Después de haberme cogido a mi cuñada Georgina en un motel a las afueras de la ciudad de Colima, y tomando en consideración que mi cuñada Zandra seguía viviendo en esta ciudad, lo que implicaba que nos veíamos diariamente de lunes a viernes, resulta que un miércoles me llama a mi celular Gina para pedirme si nos podíamos ver al día siguiente, diciéndole que sí, así que nos pusimos de acuerdo y quedamos de vernos en el estacionamiento del mismo lugar.
Resulta que el jueves a eso de las 8:30 de la mañana llegue a mi oficina, recibí una llamada de Zandra diciendo que ya estaba en el negocio, para lo cual de inmediato llegué y me metí cerrando la puerta, viéndola hasta el fondo del negocio sentada arriba del escritorio, la cual me dice “Buen día Paco, ven”, así que llegué donde ella estaba, la abrí de piernas y la abracé dándole un rico beso húmedo, pegando mi cuerpo con el de ella, besándonos intensamente, aprovechando agarrar sus riquísimas nalgas con mis manos, y diciéndole “Zandra, estas bien sabrosa, ve que ricas nalgas tienes, me encantas todita”.
En ese posición a ratos tomaba sus ricos pechos y los empezaba a estrujar y besar, los lamia con algo de presión, lo que hacía que sus pezones de inmediato respondieran a los embates de mi boca, poniéndose duritos, así estaríamos algunos 10 minutos, mientras yo empezaba a sentir la respiración más profunda de mi cuñada y como sus pechos se estremecían, ante lo cual terminé de desabrocharle la blusa que traía y su brassiere, dejándome ver sus ricos pechos bien duros, los cuales estrujaba a mi antojo y restregaba sus aureolas y pezones, haciéndolos que se pusieran duros, sabiendo que eso la excitaba, así que la baje del escritorio y ella de inmediato, se desabrochó el pantalón quitándoselo al igual que el rico bikini que traía para quedar completamente desnuda ante mí.
Así que aproveché para de inmediato quitarme el pantalón y el bóxer que traía, dejarle ver todo mi falo durísimo y le dije “Chiquita, mira que bella estás, quiero que me chupes mi verga, me la tienes toda dura”, ella me dice “Paquito, súbete al escritorio, quiero que tú también me comas mi rajita, ve que depilada la tengo para Ti”, arriba del escritorio, yo me puse boca arriba y ella boca abajo haciendo el 69, así que al momento yo empezaba por darme un festín con su rica panocha, lambiendo su rico clítoris, el cual mordisqueaba, besaba sus labios externos, empezando a sentir como su cuerpo empezaba a contorsionarse fluyendo sus líquidos por mi boca, mientras ella también hacia lo mismo con mi verga, la cual recorría por todo lo largo con su lengua, para posteriormente desaparecer en su boca.
De inmediato ella empezaba a jadear y gemir diciendo “Paco, estoy súper mojada, uff, agg, me voy a ir, mmm, me encanta esto”, estaríamos así unos 7 minutos y yo ya estaba poseído por la calentura, con mis dedos penetraba su rica almeja, sintiendo los surcos del interior de su vagina para llegar al punto G, lo que hacía que ella se pusiera más caliente, pidiendo que la penetrara, diciéndome como loca “cógeme ya, estoy que exploto, ya métemela” mientras sentía como mi verga entraba en su boca y pegaba en su garganta, hasta que le dije “Zandra me encantas, cada vez que hacemos el amor, me gustas más como lo haces, uff, deja cogerte”.
Así que la puse boca arriba sobre el escritorio, abriéndole sus piernas para que me dejara abierta completamente su puchita, a lo cual yo con los dedos de mi mano derecha, le dada unos pequeños golpecitos, haciendo que su cuerpo se excitara al máximo, y sus fluidos empezaran a salir más y más, hasta que sentí como empezó a venirse, sus líquidos salían como si fueran de un agujero de una manguera, mojando todo el escritorio, ella solamente exclamaba “augg, ayyy, mmm, uff, que rico”, así que yo con la calentura que me cargaba, puse mi boca y los probé, me gustaba su olor y sabor.
