Hace cosa de un año que me mudé de ciudad por trabajo. Aunque los comienzos siempre son difíciles cuando no se conoce a nadie, debo decir que tuve mucha suerte cuando conocí a Manu.
Una noche en la que estaba más que aburrida, entre en un chat y allí estaba. La verdad es que tuvimos mucho feeling desde el comienzo. Después de un buen rato mensajeando, nos intercambiamos el número de teléfono y nos llamamos. Parecía como si nos conociéramos de toda la vida. Es un chico con el que puedes hablar de todo y con el que me rio muchísimo.
Nuestra primera cita fue a la semana de conocernos, en una cafetería que hay cerca de casa. Lo que había por mensajes o llamadas, solo hizo que se fortaleciera mucho más cuando nos vimos. Es un chico que mide 1´85, ojos verdosos, espalda ancha, grandes brazos, un bonito culo, moreno y pelo no demasiado corto que le encanta llevarlo siempre engominado y hacia arriba. Tiene ese aire canalla que tanto nos gusta a las mujeres, pero cuando le conoces, te das cuenta de que no tiene nada que ver. La verdad es que de esos chicos que es difícil no mirar, salvo que no tengas ojos en la cara.
Fue un café que terminó en otros cuantos. Intentábamos quedar siempre que podíamos. Le invite a cenar en alguna ocasión, en la que termino quedándose a dormir en casa y en la que compartimos cama. Nos convertimos en amigos que follaban cuando nos parecía, pero nunca nos consideramos follamigos. Sé que es lo mismo, pero nunca nos gustó esa palabra.
La verdad es que cada uno llevaba su vida, sin meternos demasiado en nuestras cosas.
Un día salgo del trabajo y al encender el móvil me entran avisos de llamada y mensajes de Manu. Seguido empieza a sonar el móvil y es el.
-Hola Paola! ¿Haces algo esta noche?
-Hola Manu! Estoy muy bien, gracias
Manu se ríe e imagino su risa. Tiene unos labios carnosos que invitan a quedarte a vivir en ellos. Y no es broma, son un pecado.
-Perdona Paola ¿Qué tal estas?
-Muy bien. Creo que a ti mejor no te pregunto. ¿En que estabas pensando?
-¿te apetece salir a cenar y tomar algo?
-¡ohhh siii! Me encanta la idea. Necesito salir y desconectar, estoy muy agobiada del trabajo.
-¡Genial! ¿Te parece bien si paso a buscarte a eso de las 22 h? – me dice
-Perfecto. Aunque no me dejas mucho margen. ¿Necesito ir muy arreglada para esa cena?
-No, pero ponte sexy. – le escucho sonreír.
-Está bien, nos vemos en un rato. Un beso – y le cuelgo
Subo caminando, tardo unos 15 minutos hasta casa. Hace una noche fantástica. Es lo que tienen los sitios de costa. Mientras camino voy pensando en la propuesta de Manu. Él y sus planes rápidos. A saber dónde me llevara.
Al llegar a casa me meto en el baño y lleno mi mini bañera. Le pongo sales, aceites y un buen chorro de un gel especial para baño de canela, naranja y especias. Ufff yo creo que es afrodisiaco, porque me pongo cachonda solo de olerlo. Enciendo unas velas, pongo música cañera y me desnudo. Me recojo el pelo en un moño y cojo una coca cola de la nevera. Camino por la casa desnuda. De nuevo en el salón enciendo la lamparita y apago la luz del techo. Vuelvo al baño y me meto en la bañera. Dejo la bebida cerquita y me hundo en el agua.
-Por dios como necesita esto ¡que gusto!
Estoy como 30 min relajándome de un largo día. Huelo mi piel y me lamería a mí misma. Mi piel esta suave y huele de vicio. Tiro del tapón y mientras desagua la bañera, me lavo el pelo. Me pongo una toalla en la cabeza y me seco un poco el cuerpo. Hace calor y prefiero seguir desnuda.
Me voy al cuarto y preparo la ropa que me voy a poner. Cojo un vestido de tirantes finos con un bonito escote y parte de la espalda al aire. Abro un cajón y saco un tanga de encaje negro. Es un triángulo grande delante y otro más pequeño detrás, con un par de hilos a los lados muy finos. Lleva un sujetador sin tirantes a juego también de encaje negro. El vestido es ajustado, pero no de forma exagerada. Es estampado de color blanco y negro. Lo dejo todo sobre la cama y elijo unas sandalias de cuña con tiras finas y correa al tobillo de color negro.
