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Con mi secretaría Lucía
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Soy abogada civil y tengo una secretaría llamada Lucía, de 25 años, es simplemente hermosa.

Tiene el pelo lacio oscuro y a la altura de los hombros, piel blanca y un poco rosada, labios carnosos, nariz perfecta, ojos color miel.

Y su cuerpo es igualmente de hermoso.

Sus tetas son pequeñas de un talle 90, pero son firmes, y su culo es muy bonito grande y bien formado para chupárselo todo el día.

La puerta de mi despacho se abrió y entró la hermosa Lucía sosteniendo unos papeles.

Hoy estaba con un vestido negro que le quedaba ajustado al cuerpo y que me dejaba disfrutar de una bonita vista de sus muslos, ya que el vestido finalizaba a la terminación de sus nalgas.

-Buenos días, licenciada -me dijo con su dulce voz.

-Buenos días, Lucí -le respondí mientras le daba un beso en su mejilla.

-Aquí le dejo los papeles que me pidió.

-Muchas gracias, pero quiero que me llames por mi nombre.

-Bueno, Beatriz.

-Así me gusta- le sonreí.

-¿Se le ofrece algo más?

-Si, un café y trae uno para ti también.

-Vuelvo dentro de unos minutos.

Luego de unos minutos volvió sosteniendo los dos cafés.

-Aquí tienes- me dijo gentilmente.

-Gracias- le respondí mientras tomaba la taza y aproveche para tocar su mano suave.

Las dos le dimos un sorbo a nuestro café al mismo tiempo.

-Lucí- dije parándome y situándome frente a ella también se levantó y me miró fijamente a los ojos.

-Beatriz- susurró.

-Eres una muy buena secretaria y una gran mujer, de ahora en adelante quiero que seamos amigas -hice una pausa para continuar hablando- Y eres muy hermosa.

-Tú también eres hermosa Beatriz- me respondió mientras tomaba un mechón de mi pelo rubio y lo acariciaba.

Le respondí a sus caricias de la misma manera, puse mi mano en su mejilla y le acaricie su bonito rostro hasta que ella en un momento me beso la mano con suavidad.

-Esto tendría que haber sucedido hace mucho tiempo.

-¿Qué?- me preguntó.

Puse ambas de mis manos en su nuca y la bese con firmeza, decisión y dulzura a la vez.

Ella luego de unos segundos también me respondió mi beso mientras trataba de sacar su lengua y chupar mi labio.

Separe un poco mis labios así ella pudo liberar su lengua y saborearme todo lo que ella quería.

Baje mis manos a la altura de ambas de sus nalgas y se las apreté con mucha fuerza, tener ese culo por fin entre mis manos fue algo que me volvió loca de deseo.

Deje de besarla por unos segundos y ella se acostó en el escritorio.

Le subí el vestido a la altura del abdomen, ahí fue cuando descubrí que la puta no llevaba tanga puesta.

Tenía una vagina de lo más hermosa, blanca y rosada que ya me la estaba imaginando moviéndose rico contra la mía.

Me lleve tres de mis dedos a mi boca, los llene de mi saliva y se los metí bien profundos en la vagina.

Cuando los dedos estuvieron bien adentro empecé a hacer movimientos violentos y circulares que la hacían temblar de placer.

Mientras yo la masturbaba con mis dedos ella se terminó de quitar el vestido y descubrí que tampoco llevaba sostén.

Levante la vista y la vi tocándose sus pequeños pechos con ambas manos mientras gemía muy excitada.

Le quite los dedos de su bonita concha mientras me tomaba el tiempo para acariciar su línea de pelo que adornaba su exquisita vagina.

Luego le tome sus pequeños pechos con mis dos manos y se los apreté con la misma fuerza que le presione el culo.

Me incline hasta que quedaron a la altura de mi boca y le mordí los pezones con la punta de mis dientes.

Ella me quito mi camisa blanca y también acaricio mis senos que eran mucho más grandes que los de ella.

Me separe de Lucia lo suficiente para desnudarme por completa y luego me senté en su bello rostro colocando mi vagina en el medio de su boca.

Ella separó los labios y una lengua me penetro muy profundo el clítoris, me empece a mover en círculos y luego de arriba hacia abajo exigiéndole que aumente la velocidad del sexo oral, así lo hizo y fue maravilloso que esa bella chica me chupara la concha con tanto frenesí.

Luego me subí encima de ella y finalmente unimos nuestras conchas húmedas.

Me moví bien rico en movimientos circulares, lo hice muy rápido y los movimientos de la pelvis de Lucía también fueron espectaculares.

Para hacerlo más salvaje le levante una pierna y hundí más mi vagina contra la suya, en esta posición continuamos haciéndonos el amor mutuamente durante varios minutos hasta que quedamos agotadas.

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