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Compartiendo camarote en la terminal de autobuses
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Tiempo de lectura: 15 minutos

Quiero contarles de la vez que me tuve que quedar a dormir en la terminal del Pulman de Morelos por causas de fuerza mayor.

Sucede que a mi querido esposito no le dio la gana ir a recogerme al trabajo esa noche, prefiriendo quedarse con sus amigos en casa viendo futbol y alcoholizándose mientras su indefensa esposa se ganaba el pan de cada día con el sudor de sus nalgas; recientemente entré a trabajar como afanadora en esa línea de autobuses, realizando la limpieza interior de los mismos, al tener trato directo con los operadores, se fue dando cierta camaradería y confianza, al grado que comúnmente, no sé si a las otras chicas, pero a mí me ofrecían su camarote si en algún momento lo necesitaba, a lo cual solo evadía las invitaciones considerando que no era apropiado por ser una mujer casada; debo decir que me casé muy chamaca, quince añitos apenas, con un tipo que, ahora que lo pienso, solo quería ser el primero en disfrutar este cuerpecito delicioso que dios me dio, con esa candidez característica de niña inocente, en fin.

Resulta que esa ocasión, fin de semana largo, en el que se carga el trabajo porque hay mucha afluencia de vacacionistas, me fue imposible regresar en transporte público a casa por lo tarde que era, así que decidí llamar a mi esposo para que me recogiera en el trabajo, recibiendo una negativa rotunda de su parte, así que molesta, pensé en la forma de buscar donde pernoctar, cosa que no fue problema, considerando que a mis diecinueve recién cumplidos, mis formas ahora son más voluptuosas y difíciles de disimular, despertando cualquier pensamiento turbio en los operadores; el caso es que me animé a pedirle a Robert, un señor en los cincuenta muy varonil por cierto, quien me ha ofrecido su camarote en repetidas ocasiones cuando no le toca salida, me dejara pasar la noche en su “nidito de soltero”, a lo cual no puso objeción.

Solo te recuerdo Mary que no me dio tiempo de hacerlo habitable para ti.

No te preocupes, sé cómo son los hombres de desordenados, solo dormiré unas horas y antes de entrar a laborar, te lo dejaré rechinando de limpio.

No es precisamente el desorden lo que me apena linda pero bueno, ya mañana me preocuparé, vengo muerto de cansancio, que descanses rico, bay.

Una vez solucionado el problema del dormitorio, me fui a las regaderas a refrescarme para descansar a gusto; me dispuse a desnudarme quitándome la ligera ropa, la cual consistía en tan sólo un top que permite apreciar mis pezoncitos ji ji, he de decir que mis tetas son pequeñas y prácticas pues me permiten ser muy ágil en ciertas actividades, una mini, que con solo bajar la cremallera se deslizó hasta caer al piso y deshaciéndome por último de mi sexi tanguita, me sentía picarona y un tanto curiosa por conocer un camarote, sobre todo por los comentarios de algunas compañeras que han pasado ratos agradables con los tremendos operadores.

Así, sentada en la banca, totalmente desnuda, y sabiéndome sola por la hora que era, recapitulaba el porqué de mi relación marital, para mi esposo, ya no era atractiva, si tenía suerte me cogía una vez al mes y si no, cada que nos invitaban a alguna fiesta, creo eso le elevaba la lívido porque era cuando yo podía gozar de un buen trozo de verga, lástima que las fiestas no eran tan seguidas.

En eso estaba cuando sonó mi celular, era mi comadre de México quien me avisaba que llegaría con mi compadre para pasar un rato ameno con nosotros, le platiqué que no sería posible pues debía trabajar; así, entre plática y plática nos abrimos a temas más íntimos, terminando en confesiones muy candentes, donde a través del cel., ellos podían percibir que me masturbaba, pues de vez en vez, hablaba entrecortado por lo excitante de la plática, mientras que yo claramente escuchaba como mi compadre le chupaba su cosito a la comadre con total descaro, al menos de eso estaba segura porque, aunque no me lo decían, se escuchaba ese inconfundible slurp, slurp de un buen sexo oral, y los ocasionales gemidos ahogados de mi comadre; mmm que rico y qué erótico.