Tomé su pierna izquierda y la puse sobre mi hombro derecho y acomodé mi falo a la entrada de su vagina y de inmediato empecé a meterlo, pero de repente sentía que sus líquidos hacían presión para sacar mi verga, así que en un arranque de calentura, la presione con mis manos y empecé a darle verga constante y rápidamente, pareciendo el entrar y salir como una bomba para echar aire de una bicicleta, ella ya estaba excitadísima y me dijo “Paco dámela más, dame más rápido, me encanta como lo haces, agg, mmm,”, así estaríamos unos 10 minutos y era tanto el líquido que salía de su rica panocha, que yo con unos kleneex limpiaba mi verga, porque con tanta humedad no me dejaba sentir la fricción con sus paredes vaginales.
Posteriormente la baje del escritorio y la puse frente al mismo dándome la espalda, le pedí que subiera una de piernas al escritorio para tener abierta su rica almeja, ya en esa posición, yo detrás de ella acomodé mi falo y empecé a penetrarla, sentía como toda mi verga entraba hasta topar con su cuello del útero o cérvix, sentía mucha fricción, quería destapar ese otro hoyo, así estuvimos un buen rato, ella gemía al por mayor, yo sentía lo excitada que se encontraba, pujaba, gritaba y me pedía que la siguiera penetrando, me gustaba oírla como suplicaba y gemía, pidiendo a veces que siguiera otras que parara, lo cual hacía que me pusiera súper caliente, ya para ese entonces nuestros cuerpos estaban llenos de sudor, su quejidos provocaban en mi un deseo de seguirla poseyendo y penetrarla con mayor fuerza y rigor, lo cual hizo que casi sintiera que me corría, así que le dije “Cuñadita, me voy a ir dentro, uff, augg”, sintiendo como mi semen entraba disparado a esta rica almeja, y se mezclaba con sus líquidos vaginales, acabando dentro de ella, la cual seguía gimiendo y diciendo expresiones a veces que no se comprendían, solo pujaba y pedía más “mmm, agg, uff, ayy, que rico”, ya para ese entonces serían las 10 de la mañana, así que nos abrazamos y estuvimos un buen rato besándonos, para posteriormente vestirnos.
Ya en la plática ella me dice que tenía alrededor de 3 días que no le había bajado la regla, a lo cual yo le pregunté si no se estaba cuidando, respondiéndome que hacía como mes y medio que había dejado de tomar las pastillas anticonceptivas, que ella pensaba que se había embarazado, pero que no sabía si era mío, que era lo más probable o de Javier, que siguiendo mi consejo, cada fin de semana que venía Javier tenía relaciones sexuales aunque fuera una sola vez, para evitarse problemas y que el próximo sábado irían con el ginecólogo, pero que no me preocupara, lo cual si me dejo pensativo, así que al ya llegarse la hora de verme con Gina su hermana, le dije que tendría que salir a visitar a unos clientes y que después nos hablábamos.
Antes del encuentro con Gina, fui rápido a mi casa para bañarme porque estaba todo sudado y oliendo a Zandra y a su perfume, lo que hice y ya para las 10:40 llegué a mi encuentro con Gina, la cual traía una faldita color negra la cual si apenas le cubría sus ricas nalgotas y hacía que sus piernas le resaltaran y una blusita en blanco bien pegadita que dejaba al descubierto parte de sus pechos, los cuales traían un sostén con encajes, con sus lentes oscuros, la cual de inmediato subió al carro, nos saludamos y le dije “Gina, mírate que buenota y rica estas” a lo cual ella me pregunto “De verdad te gusta cómo me visto”, “claro que si cuñada, estas bien sabrosa, ya hiciste que mi falo se empezara a parar”, le contesté, así que de ahí nos trasladamos al motel.
