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Con Joaquín y José conocí de tríos (Parte II)
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Para conocer de nuestra relación y de cómo comenzó les invito a leer el relato anterior, titulado de igual forma a este pero la primera parte. De modo que se podrán ubicar en tiempo y espacio de nuestra relación como lo que somos: Un trío de amantes liberales.

Sonó el teléfono celular dentro de mi bolso y lo tomé; al ver en la pantalla pude observar que era Joaquín.

Me apresuré a contestar.

-Aló, cielo buenas tardes! –Le dije-

-Hola amor mío, cómo te va? Preguntó él con voz un tanto traviesa.

Ya en anteriores oportunidades había oído ese tono de voz y me supuse que quería algo de mí o alguna proposición venía de inmediato.

-Quiero invitarte a una velada que van a ofrecer unos amigos con motivo de celebrar un año más de feliz matrimonio y quiero que vayas conmigo, corazón.

-Cuándo? Pregunté.

-Este viernes cielo mío, este viernes! –contestó él-.

-Ok, está bien. A qué hora vendrás por mí?

-A las ocho en punto corazón. Me dijo con voz amorosa.

-Ah! Se me olvidaba. Luce algún vestido de los más lindos que tengas. Quiero verte esplendorosa para esa noche, además te tengo una sorpresa. –Me dijo-.

-Qué sorpresa Joaquín? -Le pregunté insistente.

-No, no, no, tendrás que esperar! Chao que estés bien, me tengo que ir, bye bye besos, y se despidió.

Claro estaba que mi sorpresa debía esperar hasta esa noche y no podía hacer nada más que esperar.

-aguardar pacientemente para ver de qué trata la sorpresa – me dije.

La noche del viernes no se hizo esperar luego de dos días de aquella llamada de Joaquín para la invitación. -Riiing, sonó la puerta de mi departamento y constaté que era Joaquín. A lo cual le abrí.

-Hola corazón, -dijo él- a la vez que me daba un beso en la mejilla.

-Pasa cielo, me estoy terminando de vestir. –Le aclaré-.

-Siéntate, al rato estaré lista.

Fui y miré por el ojo de la puerta.

-Sírvete un trago si quieres -Le dije.

Lucía de lo más elegante con un traje formal de paltó y corbata, además de aquel perfume tan varonil que me encantaba.

Fui al baño a terminar de retocarme el cabello antes de salir y de repente la puerta se abrió y entró Joaquín sonriente. Me abrazó por la espalda y me besó el cuello al momento que me decía:

-Súbete el vestido corazón. Quiero colocarte algo divino. –Pronunció con una sonrisa en los labios-.

Yo sorprendida por la afirmación Le pregunté:

-De qué me hablas Joaquín? No entiendo nada. –Le repliqué.

-No importa corazón, no importa. Sólo quiero prestarte algo. Ya verás, déjate llevar. No confías en mí? –me preguntó él.

Accedí y subí mi vestido y él detrás de mí, me pidió que abriera la boca, entonces él colocó un objeto metálico plateado el cual no supe al principio que era.

Humedécelo con tu saliva corazón. – Me dijo él.

Luego se agachó he hizo que me reclinara hacia delante.

Bajó mi panty hasta mis piernas y me dio un beso en la nalga.

Dicho objeto era un dilatador anal el cual colocó en mi culito, en mi orificio anal y comenzó a introducirlo; a hacer presión en esa boquita de mi trasero, la cual hacía oposición y no querer permitirle la entrada.

Me dijo él: -Relájate cielo.

Al momento sacó de su bolsillo un dispensador en crema y le untó una clase de lubricante.

-Relájate! -me reiteró él.

Puse mis manos sobre el espejo del baño y relajé mi cuerpo dejando mis nalgas paraditas para que Joaquín lograra su cometido.

Pude sentir el objeto allí en la entrada, lo sentía en la boquita de mi ano el cual abriole paso; seguidamente lo sentí sumergirse poco a poco, a lo cual yo un tanto excitada, exclamé:

-Joaquín, que rico cielo!

Hasta que al fin, mi visitante entró e inmediatamente mi ano volvió a cerrarse y apretar el cuello de aquel objeto y dejar en la parte exterior, justo fuera de mi culo una especie de tapa o sello decorativo, el cual palpé con mi mano y que; más tarde observaría. Tenía una especie de pieza decorativa en fantasía color rubí. De manera que al yo ponerme en “cuatro” y dejar expuesto mi culo y/o nalgas abiertas al aire libre, mi orificio anal se vería decorado con aquella “piedra preciosa”.

