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Con la misma moneda (parte 2)
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Después haberse lavado en el baño, creí que ella saldría y se despediría, pero; no fue así, salió del baño totalmente desnuda y tumbándome sobre el sofá, procedió a quitarme toda mi ropa, y se sentó sobre mi verga, la cual se la metió de un solo empujón, y pude sentir todo su cuerpo estremecerse con cada entrada y salida de verga en su coño. Y así estuvimos por muchos minutos ya que como me había venido antes en su boca, se podría decir que para el segundo desfogue tarde un poco más. Pero ella en ese lapso de tiempo, se vino más de cinco veces, en las que cada vez grito como toda una perra.

Continuará…

Y tras estar un buen ratos tendidos sobre la cama desnudos, ella me miraba fijamente a los ojos, mientras una de sus manos acariciaba suavemente mi verga, por un momento me había olvidado que ella era la mujer de mi amigo y parecía en mi mente haberse borrado esa parte y nuestra historia se había unido desde aquella vez que me despedí de ella, prometiéndole que volvería y nunca volví.

Ella de pronto, rompió el silencio y dejo de acariciar mi verga y se puso de pie. Diciendo como en desesperes, debo irme; esto no debió pasar repetía una y otra vez, hasta que la puerta de mi habitación se cerró tras de ella y luego de unos segundos oí el ruedo de la puerta principal de mi departamento cerrarse con fuerza, no sé si ella la lanzo con fuerza o si solo la dejo cerrarse sola, pero de algún modo el ruedo de la puerta me hizo como volver en si, y empecé a cuestionarme lo que había hecho (cogerme a la mujer de mi amigo) y si bien es cierto, yo la conocí primero, fue mi amigo quien de acabo con ella y no yo.

Los días pasaron y mi amigo no dejaba de llamarme al celular, pero mi sentido de culpabilidad, me impedía responder sus llamadas y entrar a mensajería a leer sus mensajes. Pero una noche, no soporte más y entre a leer el último de sus mensajes, en el cual me contaba, que su mujer le había pedido el divorcio, que ella no podía continuar viviendo con él, y él estaba destrozado hasta los tuétanos de sus huesos. Pensé en escribirle para vernos, pero decidí ir a verlo a su casa, pues imaginé que como su mujer le había pedido el divorcio, ella se habría regresado a su tierra y que el estaría solo en casa.

Pero no fue así, de algún modo ella había conseguido que fue mi amigo, el que dejara la casa y ella estaba allí, cuando llegue aún sin saber que ella seguía allí, decidí primero asomarme por la ventana, pues la cortina estaba algo corrida de uno de sus estrenos, y me asome. Wooo grande fue mi sorpresa, cuando logré divisar en el interior de la casa, a la mujer de mi amigo, pero no estaba sola, estaba totalmente desnuda, montando el grueso cuerpo de un hombre de tez morena, al parecer, ella había decidido vengarse de mi amigo, con cuánto hombre se le cruce por su camino, y yo, ya no le era suficiente para ese propósito de cruel venganza.

Ella estaba allí, sobre ese hombre moreno, y aunque no lograba oír sus gemidos, su cara de satisfacción me hacían oír en mi imaginación que estaba gritando como toda una perra, o puta pues, para que adornar lo que es evidente, seguí mirando un rato más y pude ver, como ese moreno la pudo en cuatro patas y de un solo empujón le metió su vergota, gruesa y larga, que hasta vergüenza me hacía sentir cuando al verla siendo penetrada por esa verga, venía a mi mente las veces que al coger ella le preguntaba si alguna vez había visto una verga tan grande como lamía, pero al lago de esa verga negra que se estaba comiendo, la mía no era ni la mitad.

Pero si esto me causo asombro, mayor fue mi asombro cuando pude mover un poco más la cortina, para poder mirar bien y logré ver qué en el sofá frente a ellos estaba sentado otro negro desnudo, quien jugaba con su mano cobre su verga, como si de coger un palo de beisbol se tratara. Y logré entender porque durante toda la clavadera que estaba recibiendo ella solo miraba hacia ese lado y como no si allí estaba esperando su turno otra verga negra, que tal vez, era un poco menos que la que se estaba comiendo, pero era igual de imponente.

Para no hacerles largo está parte, les diré que pude ver, esas dos vergas, entrarle por su concha y su culo al mismo tiempo, y allí si sus gemidos ya no me los tuve que imaginar, pues la cogieron de tal forma, que esta vez, sus gemidos y gritos de puta, fueran tan fuertes que logré oírlos, y de pronto estaba allí, con mi mano sobando mi verga mientras veía como se la cogían esos dos negro, y en ese acto estaba, cuando oí el ruido de un auto estacionándose y al voltear, vi que era mi amigo llegando a casa ¿ pero, podía acaso dejarlo pasar este dolor? Pues de ningún modo, así que me le acerque y lo invite a un bar, y fuimos a tomar hasta que no pudimos mas, él tomaba por el dolor que le causaba el que su esposa le hubiera pedido el divorcio, y yo tomaba, por la rabia de no haber terminado de ver como se la cogían esos dos negros.

Continuará…

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