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Con la maestra de zumba (Parte 2): Final
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Una vez que Marcela aceptó, comenzamos a planear nuestro encuentro, para ella no era muy fácil darse un tiempo ya que como mencioné anteriormente con su esposo, sus hijos y las clases de zumba ni le quedaba mucho tiempo para ella, tuve que ser paciente y esperar por un par de semanas y finalmente me mencionó que en una de sus clases acudiría otra maestra al mismo tiempo que ella por lo cual podría pedirle el favor de salirse antes y tener la cuartada perfecta para que nadie sospeche, finalmente el día llegó y estaba emocionado de verla, me dijo que acudiría al encuentro con su ropa de clase para no levantar sospechas con la excusa de que iría al centro a realizar algunas compras, nos citamos en un parque al cuál llegué aproximadamente unos 20 minutos antes, ese parque lo elegí estratégicamente ya que está a 5 minutos caminando de un hotel, por lo cual no hacía falta trasladarnos tanto, además de que por ese entonces yo no tenía automóvil.

En el momento en que llegó ella llevaba un top amarillo que resaltaban mucho sus tetas y unas mallas negras pegaditas que marcaban tanto sus nalgas, así como el triángulo de su concha bien definido. Al verla llegar lo primero que hice fue saludarla, la verdad la noté muy nerviosa y ahí fue cuando me di cuenta que efectivamente no mentía cuando dijo que era la primera vez que le fallaba a su esposo, lo cual me hizo sentir algo especial si les soy honesto, lo primero que dije para romper el hielo fue

Yo: Dime qué ya no tienes la idea de presentarme a tus hermanas?

Marcela: jajaja, no definitivamente eso ya no pasará.

Yo: Perfecto, porque a la única que quiero conocer es a ti.

Después de esto estuvimos platicando por alrededor de 10 minutos de algunas trivialidades, esto con el fin de que poco a poco se le fueran quitando los nervios, situación que conseguí ya que en algún punto ella fue la que me mencionó lo siguiente:

Marcela: No puedo tardarme tanto, nos vamos ya?

Yo: Si claro, de hecho conozco un lugar muy cercano de aquí y podemos irnos.

Hasta ese momento no había intentado besarla ya que hubiéramos llamado más la atención de las personas que pudieran pasar, por lo cual la situación se volvía aún más deseada ya que al ingresar a la habitación del hotel ni siquiera nos habíamos dado nuestro primer beso.

Caminamos por 5 minutos hasta llegar al hotel y rápidamente pague la habitación a la cual ingresamos, la habitación realmente estaba muy bien, tenía un espejo grande en una de las paredes y una cama muy amplia en la cual ella se sentó y se tapó un poco los ojos como mostrando remordimiento.

Marcela: Te juro que es la primera ocasión donde voy a hacer esto, se que no es correcto, pero realmente siento algo muy especial cuando platico contigo.

Yo intenté calmarla con algunas palabras.

Yo: Tranquila, solo te sentirás así al principio, pero lo más importante es que ambos deseamos que esto pase, nos merecemos este momento, la espera ha sido larga y vamos a olvidarnos del mundo solo por este momento, después ya cada quien vuelve a sus vidas.

En ese momento ya no dije nada y me acerco a besarla poco a poco, los besos se fueron prolongando al momento de tomar confianza y meter poco a poco lengua, su boca y la mía llegó un momento donde parecía se entendían desde hace mucho, poco a poco empecé a tomar sus pechos con mi mano derecha mientras continuaba besándola, mi mano bajo a su trasero el cual se sentía muy firme, mientras ella me tocaba la verga por fuera del pantalón, en ese momento toqué su conchita con mi mano por fuera de la malla, a lo cual ella exclamó algunos gemidos en mi oído, después de algunos minutos de estarla calentando, empecé a meter mi mano por dentro de su malla para tocar más libremente su conchita, la cual ya se encontraba muy mojada y ella continuaba gimiendo, pero me besaba desesperada al mismo tiempo.

Continuaron pasando algunos minutos más así mientras íbamos desvistiéndonos, la verdad no me importó para nada que ella viniera un poco de hacer ejercicio por la clase se zumba, ya que ese pedazo de hembra no se conseguía diariamente, en el momento en que quedamos desnudos me acerque a su concha para empezar a chuparla a lo que ella respondió.

Marcela: No, espérate, hice algo de ejercicio hace ratito y sudé.

Yo: Estás loca si crees que no probaré está delicia.

