en el sofá del salón, puso la televisión y preparó los dos cubatas. Yo me quité las botas y acerqué mis pies al radiador para entrar un poco en calor.
Esa noche yo iba vestida con un vestido verde oscuro, ajustado arriba y con la parte de abajo en forma de falda con un poco de vuelo. Unas medias muy oscuras, las botas y una chaquetilla vaquera que no abrigaba nada.
Al poco de estar allí en el sofá, Luis pasó a la acción. Empezó a decirme que le había gustado mucho conocerme, que siempre que habíamos coincidido con Alex yo le había llamado la atención, pero que nunca había hablado conmigo porque no sabía si Alex era celoso o no, pero que hoy cuando vio que estaba sola en el botellón pensó que era su oportunidad de hablar conmigo. Siguió hablando, y me dijo que yo le parecía muy guapa y muy atractiva y que ese día estaba especialmente sexy… Yo le dije que nunca me había fijado en él, pero que esa noche me había parecido muy simpático y que tampoco estaba nada mal. Él jugó a hacerse la víctima y me dijo que las demás chicas no pensaban lo mismo porque no se comía un rosco. Como yo estaba bastante bebida le seguí el rollo y empecé a decirle que si no ligaba es porque no quería, porque era muy guapo y atractivo y que tenía un rollo en plan tío interesante que a las mujeres nos gusta mucho…
Luis interpretó mis comentarios como el “pistoletazo de salida”, se abalanzó sobre mí y me plantó un beso en toda la boca. En ese momento yo no era yo, y no opuse resistencia alguna, más bien todo lo contrario, respondí a su beso con bastante pasión jugando con mi lengua en su boca. Sin parar de besarnos, noté como su mano subía suavemente desde mi rodilla por el muslo, subiendo poco a poco mi falda, hasta llegar a mi entrepierna. En ese momento di un respingo atrás, paré, bajé mi falda y dije que yo no quería hacer eso.
Luis se echó atrás, me miró fijamente, volvió a colocar su mano en mi rodilla y sin decir palabra alguna se volvió a inclinar sobre mí y volvió a besarme…
Ahí acabó mi batalla, me rendí a él y le seguí el juego. Nos besamos durante un rato, mientras él me acariciaba todo el cuerpo, mulsos, culo, pechos… hasta que volvió a llegar a mi entrepierna. Yo notaba como estaba súper mojada, metió su mano por debajo de mis medias y de mi braga y empezó a tocarme directamente metiendo tímidamente uno de sus dedos. Yo estaba muy excitada, y sin embargo de vez en cuando paraba de besarlo y decía “no podemos hacer esto”, “yo no quiero”. Aunque en realidad lo deseaba, pero mi conciencia me obligaba a aparentar oposición.
No sé cómo ni cuándo, pero cuando me di cuenta Luis tenía la polla fuera. La tenía completamente dura, no era muy grande, pero sí que la recuerdo bastante gorda. Luis me cogió la mano y la colocó en su polla. La agarré con fuerza, me estaba excitando mucho aquella situación prohibida, me excitaba mucho tener su polla en mi mano. Él jugaba con su dedo en mi coño mientras me besaba. Yo juraría que no llegué a menear su polla en ningún momento, simplemente la tenía agarrada con fuerza, pero cuando más excitada estaba, noté las palpitaciones de su polla en mi mano y de buenas a primeras empezó a soltar chorros de semen, que saltaron directos a mi vestido.
En ese momento acabó todo, Luis se echó atrás, sin decir nada. Yo tampoco dije nada, me coloqué la ropa, me puse las botas, me despedí y me fui. Cuando salí fuera ya era de día, cogí un autobús urbano y me fui a casa.
En alguna ocasión más volví a coincidir con Luis, tanto sin estar Alex como cuando ya volvió Alex de Erasmus, sin embargo, tanto Luis como yo nos evitamos y no volvimos a hablar más, como si aquella noche no hubiese pasado nada.
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