Me incorporé y Joaquín me besó diciéndome que lo debía llevar incrustado allí toda la noche, y que él me lo retiraría luego, a la vez que me daba un beso en los labios.

Confieso que al principio me sentí un tanto incomoda, pero al caminar empecé a sentir lo rico que podía ser llevarlo allí conmigo dentro de mi orificio anal.

Subimos al coche y nos dirigimos hasta la reunión en donde tendríamos la velada.

Les confieso que la sensación que tuve al sentarme en el asiento del coche fue indescriptible ya que al yo posar mi trasero sobre el asiento; el objeto presionaba de igual forma dentro de mí; sensación esta que me excitaba.

Al llegar; nos recibieron los huéspedes, hubo saludos, besos y abrazos y por supuesto las felicitaciones de nuestra parte hacia los agasajados.

Tuvimos una mesa para cuatro al fondo del salón pero obvio que Joaquín y yo éramos los únicos en dicha mesa. A lo que le pregunté si debíamos esperar por alguien más.

-Tal vez! Me contestó él. –dejando entrever que podría alguien más acompañarnos más tarde. A lo que le contesté, adivinando quién vendría:

-Ya se cariño. José vendrá esta noche. -Les confieso que tenía días sin saber de él. A no ser por un mensaje de texto una que otra vez. Pues así era él. Un tanto distanciado!

Él guardó silencio y miró el salón de baile, en el cual había tres o cuatro parejas bailando, y mirándome preguntó:

-Bailamos? –asentí con un movimiento de cabeza.

Una melodía suave, relajante cubría todo el ambiente, lo cual nos permitió estar cerca abrazados y tener una conversación muy de cerca, casi que en secreto.

-Cómo te sientes con mi regalito que te coloqué en tu trasero? –Me Preguntó hablándome sutilmente al oído.

Yo un tanto ruborizada le contesté:

-Acostumbrándome cariño. Pero me excita saber que tengo algo allí debajo y que nadie lo sepa. Me pone caliente y nerviosa a la vez.

-Pero si te sientes incómoda podemos ir al baño y tratar de solucionarlo, corazón. – Me dijo cariñosamente al oído.

-Ok amor, vamos por favor! – Le respondí.

Ya era la media noche y cada quien estaba sentado en su silla y el ambiente relajado y tranquilo. Nos colamos en el baño de damas un momento y cerró la puerta tras de mí pero sin colocar el seguro o pestillo.

Nos ubicamos en uno de los cubículos individuales del baño el cual era amplio y permitía maniobrar dos personas tranquilamente sin problema. Me pidió que me diera vuelta y colocara mi pierna derecha sobre una especie de descanso o repisa y él se sentó en el inodoro y me subió el vestido sutilmente con ambas manos subiendo desde mis rodillas hasta mi cintura y colocó de un lado mi panty me besó las nalgas y haciéndome una caricia con la punta de su nariz.

-Aahhh! Exclamé profundo.

Con sus dedos dentro de mis nalgas buscó mi culo y sentí como posicionaba sus dedos en el borde del dilatador y le hizo una leve presión hacia él halándolo pero sin sacármelo. Lo dejó volver a su posición; utilizó su lengua para frotarme los bordes de mi ano agregando suaves caricias con la punta, para luego meter el objeto en su boca y halarlo nuevamente.

-Que rico! me gusta, me encanta. Me vas hacer tener un orgasmo aquí cielo. –Exclamé con voz erótica y sensual, motivada por aquella caricia de su boca sobre mi ano.

Escuché la puerta del baño abrirse y guardamos silencio para que no nos oyeran y se dieran cuenta del momento sexual que teníamos Joaquín y yo allí dentro. Escuché cuando la puerta se cerró nuevamente y entendí que la persona se había ido.

Joaquín inspirado, sacó el dilatador y comenzó a chuparme el culo y a meter su lengua por mi orificio anal tratando de penetrarme. Acción que me hizo gritar y que a su vez con mi mano tapé mi boca para censurar el quejido por demás justificado.

Yo con mi pierna arriba, tenía mi coño expuesto y con mi trasero sobre su cara porque él seguía sentado sobre el sanitario. Yo me dejé llevar y elevé mi rostro hacia el techo toda excitada y con mis ojos cerrados porque de verdad aquello me tenía a punto de un orgasmo.

De pronto, al momento que los labios de Joaquín chupaban mi culo impregnándolo de su saliva, sentí de repente unos labios posarse sobre mi coño y sin mediar palabra comenzó a chupármela; mi coño, mi vulva, mis labios vaginales. Me sorprendí y miré hacia abajo y me di cuenta que era José que se había colado en el baño y que estando de acuerdo con Joaquín me tenían esa sorpresa guardada.