Tan concentrada estaba escuchando, imaginando y acariciando frenéticamente todo lo largo de mi peludita vulva, sintiendo como poco a poco invadía mi cuerpo un delicioso estremecimiento desde lo más profundo de mi vagina, que no me percaté cuando repentinamente abrieron la puerta del vestidor, siendo imposible parar, solo pude decir con voz entrecortada “no pa-sen”, como pude colgué y me encogí apretando mi mano entre mis piernas pues era superior a mis fuerzas; el orgasmo llegó simultáneamente con Rita mi compañera, quien cubría el turno de la noche.

Perdón, perdón amiga, no vi nada, no vi nada…

Cerrando tras de sí, se retiró muy apenada, quizá más de lo que yo podía estar pues debo confesar que me prendió enorme saberme sorprendida dándome placer en los vestidores.

Una vez repuesta, me duché con agua fría y ya fresca y perfumada, me puse encima solo una blusa que cubría apenas el nacimiento de mis nalgas, así sin nada debajo, me enfilé hacia donde estaba estacionado el autobús, abriendo el compartimiento lateral de éste y de un salto me introduje al dormitorio cerrando tras de mí.

Como al cerrar se oscureció todo, busqué a tientas el contacto y una vez que lo hallé, encendí la luz, quedando tremendamente sorprendida, jamás me imaginé que pudiera ser tan agradable un dormitorio de este tipo; frigobar, pantalla, cama King sise pero lo que me encantó fue el costado de su cama, pues lo que por fuera es un tragaluz de cristal corrido, por dentro resultó ser un espejo que solamente se veía hacia afuera… me encantooo; ya sin sueño por la emoción, me dispuse a curiosear, encendiendo la pantalla y desnudándome por completo, me acomodé con cierta coquetería posando frente al espejo, acariciando mi cosito, que para ese momento seguía mojadito por la excitación, en eso estaba cuando se cargó la pantalla y apareció un video casero; por dios, no podía creer lo que ante mi apareció, resulta que mi cuñada Rosa, la que me recomendó en el trabajo, la hermana de mi marido, era la protagonista; solo ver lo que sucedía, me puso a volar iniciando una rica masturbación.

Ahí estaba Rosita en cuatro y de espalda a la cámara con un leggins blanco súper ajustado que permitía ver que no llevaba nada debajo y con el torso desnudo, al fondo estaba Rob hincado, desnudo con la verga en total erección apuntando deliciosamente a su pecho “mmm que rica” pensé; al acercarse a gatas, Rosita tomó sus bolas con una mano, no pude evitar admirarlas, eran muy lindas, cubiertas totalmente por una fina vellosidad, mientras con la otra hacía presión a su pene hacia abajo como si de un trampolín se tratase, soltándolo repentinamente rebotando en su abdomen de lo tenso que estaba, seguía jugando con él y se empinaba quedando sus nalgas en alto frente a la cámara revelando como su delicada pelambre coronaba su lubricada vulva que ya mojaba el leggins transparentándola totalmente, mientras se adivinaba que le estaba haciendo una mamada mundial a Robert, en tanto que éste le acariciaba las nalgas por debajo de su delgada prenda, alcanzando sus labios inferiores con su travieso dedo medio, lubricándolo para luego pasar a su íntimo hoyito e invadirlo parsimoniosamente, mientras ella gemía delicioso disfrutando lo que Rob le hacía, moviendo sus caderas con verdadero frenesí.

Yo moría de la emoción, jamás imaginé a mi cuñis en una situación así y menos que disfrutara con las caricias de que era objeto, bueno, considerando que a mí jamás me han tocado de esa forma mi virginal anito y creo que ni en mis fantasías más eróticas cuando me masturbo, he imaginado algo así; acto seguido, ella misma sin dejar de dar placer a Robert con su boca, se fue desprendiendo del leggins, mostrando ante la cámara plenamente como esas expertas manos le daban placer, pues ahora con ambas recorría desde el nacimiento de sus nalgas hasta llegar al clítoris, que para ese momento lucía totalmente erecto, para mi mayor sorpresa.

