Estar encerrada en casa durante la pandemia me incita a hacer diabluras como ésta que les contaré cuando fui a la Iglesia.
Afortunadamente, hoy que escribo éste, empezaron a vacunarnos a los cuarentones en mi entidad. Y pronto saldré a hacer de las mías con mi amante pues hoy me tienen encerrada. Son mis críos y mi marido quienes hacen las compras y atienden el resto de las cosas que tienen que ver con el exterior.
A veces, y con muchas precauciones me acompañan a la iglesia. La semana anterior me confesé. Le besé la mano y me hinqué al lado del confesionario, como me indicó.
–¿Cuáles pecados puedo cometer si estoy encerrada todos los días? –le dije al padrecito cuando me preguntó por mis pecados
–Vamos, Mar, ¿ya no has vuelto a verte con el señor que me dijiste hace tiempo? –insistió y yo imaginaba su rostro a través de la malla.
–No padre hace más de un año que no pecamos –le contesté.
–Qué bueno que no has pecado de obra, pero ¿has pecado de palabra? ¿No has hablado con él o te has mensajeado? –continuó apremiándome y tuve que decirle que sí, luego me pidió detalles.
–Sí, nos mandamos saludos y… algunas fotos o videos –acepté.
–¿Fotos y videos de desnudos o de sus partes? –especificó.
–Sí… –contesté y escuché el ruido de sus ropas, “seguro que me va a pedir que le cuente más”, pensé pues las otras veces es así.
–A ver, Mar, cuéntame que le envías tú –preguntó delatando ansiedad.
–Fotos de mis chiches y de mi tamalito.
–Así, nada más, ¿o le ofreces el pecho en la foto?
–A veces así, nada más, y otras se lo ofrezco y le escribo “mámamelas, nene” –dije y empecé a escuchar un ruido periódico de chasquidos, seguramente ya se la había empezado a jalar.
–Y en las del tamalito, ¿qué le escribes? –me preguntó con voz más baja, pero de corrido, en tanto que comencé a sentir el olor del pene, como cuando me lo acerca mi marido para que se lo chupe.
–Lo mismo, padre, es lo que más me gusta que me chupe la panocha, porque mi marido no me la quiere chupar –confesé la razón que me llevó a ser infiel.
–Y a ese señor ¿sí le gusta hacértelo? ¿Qué sientes? –me apremió, y el ruido aumentaba.
–Sí, más cuando mi marido se ha venido en mí, el me chupa más rico y me vengo mucho en su boca… –contaba lo que él quería escuchar y él daba unos quejidos ahogados, tratando de evitar que me diera cuenta de lo que estaba haciendo– Luego me coge muy rico y me siento feliz, como en el Cielo…–“¡Calla!”, me interrumpió y yo callé, pero él también y su respiración estaba agitada.
–Eso no puede ser el Cielo, más bien parece cosa del Infierno, a donde irás si no me cuentas porqué lo prefieres a él y no a tu marido –me dijo amenazante cuando se calmó– ¿Acaso él tiene el miembro más grande que tu esposo?
–No, es menos largo, pero más grueso y sus huevos sí son más grandes, no me caben juntos en la boca como los de mi marido, pero eso no es lo que me importa de él –expliqué y de inmediato preguntó “¿Entonces?”– Ya le dije que me gusta que él me chupe la panocha, y a mi marido no, eso es todo… –aclaré.
–Qué bueno que no has vuelto a pecar de obra, pero tampoco debes hacerlo de palabra ni de pensamiento. Te diré cuál es tu penitencia y en una semana vienes a confesarte otra vez –me ordenó.
Me levanté y fui hacia el frente del confesionario para despedirme dándole las gracias besando su mano. Distinguí el olor de semen entre sus dedos. Mientras hacía los rezos de la penitencia, recordaba que no pocas veces, a petición suya, le había contado lo mismo durante la pandemia, sobre cómo se dio mi relación “en vivo” con mi amante. Estoy segura que lo hace para “guitarreársela” mientras lo cuento. Pero no pasa nada más…
La próxima semana le confesaré lo que hice hoy: Subí a un foro de Internet unas fotos donde me dispongo a chupársela a mi amante. Sólo porque andaba muy caliente.
En ese foro he puesto otras fotos más (sólo oculto nuestras caras) y no son pocos los correos donde me piden fotos y me hacen muchas preguntas pidiendo detalles: cómo me gusta más coger; cómo pongo la verga en mi boca para mamar; y muchas guarradas más. Casi siempre las contesto poniendo la dirección del sitio donde están mis fotos.