Lesnói es una ciudad rusa situada al lado del río Turá, tiempo atrás no figuraba en los mapas, era llamada Planta 418 y allí se enriquecía el uranio para fabricar armas nucleares, esto fuera lo que despertara la curiosidad de Pedro por la ciudad cerrada, y cómo su hija María pasara la selectividad con muy buenas notas, le regaló las vacaciones en Rusia.
Mantas de nieve lo cubrían todo mientras padre e hija daban un paseo por la ciudad cerrada. En el memorial a la Gran Guerra Patria, Pedro, que era un cuarentón de cabello cano, ojos marrones, alto y delgado, resbaló y se dio un leñazo de cojones. Se estaba cagando en todo lo que se menea. Levantó la cabeza y vio que su hija se estaba riendo. Quien no se reía era una muchacha muy hermosa que estaba al lado de su hija y que llevaba puestas unas botas negras, unos leotardos del mismo color, un abrigo rojo con piel blanca en el cuello y un gorro de lana a juego con las botas y los leotardos. La muchacha, en español y con acento ruso, le dijo:
-Los zapatos que llevas no son apropiados para la nieve.
Era obvio que no lo eran.
-Después de este bochorno necesito echar un trago con urgencia.
María, que era una muchacha que medía un metro setenta y seis, que era morena, de ojos marrones, de cabello negro y que tenía todo muy bien puesto, le dijo a su padre:
-A mí tampoco me vendría mal, papá.
La rusa les dijo:
-Es la hora de la comida, encontraréis lugares donde hacerlo.
María le dio una mano a su padre y lo ayudó a levantarse. Al levantarse Pedro vio que la muchacha rusa era algo más baja que él y que su hija. Tendría unos veinticinco años, su cabello era largo y negro, sus ojos azules, su mirada era seductora, sus labios de piñón y pesaba poco más de 50 kilos. Daban ganas de comerle la boca, pero las ganas son esas cosas que a veces se tienen que aguantar. Le preguntó:
-¿Conoces un buen restaurante?
-Conozco.
-Te invito a comer.
-No te conozco de nada.
-Hablando se conocen las personas.
-¿Y por qué quieres que os acompañe?
-Porque no hablamos una palabra de ruso.
-¿Y qué hacéis en Rusia si no sabéis hablar ruso? ¿Habéis venido a tener una aventura amorosa?
Pedro se puso serio.
-No digas tonterías, María es mi hija.
-Por eso, aquí nadie os conoce y…
-¡Qué no, coño!
-¿Entonces que hacen en Lesnói un padre y una hija que no saben hablar ruso?
Estaban allí de pie, sin moverse y a Pedro le estaba cogiendo el frío, le respondió:
-Congelarnos.
La rusa sonrió y le dijo:
-Pues que no se diga que es por mi culpa, vamos a comer. ¿Cómo os llamáis?
Le respondió María.
-Yo María y mi padre Pedro, pero puedes llamarle cómo quieras que con los ojos que te ha estado mirando…
Pedro le dijo a María:
-Eres una insolente, hija.
La muchacha terció entre padre e hija y vieron que no tenía pelos en la lengua.
-No, no lo es, se te nota mucho que te gusto. ¿Estás casado?
-Estuve.
Siguieron hablando en el camino al restaurante y lo siguieron haciendo mientras comían… Después de comer y beber lo que la rusa había pedido para los tres, le preguntó Pedro:
-¿Estás casada?
-No.
María volvió a meter la nariz donde no la llamaban.
-No creo que estés a tu alcance, papá.
La rusa le preguntó a María:
-¿Y eso por qué lo dices?
-¿Tú que crees…?
-Natasha.
-¿Tú que crees, Natasha?
Su respuesta, por inesperada, la iba a dejar a cuadros.
-Yo no creo nada, yo sé, y lo que sé es llevo varios meses sin follar.
No hizo falta que dijera nada más, María le dijo a su padre:
-Quiero verlo.
Pedro le preguntó:
-¿Qué quieres ver, María?
-Cómo folláis.
Pedro puso el grito en el cielo.
-¡¿Te has vuelto loca?!
-Quiero que ese sea el regalo por mis buenas notas.
-Tu regalo son estas vacaciones.
-A ver, papá, no es muy normal que una hija sea voyeur con su padre de actor principal, pero no dirás que no sentiríamos un morbazo. Tú, allí, comiéndole la boca a la rusa, comiendo sus tetas, comiendo su coño, metiendo y sacando y yo mirando atentamente, calentándome, tocándome, y tú viendo cómo…
Pedro no la dejó hablar más.
-Tú no tienes vergüenza, María.