Salgo del cuarto y caminando hacia el baño me quito la toalla de la cabeza. Deslizo los dedos por mi pelo como si fueran un peine, me lo seco, lo sujeto con una pinza y me maquillo. Me maquillo de forma suave, nada recargado. Me miro al espejo y pongo el rímel de pestañas. La verdad es que tengo un pedazo de pestañas. Sonrío y me pongo el labial rojo. Me encanta. No tengo una boca grande, pero mis labios son carnosos. Me gusta como ha quedado.
Miro el reloj y veo que no tengo mucho tiempo. Voy al cuarto y me visto. Mientras me pongo las sandalias, Manu me llama y me dice que está abajo. Paso de nuevo por el baño, suelto mi pelo y lo cepillo. Es un pelo lacio que no necesita muchos cuidados y siempre luce bien. Me pongo mi perfume favorito y sin perder el tiempo bajo. Está en la misma puerta.
-Qué suerte has tenido, no?
-Guauuu estás muy guapa.
– Gracias Manu.
Subo al coche y le doy un pico.
-Donde me vas a llevar? – le digo
-Había pensado llevarte a un argentino en el cabo. Hace un par de semanas estuve en él y me acorde de ti. Sé que te va a gustar.
Terminamos en ese pedazo de restaurante. El trato exquisito. Cenamos entraña a la parrilla y unos entrantes variados típicos de argentina. La cena transcurrió tranquila, charlando y poniéndonos al día de todo. Al terminar me dijo que me iba a llevar a un sitio a tomar una copa. Me dijo que era una sorpresa y que lo vería al llegar. Fuimos en coche hasta allí y aparcamos justo al lado. Caminamos hasta la puerta y cuando veo el nombre, le miro sorprendida.
-Tengo que reconocer que mi inglés es nulo, lo mío era el francés y básico. ¿Qué es un local swinger? – le pregunto.
Había un gran cartel en la puerta que ponía eso. Yo no había oído hablar de ningún sitio como este.
-Paola, solo vamos a tomar una copa. Te lo prometo. Si pasa algo más, será porque tú lo decidas. ¿Vale?
-¿Pasar qué?
Me agarra de la mano y tira de mí.
-No es nada malo. Te lo prometo.
Le miro un tanto desconfiada, pero accedo a entrar. Unos metros antes de llegar a la puerta nos recibe un hombre corpulento. Esta justo en la parte de arriba de los escalones que dan acceso al local. No sé si la ropa es de una talla menos, se le ajusta demasiado o le sobran músculos. La cuestión es que impone. Nos dio las buenas noches y nos dejó entrar. Justo en la puerta, antes de entrar hay una chica cobrando las entradas.
Entramos al local. Es una sala con luz media. Hay una barra al entrar, justo frente a la puerta. A un lado de la barra hay unos cuantos hombres bebiendo. Yo camino de la mano de Manu y me lleva al otro lado de la barra. Se acerca el camarero y nos pregunta lo que vamos a tomar. Manu sabe lo que suelo tomar y lo pide.
Le miro extrañada, no entiendo nada. Es la primera vez que entro en un local de este tipo. Nos sirven las bebidas y Manu intenta hablar de cualquier tema para que me relaje. Al final me cuenta un poco.
-¿Ves los hombres que están en aquella parte de la barra? – me dice
Miro hacia ellos y el sigue contándome.
-Al local puedes entrar, solo como ellos o acompañados como nosotros. Detrás de esa puerta, –me dice indicando una puerta que queda a mi derecha. Si cruzas esa puerta, todo cambia. Solo la cruzaremos si tú quieres.
Justo en ese momento se acerca una chica y se pone a hablar con nosotros.
-Hola! ¿Es la primera vez que venís al local? –Nos dice
-Yo no, pero ella sí. – Le dice a la chica
– ¿Te gustaría echar un vistazo? Si te parece bien, puedo enseñarte el local por dentro y así decidís si queréis estar dentro o aquí.
Manu me mira fijamente mientras le dice a la chica
-Solo entraremos si ella así lo decide.
La chica me mira y comienza a hablar
-Que entres no implica nada. Puedes entrar, mirar y si no te gusta lo que ves, pues sales.
Miro a Manu sin saber muy bien que hacer. Aunque tengo claro, que si me ha llevado hasta allí, es porque quiere entrar al otro lado de la puerta.