Tarde se me hacía para ingresar al motel, cuando ella pidió que rentara una habitación con jacuzzi, ya dentro de la misma y antes de bajarnos del vehículo, ella acercó su boca a la mía y me besó, metiendo su lengua, la cual yo la recibía y succionaba con mis labios, y de inmediato yo puse una de mis manos en sus pechos y los empecé a sobar por arriba su ropa, lo que hizo que ella de inmediato se pusiera cachonda, así que me dijo, “Paco vamos para adentro, quiero que me poseas como tu hembra”.
Entramos al cuarto, yo iba detrás de ella, se veía súper sabrosa con esa ropa que traía puesta, yo tenía ganas de inmediato quitarle la ropa y empezar a fajármela, sin embargo para no verme tan caliente y desesperado, la tome por la cintura y la senté sobre la cama y yo hice lo mismo a su lado, y le pregunté que como iba su relación con Juan, contestándome que estaba un poco mejor, que con la ropa sexi que le recomendé comprar, lo atraía más y tenían más intimidad aunque no mucho, porque no la satisfacía como ella quisiera, ya que desde que tuvimos la primera relación ella descubrió sensaciones que no sabía que existieran, que le gustaba mi forma de ser en la intimidad, porque era muy atrevido e intenso, por ello buscaba la forma de vernos más seguido.
Después de platicar un buen rato, ella dejo a un lado su bolsa y con sus manos me tomó la cara y busco mi boca para besarme, yo de inmediato le correspondí tomando su cuello con mi mano y abriendo mi boca para que sus labios entraran en ella, besándonos primero con los labios para posteriormente empezar a introducir mi lengua en su boca, haciendo cada vez los besos más intensos, para ese momento, yo sobaba y manoseaba a mi antojo sus pechos, mientras con mi boca iba a sus oídos para de ahí bajar a su cuello, notando que eso la excitaba de más, ya en ese momento con mi mano derecha yo sobaba su rica almeja por debajo de su faldita y sobre sus calzones, viendo que éstos se encontraban bastante húmedos, así que le dije “Gina que caliente estás, ve que mojados traes tus calzones”, ella solamente se limitaba a gemir “Uff, agg, si estoy bien húmeda”.
Para eso yo la quise recostar sobre la cama, pero ella me dijo que ocupaba entrar al baño, que cuando saliera quería verme desnudo, se quitó los zapatos de tacón que traía y fue descalza al baño, se veía riquísima y ese lindo culo que a cualquier hombre lo haría voltear para disfrutarlo al compás de su caminar, no duró ni un minuto en volver al cuarto, yo me encontraba solamente en bóxer, cuál fue mi sorpresa que se había quitado su ropa y solamente estaba en un rico calzón cachetero con encajes en color negro y un brassiere del mismo conjunto que solamente le tapaba una parte de sus pechos, dejando verlos todos redondos y grandes, y con su pelo suelto el cual le hacía verse demasiado sensual.
De inmediato acercó su cuerpo al mío y nos empezamos a besar intensamente, yo con una de mis manos empezaba a estrujar sus ricos pechos y con la otra a sobar su rica almeja, en ambos casos por encima de su ropa, mientras nuestra saliva fluida de una boca a la otra, con el respectivo entrar y salir de nuestras lenguas, después de un buen rato de estar así, la recosté sobre la cama para seguirla besando en su cuello para bajar hasta tus pechos, mientras seguía fajándola intensamente, sintiendo como sus pechos se inflaban debido a la excitación que traía y sus pezones estaban durísimos, para ese momento su cara hacía gestos de placer y sus ojos vagaban, mi falo estaba firme y mi bóxer lleno de líquido pre seminal, el cual se lo repegaba en su vagina cubierta por su cachetero todo húmedo.
