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Con mi joven vecino
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Me llamo Leticia, soy una chica de 27 años blanca alta (1,76cm) y delgada con el pelo largo y castaño. Mis pechos no destacan por ser muy grandes, pero tampoco muy pequeños, son bonitos y están marcados con unas areolas morenas bastante grandes que rodean mis puntiagudos pezones. Mi cintura no es muy pequeña y mi cadera tampoco es muy grande, considero que tengo un cuerpo bastante normal pero atractivo a la vez. Mi vulva es pequeña y normalmente me dejo una línea de pelos púbicos, se me hace muy atractivo. También tengo un culo pequeño pero redondito y bonito. Hoy contaré mi experiencia con Victor, mi vecino e hijo de la vecina con la que me llevo muy bien.

Maribel, que así es como se llama mi vecina, siempre me ha estado ayudando desde que me vine a este barrio, sobre todo cuando me estaba mudando. Voy a visitarla regularmente pero no solo porque ella me caía bien, sino también para ver a su hijo, Victor. Victor es un chico muy joven, quizás 21 años. ¿Que por qué se me hacía atractivo? Pues sinceramente no lo sé, pero había algo de él que me gustaba. No era su físico ya que él era muy delgado, tampoco su forma de ser porque pocas veces habíamos hablado y era muy tímido, solo nos saludamos por la calle y si voy a su casa intercambiamos unas palabras. Hasta donde sé solo juega videojuegos y estudia una ingeniería. A pesar de no saber la respuesta, me gustaba de cierta forma. Tengo que aclarar que cada vez que hablamos él se sonroja mucho, es inevitable notarlo, tartamudea o agacha la cabeza en señal de introversión, pero también le pillo mirándome algunas veces cuando hablo con su madre. Siendo sincera, quería pasar un rato íntimo con él.

Empecé a ponerme ropa un poco más "provocadora" cuando iba a visitarlos, usar crop tops pero no ponerme sujetador para que se me notasen los pezones, usar camisetas cortas y que me botasen los pechos un poco de más. Usar leggins muy ajustados para destacar mi figura, sobre todo mis glúteos. Él no dejaba de mirarme sobre todo los pezones, cada vez que le veía bajaba sus ojos hacia mis pechos para luego volver a subir la mirada y sonreírme tímidamente. Sabía que a Maribel no le gustaría la situación por eso pocas veces hacía esto, pero tuve una brillante idea que desembocó en algo más. Hace un par de días pedí a Maribel por WhatsApp si su hijo podría venir a mi casa a ver qué le pasaba a mi ordenador, ella respondió gratamente:

-Le preguntaré a Victor si puede

-Te lo agradezco muchísimo Mari

Después de unos minutos me volvió a escribir.

-Victor puede pasarse en media hora si quieres

-Si claro! Estoy libre

-Ok pues se lo diré

-Gracias Mari!!

Mi plan estaba en marcha, me puse un tirante muy transparente que dejaban ver mis pechos, mis areolas y mis pezones se marcaban muchísimo, además era un tirante que solo cubría mis pechos y una muy pequeña parte del abdomen. Después me puse unos shorts de algodón muy cortos que se ajustaban a la silueta de mis glúteos y a la vez marcaban muy disimuladamente un camel toe muy sensual. Me puse una crema hidratante por todo el cuerpo para que mi piel se notase más suave y brillante, me eché un perfume de vainilla y me pinté los labios con un rojo muy disimulado. Estaba lista para lo que sucediese.

Alguien llamó a la puerta, fui descalza a abrirla y ahí estaba Victor quien me saludó de inmediato al abrir la puerta y bajó casi de forma instintiva su mirada observando todo mi cuerpo.

-Entra, a ver si me puedes ayudar con el ordenador.

-S… si si

Me siguió hasta mi habitación, me giré para verle, estaba muy sonrojado y boquiabierto. Mientras miraba qué le pasaba (en verdad solo iba lento) se giraba a mirarme y rápidamente volvía la mirada a la pantalla. Me observaba los pechos, las piernas… o directamente me miraba y sonreía tímidamente para decirme algo.

-Es la RAM, no es muy potente y va lento, por eso también a veces se apaga.

-¿Y qué puedo hacer?

-Pues cambiar las tarjetas o comprarte un nuevo ordenador.

