Coronas está en la piscina, el calor del verano aprieta y ha decidido pasar la tarde en remojo. Como no tiene plan a la vista pretende quedarse hasta la hora de cerrar. Si no encuentra a nadie con quien irse antes. Unas copas en el bar también ayudarían a pasar el día.
El sol va bajando, la gente se rinde, recoge sus cosas y se marcha. Coronas lleva su minúsculo bikini de cortina blanco casi trasparente, que no puede ni pretende contener la abundancia de sus carnes.
Se ha fijado en la socorrista, una chica menuda, delgada, pero con unos músculos como alambre de acero. En su bañador rojo de una pieza sus senos pequeños marcan los duros pezones a través de la tela de licra sin refuerzos.
Sus ojos recorren la superficie del agua y el césped de vez en cuando para comprobar que todo está en orden. De tarde en tarde, como en un descuido se detienen en el cuerpo de la curvy rubia.
Lleva muy poca tela encima. Dos triángulos tapan muy poco de sus poderosos pechos. La braguita no es un tanga pero solo cubre la mitad de sus carnosas nalgas y únicamente el pubis por delante sujeta a un cordón en la cintura.
Hay más opciones, tomando el sol en bikinis minúsculos o sexis trikinis pero sus ojos siempre vuelven a la misma chica. Que aunque intenta parecer discreta, o algo así, Coronas sabe que está siendo observada.
q La ve sensual y voluptuosa y piensa que le gustaría enterrarse entre sus carnes y dejarse acunar por los maternales senos. Aunque las tres jovencitas que miran sus móviles en otro rincón de la hierba tampoco estarían mal desnudas del todo.
También una milf que juega con sus hijos junto a las duchas. Los movimientos violentos del juego hacen que su bañador se mueva a veces dejando a la vista uno de sus bonitos pezones. Hasta un par de chulitos con bañadores tipo slip pequeñitos luciendo cuerpos de gimnasio ofrecen un bonito espectáculo.
Sus miradas se han cruzado algunas veces. Pero aunque ambas se han detenido algunos segundos más de lo razonable y sus labios han sonreído ninguna de las dos está del todo segura de los sentimientos de la otra.
Se acerca la hora de cerrar. Tiene que revisar las instalaciones. Comprobar que todo está en orden. Así puede ver a algunos de los ejemplares que le han llamado la atención desnudos en las duchas o en lencería en los vestuarios según cambian los bañadores por la ropa de calle.
La socorrista se esconde unos segundos detrás de una columna para echar un vistazo a las tres chicas, desnudas del todo, enjabonándose entre ellas en las duchas. El espectáculo era precioso y las risas cristalinas deliciosas, pero no podía entretenerse mucho mirando sin llamar la atención.
La milf está vistiendo a sus hijos ataviada únicamente con el sujetador y un tanga, antes de ponerse su falda y la blusa que están a su lado en un banco del vestuario. La que no aparece por allí es la curvy sexi que le llamado la atención.
Hasta los chulitos van camino de las duchas desnudos del todo y haciéndose bromas, dándose palmadas en los duros culos o en los torsos tocando los pezones. Les puede echar un vistazo de reojo desde la entrada del vestuario masculino.
Por fin se han quedado solas. La ultima pareja, entre arrumacos, con el chico a punto de arrancarle el bañador a su novia se ha perdido camino de las duchas.
Le hubiera gustado echar un vistazo también. Seguro que se estaban haciendo cariñitos en las duchas. Pero eso le habría hecho perder de vista a la rubia.
Coronas se lanza al agua cruzando la piscina de forma perezosa para que se la vea asomando ciertas partes de su cuerpo fuera del agua. Incluso a mitad de camino se dio la vuelta nadando de espaldas para lucir sus melones.
La socorrista con sus elegantes movimientos de gata en celo saltó a la piscina en una clavada perfecta. Sin salpicar ni una gota.
Buceando pasó por debajo de la gordita y salió a la superficie a su lado, nadando juntas con lentos y perezosos movimientos. Al mismo cómodo ritmo hicieron un par de largos y descansaron juntas en el borde.
– Hola me llamo Coronas.
– Yo soy Alex, Alejandra pero prefiero Alex.
– Es bonito.
Algo había entre ellas, algo que las dos querían explorar. Se presentaron y se dieron los primeros castos besos en las mejillas. Coronas le preguntó si podía hacer top less.
– ¿Me puedo quitar el sujetador?
