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Con mi compañero de vóley
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Practico vóley desde hace ocho años, es un deporte donde hay dos equipos enfrentados y el objetivo es pasar la pelota por encima de la red hacia el suelo del equipo contrario. Tengo muchos compañeros y compañeras de vóley, uno de esos compañeros se llama Darío, tiene 40 años, cabello corto con rulos ya con algunas canas mezcladas con su pelo negro, tiene barba y un poco de panza que no le queda para nada mal, Darío es nuevo en el equipo, ya que empezó a entrenar hace un año y medio, pero hace algunas semanas que vengo teniendo una relación sentimental con él a escondidas, yo y él queremos las cosas discretas por nuestra diferencia de edad porque yo tengo apenas 20 años y también no queremos que nadie interfiera entre nosotros.

En la última clase nuestro profesor llamado Marcelo nos informó a todos que teníamos que ir a un concurso de vóley en Mendoza que es una provincia de Argentina, nos pusimos de acuerdo todos, juntamos el dinero necesario y fuimos.

Yo y Darío hicimos el arreglo necesario para poder dormir juntos esas tres noches sin que nadie se entere, pero no pensé que nuestro primer encuentro íntimo pasaría tan rápido y que sería tan hermoso en todos los sentidos.

Fui con todo mi equipo a conocer la cancha del club donde competiríamos. El club era una estructura de 2 pisos pintado completamente de rojo y adentro había muchos salones para realizar diferentes actividades, dimos un recorrido por todos los espacios y cuando ya se hicieron las nueve de la noche nos fuimos a cenar todos juntos y luego a dormir cada uno a nuestra habitación.

Era la medianoche cuando me dieron ganas de beber un vaso de agua fría, solamente estaba con mi pijama que era un camisón rojo que apenas me cubría las nalgas, pero como pensé que todos estarían durmiendo decidí salir a la cocina.

Fui hacia la cocina de aquel inmenso club, divisé un movimiento de una sombra que se movía dentro de la sala donde estaba la cancha de vóley, miré hacia allá y había una completa oscuridad.

Me di vuelta, hubo un movimiento atrás mío que me hizo sobresaltar, giré y no vi a nadie, ya estaba lista para ir a la cocina por ese bendito vaso de agua cuando una persona me tomo bruscamente y me puso contra la pared de la cancha de vóley.

Al principio entre en pánico, ese sentimiento duro unos segundos porque cuando el sujeto se acercó más a mí percibí un delicioso aroma a perfume masculino que conocía muy bien, era el olor de Darío, era su perfume.

-Hola señorita- susurro en mi oído y su barba me hizo unas agradables cosquillas en mi mejilla.

-Hola Darío- le respondí entrelazando mis brazos en su cuello al tiempo que apretaba su cuerpo contra el mío y nos empezamos a besar.

-Señorita usted tiene un magnetismo para mí, cada vez me quiero acercar más a ti- subí una pierna en la cintura de Darío y él me susurro esto con su aliento en mi cuello.

-Quiero despertar tu fibra más erótica de mujer, quiero hacerte estremecer de placer- continuo él.

-Tomame entonces, mi hombre, toma lo que es tuyo y hazme tu mujer- le susurré esto en su oído a la vez que le di un beso en la comisura de su boca.

Él hizo que subiera mi otra pierna a su cintura y me tomo fuertemente para depositarme en el suelo con delicadeza.

Me quito mi camisón rojo, quede desnuda ante él y Darío se posó encima de mí, yo le quite su camisa y quede maravillada con la vista de los pelos de su pecho, pase la yema de mis dedos por todo su pecho y le di muchos besos en esa zona hasta que llegue a la parte de su pelvis, hice que se quitara su pantalón de jean y quedó solamente en bóxer.

Él me acaricio el hueco de mis senos y luego con ambas manos los apretó, se inclinó a lamberlos y los absorbió con fuerza y velocidad a la vez que yo me arqueaba hacia atrás del placer que me estaba dando solamente al principio.

