Después de 20 años de casados nuestras relaciones sexuales han pasado a ser monótonas, aparte de que yo tengo más años y mis erecciones duran poco. Mi mujer que a sus 44 años tiene un cuerpazo impresionante, es reacia a cualquier experimentación en el sexo. Solo cuando bebe alguna copita de más se desinhibe un poco y se deja comer el coño. Incluso hay veces que estando con más copas de la cuenta se duerme a aprovecho a jugar con ella y arrancarle varios orgasmos. Cuando le hablo de ello dice que no se lo cree. Varia veces mientras hacemos el amor le he susurrado que un día traería a un profesional para ayudarme, y con un “tú eres tonto, ni hablar” se acaba el tema.
Hace unos meses trasteando por internet encontré un anuncio de una pareja ofreciéndose para todo tipo de sexo. Contacte con ellos y expuse que yo no quería un intercambio, solo quería que mi mujer tuviera una noche de sexo fuera de lo normal. Les conté con todo detalle cómo era ella, cómo se comportaba en el sexo y que tenía que ser algo “espontáneo”.
Días después quedé con ellos para conocerlos y contarme su plan. La mujer era más normal, pero él era un hombre alto y por los datos que me dio bastante más dotado que yo, además de ser más joven que yo.
Aprovechando que mi mujer va a clases de bailes latinos, me propusieron ir un sábado a un hotel en el que hay una sala de fiestas y había un día especial Latino. Yo tenía que reservar una mesa, luego contactaríamos y que nos dejáramos llevar.
Acordamos que si yo no quedaba satisfecho con la experiencia solo pagaría las consumiciones de la noche y el taxi. Yo esperaba quedar satisfecho y pagar gustosamente los 700€ que me habían pedido.
Aprovechando el cumpleaños de mi mujer le propuse celebrarlo en ese hotel y así podría enseñarme a bailar un poco. Le gustó la idea, di el ok a la pareja y reserve todo.
Llegó el día. Una vez en el hotel nos dio tiempo a dar una buena vuelta por la zona. A la vuelta ducha y preparativos para una noche de celebración.
Viéndola ducharse, ponerse un tanga minúsculo, según ella para que no se le notara con el vestido, y ponerse un vestido nuevo con el que entendí lo del tanga minúsculo, me excitó de tal manera que estuve a punto de estropear la noche.
Después de cenar, de bebernos una botella de vino y brindar con cava, mi mujer ya iba muy contenta. Bajamos a la sala y nos acomodamos en nuestra mesa. Ya la sala estaba muy animada.
Nos dio tiempo a tomarnos unos mojitos antes que una pareja nos preguntara si podían sentarse con nosotros, ya que no había sitio para sentarse. No me dio tiempo a contestar, fue mi mujer quien les invitó a sentarse.
Tras una charla de presentación, él se llamaba Pedro y su mujer Marga, tomarnos otra bebida que nos pidieron, nos invitaron a salir a bailar. Ellos salieron y la verdad es que lo hacían muy bien. Mi mujer me sacó a bailar. Me insistía que la bachata es muy sencilla, pero soy negado para el baile y no tardamos en volver a la mesa.
La pareja al volver a la mesa nos recriminó lo poco que habíamos bailado. Yo me disculpe por sentirme en la pista como un pato mareado y comentando que mi mujer lleva tiempo yendo a clases y le invité a sacarle a bailar.
Mi mujer ya estaba muy desinhibida y aceptó gustosa. Entonces Marga me dice “ahora va a empezar el juego”. No tardo mi media canción y se estaba restregando y con la mano cada vez más cerca del culo. Marga me decía “se está poniendo cachonda”.
Volvieron a la mesa y les hablamos de lo bien que bailaban. Pedro se disculpaba porque con ese vestido se le resbalaba la mano. Fue mi mujer la que le disculpó.
Mi mujer me pidió que le acompañara a los servicios porque había mucha gente y ya no podía ir sola. No se pudo aguantar y me comentó lo fácil que era bailar con Pedro.
Al volver la mesa ya teníamos nuevas bebidas. Marga le dijo a mi mujer que las suyas eran especiales para las mujeres.
Seguimos bebiendo y Pedro volvió a sacar a mi mujer a bailar. Ya no se cortaba un pelo, me daba corte mirarlos. Qué forma de agarrarla, restregarse y pasarle la mano por el culo.
Volvieron pronto a la mesa porque mi mujer ya no se sujetaba sola. No sé si la bebida de mi mujer tenía algo más. Dije que nos teníamos que ir porque ya era tarde. Mi mujer a regañadientes aceptó.
Al intentar ponerse en pié vimos que sola no podía. Marga se ofreció a ayudarme a llevarla a la habitación. Mi mujer entre risas se agarró a Marga y subimos a la habitación. A Pedro le tocó subir los bolsos y demás.
Ya en la habitación la tumbamos en la cama. Marga entre risas cómplices entre las dos, le comenzó a quitar el vestido. Mi mujer se sorprendía y decía que no hacía falta, pero no dejaba de reírse. En un momento estaba en tanga bocabajo y grogui del todo.
