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Conocí el placer de pagar por sexo a un stripper
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Si alguien me hubiera preguntado hace unos años atrás, jamás hubiera considerado la posibilidad de tener sexo con una persona que recién había conocido, y mucho menos pagando por ello. En esa época aún no podía distinguir claramente el sexo del amor y los sentimientos, pero en la vida a medida que pasa el tiempo y aumenta la experiencia, las personas vamos creciendo y alcanzando una mejor comprensión de las cosas.

Todo comenzó cuando una de mis amigas me invitó al festejo de su cumpleaños en un conocido club nocturno, donde se realizan shows de strippers. A mi marido le dije que iba a la fiesta de cumpleaños de mi amiga, y que no me espere despierto porque iba a terminar tarde. Estaba segura de que si mencionaba la palabra “strippers” me iba a hacer alguna historia, así que preferí omitirla.

Me vestí con una minifalda cortita, unos stilettos negros altísimos y una blusa rosa bastante escotada, me maquillé y marqué unas ondas en los últimos tramos de mi largo pelo para darle un poco de movimiento. Cuando llegamos al lugar descubrimos que nuestra amiga había reservado una mesa muy cerca, casi pegada al escenario. En algún otro momento de mi vida ya había concurrido a este tipo de lugares, y la verdad es que los strippers nunca me llamaron demasiado la atención.

En primer lugar salió al escenario un muchacho morocho y musculoso, con rastas en el pelo y ropa de mecánico de autos. Bailaba sensualmente mientras se desvestía, mis amigas ya estaban enardecidas y le gritaban de todo, en particular cuando quedó únicamente con su ropa interior que era bastante pequeña y sugerente. Luego de finalizado el primer número comenzó el show de un muchacho rubio con el pelo semilargo, no era tan musculoso como el anterior pero tenía el cuerpo muy bien definido. Estaba vestido de oficial de policía, con los míticos anteojos aviadores, uniforme, gorra y un par de esposas, mis amigas nuevamente le decían barbaridades y gritaban cualquier cosa mientras se desvestía.

Este número fue un poco diferente porque subió a algunas de las chicas presentes al escenario y jugó con ellas como si las estuviera arrestando, con un sinnúmero de alusiones sexuales.

El show era muy entretenido y divertido, pero para mis adentros pensaba que no había caso, no había stripper que me interesara. Y en ese momento comenzó el tercer número, apareciendo Cristian en el escenario. Lo primero en que reparé, fue en sus profundos ojos azules y su sugestiva sonrisa, tenía un rostro extremadamente sensual.

Cuando pude dejar de observar sus seductores ojos, me dispuse a recorrer todo su cuerpo con la mirada. Realmente era un hombre muy atractivo, tenía el cabello corto de color castaño claro, piel blanca, aproximadamente 1.75 metros de altura y un porte incuestionable. Salió al escenario vestido de traje, con camisa y corbata ya que su personaje parecía ser un ejecutivo o algo por el estilo. De a poco y al ritmo de la música se fué despojando de las diferentes prendas, empezando por el saco del traje, luego jugueteó un poco con su corbata hasta que finalmente se la quitó y la tiró a la agitada tribuna, abrió su camisa mientras se movía de forma sensual dejando al descubierto un torso depilado y perfecto.

Se quitó la camisa y finalmente de un tirón se deshizo del pantalón quedando únicamente un pequeño bóxer blanco cubriendo su sexo… me quedé sin palabras, era el hombre perfecto con ese rostro tan atractivo y un cuerpo de escándalo…mis amigas gritaban y le decían barbaridades pero yo no podía decir nada, había quedado obnubilada con su belleza.