Ohhh! José rico mi amor, de dónde sales primor? -Susurré con la mirada al techo del baño porque la excitación me tenía casi levitando y envuelta en un manto de fantasías y sensaciones indescriptibles e insospechadas.

Allí estábamos otra vez los tres: Joaquín, José y yo. Ellos dándome una rica mamada de coño y culo y yo a punto de acabar.

-Qué van hacer? dije excitadísima.

-Me van a coger si o no! Quiero acabar amores.

Pero ellos estaban con sus bocas ocupadas y no contestaban. Entonces entendí que la buena mamada que me daban era para que tuviera un orgasmo allí mismo junto a sus bocas. Así que me deje llevar y no me fue difícil conseguirlo ya que José no menos hábil con sus labios, chupaba mi clítoris y pasaba su lengua de abajo hacia arriba por todo mi coño. A su vez, me la metía profundo por mi orificio vaginal.

-Ahhh! que rico! Lindo amores. Me encanta!

-Ooohhh! –Exclamé al acabar. Al momento que mi cuerpo se estremecía con espasmos musculares, ya mis piernas no me soportaban.

Joaquín sacó su lengua de mi trasero y volvió a introducir el dilatador el cual entró tranquilamente dado que mi orificio anal estaba súper humedecido, un tanto dilatado y lubricado. Lo sentí perderse dentro de mí una vez más.

José muy sonriente me dijo hola amorcito. Te gustó la sorpresa? -Yo sin decir nada le respondí con un movimiento de cabeza afirmando-.

Ellos no se pajearon ni nada, ni siquiera sus miembros estuvieron expuestos. Era yo la agasajada en ese cubículo del baño. Me sentí agradecida. Por supuesto que sus pijas tomaron tamaño y querían salir a la acción, pero no estaba planificado que fuese allí.

Regresamos a la mesa y tomé una cerveza bien fría ya que el ejercicio me había dejado exhausta.

Joaquín me tomó de la mano y me dijo:

-Sabía que te iba a gustar mi sorpresa corazón. -Al tiempo que mostraba una sonrisa en sus labios.

-Ahora falta la segunda sorpresa.

-Hay otra? Pregunté sorprendida!

-Si amor, hay otra respondió él.

Eran ya pasada la 2 de la mañana y los invitados empezaban a despedirse al momento que yo les dije que quería irme también. Ellos estuvieron de acuerdo y salimos, no sin antes despedirnos de los dueños de la fiesta.

Ya habíamos disfrutado de la velada, las bebidas alcohólicas y yo de las caricias de las lenguas inquietas de Joaquín y José.

Nos fuimos a mi departamento y al entrar, sin perder tiempo, nos quitábamos las ropas como desesperados ya que mis dos amantes tenían la excitación pausada pero viva ya que ellos tan sólo me habían complacido a mí. Ahora yo tenía que lucirme –Pensé.

Mi vestido cayó al piso y quedé en pantaletas, un hilo diría yo. José y Joaquín ya desnudos tenían sus vergas muy paradas y empezaron a darse una paja masajeándolas. Se las agarré con mis manos; una en cada mano y les seguí dando paja, sintiendo el tamaño y grosor de ellas, una más larga y gruesa que la otra, con sus venas brotando sobre la piel; tremendos penes al fin; además, no era la primera vez que me cogían esas pijas.

Me arrodillé delante de ellos y me pusieron sus miembros delante a la altura de mi boca y yo como una glotona comencé a mamárselas una a la vez; aunque me las hubiese querido meter las dos de una vez pero no hubiesen entrado juntas en mi boca por su tamaño y mi boca no era tan grande como para recibirlas.

José excitado me tomó la cabeza con sus manos y quiso enterrar su pija hasta el fondo de mi boca, lo cual hizo que yo la sacara de golpe ya que me dio nauseas porque había llegado muy profundo hasta mi garganta.

Joaquín le hizo señas y me llevaron a la cama. José se acostó boca arriba y me pidió que me sentara sobre su pija. Yo se la agarré y le di una mamada para impregnarla con saliva para lubricársela.

-Ohhh! Grande, la siento muy adentro José, rico papí! -Exclame-. Al ingresar dentro de mi coño su enorme miembro carnoso.

Yo comencé a moverme y a disfrutar de la posición y de la comodidad con la cual podía hacerlo allí sentada sobre ese mástil.

