Después de ausentarme mucho tiempo por problemas con la computadora y la pérdida de algunos archivos, retomo la escritura de los relatos de aventuras sexuales con mi amigo buga. En este quinto relato contaré la historia de un día de videojuegos que se convirtió en una aventura sexual en la que casi somos descubiertos por su hermano.
Cuando esta historia sucedió, llevábamos aproximadamente 2 meses saliendo, aunque no teníamos el título, éramos una especie de pareja muy sexual.
Esa tarde J y yo estábamos en su casa, habíamos comido junto con su familia, su mamá y su hermano mayor, habíamos acordado disimular nuestra relación delante de otros hasta que el estuviera completamente listo para “salir del closet”. Su madre y su hermano terminando de comer nos dijeron que iban a comprar unas cosas al supermercado y que de ahí se pasarían a visitar a una tía y que regresarían hasta bien entrada la noche. Supongo que por la mente de J, pasó la misma idea que por la mía, ya que desde aquel encuentro en la cochera de mi casa (Con mi amigo Buga IV, El excitante viaje en moto) aprovechábamos cualquier oportunidad que teníamos a solas para tener sexo.
Hacía una hora que nos encontrábamos solos, estábamos jugando consola sobre su cama, él estaba solo con unos shorts amplios y se encontraba recostado con la espalda recargada en la cabecera de la cama y yo me encontraba sentado entre sus piernas abiertas y recargado en su pecho desnudo. Yo nunca he sido demasiado bueno jugando videojuegos por lo que me mataban muy rápido y eso hacía que J bajara su ritmo de juego, así que le dije -si quieres juega en línea y yo te veo- el me contesto -está bien pero no te muevas de aquí, me gusta que estés así recargado en mí- y dándome un beso en los labios, se colocó los audífonos gamer y empezó a jugar en línea una partida de campaña de GoW.
Después de 10 minutos de que J estaba jugando, yo me aburrí un poco de solo ver y entonces quise sorprenderlo. Empecé deslizándome hasta que mi cabeza llego a su entrepierna y sentía su verga flácida sobre mi nuca, él estaba tan metido en su juego que no se había dado cuenta de que me había movido y girándome muy despacio, le saqué su verga por la bragueta de los shorts, esta estaba flácida y sin pensarlo empecé a jalársela suavemente de arriba abajo, teniendo cuidado de que en cada bajada su prepucio descubriera aquella deliciosa cabeza, en ese momento J cerrando el micrófono de sus audífonos me dijo – ¿qué haces cabroncito?- dándole servicio al soldado- le contesté- para que pueda matar muchas hordas, tu continúa luchando, es mi manera de servir al ejército para llevarlo a la victoria- sonriendo ardientemente J activó nuevamente el micrófono pero en su rostro se notaba el inicio de una lujuria.
En cuanto empecé a notar que su verga ya estaba medio dura y su prepucio ya se había retirado para descubrir la cabeza, me llevé su verga a los labios y empecé a darle pequeños besos en la cabeza. J inmediatamente me dirigió una mirada de complicidad para que siguiera mi trabajo, introduje su mástil de 18 cm, ya erecto, en mi boca, apretando el tronco entre mis labios subía y bajaba recorriendo toda su verga hasta llegar a aquella cabeza que ya empezaba a lubricar un poco y luego la volvía a meter, notaba como J se mordía los labios y que hacia un esfuerzo para no soltar quejidos a través del micrófono, saber que él podía soltar un sonido y que podían escucharlo, me hizo reforzar aquel trabajo, sacándome su verga de la boca llevé mis manos al resorte de su short y se los tiré hacia abajo él se levantó un poco y me dejó sacar su prenda, se la retiré completamente y la tiré al piso, volví a llevar su glande a mis labios para darle pequeñas chupadas, mientras que con una mano empecé a sobar sus bolas que tanto me prendían, con la otra me recargaba en su muslo para darme fuerza para realizar el movimiento que hacía con mi boca de mete y saca.