A lo cual proseguí a chuparle su conchita, mientras la chupaba ya bien mojadita al mismo tiempo le metía dos dedos combinando mi lengua con mis dedos ella gemía cada vez más fuerte ya sin importarle quién nos escuchara, estuve por varios minutos haciéndole oral y en ningún momento su olor me disgusto, al contrario, me ponía más calienta y con ganas de cogerla, antes de empezar a coger, ella me empezó a chupar la verga y lo hacía de una manera muy especial ya que se metía desde el tronco hasta los huevos, mientras me succionaba me miraba a los ojos y me preguntaba si me gustaba a lo cual yo le respondía que nunca me habían mamado la vega así, estaba a punto de venirme cuando le dije que para porque necesitaba sentirla y me respondió dándome besos muy apasionados, yo la acomode boca abajo y me subí entre sus piernas, las cuales abrió esperándome deseosa de ser embestida, no sin antes preguntarme si traía condones y le dije que si, pero que no quería usarlos.

Yo: Quiero sentirte al natural, puedo?

Marcela: No lo sé, sería algo peligroso.

Yo: Voy a tener cuidado, lo prometo.

La verdad estábamos tan calientes que ninguno de los dos estaba pensando claramente de lo que estábamos a punto de hacer, digo como ella siendo una mujer casada iba a aceptar recibir una verga al natural de un joven que conocía por primera vez; sin embargo la calentura ganó y solo abrió sus piernas para recibirme, una vez que entre soltó un fuerte gemido.

Marcela: Así, papito!!!

Mi verga entro muy fácilmente ya que por el juego previo su conchita estaba súper mojada.

Continúe con el mete y saca mientras ella seguí gimiendo.

Marcela: Así, papito! Dame!

Yo: Así te gusta?

Marcela: Si! Dame bien duro papito!

Yo aumentaba el ritmo de las embestidas y ella cada vez aumentaba más sus gemidos en mi oído, la verdad hubo momentos donde tenía que bajar un poco el ritmo ya que entre sus gemidos y el ver cómo nuestros sexos se mezclaban y el ruido que hacían por la humedad, hacía que me dieran ganas de terminar, después de eso cambiamos de posición y ella se subió arriba de mi, la verdad me di cuenta que era una experta para coger, sin duda el estar casada y tener más años que yo le daba una experiencia muy amplia, ya que me cabalgaba muy rico, sus tetas rebotaban mientras ella se sentaba una y otra vez en mi verga que se encontraba bien hinchada del deleite de probar su rajita que ya se encontraba toda dilatada para esos momentos, ella continúa gimiendo y estuvimos asi y por varios minutos hasta el momento donde le dije que le quería dar de perrito.

Para ese momento nos fuimos a un silloncito que se encontraba dentro del cuarto enfrente de espejo y ahí me empecé a dar duro y hablándole con las confianza y más suciamente.

Yo: Así te gusta putita? Te gusta mi verga?

Marcela: Si! Me encanta tu verga papi! Dámela todaaa!

Yo: Te gusta como entra? Mira en el espejo mira como te cojo rico.

Marcela: Si papi! Así síguele! No dejes de cogerme! Me encanta ser tu puta.

En ese momento me anime a empezar a decir más cosas, no sabía realmente si lo que iba a decir a continuación iba a causar una buena reacción en ella por lo mismo de que no sentía del todo bien de su conciencia por estarle fallando a su esposo; sin embargo no me importó.

Yo: Que te parece mi verga puta?

Marcela: Me encanta tu verga papi!

Yo: Te gusta más que la de tu esposo?

Ella no decía nada y solo continuaba gimiendo, mientras yo seguía bombeando más fuera.

Yo: Contesta! Eres mi puta o no?

Marcela: Si papi soy tu puta.

Yo: Entonces, cuál verga prefieres? La mía o la de tu esposo?

Ella solo seguimos gimiendo y yo empecé con unas embestidas más fuertes y rápidas a lo que ella se estaba a punto de venir.

Yo: contéstame putaaa, cuál verga te gusta más comerte.

A lo que ella finalmente me contestó

Marcela: La tuya papi! La tuya es mejor! me encanta comerme tu verga!

Yo: Cómetela toda puta!

Marcela: Si papi! Sígueme dando bien duro!

Después de eso cambiamos de posición y me senté en la orilla de la cama con vista hacia el espejo, está posición la he visto en muchas películas porno y me pone muy caliente, ella se sentó arriba de mi pero de frente hacia el espejo, por lo cual la vista de nuestros sexos estaba ampliamente en el espejo, empezamos el bombeo mientras ella tenía los ojos cerrados.

