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Conociendo a mis vecinos en el confinamiento
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Siempre creo que he sido de los que veía o intentaba ver alguna oportunidad en una situación complicada, y después de lo que he ido viviendo en la cuarentena, la verdad es que creo que si es así, aunque también todo lo que ocurre viene distorsionado de alguna forma por el problema que causa el confinamiento de aburrimiento o inactividad.

Durante estos meses de confinamiento he vivido dos experiencias sexuales, con personas diferentes, que me han gustado en general, aunque con sus matices.

La primera fue con unos vecinos de enfrente, donde yo vivo son bloques de pisos que más o menos cerca tienen otros bloques de pisos, por lo que es fácil que en momentos como esto la gente esté pendiente de unos y otros.

En mi caso fue de una vecina, en sus cincuenta, que en alguna ocasión me la he cruzado en el garaje donde aparcamos, aunque sólo ha sido un simple hola y adiós, pero me ha sido suficiente para fijarme que está muy buena y se cuida, de hecho me la he cruzado con su marido saliendo a correr juntos de vez en cuando.

El caso es que, con este confinamiento y el poco poder salir estaba uno más salido que el pico de una mesa, y las pajas caían de forma constante y algunos días de forma abundante, jaja.

Cuando salíamos a aplaudir solía ver a esta vecina y a veces con su familia en el balcón, un día al salir al balcón la saludé y curiosamente ella me devolvió el saludo, cosa que llamó mi atención.

Una tarde me puse a ordenar cosas y vi uno de esos catalejos que te venden en AliExpress que tenía pensado utilizar algún día de vacaciones para probarlo, así que me puse a probarlo poniéndolo en la cámara del móvil y te hace un zoom mucho mayor del que trae la propia cámara, y me puse tontamente a mirar por la ventana a otros bloques a ver que veía.

Fíjate por donde, de pronto se me ocurre mirar al balcón de esta vecina y la veo en el balcón, haciendo algo con las plantas o así, con el culo un poco en pompa por la posición… pero que culo. Así que os podáis imaginar, pajote al canto pensando en esa maravilla de culo.

Así fui haciéndolo durante varios días, algunos días la veía y a veces no, eso sí, todos los días al salir a aplaudir la saludaba y ella a mi, cuando salía sola veía que ponía una enorme sonrisa y de pronto uno de los días me dice "Hola vecino", en alto, que podía oír casi todo el mundo y yo la respondí.

Un día en uno de los grupos de whatsapp se desata una especie de discusión entre 2 personas que también son vecinas, y algunos intentamos paliar esa discusión, se notaba que el confinamiento empezaba a hacer mella en algunos.

Después de esa discusión en el grupo, veo un mensaje en mi whatsapp que me dice "Hola vecino", lo miro, y me quedé perplejo, era ella con una foto de su familia también. Me alegre mogollón y empezamos a charlar, la verdad es que me encantaba saber de ella, me molaba su conversación.

Empezamos a hablar casi todos los días un ratito y uno de los días la dije que tenía un telescopio para el móvil y que me dejaba ver bien a la gente, que lo había hecho por accidente, pero que un día la vi con las plantas (un día jaja, había estado mirando casi todos).

Al día siguiente, recibo un mensaje de ella que me dice "A ver si adivinas con que planta estoy hoy". Así que yo voy con mi catalejo todo feliz a mirarla, y efectivamente estaba con una planta, puesta en mitad de las tetas, con una blusa que se la marcaban bien los pezones y un escote que casi le llegaba hasta el ombligo. Os podéis imaginar con el rabo más tieso que un árbol.

Le pongo en el whatsapp "pues la verdad es que no se planta que es pero si sé que la que tengo en casa se ha puesto más tiesa que un tronco". A partir de ahí empezó una gran complicidad, y empezábamos a hablar dos o tres veces por día.

Un día, mientras hablábamos le dije que cada vez que la veo me hacía una paja pensando en ella, y me dijo que quería ver cómo me hacía la paja pensando en ella, que nos llamábamos y que me hiciera una paja por video conferencia.

Y así lo hicimos, encendí mi cámara y allí estaba ella con la blusa del escote grande y los pezones marcados, empezamos a calentarnos un poco con pequeñas guarrerías y me saque la polla y los huevos para que ella viese como me la meneaba, ella entonces se quitó la blusa, dejando unas preciosas tetas al aire con unos pezones más tiesos que mi polla.

Cuando me la estaba meneando con muchas ganas acercó su cámara a su boca y me empezó a hacer una mamada virtual con su boca, que me encantó. Tenía ya tantas ganas de estar con una tía, sin tener que estar viendo porno, que no tardé demasiado en correrme.

A partir de ese día, cada vez más, las conversaciones iban subiendo de tono, y me empezó a contar sus fantasías, que también hice mías. Una de ellas era follar en público y que la vieran, aunque lo decía con cierto recelo. Bien, que mejor momento para hacerlo ahora ¿Qué te lo impide? le pregunté.