-Joder, bueno estaré viendo cual comprarme.

-Bueno… yo me voy ya.

-Oye gracias por ayudarme, ven a la cocina y te doy algo de comer o beber.

-No no, no hace falta de verdad gracias.

-Que sii, insisto.

Se me quedó mirando, yo le miraba con una sonrisilla mientras pasaba mi mano por mi hombro rozando suavemente mi tirante, haciendo que su mirada se desviase hacia mis pechos.

-Vale, gracias.

Fuimos a la cocina, le ofrecí un vaso de zumo de manzana fresquito, él aceptó. Estuvimos un rato charlando compartiendo palabras sueltas sobre nuestro barrio pero la tensión se notaba en el ambiente, estábamos de pie frente a frente, cuando se terminó su vaso le ofrecía más, me acerqué a él tanto que su codo chocó mi teta izquierda.

-Lo siento… – Dijo tras un sobresalto.

-No pasa nada cielo.

Pegué mi cuerpo junto al suyo y comencé a besarle. Después de un rato con nuestros labios pegados se apartó.

-¿Pasa algo?

-No podemos hacer esto.

-¿Por qué no? Nadie se va a enterar.

Me acerqué a él y agarré sus dos manos.

-Yo… somos vecinos.

-¿Y? Sé cómo me miras siempre que voy a tu casa o cuando nos encontramos por la calle, estoy pillada por ti.

-¿Y si mi madre se entera? Nos matará…

-No se va a entrar nadie.

-Yo…

-Qué pasa.

Le intenté besar pegándome más a él pero se apartó de nuevo.

-Yo… yo soy virgen y tampoco sé besar, nunca he estado con nadie…

Estuvimos un ratito mirándonos y luego él agachó la cabeza.

-Pues vamos a cambiar eso.

Agarrando una de sus manos le dirigí de nuevo a mi habitación, le tumbé en la cama, me fui desnudando lentamente mientras le miraba y movía las caderas lentamente, ya al tener mis pechos al descubierto me los agarré y los boté mientras seguía mirándole dejando escapar una sonrisilla pilla. Tras quitarme el short le fui quitando el pantalón y el bóxer a la vez que él se fue quitando la camiseta. Dejé al descubierto su pene, me quedé mirándolo un rato, era largo y delgado teniendo el glande más grosor que el resto del tronco, supuse además que medía 17 o 18 centímetros.

Ya totalmente desnudos me subí a él para comenzar a besarle de nuevo, era verdad, él no sabía besar pero lentamente fui acariciando sus labios para que siguiese mi ritmo. Jugueteábamos con la lengua, rozábamos suavemente nuestros labios, los chocábamos, compartíamos saliva mientras nuestros cuerpos estaban totalmente pegados. Cogí sus brazos para que tocasen mi esbelta figura, que me manosease la cintura y el culo mientras lo besaba estando encima de él. Aparté mi cara, eché el pelo a un lado y puse uno de mis pechos sobre su rostro para que empezase a comérmelos, me mordía los pezones, los lamía y besaba, los chupaba como si fuese un bebé siendo amamantado, yo disfrutaba de la sensación de tenerlo mamándome los pechos. Me puse recta de nuevo aún encima de él, agarré sus manos y las puse en mis para que me los agarrase y juguetease a su voluntad.

-¿Te gusta cariño?

-Siempre quise tocarlos…

-Es mi regalito para un chico tan bueno.

Me acariciaba lentamente los senos, me los estrujaba, los palpaba y botaba. Disfruté de la sensación de ser tocada ya que mis pechos son especialmente sensibles.

Tras un rato así, fui directamente a su pene el cual estaba mojado con líquido preseminal. Empecé a pasar la lengua sobre su glande mientras le miraba, con su cara sonrojada y sudorosa me observaba sorprendido, metí su glande en mi boca repetidas veces succionándolo para luego meterme todo su miembro dentro de mi húmeda cavidad bucal, le estaba realizando una mamada empapando su polla entera y saboreándolo como si fuese mi última cena.

Cuando estaba entero dentro de mi jugueteaba con mi lengua acariciando su tronco y sacándomelo hasta que no podía más para luego ver su pene bañado en mis babas mezcladas con su líquido preseminal dejando su falo bañado en una espesa capa líquida de color blanco, era maravilloso. Como una viciosa no paré de mamarle el miembro, subía y bajaba mi cabeza compulsivamente, introducía y me sacaba su pene dentro de mi boca repetidas veces y a gran velocidad, quería esa polla muy dentro de mi saboreando cada curva de su húmedo miembro.