Joaquín más relajado y paciente se arrodilló detrás de mí y comenzó a masajearme las tetas, me las apretaba sutilmente y me susurraba al oído:

-Me encanta como lo hacemos amor, eres una diosa en la cama; quiero cogerte siempre así! Los tres somos el trío perfecto. No te parece?

Ese comentario elevó al máximo mis ganas de joder con ambos.

-Siii! Cielo lo somos aaahhh!, los amantes ideales, no los quiero perder nunca. –repliqué.

Yo no había olvidado que aún tenía metido en mi culo un dilatador anal, así que le pedí a Joaquín que me lo sacara para sentirme más cómoda.

-Calma corazón, todo a su tiempo. Goza el momento y disfruta nuestra cogida -Me dijo.

Al momento me pidió que me recostara sobre José y él bajó despacio sobre mi espalda hasta llegar a mis nalgas. Allí, se detuvo un poco: Me las besó, las acarició y me dio una nalgada, la cual me hizo moverme un poco porque no la esperaba.

Finalmente, se posó sobre mi ano, pasó su lengua alrededor de él y comenzó a sacarme el juguete sexual.

Aah! Rico se siente cielo gracias. –Le dije.

Él me dijo: ahora viene la otra sorpresa corazón. Con su lengua me lamió el ojete del culo y me lo lubricó con una buena cantidad de saliva. Seguidamente, me colocó la cabeza de su miembro allí en mi orificio anal y comenzó a presionar para penetrar con sutileza hacia dentro. Yo exclamé sin pena y sin miedo a que pudieran oír:

-Aaahh! Rico cielo, con cuidado. Trátame con cariño, sabes que es la primera vez amor y quiero que seas tú el que me la meta allí.

-Dale, hazme gozar. –le dije.

Sentí como entraba su cabeza y por consiguiente todo el cuerpo de ese pene inflado que deseaba transitar por mi culo cachondo.

Los tres allí en esa posición finalmente buscamos el movimiento acompasado de nuestros cuerpos para calibrar milimétricamente nuestro gozo. Yo movía en círculo mi cintura sobre el eje que me proporcionaba José, él a su vez me mandaba cintura hacia arriba y Joaquín dentro de mi culo tenía mayor posibilidad de movimiento, así que era él quien más se movía.

Debo confesar que gocé haciendo ese trío y la cogida fue divina, no pensé ser cogida así. No sé cómo explicar lo que se siente estar así; cogida, penetrada, como una especie de sándwich con un hombre atrás y otro adelante, ambos metiendo sus vergas por mis dos orificios. Ya no envidiaba a las mujeres que me comentaron que era divino hacerlo y que ellas habían gozado un mundo.

Me concentré en mi hombre detrás de mi espalda; Joaquín ya que él me perforaba el ano muy sutilmente y la sensación era inexplicable, pero en una palabra lo resumo: Divino!

Joaquín aceleró sus movimientos de cintura y comenzó a mandarme duro por detrás, a lo cual le dije:

-Acábame afuera cielo; échamela en la espalda corazón!

Él obediente lo hizo.

-aaahhh, ooohh, riiicoo! -Exclamaba él y se tendió a un lado de la cama.

Yo me agaché hasta el oído de José y le dije:

-Métemela por detrás, quiero sentirte también! -Le dije toda sensual y excitada aún.

Se salió de abajo y se incorporó detrás de mí. Me la colocó en la puerta de mi orificio y sin contemplación me lo mandó hasta el fondo. Yo me eché un poco hacia delante y con una exclamación aguanté la penetración de aquel inmenso pene que comenzaba su turno en mi culo.

José entusiasmado y excitado comenzó a mandármela duro y muy acelerado y entendí que era para ya la acabada que me iba a dar. Entonces me lo gocé un mundo con la idea de acabar junto con él.

-Aaaahh, oohh, rico, coño me encanta, dale papi dale, cógeme duro, entiérramela muy adentro. –Estaba muy excitada y por demás está decir: quería acabar y mi vientre se me abultaba como un volcán.

José la eyaculó toda dentro y mi culo comenzó a vomitar semen mientras él seguía metiéndomela pero ya con menor intensidad y con menor espesor o diámetro debido a que perdía erección por la acabada que había tenido.

Caímos todos en la cama y nos quedamos los tres acurrucaditos y callados, muy cansados y con ganas de dormir.

-Me han iniciado por detrás queridos, me ha gustado mucho, oficialmente he perdido mi virginidad por detrás. -les susurré sonriente.

Ellos sonrieron también al momento que cerramos nuestros ojos, nos abrazamos y allí nos quedamos dormiditos.

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