Yo sentía como mi verga estaba a punto de reventar, así que le quite el brassiere, y empecé a lamer y chupar con mi boca y lengua sus pechos, sus aureolas y pezones, llevándolas de saliva, bajando por todo su vientre y quitarle sus calzones, los cuales ya estaban bien mojados de sus líquidos, asi que de inmediato me acomodé y empecé a lamer la entrada de su labios vaginales, y con un dedo empezaba a mover su clítoris de un lado a otro, viendo que con tal acción, salían más y más tales líquidos, y ella ya empezaba a contorsionar su cuerpo, asi que me volteé para hacer el 69, ella me quito mi bóxer y empezó con su lengua a explorar todo lo largo de mi verga, parecía que estaba lamiendo una paleta, y a momentos se la metía y succionaba con su boca mi falo, quizás le entraba hasta la mitad.
Mientras yo seguía con mi lengua y boca besando y lamiendo su rica chocha, y con mi dedo tocando su clítoris, ella gemía y gritaba como loca “Agg, uff, mmm, Paco sigue así, me estoy mojando, ohh”, al ver la calentura que se cargaba, yo con dos de mis dedos empecé a penetrarla para llegar a su punto G, sintiendo como al meter y sacar mis dedos, estos hacían fricción con su intimidad parecido a surcos, lo que hacía que ella se calentara más, estaríamos así quizás unos 8 minutos.
Hasta que sentí que mi verga estaba a todo su potencial, y me acomodé a un lado de ella, poniendo mi falo en su boca y le pedí que siguiera mamándomelo, lo que siguió haciendo, viendo como lo metía a su boca entrando solo la mitad, tome su cabeza con mis manos y sujetándola firmemente mi falo lo metía en su totalidad y así lo sacaba para volverlo a meter una y otra vez, provocándole que empezara a toser y a sacar bastante saliva, diciéndome que se ahogaba, sin embargo el metérselo todo sentía como mi miembro rozaba con su garganta, hasta que después de varias entradas y salidas comiéndoselo todo, la deje descansar unos segundos, para poner mi cara frente a la suya y empezarla a besar muy románticamente, con besos intensos donde nuestra saliva fluida entre nuestras bocas.
Después la acosté boca arriba y yo me puse arriba de ella en posición de misionero, asi que en cuanto la penetré sentí como mi verga poco a poco iba entrando, y sus paredes vaginales cediendo ante cada envestida, hasta que al momento de entrar toda, las sensaciones eran exquisitas, puesto que nuestras pelvis pegaban entre ellas, sintiendo como se comía esos 17 a 18 centímetros de verga, su vagina era estrecha, puesto que de los partos que tuvo todos fueron cesáreas, aprovechando para besarla a mi antojo.
Yo me sentía algo cansado por la intimidad que había tenido por la mañana con Zandra mi cuñada, así que le pedí que ella se subiera sobre mí, a modo de cabalgarme, lo que obedeció sin inconformarse, en tal posición yo tenía el poder sobre ella, de tomar sus nalgas y moverla a mi antojo en cada penetración, así como sus ricos pechos, ella estaba tan caliente que veía como se ponía roja, y ante cada cabalgada notaba que se iba acoplando mejor, estaríamos a un buen ritmo entre cada entrada y salida, que al verle sus ricos pechos en movimiento, yo los chupaba y los lamia, mientras mis manos manoseaban sus ricas nalgas, yo me empezaba a sentir más excitado, así que le puse unas nalgadas, lo que hizo que ella se prendiera calentándose al máximo.
Tan caliente la sentía que ella me gritaba “Cógeme, sigue así, méteme tu verga, la quiero adentro, culéame rico”, esas palabras hicieron que me calentara cada vez más, y empecé como un bebé a succionar por todas partes su pechos, mientras con mis manos estrujaba sus ricas nalgotas, así que la puse a cuatro y me acomodé por detrás, le metí varias nalgadas que le dejaron marcados mis huellas, y la tomé por el pelo jalándola hacía, y por detrás empecé a meter mi falo todo duro y mojado en su rica raja, ella se limitaba a gemir “Ahh, sigue así, métemelo todo, uff, que rico, eres un tremendo”, mientras yo la tenía con una de mis manos agarrada por el pelo, con la otra, le daba nalgadas en su nalga izquierda, excitándola al máximo, yo estaba que reventaba.
