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Una historia medieval. La brisa golpeaba en la pequeña aldea, un barrio de la conocida ahora como Noruega; a lo lejos, el sol comenzaba a esconderse dejando ver unas nubes amenazantes, negras, cargadas de agua y con intenciones de dejar caer litros y litros de lluvia. La brisa empezaba a transformarse en un viento más fuerte, comenzó a azotar los techos de la casa.

En la distancia, solo se veía el ir y venir de las personas que casi corrían para no ser alcanzados por el chubasco que prometía descargar en una tormenta grande. Pero a Raquel solo le intereso una persona… un extraño… un desconocido que no formaba parte del lugar… Ella se pasaba mucho tiempo en la ventana, y conocía cada individuo que pasaba a la calle… una joven que, si bien era recatada, tenía aires de dulzura en su cara.

Así observo como claramente el joven cruzaba la calle en dirección hacia una herrería que se encontraba cerca… aquel muchacho de tez clara y con ojos profundos, resultaba enigmático para Raquel quien con solo verlo… Comenzó a sentir que mariposas surcaban en su vientre.

El joven se sintió observado y entonces giro la mirada hacia dónde provenía su incomodidad; fue entonces cuando se encontraron sus miradas; ella sin saber que hacer se quedó quieta, estática, absorta por aquella mirada tan profunda, que intentaba atravesar su mirada. El joven sonrió y pensó para sí: "la conozco… se me hace muy familiar", pero no era así; su corazón se había quedado prendado de ella, y el hecho de sentir que conoces a alguien solo denota el amor a primera vista… entonces le aguanto la mirada… la mirada de aquel muchacho era tan profunda que hizo que Raquel desviara sus ojos… así que el joven, solo entro a la herraría… ahí compro unas cosas que le hacían falta y le pregunto al encargado una dirección; entre señales y palabras incomprensibles el herrero de la tienda le respondió: "es enfrente…"

Entonces lo comprendió todo, iba a la casa de aquella mujer tan atractiva para él; un poco turbado por la extraña forma en como el destino se recrea con los mortales, dio las gracias al señor, quien solo le regresó una sonrisa, y se dirigió a la puerta. El viento solo dio paso a la tormenta y el agua caía a cantaros… era un chubasco increíble y poco a poco las nubes cubrieron de tal manera el sol y el viento se encargó de apagar las antorchas de las calles, él tenía que llegar, así que se armó de valor y se caminó hasta donde estaba la puerta de aquella casa que le provocaba emociones insondables… y toco con los nudillos.

Raquel desde donde estaba observaba a el muchacho, no comprendía cual serían sus movimientos, pues titubeaba al caminar, pero al ver que su paso apremiante lo acercaba cada vez más a la entrada de su casa, su corazón comenzó a palpitar precipitadamente; sus pómulos se ruborizaron y solo hubo un pensamiento dentro de ella… el de conocerlo… cuando ella escucho la puerta, casi desfalleció y escucho claramente como la encargada de la limpieza en su casa abrió la puerta y escucho hablar pero no pudo entender… su pensamiento estaba extasiado pues solo podía pensar en el forastero y nada más…

Él se presentó: "Buenas tardes… Me llamo Carlos… ¿¿¿Se encuentra el señor de la casa???".

A lo cual la sirvienta respondió: "no, en este momento no se encuentra, ¿desea dejar un mensaje?"

"… mire…. vengo desde lejos, y la verdad estoy un poco cansado… ¿se encuentra su esposa? Dijo Carlos

"Lo siento señor… la señora murió hace tiempo… sí gusta puede hablar con Raquel, la hija del señor…"

El joven solo mostró tristeza cuando recibió la noticia… y solo pudo suspirar por la pérdida de la que había sido notificado y unas lágrimas recorrieron las mejillas de Carlos… lagrimas que solo significaba el hecho de no estar al lado de aquella mujer a quien quería como a una madre… en sus últimos momentos, cuando niño, sus papas murieron y sus padrinos asumieron su cuidado. Cuando el partió para luchar en el extranjero, Raquel aún no había nacido… y solo sabía de ella por cartas que recibía y enviaba desde la lejanía a su padrino; así que ella era una persona completamente extraña para el… interesante pero extraña, ignoraba cual sería la actitud que ella asumiría cuando le viera.