-Está bien, quiero ver el local. – le digo
-Genial. Acompañarme. – nos dice
La seguimos y cruzamos la puerta sin saber muy bien que iba a encontrar detrás. Mis sentidos se agudizan al escuchar jadeos y gemidos que vienen del interior. No puedo evitar mirar a Manu. El aprieta mi mano mientras seguimos caminando con la chica.
-Hay sitios que no puedo mostrar por privacidad. Justo en esa parte hay reservados en los que las parejas entran solas o acompañadas por un chico, chica o pareja. Por esta otra parte hay apartados en los que las parejas están sin esconderse de nadie y se dejan llevar. Son espacios en los que pueden estar solos o invitar a otras personas que se unan. Justo en este punto nos tenemos que parar. No podemos cruzar hacia esa parte. Como veis, están los reservados que os digo y al fondo a la izquierda hay un gran jacuzzi que podéis usar a vuestro antojo. Justo por aquí están las taquillas en las que podéis dejar todas vuestras cosas. Decir que las personas que se encuentran en el local son muy respetuosas, que jamás van a decir o hacer nada que no se le diga o les inviten. Se pide lo mismo que vais a recibir. No nos gustan los problemas y hasta la fecha no ha habido ninguno. Si decidís entrar, os puedo dar unas toallas y zapatillas. No se puede estar con ropa dentro del local, solo las toallas.
Después de tanta información, de ver todo lo que mis ojos habían visto y los sonidos que agudizaban mis instintos más primitivos y animales, sin mirar a Manu le digo a la chica que sí.
-Sí, quiero entrar y quiero saber cuál es mi taquilla.
La chica me indica la taquilla y vuelve con las toallas y zapatillas. Se marcha y nos deja solos.
-Estas segura Paola? – me pregunta Manu
-Sí, creo que sí. Ya me arrepentiré después
Nos desnudamos, guardamos la ropa en la taquilla y nos colocamos la toalla. Manu me mira y señala el enorme Jacuzzi. Es un jacuzzi de obra, en alto y con asientos por todos los laterales.
Justo en los escalones de entrada, debíamos quitarnos las toallas y dejarlas fuera. Dentro había dos hombres.
Yo miro a Manu toda roja y sin querer quitarme la toalla con esos dos hombres dentro.
-Vamos Paola, todos están desnudos. No pasa nada.
Me armo de valor y me quito la toalla dejándola a un lado junto con las zapatillas. Entramos al jacuzzi y no quise mirar si esos hombres me estaban mirando. Pero qué tontería ¿a quién pretendo engañar? Seguro que si lo hacían.
Nos ponemos justo dando la espalda a todos esos reservados. Manu está a mi derecha y los dos hombres están a mi izquierda en el otro lateral.
Reconozco que estoy demasiado excitada. Esta situación me supera. Siento como Manu desliza la mano por mi muslo hasta mi coño y lo toca. Yo le miro y él sonríe.
-Vamos siéntate sobre mí. – me dice
Me muevo y me siento sobre Manu. Mis rodillas quedan sobre el asiento, mirándolo de frente y con las vistas de todos los reservados y parejas follando, tocándose, besándose, etc
Mi cara debe de ser un show, porque Manu se ríe. Yo le beso y siento como sus manos recorren mi cuerpo. Agarran mi culo con fuerza apretándome contra él.
-Ufff -siento lo empalmado que esta y gimo. Mi piel se eriza con fuerza y mis pezones se ponen como piedras de duros.
Manu desliza la mano por mis caderas y sube por mi espalda. Me arqueo siguiendo el movimiento de sus manos y gimiendo sin poder evitarlo y sin importarme quien está cerca. Estoy muy cachonda. Demasiado. Me muevo sobre él, restregándome en su polla. Cuando aprieta mi culo para meterse un pezón en la boca, coge su polla y la mueve hasta la entrada. Mis manos están en sus hombros y mis dedos se clavan cada vez que me estremezco. Llego a sentir escalofríos. Cuando siento su polla en la entrada, me dejo caer y me la clavo hasta el fondo. Quedo empalada en su polla mientras empuja mis caderas hacia abajo. Le beso ahogando mis gemidos. Empuja y la siento hasta lo más hondo. Gimo con fuerza.