Supongo que se debe haber dado cuenta que nos había llamado la atención ya que se acercó a bailar a nuestra mesa, literalmente se subió a nuestra mesa y empezó a acariciarse y moverse eróticamente… yo casi tenía su paquete (bastante prominente debo decir) a la altura de mi cara… mis amigas se mataban de risa y festejaban, tomaban fotos… yo lo tenía muy cerca y no quería clavar mis ojos en su sexo, preferí levantar la mirada y observar su espléndido torso desnudo y esos abdominales de película. Sus movimientos me estaban volviendo loca y despertaban mis instintos más básicos, imaginaba que se movería de la misma forma en la cama y me haría gritar desesperadamente de placer. Cuando bajó de la mesa nos tiró un beso y siguió con su show, hasta quedar totalmente desnudo cubierto por una especie de toalla.

Tuve que tomar un montón de agua fresca para recuperarme, este último stripper me había excitado muchísimo. El show continuó y mis amigas comentaban las cosas que le harían a los strippers, mientras seguían festejando y tomando alcohol. Para mi una vez que se bajó Cristian del escenario se había terminado la noche, así que ya estaba más tranquila simplemente observando lo que pasaba a mi alrededor. Hacía mucho calor en el salón y decidí ir hacia el baño a arreglarme un poco el pelo y el maquillaje, debo haber ido para cualquier lado porque cuando estaba por entrar a lo que me pareció que era el baño me topé con Cristian en la puerta, ya se había cambiado y estaba con jean y una musculosa blanca.

—Ups! No se puede entrar acá! Son los vestidores de los strippers (riendo)

—(Coloradísima de vergüenza) Perdón! No sabía, no estaba buscando nada, yo…

—Sisi todas dicen lo mismo (continuaba sonriendo, ¡que hermosa sonrisa!). ¿Querías hablar conmigo, o con alguno de los chicos?

—En realidad estamos con unas amigas festejando un cumpleaños…

—Sí, las vi en la mesa de adelante junto al escenario. ¿Les interesa algún show privado?

—(Show privado? Siii para mi solita!!! Ahí se me ocurrió la idea) Mmmm… show privado… podría ser para sorprender a mi amiga, ¿cómo es el tema?

—Podemos hacerlo en el domicilio que nos indiquen o en un departamento nuestro, la tarifa es por stripper, por show, el show dura más o menos 1 hora y es parecido a lo que hacemos acá pero con más participación de las homenajeadas. ¿Cuantos strippers necesitarían?

—Con uno solo estaría bien, lo ideal sería que fueras vos… (Colorada de vergüenza nuevamente, que tonta por favor, encima no sabía cómo hacer para preguntarle los “servicios” que incluía el show, no quería solamente que me baile, realmente quería tener sexo con el). Y otra pregunta… que otros servicios se podrían contratar… (ya violeta de vergüenza)

—(Sonriendo una vez mas) A ver, para que quede claro, yo soy stripper, no escort ni taxi boy, cobro solamente por mis shows. Si después me interesa y se da algo más, perfecto, pero que quede claro que no cobro por sexo.

—Ok a nosotras nos interesa el show (Siiii claro jajaja!), entonces ¿estarías libre esta noche cuando termines acá para hacer un show en el departamento que mencionaste?

—Sí, no hay problema, te paso la dirección, el horario podría ser a las 2 de la mañana. Lo que si te voy a tener que pedir el pago por adelantado, por las dudas que se arrepientan, ya me pasó varias veces.

—Sisi no hay problema.

Le pagué y volví a la mesa con mis amigas, que ya se habían preocupado porque había tardado bastante. Les dije que no había encontrado el baño y por eso tardé, no les iba a decir la verdad por nada del mundo. Cuando terminó el show eran cerca de la 1:30 h y ellas decidieron ir a bailar, yo les dije que me iba a volver a casa porque no me sentía bien. Me fui al baño de un bar y me terminé de arreglar para el “show”. A las 2 de la mañana en punto estuve en la puerta del departamento, Cristian me abrió la puerta, visiblemente sorprendido de que apareciera yo sola.

—Y las chicas, ¿vienen más tarde?

—No, se fueron a bailar, me dejaron solita para el show.