Raquel, mientras tanto comenzó a bajar de la planta de arriba, dejando su lugar a un lado de la ventana y conforme iba bajando sintió que las fuerzas le abandonaban. Pero la curiosidad pudo más de lo que ella pensaba y se dirigió a la puerta… ahí; al ver nuevamente a Carlos a los ojos supo que era atrayente…. le atraía no solo por ser extraño y diferente, sino porque encontraba en él algo que nunca había podido ver en cualquier otro muchacho.

Entonces Carlos dijo: "¿Murió?… fue mucho el tiempo que estuve fuera… mire… el señor es mi padrino… es un amigo de la infancia de mi padre… pero desde hace 20 años no tenía noticias de ellos, pues estaba en el extranjero…

"Hola buenas… ¿busca a alguien?" dijo Raquel.

Carlos, al verla nuevamente se sintió confuso, apenas hacia un rato había hecho ruborizar a Raquel y ahora ella le estaba pagando con la misma moneda el rato tan incómodo que le había hecho pasar; el encuentro fue casual y solo se dignaron a medirse con los ojos.

"Me llamo Carlos… tú debes de ser Raquel…" dijo entonces.

"Así es… veo que está bien informado" contesto ella.

Carlos entonces: "Disculpe mi atrevimiento señorita, pero su padre y su difunta madre son mis padrinos de nacimiento… "

Entonces Raquel lo comprendió todo… se trataba de él… la persona con quien había intercambiado una que otra carta en sus años de adolescencia, pero que jamás le había visto en persona… solo le escribía por cumplir un capricho de su padre quien le pedía que se familiarizara con el… como si fuera una hermana.

Raquel maravillada por lo pequeño que es el mundo, le invito a pasar y le pidió a la sirvienta que trajera agua y que pusiera la mesa pues el invitado tendría hambre y estaría cansado pues el viaje habría sido largo; mientras ella daba instrucciones, Carlos le miraba asombrado, anteriormente solo había visto su rostro de ángel, pero ahora tenía una perfecta visión de lo que era ella en todo el esplendor de su cuerpo; ella tenía unos senos grandes, muy bien proporcionados, pero grandes para su estatura; pues ella era de complexión normal, caderas regulares, baja de estatura y con piernas de ensueño. Carlos no pudo evitar fijarse en sus pechos, aunque lo disimulo bastante bien; Raquel sabía que estaba siendo analizada por completo por Carlos por lo cual hizo que el ego femenino se elevara; provocando que contoneara descaradamente cada vez que pasaba frente a él. Carlos solo imaginaba lo que sería tenerla entre sus brazos y tomarla por la fuerza sin importarle nada; había algo en ella que lo había hechizado, y estaba dispuesto a hacerla suya a cualquier precio.

Raquel lo llevo hasta el comedor y lo acompaño mientras él comía; entonces nuevamente le regalo con esa vocecita de virgen, unas palabras más:

"Siento tener que decirte que mi padre no regresara hasta dentro dos semanas… salió de viaje por aldeas de al lado y pues si gustas puedes quedarte a dormir el tiempo que quieras… pues mi padre siempre me ha dicho que algún día tenías que regresar; así que te tiene un cuarto básicamente pensado para ti; claro, si no tienes algún otro plan…"

Carlos solo escuchaba, pensativo y mientras arrancaba pedazos a mordidas de la carne, solo pensaba en Raquel, quien se afanaba por mostrar sus atributos sin importarle nada; él solo asintió y dijo que pasaría unos días en aquel lugar… puesto que necesitaba ver a su padrino, además (pensó para sí) no me vendría mal unos días de buena comida y de una buena vista del escultural cuerpo de Raquel; cuando el terminó, pidió que lo guiaran a su habitación, para después quitarse las botas pues tenía intenciones de bañarse; tan solo se recostó un rato y cayo presa del sueño.

Después de dejar a Carlos en su cuarto, Raquel pensaba en todo lo que él le despertaba, nacía algo muy dentro de ella un sentimiento, pero más que sentimiento era deseo; un deseo de tenerlo dentro de ella, de sentir sus besos, sus caricias, sus dedos tocando sus lugares prohibidos; así, conforme los pensamientos de ella se iban desarrollando, se comenzó a acariciar y sus manos hicieron contacto con sus piernas, mientras que se dirigía poco a poco por debajo de su falda.