Natasha, a la que por la forma de mirar a María parecía que le gustaban las mujeres tanto cómo los hombres, le dijo:
-Yo también quiero que nos vea y verla.
-¡Ni loco!
Natasha siguió en sus trece.
-¿Quieres copular conmigo?
-Claro que sí.
-Pues o mira tu hija cómo copulamos, o te quedas con las ganas de que lo hagamos.
María trató de convencerlo.
-No voy a querer hacer un trío, te lo prometo, solo miraré, bueno, y espero correrme…
-Tú no vas a mirar nada.
María, que se había dado cuenta de cómo la miraba Natasha, le dijo a su padre:
-Si no la follas tú me la follo yo, si ella quiere, claro.
Natasha se anotó al momento.
-Quiero, claro que quiero.
Pedro se encontró en un callejón sin salida. No podía dejar sola a su hija con una desconocida en un país cómo Rusia. Pagó la cuenta y poco después estaban en el apartamento de Natasha. El contraste con la calle era tremendo. El calorcito que allí había ya invitaba a follar.
En la sala de estar de su apartamento Natasha se quitó el abrigo y María el plumífero blanco. Natasha llevaba debajo un jersey negro y una minifalda del mismo color. María un vestido gris que le daba por encima de las rodillas. Pedro fue al lado de Natasha y besó su boquita de piñón. María se sentó en una silla. Natasha y Pedro se comieron las bocas. Comiéndose las bocas Natasha le echó la mano a la polla e hizo amago de agacharse para sacarla, Pedro la detuvo y le dijo:
-Primero yo.
Le bajó los leotardos y las bragas, le levantó la minifalda y le enterró la lengua en el coño. Natasha se abrió de piernas y mientras le comía el coño se quitó el jersey, la blusa y el sujetador. Con las tetas al aire miró a María a los ojos, después le miró para las tetas, luego para el coño, después pasó la lengua por los labios y acabó mordiendo el labio inferior. María se empezó a poner cachonda.
Pedro se levantó y fue a por sus tetas, no se las comió, se las devoró. Natasha seguía mirando para María que ahora se estaba tocando el coño por encima del vestido. Pedro volvió a agacharse, le quitó la minifalda y volvió a comerle el coño. Natasha sacó la lengua y mirándole para el coño de María hizo cómo si se la estuviera lamiendo. María soltó su largo cabello negro que llevaba recogido en una coleta, se levantó, se quitó el vestido, el sujetador y las bragas, y con ellas a la altura de los tobillos se echó hacia atrás en la silla, abrió las piernas y empezó a masturbarse. Pedro miró para su hija y la polla se le puso aún más dura de lo que ya la tenía. Tumbó a Natasha sobre la alfombra, ella flexionó las rodillas y abrió las piernas. Mirando para su coño se desnudó. Natasha no paraba de mirar para María y se moría por comerle el coño, pero lo que tenía más a mano era la polla, así que le dijo a Pedro:
-Déjame chupar tu polla un poquito.
-Luego me la chupas.
La lengua de Pedro se perdió entre los labios vaginales de Natasha, lamió unas cuantas veces de abajó a arriba, le lamió y le chupó el clítoris… Natasha mirando para María y viendo cómo los dedos entraban y salía de su coño quiso correrse así.
-Si lames un poquito poquito más rápido ya me corro.
Pedro quería hacer las cosas a su manera.
-Hay tiempo para eso.
Dejó de lamerle el coño, se echó encima de ella, se la frotó en el coño mojado y después se la clavó de un chupinazo mirando cómo su hija se daba dedo. Natasha le echó los brazos alrededor del cuello y le devoró la boca, Pedro le cerró sus delgadas piernas y con la polla dentro de su coño y haciendo palanca la folló a toda pastilla. Ni dos minutos tardó su coño en apretar su polla y bañarla con los jugos de su corrida. Mientras se corría, Pedro, sintió cómo se sacudía debajo de él y cómo chupaba su lengua.
Al acabar de correrse sus besos se hicieron más tiernos. Luego se dio la vuelta y se puso encima sin quitar la polla de dentro… Poco a poco los besos se fueron haciendo más lujuriosos. Su culo subió y bajó con más rapidez… Cuando sintió que le venía, le dijo:
-Me voy a correr.
Pedro la quitó la polla del coño y le dijio:
-Ahora es cuando quiero que te corras en mi boca.
Natasha le puso su jugoso coño en la boca, Pedro sacó la lengua, Natasha frotó el coño contra ella y en nada se corrió soltando un potente chorro de jugos al que siguieron media docena de chorros cada vez más pequeños.
María sintiendo los gemidos se Natasha se corrió echando el cuerpo hacia delante y acabó sobre la alfombra en posición fetal retorciéndose de placer.