En ese momento, terminaba una partida y me dijo- que buena chupada me estás dando, quiero que sigamos con esto, me está prendiendo que cojamos mientras juego. Me hizo quitarme la ropa y ponerme de perrito en la cama, mientras él se arrodillaba detrás de mí, tomando su verga entre sus manos la lubricó con un poco de crema y aunada a mi saliva quedó preparada para su misión, jugando con su cabeza en mi agujero, empezó a empujar, mi culo, ya acostumbrado a su verga, le cedió paso rápidamente. Una vez que se aseguró que su verga entraba con facilidad retomó el juego y mientras él jugaba metía y sacaba su verga asegurándose de que no saliera completamente, yo no podía detener los bufidos que aquel placer me provocaba y mi verga ya empezaba a lubricar manchando un poco la sábana, me encantaba sentir como sus pelotas chocaban. Y el saber que él estaba jugando mientras me cogía me ponía al cien. De vez en cuando J soltaba algunos ruidos, yo me preguntaba- ¿qué estarán pensando los otros jugadores de los sonidos que oían a través de sus auriculares? ¿alguno sospechará que está cogiendo?
Cada vez que el ritmo del juego aumentaba porque había una horda que matar, él aumentaba su vaivén. En ese momento su partida terminaba, su equipo había ganado y me dijo-¡vaya que nos diste suerte! ¡Es hora de que este soldado, pague el servicio que le diste al ejército! y dejando a un lado el control me levantó e hizo que pegara mi espalda a su pecho, retirándose los audífonos cogió mi mandíbula y girando suavemente mi cabeza me dio unos besos en los que nuestras lenguas se unieron, mientras con su mano jugaba con mis pezones, con la otra mano estimulaba mi verga.
Me susurró al oído- estoy a punto de correrme- yo le dije – lléname de tu leche- hasta ese momento habíamos cogido siempre con preservativo y deseaba sentir su líquido llenar mis entrañas, en ese momento J sujetó mis caderas y empezó a aumentar el ritmo de su follada, yo sabía que el fin se acercaba y el mío también. Mientras J me decía te voy a dar mi leche… oímos que la puerta de su casa se abría y su hermano gritaba – ¡Carnal, ya llegamos! ¿dónde estás?- y empezaba a subir las escaleras, sentí como J salía rápidamente de mí, yo buscaba mis calzones, mi playera y me sentaba en la cama, J se ponía la playera y el short, en ese momento, justo cuando él se acostó en la cama y tapándose la erección con una sábana, su hermano tocaba la puerta y la abría, asomando la cabeza dijo- venimos a dejar unas cosas que compramos y ya nos vamos… ah por cierto, me dice mi mamá que nos llevemos unas cartas para jugar con la tía- J le dijo, tratando de disimular la entrecortada voz- pásale están en el cajón-
Cerró la puerta y cuando escuchamos que cerraban la puerta de la casa J y yo nos volteamos a ver y soltamos un suspiro y después una carcajada que era una mezcla de miedo y emoción.
Cualquiera pensaría que con el miedo de ser descubiertos habíamos perdido la calentura, pero no fue así para ninguno de los dos, al contrario, el morbo de ser descubiertos nos había provocado corrernos. J se destapó de la sábana y sacándose los shorts me mostró como se había venido sobre su ropa interior, al parecer fue justo cuando su voz se entrecortó, me acerque a su verga y llevándola a mi boca procure dejarla lo más limpia posible, cuando terminé de limpiarla, fue su turno de limpiar la mía.
Por supuesto que aquel día cogimos otra vez, ahora no me quedaría sin sentir su venida dentro de mí, pero esa es otra historia.
Hasta aquí termina este quinto relato, en la siguiente historia les contaré como continuó esa tarde de videojuegos que se convirtió en una emocionante sesión de sexo. No olvides dejar tus comentarios y si tienes sugerencias para hacer mejor mis relatos también te las agradecería. Si gustas escribirme y platicamos.
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Este es el quinto relato de una serie de aventuras que sucedieron con mi mejor amigo, él se dice buga, pero solo él y yo sabemos la verdad.
1. Con mi amigo Buga I, la primera fantasía
2. Con mi amigo Buga II, La segunda fantasía
3. Con mi amigo Buga III, La confesión de mi amigo
4. Con mi amigo Buga IV, El excitante viaje en moto