El trabajo de sus dedos solo hacía que ella se excitara más a cada momento; hasta que sintió como el fuego de su interior comenzaba a quemarle desde lo más profundo de sus entrañas; provocando que dejara a un lado las bragas, permitiendo el acceso total a sus dedos. Su sexo estaba completamente húmedo y con ansiosa de recibir el miembro de Carlos, o al menos eso se imaginaba Raquel; poco a poco llego hasta su clítoris el cual comenzó a estimular de una manera extraordinaria… pues era la primera vez que ella se masturbaba delante de un hombre y aunque estaba dormido, no podía dejar de sentir culpa y cierta mezcla de dolor, pues era pecado.

Carlos se despertó con el sonido de la lluvia, azotando en el techo de aquella casa que seguramente abrigaría sus intenciones con Raquel. Fue entonces cuando escucho unos gemidos ahogados en el sonido de la tormenta… unos sonidos guturales que provenían de algún lugar de esa casa; intrigado salió de su cuarto y comenzó a buscar el origen de dicho sonido, yendo a parar a la entrada de un cuarto cuya puerta estaba abierta.

No podía creer lo que sus ojos veían, ahí, ante él, estaba Raquel, con sus bragas en los tobillos y con una mano debajo de su falda y la otra acariciando uno de sus pechos, pellizcando ese pezón, embelesado, solo se dedicó a observar y a acariciarse a su miembro, que ahora estaba más duro que al principio. Durante unos minutos de sobriedad, Carlos solo se quitó de ahí, y se enceró en su cuarto; Pensó durante un largo rato la situación, se despojó de sus ropas y se dirigió a la bañera; mientras el agua recorría todo su cuerpo no podía apartar a Raquel de sus pensamientos; solo pensaba en sus manos hurgando en esa cueva… en penetrarla… y con ese pensamiento, solo consiguió excitarse mucho más y entonces se masturbo.

Lentamente acaricio su miembro soñando con el momento que ella lo haría por él, se imaginó la calidez de su boca ingiriendo su tridente y en un instante exploto derramando toda su leche en sus manos. Cuando Carlos terminó de bañarse se dirigió hacia su cama y se recostó así, desnudo, no sabía cuáles eran las costumbres de aquella casa, pero lascivo como se encontraba se jugaría el todo por el todo. Decidió ir al encuentro de Raquel sin importarle nada, la haría suya a toda costa; era más de la media noche, todo estaba oscuro y solo se iluminaba la casa cada vez que un rayo partía la oscuridad de la noche y el ruido de sus pisadas en el suelo de madera era sonoro. La casa estaba prácticamente sola, pues la servidumbre no se quedaba a dormir ahí; así, en un arranque de valor, se dirigió al cuarto de Raquel y abrió la puerta.

Ella estaba dormida y solo con un camisón encima, pero podía marcarse claramente su exquisito cuerpo de mujer; él, al verla se puso duro, tan duro que comenzó a dolerle su miembro; aventurado, comenzó a avanzar hacia la cama y lentamente aparto la sabana de Raquel, quien solo gimió para sus adentros, él al darse cuenta que aún continuaba dormida comenzó a acariciar su piel, desde la cara, para después dar paso a su cuello; poco a poco fue abarcando terreno, cuando llegó a sus pechos, ella comenzó a jadear, su respiración se hizo entrecortada. Él comenzó a jugar con sus tetas, que se paraban reaccionando a las caricias de Carlos; empezó por rozarlas con las yemas de los dedos… así… después de un rato… se atrevió a rozarlas con la lengua… y viendo que ella aun no despertaba… comenzó a besarlas pausadamente… pasando por todo el contorno de sus pechos hasta llegar nuevamente a sus pezones…de vez en cuando succionaba… gentilmente en el círculo alrededor de ellas e incluso cuando comprendió que Raquel estaba profundamente dormida… comenzó a mordisquearlas; mientras que con su mano libre se atrevió a pellizcar el seno que quedaba solo.

Fue entonces que ella se movió involuntariamente, pues aún continuaba dormida y quedo boca arriba, con las piernas semiabiertas. Carlos entonces se atrevió a más, buscó deliberadamente su clítoris empezando a moverlo en círculos y comenzó a hurgar dentro de él, con sus dedos, poco a poco se pusieron húmedas aquellas paredes que contenían el secreto de la lujuria y el placer. Estaba excitado, nada le importaba y comenzó a lamerle esos jugos que brotaban cada vez que el acariciaba su sexo. Entonces él sabía lo que tenía que hacer, se puso encima de ella, le beso los labios y cuando el acomodo la punta de su palo en dirección a la gloria, le mordió sus labios y de un solo golpe dejo ir su instrumento; Raquel solo dejos sentir un gemido y entonces abrió los ojos.