Le respondió mirando alrededor.
– ¿Quien te va a ver? Estamos solas.
Y así dentro del agua soltó el nudo, se deshizo del sujetador y lo arrojó a la orilla, al césped. La socorrista le dijo:
– Espérame aquí, ahora vuelvo.
Y fue a cerrar las puertas pues ya se habían quedado solas por completo en el recinto. A la vuelta, según se iba acercando al agua se iba bajando los tirantes de su prenda y sacándoselo poco a poco. Provocando aún mas la lascivia de la rubia.
– Yo también quiero estar más cómoda.
Los pechos pequeños pero muy duros asomaron primero según bajaba la prenda. Luego se veía el vientre plano con los músculos marcados hasta que Coronas pudo ver el coñito depilado de labios finos.
Desnuda del todo se volvió a meter en el agua junto a Coronas. Antes de que esta pudiera extender su mano para acariciarla, la salpicó y se alejó nadando y riendo. Pero en el cuerpo de Coronas se esconde una magnifica atleta y unos músculos de acero.
– Te atrapé.
No le cuesta trabajo alcanzarla y retenerla entre sus brazos. En medio del agua se dan el primer beso de amor, de sexo casi desnudas ambas. Los pechos se frotan. Lo único que queda entre sus espléndidas anatomías es la braguita de la curvy.
– Mejor así, juntas. ¿No crees?
Sus cuerpos se juntan y acarician se acoplan como si estuvieran hechos para eso y se sumergen. Riendo vuelven a la orilla donde se acarician durante un rato, se besan en la boca. No siquiera salen del agua, solo se paran allí donde no cubre. Se tocan los pechos unos pequeños y duros y los otros amplios y maternales.
– Besas muy bien.
– A tí no se te da nada mal.
Coronas desliza una de sus manos por el vientre plano de su nueva amante en busca de la vulva, sabia, suavemente le hace suspirar. Desliza dos dedos entre los labios y acaricia suavemente el clítoris. Y toma los gemidos en sus labios en forma de besos.
– Quiero comerte.
Allí mismo Coronas le hace subir al borde de cemento y abrir sus fuertes piernas para lamer su dulce coñito y su ano. Así la socorrista es socorrida en cariño y sexo. No para hasta que la delgada morenita se corre un par de veces.
– ¡Joder!, ¡qué gusto! ¡Como lo necesitaba! Llevo todo el día cachonda viendo cuerpos bonitos por aquí.
– Pues espero darte muchos más. ¿Más bonitos que el mío?
– Ninguno que me apeteciera más tener así. Vamos a la ducha. Te voy a saborear entera.
– Pues tienes carne para rato, bonita.
De la piscina se dirigen a las duchas para quitarse el cloro y ya desnudas del todo las dos siguen haciéndose el amor sobando sus cuerpos lubricados por el gel de baño.
– Me encanta acariciar otra piel así, con el gel de baño, es mucho más suave.
No habían dejado de besarse. La saliva cambiaba de boca con el juego de las lenguas. Lamiendo la piel de la otra recién enjuagada en el bello contraste.
– Déjame que te lave el pelo.
Coronas acariciaba la nuca de la socorrista pegando sus melones a la espalda musculosa. Su cadera se frotaba con las respingonas y duras nalgas. Alex gemía al notar las manos de la rubia acariciando su cuero cabelludo.
– Estaría así horas. Esto es maravilloso.
Él gel de baño y el champú hacía que sus pieles resbalaran y eso era mucho más sensual. Frotando sus cuerpos uno contra otro.
Alex le cogió las manos para que rodeara su cuerpo y la abrazara mientras ella se apoyaba en el mullido cuerpo. Coronas lamía y besaba su cuello mientras agarraba los duros pechitos. Pellizcaba los pezones.
Empezó a bajar por la fina espalda, pasando la sin hueso por la línea de la columna, por los omóplatos. Le daba suaves mordisquitos en las pétreas nalgas. Las separó con las manos para ver el agujerito y poder lamerlo.
Los jadeos de Alex llenaban el recinto de las duchas y los vestuarios. Más altos, más rápidos cuando Coronas clavó la húmeda en el ano. Le dedicó un buen rato mientras la joven socorrista enlazaba un orgasmo tras otro.
Luego sigo bajando por la largos y finos muslos. Lamió la parte de atrás de las rodillas.
– Túmbate en el suelo. Quiero saborear esos piecitos.