Después de comerme su pene entero, me volví a incorporar encima de él, agarré su pene con una de mis manos para dirigirlo y metérmelo dentro de mi vagina, poco a poco fui metiéndomelo y sintiendo como lentamente me penetraba el coño. Victor estaba tan excitado como yo, no paraba de mirar como mi coño iba envolviendo poco a poco su polla para luego volver a mirar mi cara de placer y pasión. Ya dentro de mi me apoyé sobre su pecho y comencé una lenta y suave cabalgata en la cual su miembro rozaba mi interior profanándome y llenándome de satisfacción, fui aumentando el ritmo, el golpeteo de nuestras pieles chocándose se hizo más ruidoso, él comenzó a gemir a la vez que mis suspiros comenzaron a aumentar de tono.

Monté su polla intensamente, todo mi cuerpo rebotaba y con más ganas que nunca comencé a gritar de placer. Mi vulva se sentía muchísimo más húmeda que antes, mis tetas rebotaban sin parar, la cama chillaba con cada bote, Victor y yo nos mirábamos gimiendo los dos a la vez, me pasó la mano por la cara para besarme mientras le cabalgaba hasta que tuve un pequeño orgasmo que me dejó las piernas temblando soltando a la vez un grito de placer que fueron convirtiéndose en risas pícaras.

Me quedé tumbada a su lado, le dije que me masturbase y sin rechistar fue directamente a mi coño. Abrí las piernas y él se quedó perplejo antes mi húmeda y rojiza vulva.

-Lámeme los labios.

Puso su cabeza cerca de mi entrepierna y comenzó a lamerme la vulva lentamente y sin rumbo fijo, me lamía torpemente. Fui aconsejándole, poco a poco fue cogiendo cierta práctica, la suficiente como para darme placer, el placer aumentó cuando concentró sus lamidas en mi clítoris, no era rápido lamiendo pero me satisfacía. Luego le dije que me metiese los dedos, se los lamió y metió uno de sus dedos dentro de mi vagina haciendo que me retorciese levemente y sonriese.

-Ahora otro más y mastúrbame, hazme tuya.

Me metió el otro dedo, ya con ambos dedos dentro de mi comenzó a moverlos lentamente, rozando con sus yemas cada parte del interior de mi vagina, después empezó a taladrarme con ambos dedos, adquirió un ritmo que me hizo temblar y volver a gemir como loca mientras me agarraba a cualquier parte de la cama. Gritaba "sí sí sí, más… más…", mi vulva sonaba excesivamente húmeda, mis piernas vibraban y mis tetas no paraban de moverse ya que todo mi cuerpo se agitaba, gemí, grité y suspiré como una desquiciada intentando aguantarme los sonidos que terminaban saliendo de mi húmeda boca. No pude aguantar más y saqué sus dedos dentro para luego temblar tumbada disfrutando del éxtasis del orgasmo que había alcanzado. Victor se acercó a besarme y toquetear mi tembloroso cuerpo.

Después de que mis temblores desapareciesen me puse en perrito orientando mis glúteos hacia él.

-Fóllame Victor, fóllame lo más fuerte que puedas.

Acercó su cara a mi coño y comenzó a lamerlo de abajo a arriba llegando a pasar su lengua por mi ano restregando todas sus babas. Se puso en posición, acercó su pene y me lo fue metiendo lentamente hasta tenerlo ya totalmente dentro, sentí una increible satisfacción por volver a tener mi vagina ocupada por su larga polla. Empezó a follarme lento pero rápidamente aceleró su ritmo penetrándome salvajemente y empujando todo su cuerpo contra el mío haciendo que me dejase llevar por sus embestidas, mi vagina estaba siendo violentamente follada, mis labios estaban tan húmedos que un sonido acuoso se dejaba escuchar desde mi vulva cada vez que era penetrada.