Pedro se la estaba pelando para correrse cuando entraron la sala donde estaban un joven y una chica. El joven era muy alto, rubio, de ojos verdes y vestía una zamarra de color marrón, un pantalón gris, calzaba unas botas de militar, empuñaba una pistola Aspid y llevaba una cámara fotográfica en bandolera, la chica era alta, rubia, de ojos azules, y muy hermosa, vestía con un abrigo de piel de color negro y calzaba unos zapatos negros. El joven separó a Natasha de Pedro. Cogiéndolo por un brazo lo levantó cómo si fuera un pelele. Sin decir una palabra le agarró las manos, le puso unas esposas y acto seguido lo zapateó sobre la cama. A María se le había pasado la calentura al correrse, pero le iba a volver. La rubia le estiró las piernas y se sentó sobre ella. Las primeras palabras que se oyeron desde que entraron el joven y la chica fueron las de María, que dándole puñetazos en el pecho a la rubia y poniendo cara de no quiero, le dijo:
-Suéltame, puta.
La rusa le dijo algo en su idioma a Natasha y cuando la muchacha le respondió le escupió en la boca a María.
-¡Cerdas! ¡¡Putas comunistas!!
Natasha le dijo a María:
-Yuliya solo trata de ser cariñosa.
-¡¿Cariñosa?! Si me acaba de escupir en la boca.
Natasha sonreía y le pareció que se estaba riendo de ella cuando le dijo:
-Te escupió para empezar a calentarte, así lo hacemos aquí.
-¿Se llama Yuliya, no?
-Sí, Julita en tu lengua.
¿Entiende el inglés?
-Sí, a la perfección.
María tenía las tetas bien puestas, o sea, tenía valor, ya que mirando a Yuliya con cara de odio, le dijo:
-You are a fucking communist bitch, Yuliya (Eres una jodida puta comunista, Julita.)
Lo dijo para cabrearla, pero Yuliya en vez de enfadaese sonrió y le dijo:
-And you are my little strawberry (Y tú eres mi fresita.)
Yuliya la agarró por los pulsos y Natasha le abrió las piernas y la sujeto por encima de los tobillos. Yuliya buscó la boca de María. María movía la cabeza hacia los lados. Yuliya le escupía en la cara y después se la lamía cada vez que esquivaba sus labios. María le dijo:
-¡Asquerosa!
Al decirlo abrió la boca y Yuliya le escupió dentro. Maria le devolvió el escupitajo y al hacerlo le cayó el primer beso con lengua. Anduvo con la cabeza de lado a lado hasta que se cansó, entonces dejó que le diera picos, ya que la lengua la paraba con sus dientes. Natasha le quitó los zapatos, los leotardos y las bragas. Vio lo mojada que estaba. De un golpe le clavó la lengua dentro del coño. María lanzó un grito de placer y después dejó la boca abierta para que la otra lengua entrase en ella. Al rato ya correspondía a los besos de Yuliya y movía la pelvis para que la lengua de Natasha lamiese su clítoris… Cuando María estaba a punto de correrse, Yuliya se levantó. Al quitar el abrigo quedó totalmente desnuda. Tenía un cuerpo precioso, sus tetas casi piramidales tenían las areolas oscuras y echadas hacia delante, sus pezones eran pequeños, su cintura era fina, su culo respingón y el coño lo tenía peludo. Se echó al lado de María y le mamó una de sus duras tetas con areolas marrones y pezones gordos y tiesos.
El joven rubio comenzó a hacer fotos de los besos, de las mamadas de tetas… Estaba claro que querían chantajear a Pedro… Luego el joven a punta de pistola hizo que Pedro se levantase de cama y que también le comiese la boca y las tetas a su hija… Se hartó de tirar fotos el cabrón, de eso y de la polla de Pedro en la boca de su hija, polla que María mamó con ganas y que acabó corriéndose en su boca al tiempo que se corría ella en la boca de Natasha.
Después de correrse Pedro en la boca de su hija y María en la boca de Natasha, le dijo Natasha:
-Coge con Yuliya y hazla gozar cómo a una loba esteparia.
María obedeció, se echó encima de Yuliya, le metió la lengua en la boca y Yuliya, la que parecía tan dura, se comenzó a derretir, ya que después de media docena de besos empezó a gemir, y más que iba a gemir cuando la lengua de Maria aplastó sus pezones, cuando los lamió, cuando hizo círculos sobre sus areolas rosadas y cuando las mamó y amasó.
El joven le había cambiado el carrete a la cámara y seguía tirando fotos. Natasha se masturbaba mientras miraba para ellas y la polla de Pedro estaba dura cómo el hormigón.