Entre sueños sentía lo que sucedía, pero nunca pensó que fuera real, pero al sentir dentro de ella aquel hombre, solo se asustó; y no fue sino hasta que comprendió la situación, cuando logro tranquilizarse. Pero después de darse cuenta de lo que estaba pasando, solo lo tomo de la espalda y le encajo las uñas; así, comenzaron a transportarse a lugares infinitos del placer, él era agresivo y primero la penetraba despacio para después penetrarla hasta el fondo y sentir como su pene chocaba contra las paredes de su vagina; Raquel podía sentir el miembro erecto, lleno de amor y lascivia dentro de ella; sentía el roce de los testículos en sus nalgas, lo cual indicaba que estaba hasta adentro, en un momento, comenzaron a hacerlo más precipitadamente, más salvaje aun.

Su ritmo aumento, mientras que él, solo pensaba en llenar de leche el agujero de Raquel; ella solo se arqueo de espaldas para que el palo de Carlos la llenara completamente en su interior y cuando ambos sintieron que el final llegaba, se abrazaron fuerte, muy fuerte, mientras que el semen se tocaba las paredes vaginales. Ella con sed de placer, se dirigió hasta su miembro y comenzó a acariciarlo, de una manera que aprecia ser una experta; después de un rato de estimularlo, engullo completamente el tridente de Carlos quien solo cerraba los ojos y la agarraba de los cabellos para evitar que dejara de hacerlo, comenzó a jadear nuevamente, mientras ella le hacia el trabajo. Él alcanzo su dureza nuevamente; parecía que ni siquiera se hubiesen encontrado antes en una lucha de placer.

Aquel hombre sintió que se iba a correr en la boca de Raquel, y antes de eyacular, le dijo que no, la tomo de la cintura y la recostó nuevamente sobre su cama, poniéndola en postura de cuatro patas y mientras ella le decía: "hazme tuya, no importa por donde…", solo aplicó presión parcial y le dejo sentir su cabeza; ella al percibir que estaba siendo penetrada por atrás solo le dijo: "¡¡¡la quiero toda!!!… inúndame de tu leche por delante y por detrás"… Carlos solo jugaba con la cabeza dentro de su culo, Raquel intento meterse ella sola aquel palo, él no se lo permitió y continúo dando su castigo con tan solo la cabeza dentro del culo, que comenzaba a ceder ante el extraño que se habría paso… así en un arranque de furia, ella intento reclamarle por qué no la había penetrado completamente y entonces solo se quedó a media palabra pues él agarro su miembro y entro completamente todo su palo…

Aquella vieja cama no aguantaría mucho. Los gemidos que atravesaban la habitación y el olor a sexo y los cuerpos bañados en sudor dieron paso al movimiento rítmico de meter y sacar el miembro de Carlos dentro del culo de Raquel; era objeto de obsesión de él y ver como se tragaba hasta el tronco de su herramienta lo excito de tal modo que el movimiento duro muy poco, pues ambos comenzaron a sentir que llegaba el clímax de aquella relación; así mientras entraba y salía su pene dentro del ano de ella, metía sus dedos en el sexo de aquella hermosa mujer, jugosa y abierta para engullir nuevamente su pene si se lo proponía.

Por fin sintió llegar el final y cuando Carlos presintió que se correría, saco su palo del ano y la viro nuevamente para hacerla suya una última vez por el frente, haciendo que su sexo se estremeciera y se mojara con sus propios jugos; el arma de Carlos, palpitaba dentro de ella y ella aprisionaba su cuerpo cerrando las piernas para impedir que jamás saliera de ella. El clímax llego, y mientras él se mantenía encima de ella, podían sentir como los chorros de semen se escurrían a lo largo de su entrada.

Unos días después y mucho sexo, llego su padre y encontró a su hija muy feliz por lo que Carlos le había hecho sentir. No tardaron muchos días cuando Carlos le pidió al que era su padrino la mano de Raquel, el cual accedió sin ninguna reticencia.

Muchas gracias por leerme y espero que les gustara. Dejen comentario o valoraciones, se agradece mucho.

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