¿Por qué me gustaba tanto serle infiel? Porque mi amante tenía una verga grande deliciosa cabezona que me hacía bramar de placer.
Así fue los dos años que duré con mi amante desde la primera vez que caí en sus brazos apoyada por mis amigas que me hicieron el cuarto para que nadie sospechara y si me vieron varias veces haciéndole sexo oral en las gradas del edificio.
Me encantaba sentirme llena y adolorida con su verga dentro de mi cuerpo sentir como me lamía la vagina y chupaba mi clítoris me lamia y jugaba con mi ano hasta hacerme venir de placer, aunque algunas veces era dominante y me la clavaba sin piedad por el culo y me hacía llorar de dolor al metérmela hasta el fondo dominándome por el cabello, sentado en mis nalgas, follándome sin parar hasta que empezaba a sentir el placer de esa verga gruesa y cabezona de 23 cm dentro de mi intestino.
Sentía cómo me abría y mi esfínter luchaba por sacarlo hasta acostumbrarse al tamaño pasando al placer desenfrenado, sintiendo su pelvis contra mis nalgas, llorando de placer y gritando y yo misma clavándome con fuerza y movimiento mi cuerpo en círculos para sentir el máximo placer hasta sentir cómo se inflamaba para eyacular dentro de mi, sintiendo su leche espesa y caliente, dejando mi culo abierto adolorido y lleno de semen, el cual sentía cómo escurría por mis piernas mientras me hacía arrodillar para limpiar y lamer su verga, para seguir fornicando dentro de mi vagina, cabalgándolo de placer mientras estrujaba y chupaba mis tetas hasta hacerme venir una y otra vez, sintiendo su semen llenar mis entrañas, hasta que sucedió lo impensable al año de estar follando quedé embarazada de él.
Mi esposo nunca se enteró del embarazo y le dimos una solución rápida.
Cuando se enteró mi querido amante que llevaba meses follando con su mejor amigo el cual ya les conté me acorraló y me dio toda una tarde solo por el culo como castigo.