Es entendible y coincido en que la mayoría de "hombres" no entienden a la feminidad. Para mí no fue fácil, fui un inexperto en su momento. El relato que voy a contar es de aproximadamente de hace 6 años.
Había entrado a la universidad, era una nueva etapa sin embargo le resté importancia para no tener suspenso a las nuevas situaciones. Quería un día normal sin embargo eso fue lo que menos pasó.
Ingresé a mi salón de clases, me senté en cualquier carpeta que encontré a mi alcance. Ni me di cuenta quién estaba en las otras carpetas cercanas, la indiferencia e inexperiencia a nuevas situaciones estaban en control.
Luego de un breve periodo, entre bulla y nerviosismo porque muy poco eran los que se conocían, ingresó el profesor.
No me había dado cuenta cuando de pronto una mujer se voltea del asiento que tenía adelante y me dice:
– Hola
– Hola -dije sonriendo e intrigado porque no esperaba que alguien me hablase tan rápido y en el inicio de esta etapa.
– ¿También eres nuevo o vas a volver a llevar el curso? -me dijo sonriendo sutilmente y bajando la mirada levemente con timidez
– Sí, soy nuevo. Tú también, supongo
– Así es
Luego de esa breve conversación se volteó rápidamente porque el docente iba a tomar asistencia. Personalmente me sentía extrañado, ella no estaba tan mal, me atraía algo interno de ella pero no sabía identificarlo.
El docente indicó que para conocer a quienes iba a tomar asistencia era necesario que se levantasen así él los conocería para las otras clases. Ni importancia le di a su anuncio, estaba pensando en esa chica, por qué me habrá hablado y con esos gestos si es muy raro que te hable alguien en el comienzo de unas clases.
Estaba mirando de frente cuando el profesor menciona sus apellidos, ella se levantó. Fue uno de los momentos más interesantes en mi experiencia.
Ella tenía unas caderas impresionantes, unos muslos que me dejaron enganchado de la situación. Se había colocado un jean ajustado que dejaba todo para la imaginación, todo el salón se quedó observando ese monumento de cuerpo.
Luego de salir de clases ella rápidamente se apegó a mi y me dijo que por qué no salíamos de la universidad juntos, podríamos conocernos.
Yo estaba totalmente desconcertado, si hay una de las cosas que siempre he tenido en cuenta es que soy sincero conmigo mismo, en ese entonces era flaco, alto, cabello cepillado y mi ropa era más urbana. Será posible que esta mujer se haya fijado en mí.
Me dijo que era de provincia y que recién estaba conociendo la rutina de la ciudad, que quería saber de alguien que conozca la ciudad. Estaba muy entusiasmada de que sea nuevo.
En el transcurso de la semana me comentó muchas cosas, que le caía muy bien, que me vio desde el primer momento que entré a ese salón y que ni cuenta me di, que le gustaban los chicos flacos, que le gustaba tomar cerveza, que era una mujer apasionada. Yo sabía que tenía que darle trámite a esto, tenía mi experiencia de colegio y con eso me bastaba para el momento dije, no creo que sea diferente dije. Confíe en mis instintos y quedamos por enorme voluntad de ambos salir una tarde de un sábado.
Habían pasado varios días de que ya habíamos ido conociéndonos. Nos encontramos ese fin de semana. Ella estaba con un pantalón espectacular, con una camisa y la encontré con un chupachús en la boca. Mi mente automáticamente me dijo que lo hacía para enseñarme como es su estilo al chuparlo. Caminamos por las calles de la ciudad conversando, hasta que mi mente me dijo que la llevase a un lugar descampado de esos que son para hablar de dos, la lleve con la excusa de que era interesante que conociese ese lugar porque era interesante. Llegamos, estaba fastidiado porque me había peleado con palabras por la calle porque estúpidos la miraban deseándola prácticamente pero estos estúpidos no disimulaban y parecían trogloditas. Ella me dijo que me calmara pero yo insistía en que no me gustaba eso. Me recosté con la cabeza en sus piernas mirando el cielo mientras ella acariciaba mi cabello, me dijo que le encantaba pasar tiempo conmigo, que era alguien interesante, seguimos conversando hasta que ya anochecía. Le dije que deberíamos irnos, no estaba en mi mente follarla porque las cosas estaban precisas y me encantó sus temas de conversación, no fui ni soy un troglodita que solo piensa en sexo, me gusta cuando las chicas que conozco coinciden conmigo.
Cuando íbamos, ella me tomó de la mano, me miró y con su sonrisa y sus ojos atrevidos completó su acción. Yo correspondí de manual sin embargo no sabía que esto iba a ser así, en nuestras conversaciones nunca dijimos que éramos novios pero me di cuenta que son SEÑALES FEMENINAS. Avanzamos una gran carretera de la mano y cuando llegamos a un parque medio oscuro, ella se detuvo y volteó en media vuelta haciendo bailar su hermoso cabello pelirrojo en el aire y mirándome con esos ojos de que quería algo mío, yo solo sonreí. Fue una mirada frente a frente de unos 10 segundos aproximadamente en que a lenta velocidad nuestros labios se encontraron, fue un beso suave, preciso, al inicio.