Alex lo hizo suspirando por las expertas caricias de Coronas. La curvy cogió uno de sus pies, pasó la lengua por la planta, chupó cada uno de sus dedos. Siguió con el otro y volvió a subir por la pantorrilla.
– Me derrito cuando me acaricias las tetas. Y eso que me estás haciendo en los pies me vuelve loca. Creo que me he corrido más veces esta noche que en el último mes.
– Pues no pienso dejar de darte gusto, cielo.
– Vamos al vestuario. Allí hay bancos para tumbarnos.
Pusieron uno en medio de la sala, apartándolo de la pared para poder tumbarse alternativamente y que la otra pudiera tener una postura cómoda para hacer un cunnilingus en condiciones.
Y comiéndose los coñitos durante "horas" en la calurosa noche de verano, sobre el banco de madera del vestuario cubierto apenas con sus toallas para hacerlo un pelín más cómodo. Pero en realidad no pasó mucho tiempo.
Sobresaltadas por un ruido en el exterior del pequeño edificio son testigos por una ventana alta en su pared de como una parejita de chicos jóvenes salta la tapia. Tienen la intención de darse un baño nocturno desnudos y hacerse el amor con sus duras pollas sobre el césped.
– Shhh. No hagas ruido. Tendré que llamar a la policía.
– Espera a ver lo que hacen. Puede que solo quieran bañarse. Si no hacen algún destrozo no vamos a meterlos en un lío.
– Ya, pero el susto que me han dado se lo hago pagar.
Pero al principio las chicas han tenido un sobresalto al verlos. Sólo son dos chicos gay, bisex o solo buenos amigos que buscan un lugar solitario para encularse, disfrutar de buen sexo y darse un baño nocturno en pelotas.
Enseguida los dos jóvenes empiezan a deshacerse de sus ropas, las camisetas, los vaqueros y unos slips muy pequeños. Se arrancan las prendas con prisa, confirmando la opinión de Coronas sobre ellos.
– ¿Lo ves? Solo se van a dar un baño desnudos.
La cosa mejoró cuando empezaron a besarse como posesos desnudos del todo. Para ver mejor el espectáculo ellas se desplazan a la puerta de los vestuarios. Desde allí les pilla más cerca el sitio elegido por los muchachos. Agachadas tras el marco los miran.
– No sólo un baño, por lo que parece.
– Si, y ¡Joder! están buenos.
– Así que le das a los dos palos.
– ¿Y tú no? Espero que podamos unirnos.
– Eso estaría bien. Genial.
Al principio solo los miran hacer el amor y oyen sus gemidos de placer mientras no separan los dedos de la vulva de la otra. El cuerpo de Alex daba la espalda a su amiga, apretado entre los maternales senos de la rubia, su culito contra el pubis.
Ellos seguían besándose, las duras pollas apretadas entre sus vientres. La saliva cambiando de boca en boca. Las chicas casi podían ver las lenguas jugando desde su atalaya. Se estaban dando un repaso muy caliente.
Uno de ellos arrastra al otro hasta la fresca hierba. Se arrodilla entre sus muslos abiertos de su amigo y mirándose a los ojos con expresiones de pura lujuria agarra las dos vergas y las pajea juntas.
– ¿Salimos ya?
– Espera, aún pueden asustarse y salir corriendo.
Vieron como se inclinaba sobre su amigo y empezaba a lamer sus testículos sujetando el nabo con la mano. Era una mamada lenta, lasciva, humedeciendo cada centímetro de piel por donde posaba la lengua.
– Creo que ya.
Salieron del vestuario despacio, mostrando orgullosas su gloriosa desnudez. Tan ocupados estaban en su placer que no se dieron cuenta de la bella compañía hasta que no las tuvieron casi encima.
Al principio la cara de susto de ambos fue épica. Pero al ver que las dos chicas que los habían sorprendido estaban tan desnudas como ellos se les fue pasando.
– Pero, ¿Quiénes sois? ¿Qué hacéis aquí?
– Parece ser que lo mismo que vosotros. Pero no nos ha hecho falta saltar el muro. Ayuda tener enchufe con la socorrista. Yo soy Mario y este tan guapo Javi.
– Nosotras Coronas y Alex. ¿No tenéis casa o un coche?
Mientras manteníamos es conversión con uno de los chicos el otro no había soltado la polla. Estaba atento a las dos cosas y se vez en cuando le daba unas lamidas a los huevos o el glande su amigo.