Sus empujes eran tan fuertes que no pude aguantar y me dejé caer sobre la cama teniendo aún mi culo orientado hacia él apoyándome únicamente con mis rodillas, me agarré fuertemente de la sábana y dejé escapar desafinados gritos de placer. Él me empezó a azotar el culo cosa que me dolía y excitaba, le pedía "más fuerte" a agudos gritos y él me golpeaba con todas sus fuerzas mi culo dejando un escozor y marcando la palma de su mano en mi glúteo. Me sentía disociada de lo tanto que me estaba gustando, los ojos se me iban para arriba hasta que me llegó otro orgasmo que dejó escapar un leve chorro de mi vagina empapando su polla.

Me di la vuelta y fui directamente a chuparle otra vez la polla, yo estaba en cuatro mientras él estaba de rodillas sujetándome la cabeza y apartándome el pelo de mi húmeda cara. Se la chupé con pasión, la saboreé y degusté con placer mirándole a los ojos. Mis labios engordaban al besarle el glande e incluso dejé su pene rojizo debido a mi pintalabios, en mitad de la mamada su móvil sonó del pantalón que estaba al lado de él, lo agarró y me dijo que era su madre, le dije que contestase.

Mientras él hablaba con ella explicando el por qué de su tardanza con una excusa inventada sobre la marcha yo seguí chupándole el pene para dejarlo aún más mojado de lo que ya estaba. Cuando su madre quiso hablar conmigo saqué su polla de mi boca y comencé a masturbarlo mientras con la otra mano agarraba el móvil teniendo su pene a pocos centímetros de distancia de mi cara. Tras intercambiar una corta conversación nos despedimos, colgó la llamada y seguí apasionadamente con mi labor bucal.

-Eres increíble. -Me dijo mientras me acariciaba la cara.

-Soy una puta.

-Eres mi puta.

-Soy tu putita.

Tras unas risas y un largo y húmedo beso me tumbé boca arriba abriendo las piernas.

-Fóllame y córrete dentro de mi, quiero todo tu semen dentro de mi vagina, úsame como la puta que soy.

Me introdujo de nuevo su miembro el cual se deslizó suavemente dentro de mi, me agarró de las piernas abriéndolas totalmente y empezó a penetrarme fuertemente hundiendo mi cuerpo en el colchón. Yo rebotaba con cada embestida que me daba, mis tetas se agitaban mientras yo las sujetaba de los pezones para complacerme, mi húmeda vulva estaba rojiza y muy mojada, su forma se deformaba cada vez que la polla entraba y salía de ella. Estuvimos mucho así, estaba gimiendo, gritando como una loca y sin vergüenza alguna, el placer iba aumentando conforme pasaba el tiempo acabando nuestro apasionado y duro sexo con él corriéndose dentro de mi, sentí su semen bañarme el interior de mi vagina a la vez que él soltaba un largo suspiro en señal de cansancio. Yo estaba relajada, disfrutando de la sensación de tener su semen dentro de mi, al sacar su polla salió un poco de su líquido seminal, bañé mis dedos con el líquido y me los metí a la boca para saborearlo.

-Está muy rico cariño.

Abrí la boca y saqué la lengua para mostrárselo mientras me reía. Agarré su polla y la chupé un par más de veces para limpiarla completamente sin dejar ningún rastro de semen.

-¿Te ha gustado? -Me dijo tras sacarme su polla de mi boca-.

-Me ha encantado, pero es mejorable.

Le besé de nuevo.

-Ven a verme cada vez que necesites alguna clase de educación sexual, cobro gratis…

Tras unas risas y tras volver a ponerse su ropa él se fue. Yo seguía desnuda, fui directamente al baño a ducharme, antes me miré al espejo observando con admiración mi cara la cual estaba rojiza y muy mojada, me sonreí al sentirme satisfecha y cumplir con mi fantasía.

Y aquí acaba este húmedo y apasionado relato, estoy bastante satisfecha por escribir esta historia ficticia y espero que a vosotros y vosotras os guste también. Tengo más ideas de historias muy calientes y pervertidas. Un beso a todos.

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Autor
Selene
Selene
Hola!! Mi nombre es Mónica, soy una autora joven de 20 años que pretende compartir sus experiencias más sexuales y escribir historias excitantes para llevarte al éxtasis cada vez que me leas. Deseo mojarte mi querido/a lector/a, y que cuando te toques me lo digas para yo saber que hago un buen trabajo escribiendo. Espero convertirme en tu puti-autora favorita :) Mi correo: [email protected]

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