Nuestro sudor escurría por chorros a pesar del aire acondicionado, serían alrededor de 20 minutos de estar en tal posición, que yo le dije “Gina, que rico coges, me voy a ir dentro de tu chocha, uff, mmm”, así que empecé vaciarme dentro de ella, mientras ella gemía y decía “Si Papito, dámelos en mi puchita, los quiero todos, que rico se siente, uff, agg”, después de venirme, mi falo se encontraba todo duro, así que yo seguía dándole más fuerte.
Ella empezaba a convulsionarse, sabiendo yo, notando estaba teniendo un gran orgasmo, diciéndome “Paco, ya no sigas, estoy temblando, me estoy viniendo, ya para, me matas”, lo que hizo que yo me aprovechará de más y seguía bombeándola como un pistón, cada vez más rápido, hasta que pude sentir como salían chorros de su chocha, que me obligaban a sacar mi verga, mientras ella gemía “Mmm, ayyy, uff, ohm, que orgasmo, sigue”, estaríamos así unos 4 cuatro minutos, hasta que me sentía tan cansado, que pare de penetrarla mientras ella seguía aventando chorros de líquido vaginal, hasta que su orgasmo fue disminuyendo.
Ya acostados después de la refriega, mi cuñada me pidió que la abrazara, lo que hice y le dije que se veía muy guapa, y que me encantaba los gemidos y gritos de placer que hacía mientras hacíamos el amor, y que me excitaba demasiado cuando la penetraba por atrás porque me dejaba ver su rico culo que se cargaba y sobre todo cuando me cabalgaba, ya que al estar arriba de mí, me gustaba ver su cara cuando me miraba toda excitada, dejando a mi completa disposición sus ricos pechos y sus nalgas, además de poderla penetrar más intensamente a mi antojo, provocándole que me besara, lo que yo le correspondí.
Ella me decía que nunca alguien la había poseído como yo lo hacía, que no respetaba sus reglas como lo hacía su esposo, puesto que mientras ella pedía parar la intimidad cuando sentía algún tipo de incomodidad o molestia o simplemente para llevar a su antojo la intimidad, Juan paraba, mientras yo seguía la penetración, y lo hacía más intensamente, hasta que provocaba en ella esos orgasmos constantes, que la obligaban a ceder ante mis embates y entregarse a mi deseo, a lo cual yo le respondí que con ese cuerpo que se cargaba y la forma de recibirme al penetrarla, me provocaba demasiada excitación y ganas de atreverme a hacerle cosas un poco inusuales, para darle más picardía a nuestra intimidad, provocando que me enculara de ella.
Veía como ella se emocionaba, cuando le decía lo mucho que me gustaba hacerle el amor, poseerla como yo deseaba, disfrutarla al máximo y sentir como ella se entregaba a mí, diciéndome que los días se le hacían eternos, para volver a estar conmigo, que si bien sabía que lo nuestro solamente era cuestión de intimidad, le tenía envidia a Zandra y a mi esposa; para no seguir la plática en tal sentido puesto que inmediatamente me percaté que estaba celosa, y quería poner un alto a tal discusión, fui hacia el jacuzzi para prenderlo, y en lo que se llenaba, saque de mi pantalón el ensanchador y retardante, y me fui al baño para ponerme bastante sobre mi verga.
Saliendo del baño, mi cuñada se encontraba parada frente al espejo del cuarto viéndose los pechos y las nalgas, diciéndome “Paco, mira como me dejaste”, señalándole unos hematomas que apenas se empezaban a poner rojos”, yo sin decir palabra le di un abrazo y besé su boca, mientras con mis manos estrujaba sus nalgas, bajando mi boca a por su cuello y seguir hasta sus pechos, volviéndolos a succionar, diciéndole “Es que tú me excitas demasiado y sin pensarlo quizás te chupe muy fuerte, y la verdad quería darte unas ricas nalgadas en ese culazo que te cargas, dime si no te calentaste cuando lo hacía”, ella gemía y decía "Mmm, me calientas mucho, ayyy, si sígueme chupando mis bubis, nalguéame, no pares cabroncito, me estas poniendo muy caliente”.