-Ufff -resoplo
Miro hacia delante y me vuelven loca las vistas que tengo. Todos pasan de todos y solo se centran y dar y recibir placer. Mi coño se contrae con fuerza en su polla. No es una polla enorme, pero es de buen tamaño. Comienzo a subir y bajar sobre Manu. Comienzo a follarmelo, pero siento tanto placer, que no puedo evitar moverme cada vez más rápido.
Manu ve que muero de placer por todo lo que me rodea y comienza a moverse. Agarra mi culo y mueve su cadera embistiendo. La piel me duele de lo erizada que esta. Acompaña los movimientos de mi cadera para chocar en cada uno de nuestros movimientos y le siento llegar hasta el fondo. No puedo aguantar más. Mi cuerpo se tensa, gruño y estallo con fuerza. Estrangulo la polla con mi coño de lo fuerte que se contrae. Me besa para ahogar mis gritos y mi corrida descontrolada. Me agarra fuerte mientras se corre y estalla dentro de mí. Veo como echa su cabeza hacia atrás. Manu aun corriéndose, su polla sigue dura. Con lo cual consigue alargar e intensificar mis orgasmos. No dejo de moverme sobre él. No dejo de gemir en ningún momento y retorcerme de placer. Sigo por un rato más. Mi coño no quiere dejar de correrse. Después de un ratito, quedo sentada sobre él y abrazada. Sonrío y le beso. Me muevo para quitarme de encima suyo y cuando me ponga a su lado, veo que hay 5 hombres dentro del jacuzzi. 3 justo frente a nosotros. Estamos un momento dentro y salimos. Nos ponemos las toallas y las zapatillas y caminamos hacia afuera.
-Menudo espectáculo Paola. Joder.
Yo no soy consciente de hasta donde me he dejado llevar. Creo que se me ha ido un poquito de las manos.
Justo cuando estamos a punto de salir, en el último reservado, un hombre se levanta y para a Manu.
-Perdona que te moleste. Pero a mi mujer y a mí, nos encantaría que os unierais. Me encantaría poder estar con tu chica si te parece bien.
Manu me mira buscando mi aprobación o largarnos. Recorro el cuerpo del hombre y aunque no es el prototipo de hombre que más me pone, accedo.
-Está bien. –le digo
Me coge de la mano y entramos en el reservado. El reservado esta como dividido en dos.
Ella es una mujer morena, pelo largo, con curvas, buenas tetas y coño rasurado. Él es un hombre más bien delgado, alto, moreno y ojos claros. Su polla es de tamaño medio y gruesa.
Manu entra al otro lado con su mujer y yo me quedo con él.
Hace que me tumbe, abre la toalla y desliza su mano por mi coño.
-ufff joder que mojada estas.
Hunde sus dedos y me folla con ellos. Me come las tetas. Succiona los pezones y succiona. Va de uno a otro. Sigue follandome con los dedos hasta que ve como me tenso. Mi mano está en su polla pajeandole. Pero su polla está muy dura y no me deja hacer mucho.
-Tranquila, está bien así. Hace un momento me has puesto demasiado.
Sigue follandome con los dedos hasta que ve que mi cuerpo se tensa y los saca.
-Quiero mirarte a los ojos mientras te corres joder. Que cabrón me has puesto. Se pone un preservativo.
Agarra mis piernas y pone los pies en sus hombros. Acerca su polla a mi coño y se hunde despacio. Al otro lado su mujer grita de placer con Manu. El comienza a moverse y lo hace a buen ritmo desde el comienzo.
Creo que ambos llevan un calentón importante.
Yo gimo cada vez que se hunde y llega al fondo de mi coño. Sube el ritmo más y más. Mis talones presionan sus hombros. Me estremece de placer. Deja caer su peso sobre mí al tumbarse un poco más. Mi cuerpo se retuerce, gimo con fuerza. Sentir a Manu follar con la otra me excita muchísimo. Creo que me voy a correr, no aguanto más. Comienzo a gruñir
-joder me voy a correr – le digo como puedo
Sube el ritmo y va a saco. Mi coño se contrae en su polla sin parar. Me corro y el estalla al verme correr. Su cuerpo se tensa, gime con fuerza también. Sigo un poco más hasta que termina y la saca quedando tumbado a mi lado. Sonreímos mientras escuchamos a nuestras parejas follar como putos animales. Cuando terminan, nos despedimos y nos vamos a casa.
Manu se queda en casa a dormir y disfrutamos del resto de la noche.