Yuliya cuando María bajó a su coño ya estaba perra perdida. María le abrió el coño con cuatro dedos, dos de cada mano y lo lamió. La lengua tardó una eternidad en llegar de la parte baja de la vagina al clítoris. Fue un viaje de caracol en el que no faltaban las babas, babas que al llegar al clítoris subieron en la lengua hasta llegar a la boca de Yuliya. La lengua entró en su boca y Yuliya chupó los jugos, luego volvió a bajar lamiendo su mentón, su garganta, pasó por entre sus tetas, después por su vientre, por su ombligo, llegó al clítoris, siguió bajando y se enterró dentro de a vagina, Yuliya le agarró la cabeza a María, movió a su pelvis de abajo a arriba y de arriba a abajo, y lanzando un grito se corrió en su boca.
Natasha volvió a la carga.
-Ahora vete para la cama y copula con tu padre.
María le dijo a su padre:
-Métete en cama y túmbate boca arriba, papá.
-¿No ves que es lo que quieren que hagas para chantajearme?
María parecía tener las cosas más claras que su padre.
-Y si no hacemos lo que nos dicen no tienen a quien chantajear y nos pegan dos tiros.
Pedro se echó boca arriba, María iba a follar a su padre cómo es debido. Cogió su polla con la mano derecha y la meneó. Luego acarició sus huevos con la izquierda, los chupó metiendo uno en la boca, metiendo el otro, metiendo los dos, después le lamió el frenillo, y a continuación le mamó la polla metiendo casi toda en la boca… Luego subió encima de su padre, cogió la polla la acercó a la entrada del coño, empujó con el culo y la metió hasta el fondo, lo besó y a continuación mientras lo follaba le dio las tetas a mamar… Natasha se metió en la cama, hizo que se enderezara y le puso el coño en la boca. María le echó las manos al culo y cabalgando a su padre se lo comió. Los tres estaban muy cachondos. Natasha más que ninguno, ya que con poco más de una docena de lamidas se corrió en la boca de María. María tragando los jugos de la corrida sintió cómo le abrían las nalgas y cómo luego una lengua lamía su ojete. Giró la cabeza y vio que era el joven rubio que estaba desnudo y empalmado. Yuliya era ahora la que hacía las fotos. María se echó a lo largo de su padre con la polla metida hasta el fondo, lo besó y dejó el culo quieto para que el joven se lo lamiese… Durante un rato sintió como la lengua lamía su ojete, luego folló a su padre al mismo ritmo que la lengua entraba y salía de su culo… Aquello era nuevo para ella, una polla entrando y saliendo de su coño y una lengua entrando y saliendo de su ojete. La sensación era deliciosamente dulce y esa dulzura la fue llevando a las mismas puertas del éxtasis, y en las puertas, casi susurrando, le dijo a su padre:
-Córrete conmigo, papá.
Pedro se corrió dentro de su coño y María, estremeciéndose, le bañó la polla con la pequeña cascada que hicieron los jugos de su corrida.
Cuando acabaron de correrse el joven rubio la quitó de encima de su padre. La quería para él solo. La puso a cuatro patas, le clavó la polla en el coño y cogiéndola por la cintura le dio a romper hasta que se volvió a correr. Luego se la frotó en el culo y se la fue metiendo con cuidado. Natasha y Yuliya subieron a la cama. La primera le cogió las tetas y se las amasó al mismo tiempo que le comía la boca, la segunda le echó la mano al coño empapado y le metió dos dedos dentro. Ya nadie hacía fotos. María miró su padre. Vio que se había empalmado de nuevo, y le dijo:
-Mastúrbate, así no me sentiré tan puta.
Pedro comenzó a menear la polla… Poco después, María le decía:
-Córrete para mí, papá.
Pedro se corrió. María mirando cómo salía leche de la polla de su padre y sintiendo cómo el joven le llenaba el culo de leche, se corrió cómo un torrente.
Ya no follaron más. A pedro lo soltaron y padre e hija, después de vestirse, volvieron al hotel Diana.
En el avión, de regreso a casa, Pedro le dio una carpeta a su hija.
-Para ti.
-¿Qué es?
-Mira.
Miró y dentro había un álbum con las fotos que había hecho el joven rubio y Yuliya…
-¿Cuánto pagaste por esto?
-Seis mil euros, pero incluía los billetes de avión, la estancia y lo demás.
-No te entiendo.
-Que Natasha, Yuliya y el chico rubio eran de una agencia de contactos.
María no salía de su asombro.
-¡¿Lo hiciste todo por follarme?!
-Te tenía ganas.
-Haberlo dicho, papá, no hacía falta salir de España, yo también te tenía ganas a ti.
Quique.