Que no se puede salir a la calle, y que además que mi hija está en casa. Su marido es uno de los grandes a los que tenemos que agradecer en esta época su lucha contra este Covid y trabajaba en temas de transportes por lo que no estaba mucho en casa, aunque si más que antes. Así que fuimos calentando todos esos días, que llegamos a follar virtualmente por whatsapp los dos hasta dos y tres veces al día.

Un día le pregunté si ella había hecho intercambio de parejas alguna vez y me comentó que su marido y ella estuvieron asistiendo a un local de intercambio por un tiempo atrás, pero al final lo dejaron, pero que a su marido le gustaba mucho verla follar con otros. Cada vez se ponía todo mucho mejor, no me lo hubiera imaginado nunca.

Así que ya me imaginaba follándola y su marido haciéndose una paja mientras nos miraba.

De pronto nos dicen que podemos salir por la mañana desde las 6 hasta las 10 de la mañana y por la tarde desde las 8 hasta las 11 de la noche, y se me ocurrió proponerla que nos viésemos en el garaje, le podía enseñar lo amplio que es mi coche por detrás, se lo día pensando que igual se cortaría. Y ella me contestó que mejor en una furgo que tenía su marido y que no la utilizaba mucho, así que el primer día que nos permitieron salir fuí al garaje a las 8.00 en punto de la tarde y allí estaba con esa maravilla de sonrisa de oreja a oreja, al igual que yo, claro.

Fue un encuentro lleno de pasión, tenía tantas ganas de tocarla que me encantó, sentía cada detalle, sus pezones tocándome el pecho mientras nos metíamos un morreo de aupa, su lengua… una pasada.

Abrió la parte de atrás de la furgo, bastante amplia, y con una especie de colchoneta que llevaba, nos metimos dentro, nos empezamos a desnudar uno al otro con unas ganas enormes y lo primero que empezamos a compartir fue un maravilloso 69, en el que noté como se humedecía por segundos, me encantaba esa textura en la boca, y sus gemiditos, el olor de ese coñito, una maravilla.

Me miró con una mirada tan llena de fuego, que no me voy a olvidar fácilmente, y me dijo, con las preocupaciones de la mierda esta del virus llevo sin follar bastante, necesito que me folles con todas tus ganas… y para mi eso era una orden, así que hicimos un misionero en el que me la follé hasta con saña, con toda la fuera que podía y como me encantaba, sobre todo escucharla esos gemidos de placer y tensión, sus piernas completamente dobladas y alcanzaba a ver algo sus dedos de los pies completamente hacía dentro. Follar ese coño era una pasada, movía mi cadera todo lo rápido que podía, quería reventarla.

No sé si habría alguien más en ese garaje, pero si lo hubo desde luego tuvo que flipar.

A todo esto, con las prisas, se me había olvidado bajarme los condones, así que me la estaba follando a pelo, cosa que a ella no le importó pero cuando estaba a punto de correrme, me miró con esa mirada viciosa y me dijo: en la boca, córrete en mi boca, y así lo hice. Qué maravilla de corrida y de lengua pasando por mi rabo mientras me corría. Mis huevos sacaban todo lo que tenían y se vaciaban completos.

Después de esa corrida caímos los dos rendidos. En ese momento me volví a dar cuenta que estaba en la parte de atrás de una furgoneta. Fue mágico. Me encantó. Pasamos un rato abrazados y como hacía algo de frío, nos vestimos, salimos de la furgo riéndonos con una sonrisa de complicidad que me encantaba, la cerramos de nuevo, nos despedimos con un beso, y nos fuimos.

Al día siguiente, estuve esperando la llamada que habíamos estado teniendo otros días, pero no se dio. La puse un mensaje en el whatsapp pero no lo vio en todo el día. Así que empecé a pensar que quizás sería bueno volver a utilizar el catalejo del móvil para ver si había otra vecina con ganas. Y no pude evitar mirar a su terraza, pero nada, no había nadie.

Así pasaron varios días. De hecho ya casi me había olvidado de ella, y recibo un mensaje en el whatsapp que me dice "Se lo he contado a mi marido, el polvo del otro día" y lo primero que pensé es que no la había visto porque le había pasado algo con su marido.

Y sigue diciéndome "Le ha encantado y se ha puesto súper cachondo. Llevamos dos días sin parar de follar", mira que bien pensé, la caliento y me pierdo el pastel, bueno, que se le va a hacer. Y sigue "Queremos que me folles delante de él, ¿puedes esta tarde a las 8 en la furgo?" Como, me puse como una moto, hasta nerviosito. "Claro, ya sabes que tus deseos son órdenes para mi" le contesté.

Seguiré en otro artículo que este ya me ha constado un huevo escribirlo, y cuando lo voy escribiendo me acuerdo de detalles que me ponen cachondo, y tardo 3 veces más en escribirlo, jajaja…

Espero que todos estéis bien y que os haya afectado todo esto lo mínimo posible.

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