Marga se desnudó y se acostó a su lado acariciándola y susurrándola al oído. Yo en el sillón estaba empalmado como nunca había estado y a la vez pensando que no era eso lo que esperaba. Me excitaba más mi mujer casi desnuda que Marga, que tenía un cuerpo muy bonito, tetas pequeñas pero bien puestas, pero Cris es más exuberante.
Mi mujer seguía sin moverse totalmente grogui y Marga en un momento le dio la vuelta y lentamente le quito el tanga. Se acercó a su coño y no pasó un minuto y mi mujer estaba con una respiración muy rápida. Yo acojonado pensando que se iba a despertar y de repente en menos de treinta segundos tiene un orgasmo que yo nunca había visto, me pareció eterno.
Tras ese orgasmo salvaje con unos espasmos que asustaban, se relaja, se mueve y se pone de lado. Otra vez inmóvil como que aquí no ha pasado nada.
Pedro desnudo sonriéndome me dice en voz baja “ahora verás”. Lo primero que veo es un rabo descomunal, me hundió la moral. Lo primero que pensé es que donde habría comprado esa talla de condón y que como intentara meterle eso se iba a despertar.
Mi mujer estaba tumbada de lado, Pedro deslizó la pierna izquierda de mi mujer hasta las tetas y él con la pierna estirada de mi mujer entre sus rodillas. Abrió sus rodillas hasta tener el coño a nivel de la punta de su rabo. Le ofrecí un lubricante y pasando su mano por el coño y enseñándomela me dice “no le hace falta ¿has visto como está?”
Poniendo una mano sobre el culo, empezó a pasar por el coño la punta de ese cipote y en un momento comenzó a meterla poco a poco. Me levanté para ver si de verdad entraba, y de verdad entró. No entendía donde estaba ese cipote, no sabía que mi mujer tuviera el coño tan profundo.
Estuvo más de 5 minutos bombeando lentamente en esa postura. Para mí sería imposible estar de rodillas tan espatarrado. Dominaba la postura.
Yo estaba empalmadísimo viendo cómo salía y entraba ese cipote sin la mayor resistencia.
Mi mujer no decía nada pero ya lo creo que se estaba enterando. Qué forma de jadear.
Después de un rato en esa postura se la sacó e hizo una señal Marta Con su ayuda le pusieron con el culo en pompa con la cara en la almohada. Marta sujetaba el culo para que no se tumbara y otra vez se la metió poco a poco. Al momento ya no hacía falta sujetar nada, con ese cipote metido dentro y agarrándola los culos con las dos manos. Se me salía el corazón
Estuvo fallándola más de 15 minutos sin parar. Se la sacaba casi entera y de un empellón estaba dentro hasta los huevos. Mi mujer jadeaba y sudaba como una perra bien follada. Nunca yo he durado tanto tiempo follando y parecía que se quedaba satisfecha. Y ahora no tiene fin.
Pedro me pregunta que donde quiero se corra, y le digo que en la boca, la puta nunca me la ha querido mamar.
Se la saca y la ponen bocarriba y mientras se quita el condón y se la empieza a menear, Marta está de nuevo comiendo el coño a mi mujer. Igual que la primera vez en un momento le saca otro orgasmo.
En medio del orgasmo, entre espasmo y espasmo, y con la boca bien abierta, Pedro que tenía calculado cuando iba a abrirla, mete la punta del cipote y la echa tal corrida que tuvo que tragar o se ahogaba.
Pedro se retira y me pregunta si he quedado satisfecho, afirmando que ella sí.
Asentí con la cabeza. Se duchó, se vistieron y pagué gustosamente los 700€.
Estoy convencido que no son pareja y creo que a Marta le gustan más los coños que a mí.
Cuando se fueron intenté metérsela pero tumbada solo llegaba a meter la punta y según tenía el coño, mi pene me bailaba y no sabía si estaba dentro o fuera. Espero que el coño vuelva a su tamaño normal.
Me masturbé y me corrí en su cara. La verdad comparada con la corrida de Pedro quedé un poco desmoralizado pero satisfecho. Le limpié un poco la cara con su tanga, que por cierto estaba empapado antes de limpiarla. Con la corrida que se pegó Pedro todavía se le salía un poco entre los labios.
Antes de meterme en la cama le puse el tanga, iba a besarla pero ….tenía la boca bien llena. Me conformé con darle el beso en la espalda.
Al día siguiente con un poco de resaca y según dijo ella con la boca pastosa (me reí) me dijo que había sido un cumpleaños muy divertido y que sabía que aprovechando que estaba dormida le había hecho el amor.
¿El amor?, menudo polvo te echaron y como gozaste. Jamás tuviste orgasmos tan intensos conmigo
¿De verdad piensa que fui yo?
También me preguntó si tenía en contacto de Pedro y Marga, que se había divertido mucho con ellos. Le dije que no, que después de que Marta le ayudara a subir a la habitación, se fueron.
Fue una experiencia muy excitante y satisfactoria. Hice algunas fotos con las que me masturbo de vez en cuanto. Si vuelvo a repetir algo así lo filmaré.
Han paso unos meses desde que sucedió, pero al leer otros relatos me decidí a escribirlo.