Notaba la excitación que traía, así que con una mano empecé a restregar mis dedos dentro de su rica almeja, los cuales entraban y salían, y con la otra mano, tomaba uno de sus pechos y lo manoseaba como si fuera un melón, mientras con mi boca seguía succionando el otro, lambiendo a momentos su pezón y aureola, hasta que después de algunos minutos, de estar en pleno agasaje, sentí como su raja se humedecía, y mis dedos entraban y salían todos mojados, “cloc, cloc, cloc”, era el sonido que se escuchaba en cada entrar y salir de su rica vulva.
Mi falo empezaba a revivir nuevamente, así que la senté sobre la cama y le pedí que me diera sexo oral, Gina de inmediato lo tomo con sus manos y lo empezó a lamber por todo lo largo para posteriormente meterlo completamente a su boca, haciendo que poco a poco fuera poniéndose duro, mientras yo con una mano hacia presión a su cabeza para que entrara completamente, y con la otra estrujaba sus pezones, sentía nuevamente como si se asfixiara al entrar todo mi pene hasta su garganta, el cual salía lleno de su saliva, estando así alrededor de unos 5 minutos, hasta que me dijo, “Paco, espera, agg, me atraviesa la garganta, uff”, se paró y fue hacia su bolsa, y cuál fue mi sorpresa, sacó un consolador de unos 15 centímetros, diciéndome “Antes que me vuelvas a penetrar, méteme este consolador”, así que lo tomé y con la punta, empecé a pasarlo por sus labios externos hasta frotar su clítoris, viendo como empezaba a retorcerse de placer, ya para ese entonces mis dedos le tenían esa rajita bien lubricada.
Así que ni tarde ni perezoso después de varias pasadas por su parte externa, empecé a metérselo, primero la mitad y después todo, primero lentamente para después meterlo y sacarlo más rápidamente, ella estaba que no podía con si misma, su respiración era muy profunda y constante, limitándose a gemir y suspirar como loca, así que le dije “Gina, si ese consolador hace maravillas, espera a que vuelvas a probar mi verga, esta durísima y bien gorda y grande”, “Ya vi papacito, por eso al verla tan grande, primero quise que me penetraras con el juguete, para que se fuera amoldando a tu vergota, esta grandísima”, ella no sabía del ensanchador y retardador que me había untado.
Después de darle unos 5 minutos, retiré el consolador y le dije, este va a servir más al rato para estimularte los pliegues anales y el esfínter, así que la acomodé a cuatro, dejándome ver si rico culote, y mi verga, la cual ya estaba durísima y bien gruesa, le acomodé a la entrada de su sabrosa almeja y empecé a metérsela, de dos empujones entró toda, lo que hizo que gritara “Cabrón, me la metiste toda, está bien dura y gruesa, uff, mmm, ayyy”, así que la seguí bombeando, me gustaba ver en cada empujón que le daba, como mis huevos chocaban con su cuerpo, mientras ella sin miramientos gritaba, se contorsionaba de placer.
Pasados unos 12 minutos, le dije, vamos a meternos al jacuzzi, así que nos metimos al mismo, yo previamente había tomado el consolador, así que yo sentado, la hice que me montara, penetrándola de frente, lo que me permitía, besar sus boca, su cuello, sus pechos, y con ambas manos la sostenía de las nalgas ayudándole a bajar y subir, lo que ella hacía sin problema al apoyarse sobre sus pies, era bonito ver como el choque de nuestros cuerpos, hacía salpicar el agua del jacuzzi, agua que provocó que disminuyera la sensación de fricción, así que tomé el consolador y la puse hincada para empezar a meterlo poco a poco en su rico culito.