Mi instinto me dominó, la tomé por la cintura y la atraje hacia mi cuerpo, sentía sus pezones levantados, su respiración excitada. La estaba besando con más pasión hasta que empecé a besarla en el cuello, ella gimió ligeramente por la obvia razón que estaba en la calle. Finalicé mi examen con un beso al labio inferior de su boca que me encantaba y mi instinto lo tomó como favorito.
Le dije que ya era hora de dejarla en su casa, ella me dijo que vayamos. Caminamos ella delante mío mientras yo la abrazaba por detrás como novios, mi miembro sentía esos muslos y ella sentía mi miembro y por lo visto le encantaba porque me tomaba de los brazos para no soltarla. La cosa no estaba fuera de control pero si intensa, sentía que ella quería que la folle pero por lo visto eso no pasara hoy porque la dejaré en su casa o por lo menos eso tenía entendido.
Cuando llegamos a la puerta de su casa, me despedí y estaba para irme, sin embargo ella dijo mi nombre y me dijo que si acaso no pensaba entrar, que la casa estaba sola. Sonreí, me acerqué con normalidad y le dije:
– ¿Y qué quieres que hagamos?
– Lo que tú ya sabes.
– No sé, dímelo tú.
– Quiero que me hagas tuya.
– Está bien
Ingresamos por un callejón oscuro, dejé mi normalidad con la que hablé en calle, la tomé por detrás y le besé el cuello.
– Así que quieres ser mía
– Si, mi amor quiero ser tuya
Ella no podía hablar porque estaba muy excitada, aproveché el momento y fui a la acción en ese callejón.
Sentí como ella hacía caer un chorro de agua, tocaba sus caderas, sus nalgas, la puse frente a frente y nos besábamos sin control, ella sudaba, la coloque frente a frente y tenía los senos muy levantados, sabía que era el momento.
– ¿Quieres tenerla dentro, quieres sentirme dentro tuyo?
– Lo deseo
Tomó mi vamos y fuimos a su dormitorio. Entre besos nos sacamos la ropa y pude ver de reojo ese cuerpo, era espectacular pero más espectacular era como cabalgaba, como esas nalgas eran mías y las tenía en mi control, sudadas y azotadas por mí. Por el momento solo era vaginal sin embargo era un calor intenso en esa vagina, lubricada y ajustada que parecía complementarnos. Ella ajustaba y a la vez gritaba, su cabello rojo bailaba en el aire una vez más. Me hizo un oral increíble, tomó mi pene y lo succionaba con placer y ganas, yo colaboraba con ella y tomaba su cabeza a mi gusto haciendo que su labor sea más destacable. Luego de darle ella en cuatro vaginal veía como su fluido caía y las sábanas estaban realmente mojadísimas, aproveché la situación, le dije que hay que iba hacerle sexo anal, ella dijo que qué pasaba si le dolía, le dije que eso era una mentira además con lo lubricado que estoy va a entrar normal. Sinceramente ella tenía el culo cerrado, pero con esas nalgas en cuatro no iba a desaprovechar hacer el negocio. Sabía que le iba a doler pero estaba en mí no causarle eso y lubricar de la mejor manera, poco a poco para dilatarlo. Controlarme y entenderla, no era una puta a la cual uno le folla el culo sin parar y a lo bruto. Era una chica con una interesante personalidad y uno de los mejores culos de la ciudad que había confiado en esto. Quería follarme ese culo a lo bruto pero hay que ser hábiles.
Empecé poco a poco, lubriqué a lo natural y ya iba dilatando, empecé con los dedos y luego de poco a poco, por la excitación ella colaboraba.
Cuando estaba dilatado pude sentir como era flexible y rico, entraba en su mayoría.
Empecé a testear unos minutos para asegurarme de que ya iba a dar rienda a mi plan, ella gemía sin parar y con penetradas normales, decía que era rico y que le encantaba tener mi pene en su culito.
Le contestaba gritándole que si le gustaba que le haya estrenado ese culito y ella respondió a que le encantaba.
Entonces di rienda suelta a mi plan, tomé bien las nalgas y empecé a penetrarla con todo completo y fuerte, sentía como ese culito apretaba, esas nalgas iban chocando con mi pubis mientras por yo estaba dentro de ella, jalándole ese cabello pelirrojo. Seguí dándole hasta que gritándole que me encantaba ese culo ella me decía que le encantaba mi pene, la follada fue más intensa y me derramé dentro del mejor culo de la ciudad, dentro de la chica que recién había conocido en la universidad, la que me había elegido desde que entré por la puerta de ese salón para vaciarle el culo. Señales femeninas.