– Coche no y en casa padres.
– Pues a punto hemos estado de llamar a la policía. Hasta que empezasteis a desnudaros.
– A vosotras también os hubieran encontrado en bolas.
– Tenemos la ropa. Listillo.
Coronas tampoco se había quedado quieta. Con discreción había echado mano al culito respingón de su nueva amiga y no dejaba de acariciarlo.
– Bueno. ¿Vais a divertiros solos? o ¿podemos participar?
– Hay sitio para todos. ¿verdad?
Las dos chicas se fueron acercando despacio sin dejar de admirar el bello espectáculo que tenían delante, deseando participar.
Coronas se puso detrás de Mario clavando sus tetazas en su espalda y el pubis en su duro culito. Rodeó su torso con los brazos y pellizcó sus pezones.
Alex se arrodilló junto a Javi y entre los dos siguieron con la mamada a la dura polla de su amigo. Pero también le agarró el nabo que firme estaba entre sus muslos.
Aprovechó para tirar de sus hombros y arrastrarlo con ella al fresco césped. Buscaba con la lengua el sabor del rabo de su amigo en el interior de su boca.
A Mario le estaba atendiendo Coronas. Se había puesto frente a él y se habían abrazado buscando todo el roce posible entre los cuerpos. El nabo se había acomodado casi sólo entre los poderosos muslos de la rubia tocando con el glande los labios de su vulva.
Ella también lo empujó hasta tumbado al lado de su amigo sobre la hierba. Lado a lado las dos amazonas que ya estaban más que calientes por sus juegos previos decidieron cabalgarlos.
Se subieron sobre las caderas de los chicos y despacio se fueron clavando sus pollas prácticamente a la vez. Como estaban tan cerca aprovecharon para besarse. Ellas amasando las tetas de la otra y ellos solo alcanzaban los labios y lenguas del otro acercando los rostros.
– ¿Queréis correros?
Mirando a los ojos de Alex, Coronas buscaba su asentimiento para que les llenarán los xoxitos de lefa. A esas alturas los gemidos de los cuatro llenaban el jardín y podían agradecer el seto y el muro para que no les escucharan fuera del recinto.
Ya no dejaron de moverse, ni de cabalgar hasta que ellos se corrieron. Ellas cambiaron de chico y se tumbaron sobre ellos haciendo un sesenta y nueve.
Coronas sobre Javi no dejó que el duro nabo del chico perdiera toda su dureza. Saboreando el semen y los jugos de su amiga hasta dejar el instrumento bien limpio. Además de notar en su xixi la lengua juguetona del chico.
Alex se dedicaba a similares maniobras con Mario que además buscaba con su lengua los restos de semen de su colega entre los labios vaginales de la socorrista.
– ¿Probamos con algo más difícil?
– ¿Que tienes pensado? ¡pervertida!
– Vosotros os follais. ¿No?
– Si, claro, a eso veníamos.
– Pues a ello. Chicos. Estamos deseando verlo.
Mario a cuatro patas esperaba lo que decidieran sus nuevas amigas. Alex aprovechando su flexibilidad se deslizó por debajo en un nuevo sesenta y nueve.
Coronas se dedico a lubricar el ano del chico con su propia saliva a la vez que contenía las ansias de Javi agarrando su polla con la mano. También echó una buena cantidad de babas sobre el glande del rocoso nabo.
Por fin como buena mamporrera guio la polla al agujerito que la esperaba con ansia. No perdía detalle de como entraba despacio pero firme en el duro culo. Alex desde abajo también tenía una vista privilegiada de la penetración mienta le chupaba los huevos a Mario.
No se conformaba con eso. Coronas le clavaba un dedo, al principio, luego fueron dos, en el ano a Javi. También buscaba sus labios y su lengua en lascivos besos dándole y recibiendo saliva.
Javi termina corriéndose en el culo de su amigo jadeando ambos. Mario también se derrama y su lefa la recoge la socorrista en su boca golosa. Coronas no ha parado de acariciar, lamer y besar la piel de los otros tres.
Al fin siguen follando los cuatro en la hierba, prácticamente toda la noche. Los chicos no se creen tener la suerte de dos mujeres tan bellas pendientes de sus pollas. De follarse entre ellos teniendo un público tan excitado. Y más aún cuando ve a su novio en los lujuriosos brazos de Coronas o los de la socorrista.
Nuevos amigos, amantes, ninguno de ellos quiere perder el contacto.