Yo: Abre los ojos puta! Mírate recibir mi verga!

Marcela: Si!

Yo: Vas a ser mi puta cada vez que te lo pida?

Marcela: Si papito!

Yo: Tu concha va a ser mía siempre? O solo del cornudo de tu esposo?

Marcela: Será de los dos papi!

Marcela estaba concentrada en seguirse comiendo mi verga por lo cual seguía gimiendo y ya no le importaba que estuviéramos cogiendo hablando pestes de su esposo, para ella lo más importante era seguir cogiendo y en ningún momento ninguno de los dos sentimos culpa de estar cogiendo al natural y sin protección.

Para ese entonces Marcela se había venido una vez y cambiamos de posición una vez más, la senté en el lavabo amplio del baño y empecé a bombearla ahí nuevamente.

La posición de nuestras caras podían ver cómo mi verga entraba una y otra vez en su concha la cual ya estaba colorada de tantas embestidas recibidas; sin embargo en ningún momento me apresuro por terminar, ella era una hembra madura que estaba cumpliendo con el cometido de ser infiel con una cogida muy intensa, continúe embistiéndola.

Yo: Mira que bien se ve mi verga entrando.

Marcela: Si papi se ve muy rico y se siente mejor!

Yo: Ya voy a acabar putita.

Marcela: Si termina papito.

En ese momento yo estaba a punto de terminar cuando seguía con el bombeo, el ritmo que traía provocaba un sonido constante como de aplausos y una mezcla entre tus gemidos hizo que ya estuviera en cualquier momento dispuesto a venirme, a lo cual no sé si porque estaba muy caliente, pero le pregunté lo siguiente.

Yo: te los puedo echar adentro?

Marcela: Si! Échamelos todos adentro!

En ese momento a ninguno de los dos nos importó el ser una mujer casada a punto de recibir semen de un joven al cuál había conocido en Facebook semanas antes, ni a mí el poder embarazar a una mujer casada, en ese momento solo éramos un hombre y una mujer cogiendo de la manera más primitiva, saciando nuestros deseos al límite, por lo cual empecé a expulsar todo mi semen dentro de su vagina a lo que ella solo respondió jalándome con sus piernas más hacia adentro de ella, mientras nos besábamos apasionadamente, nos pasábamos aire de nuestra respiración agitada a cada boca y nos mirábamos a los ojos exaltados.

Después de varios minutos nos empezamos a vestir y ella estaba muy callada, ninguno de los dos hablaba, solo continuaba los vistiendo, salimos del hotel y empezamos a caminar hacia el parque, ella continuaba muy callada, hasta que le pregunté

Yo: Te gustó?

Marcela: No se notó?

Yo: Estás molesta?

Marcela: Si, me molestan algunas cosas.

Yo: En específico que te molestó.

Marcela: Me siento mal de haber hablado mal de mi esposo y de haberlo hecho sin protección contigo, ni siquiera te conozco bien.

Yo: Pero fue algo que quisimos en el momento, no te arrepientas.

Marcela: Pues me arrepiento, la verdad no debió pasar todo esto, mi esposo siempre me ha tratado bien y no es justo esto que le acabo de hacer, Ya no nos vamos a volver a ver.

Yo: De plano?

Marcela: Si, yo no puedo seguir haciendo esto, cuando te dije que nunca le había fallado a mi esposo era verdad, y no quiero seguir con esto.

Yo: está bien, respeto tu decisión, si es lo que quieres.

Marcela: Gracias por entender, cuando estés casado, espero no le falles a tu esposa como yo le falle al mío hoy contigo, pero si lo haces sabrás lo que siento yo en este momento.

En ese momento ella procedió a retirarse y por la noche al meterme a revisar nuestras conversaciones en Facebook ya me había bloqueado por lo cual perdí contacto con ella, a la fecha sigo sin tener contacto con ella, no supe si se embarazo o si siguió con su matrimonio, pero lo que sé es que ese fue una de las mejores cogidas de mi vida, a pesar de que fue la única con Marcela, sin duda no olvidaré a ese pedazo de hembra.

Fin.

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Comentarios

1 COMENTARIO

  1. Que rico, si recuerdo esas épocas de inicio de grave así conocí a muchas mujeres,
    Yo me ando comiendo a una instructora, Casada, bien buenota, se llama Perla ufff

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