Me lambió los senos con tanta fuerza hasta utilizo las puntas de sus dientes para morder suave mis pezones y dejarme unas bonitas marcas, luego me paso la lengua por el cuello y me mordió el lóbulo de mi oreja, fue bajando con besos hasta la zona de mi abdomen y ahí me volvió a llenar de su amor.

Mi pensamiento durante todo esto fue que este hombre estaba logrando que me derritiera y que me encienda a la vez.

Se quitó su bóxer y me puso ambas de mis piernas en sus hombros, yo pensé que me iba a penetrar, pero en vez de eso se inclinó hacia mi vulva y empezó a estimularla de la misma, le pasaba la lengua por adentro bien profundo y por afuera, usaba las puntas de sus dientes para darme suaves mordiscos y me penetraba con sus dedos, todo esto al mismo tiempo.

El hombre tenía razón, estaba logrando lo que él quería, mi fibra más erótica de mujer había sido despertada y ardía de deseos de entregarme a él más que nunca.

Le acaricie sus bellos rulos y le toque su barba, esa barba que yo amaba al sentir como me besaba y que ahora me estaba haciendo unas suaves cosquillas en mi entrepierna, levanto la vista hacia mí y sus ojos ardían de lujuria al igual que los míos, termino de lamberme la vagina y paso su lengua por mis muslos, muy cerca de mi vulva, pero sin llegar a ella, hizo todo eso mirándome a los ojos todo el tiempo.

Luego volvió a besarme en los labios, me tomo la boca con desesperación y reconocí el gusto de mis flujos vaginales mezclados con su saliva.

Se volvió a colocar encima de mí, en esta ocasión su pene paso por mi abdomen y fue subiendo con un movimiento de su pelvis hasta el hueco de mis senos que fue donde se detuvo, yo tome ambos de mis pechos y los coloque a ambos lados de su miembro, cuando él vio que estaba lista empezó a moverse, y el contacto de su pene palpitando y duro contra mi suave piel me ha encantado.

Tome su pene, saque mi lengua a modo de provocación y le di unas cuantas lambidas en la cabeza mientras él se movía, solté su miembro y empecé a mover mis pechos con mis manos para darle un mayor placer a Darío. Luego de unos minutos me levanto tomando mis muslos traseros y me puso contra la pared, yo enrede las piernas en su cintura y con un apretado movimiento ingreso dentro de mí a la vez que me ponía una mano detrás de la cabeza y cada vez que me penetraba quedaba más lejos del suelo y parecía que estaba saltando en el aire sostenida por él, pero bien clavada por su verga.

Cuando me estaba embistiendo tan frenéticamente que pareciera que la pared iba a estallar vimos a mi compañera Noelia que paso de largo de donde estábamos nosotros cantando una canción y bailando sola, ella era una de las personas que odiaba a Darío por su buena técnica en tan poco tiempo que practicaba nuestro deporte, yo me incline a darle un apasionado beso y él siguió con sus embestidas como si nada, esta situación me dio un morbo tremendo.

El pensamiento de que mi amiga y compañera Noelia me pudiese ver siendo embestida brutalmente por el hombre al cual ella odia me termino de excitar más de lo que estaba, tanto fue así que Darío se percató de esto y me dio vuelta poniéndome de espaldas a él, aún me sostenía en el aire cuando empezó a penetrar mi trasero más fuerte que nunca, en un contaste entrada y salida, a veces me hundía la verga para presionarme un poco el cuello y luego volvía con sus duras embestidas.

Finalmente salió de adentro de mí y me volvió a acostar en el suelo haciendo que quede a horcajadas sobre él y está vez me dejo que yo salte libremente, que haga un baile erótico con mis caderas empujando hacia adelante con su verga adentro hasta que eyaculo en mi interior y se quedó unos minutos unido a mí mientras le daba suaves besos en los labios y en el cuello.

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