—Bueno, no hay problema, te voy a hacer un show individual entonces. Qué lástima que no me avisaste antes sino te hacía precio (mirándome de arriba abajo y sonriendo pícaramente).

El “show” fue espectacular. Puso música sexy y empezó vestido de rockero con campera de cuero, me hizo ayudarlo a sacársela, se quedó con una musculosa blanca ajustada y un pantalón negro de cuero que remarcaba su sexo (ya de por sí, bastante generoso según lo que había podido apreciar cuando había bailado en la mesa del club de strippers). Seguía bailando sensualmente y ponía mis manos bajo su musculosa para que acariciara su pecho, también me hizo ayudarlo a sacársela para quedar con el torso desnudo, luego puso mis manos en sus caderas y seguía moviéndose sensualmente mientras se quitaba el pantalón…una vez en ropa interior me tomó de la cintura, me hizo dar vuelta y empezó a rozar su sexo en mi culo mientras seguía bailando, luego lo hizo del otro lado apoyándome de frente y colocando mis manos en su fuerte espalda, su miembro estaba duro y caliente.

Mi vagina estaba empapada, ese hombre me volvía loca de deseo, quería sentirlo ya dentro de mi, no podía esperar más, pero hasta el momento él no daba indicios de que fuera algo más que un show. Me jugué el todo por el todo y besé sus labios apasionadamente, presionando aún más mi cuerpo contra el de él. Afortunadamente, el respondió a ese beso y empezó a acariciar mis tetas por sobre la blusa. Me abrió la blusa, me quitó el corpiño y empezó a lamerlas golosamente, metió sus manos bajo mi falda para acariciar mi culo y me la quito quedándome solamente con una tanguita negra.

Quería sentir ese paquete en mis manos, empecé a acariciarlo y efectivamente estaba muy duro y parecía ser bastante grande, se me hacía agua la boca de solo pensarlo. Me levantó, me encajó sobre sus caderas y me llevó hacia la cama. Una vez allí me quitó la tanga y recorrió mi sexo con sus labios, se dio cuenta que yo estaba terriblemente excitada. Se quitó el bóxer y me presentó finalmente su pija, estaba muy bien dotado, me preocupé de poder soportarla. No pude resistir acercarme y besarla, lamerla, chupar la cabecita… él sacó un preservativo de un cajón y me hizo ponérselo con la boca!

Una vez colocado me penetró despacio, la metía un poquito y la volvía a sacar, porque a pesar de lo lubricada que estaba su miembro era bastante grueso y costaba hacerlo entrar. Cuando la tuve entera adentro me sentía en la gloria, gritaba y gemía como una perra, que bien que me cogía! Se notaba mucho su experiencia en las “artes amatorias”, cambiaba el ritmo, las posiciones, la profundidad de la penetración, la estimulación y siempre me tenía al borde del orgasmo. Mientras me cogía me decía lo mucho que le gustaba mi concha, cuanto le gustaba metérmela así hasta el fondo, sus palabras entrecortadas por los gemidos y suspiros me hicieron perder el control y tuve mi primer orgasmo de la noche, él no duró mucho más. Me recosté exhausta en la cama pensando en descansar pero él tenía otras intenciones… empezó besando mis labios, mi cuello, fue bajando por mis pechos, mi cintura, mi ombligo, besó todo mi cuerpo hasta llegar a mi sexo.

Separó un poco mis piernas y comenzó a hacerme sexo oral… empezó suavemente, besando todos los rincones de mi conchita, mi clítoris… y de acuerdo a como yo iba respondiendo iba aumentando la velocidad y la intensidad. Me penetró con esa lengua cálida y húmeda, yo abría cada vez más las piernas para poder sentir más profundamente el placer que me estaba dando. Cuando sentí acercarse el orgasmo, lo tomé de los hombros y le supliqué que siguiera así, que me iba a hacer acabar en cualquier momento, él redobló sus esfuerzos y me hizo estremecer de tanto placer.

¡¡Como había valido la pena pagar por el show!!! Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto en la cama como esta noche.

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