Al principio su culito lo rechazaba, así que le embarré saliva, y lo puse nuevamente a la entrada y sus esfínteres empezaron a ceder, ella estaba muy caliente, así que poco a poco se lo empezó a comer, cuando llego a la mitad, ella gritaba de dolor “Paco, me duele, me vas a volver a desgarrar el culo”, así que paré un poco y lo sacaba y volvía a arremeter, hasta que después de varios intentos, se lo comió completo, para ese entonces sus líquidos, sangre y excremento se mezclaban con el agua, verla con tales suplicios hizo que yo me aprovechara y siguiera con el mete y saca.
Así que sin miramientos, el consolador lo avente afuera y coloqué mi falo durísimo y con un largo de al menos 20 centímetros y poco a poco lo fui metiendo, ella me decía “Tu cosa esta más grande y está bien dura, me vas a matar, me partes en dos, uff, duele”, “Espera le dije, aún no entra todo” le respondí, así la presión que hacia al penetrarla, sus pliegues anales fueron cediendo, hasta que después de varias arremetidas, sentí como la base de mi verga pegaba en la entrada de su culo y nuevamente mis huevos chocaban con su vagina, ella ya en ese momento me decía “Paco, me vas a matar, me vas a dejar bien abierta, uff, mmm, agg”, yo con tales suplicas seguía dándole más y más fuerte, con una mano la tenía tomada de su cabello y con la otra, de la cintura para evitar que se moviera mucho, yo estaba parado con mis rodillas dobladas, así que la presión que ejercía al penetrarla era mayor.
Ella gemía de dolor y de repente de placer, así que yo seguía con mi acometido en seguir la penetración, notando que su culito, ya estaba más abierto, ella me dice que a comparación de la primera vez que la penetre, ya el dolor no era tan intenso y que poco a poco, empezaba a disfrutar más el sexo anal, pero que no entendía del porque en este momento sentía mi verga más grande y gruesa que en el primer encuentro de ese mismo día, le dije que me excita mucho el pensar que la iba a penetrar por el culo, puesto que una mujer no con cualquiera hacia el amor anal, y eso era algo que yo valoraba.
En esa posición me dejaba ver su rico culo, comiéndose completamente mi falo, no paraba de gemir y suspirar, hasta que llegó un momento que ante cada arremetida, ella empezaba a temblar y sus piernas se contorsionaban, diciéndome palabras que de repente no entendía “Ugg, mmm, auff, ya no puedo más”, viendo que mi falo la penetraba sin tanta presión de sus pliegues viendo que sus líquidos anales lo tenían bien lubricado, así que yo seguía entre y saca más constantemente, notando como de su rica almeja salían igualmente líquidos, lo que hizo que después de algunos 15 minutos, mi paja se pusiera al máximo, y le dije “Gina, me voy a ir dentro de Ti, recibe mi semen, soy tu macho, aggg, aggg…”, “Si papacito, dámelos todos, no dejes nada fuera, me tienes toda adolorida, ayy, uff”, así que me empecé a ir dentro de su rico ano, dejándole todo mi semen dentro.
Después de mi eyaculación, yo me senté dentro del jacuzzi, y ella hizo lo mismo, recargando su cuerpo en mi pecho, diciéndome que estaba bien enculada de mi, diciéndome que haría cualquier cosa por complacerme, a lo cual yo le pregunté, que si cualquiera, respondiéndome que si estaba a su alcance, lo haría, así que le dije “Que te parece si para la próxima convences a tu comadre Erika y me las cojo a las dos”, diciéndome que si me podría compartir con su comadre, pero que la dejara hacer su trabajo de convencimiento; Erika en ese tiempo tenía la misma edad que ella, hacía mucho ejercicio, y tenía unas nalgas súper redondas y ricas, y sabía que era bien caliente, bueno hasta aquí dejare este relato, espero que lo disfruten como yo disfruté durante mucho tiempo a mis dos cuñadas.