Debo decir que jamás terminas de conocer a la gente, mi cuñada es el tipo de persona que jamás quiere salir a divertirse, siempre alega que le resulta aburrido y de salir con chicos, ni hablar, y ahora, al verla a través de la pantalla en esa situación, lejos de enfadarme, me provocaba una terrible excitación, sobre todo porque era muy notorio que ella no estaba enterada que era video grabada, por lo que actuaba con total desinhibición; confieso que me excitó mucho imaginarme en un video de esos con Rob, pues dicho sea de paso, más de una vez le he dedicado mis momentos de intimidad, incluso he llegado a fantasear con él al estar cogiendo con mi maridito ji ji ji

Y aunque no soy muy asidua a masturbarme, cuando tengo un buen nivel de excitación, me gusta disfrutar plenamente, sin inhibiciones ni remordimientos, soy el tipo de mujer que expresa su orgasmo sin tapujos y cuando estoy al borde del clímax, oh dios, me ausento de la realidad y no pienso en nada, si me ven o me escuchan no me importa, creo que eso no es muy bueno, pero que caray también creo que es lo más delicioso que nos obsequia nuestro cuerpo.

Así, viendo cómo se desarrollaba la escena, continué elevando mi lívido, acariciando mis tetas, pellizcándolas, hundiendo mis dedos en mi cosito, sacándolos sólo para castigar mi erecto botoncito y regresándolos al fondo de mi candente vulva.

Mmm delicioso, ahhh que delicia, ohhh dios, que delicia, me viene, me viene.

Cuando estaba en lo más intenso y sentía inevitable el orgasmo, comencé a gemir pidiendo verga, imaginando a Robert haciéndome suya.

Por favor… dámela aahhh me viene, aahhh así, así papi, la quiero atrás papi, como a Rosa, así como penetras a Rosa, quiero saber si es rico, quiero probar… por favor, mmm.

Cuando súbitamente una descarga recorrió todo mi cuerpo y sentí desfallecer, apreté mis manos con las piernas en un instinto reflejo y abriéndolas, para venirme en un orgasmo etéreo, sin percatarme que Rita mi compañera, veía insistentemente a través del tragaluz, tratando de percibir si era de ahí de dónde provenía el ajetreo, fue tanta mi excitación de saberme nuevamente sorprendida auto erotizándome esa misma noche, que mi orgasmo se prolongó deliciosa e inexplicablemente.

Aaggg, mmm, dios, aaggg, esto es delicioooso sííí aahhh.

Y aun sabiendo que podía ser observada si miraban con detenimiento, me derrumbé disfrutando la calma después de tan intensa tempestad, solo cerré los ojos apenas unos instantes, y de repente zaz, se abre la puerta de golpe, entra la luz cual rayo que decide fulminar la retina más resistente; abro los ojos tratando de acostumbrarme a la claridad sin resultados, solo atino a cubrirme el rostro para poder reaccionar.

Mmm que sucede? que hora es?

Cuando logro acostumbrarme a la luz, ahí frente a mí con la mirada de total sorpresa o excitación, está Robert.

Hola Mary, perdón no creí encontrarte aquí y menos en esta situación upps.

Ahí estaba yo, diez de la mañana, totalmente desnuda, con rastros de mi último orgasmo sobre las blancas sábanas tratando de entender cómo fue que pude quedarme totalmente dormida y por tantas horas.

Ou, ou, ou, si así va a ser siempre que utilices mi camarote linda, mmm creo que me agradará mucho ja ja ja.

Una vez repuesta de mi amodorramiento y al percatarme de cómo me encontraba, pegué tremendo grito que se escuchó en todo Morelos; dios mío, estaba totalmente desnuda con las piernas abiertas y contraídas mostrando en todo su esplendor mi pubis, con las tetas al aire retadoras de cualquier mirada; acto seguido, jalé lo primero que tuve a la mano para cubrirme, privando a Robert del espectáculo que le brindaba por accidente.

Pero qué hora es?

Las diez de la mañana.

Y que haces aquí?

Me dispongo a salir de viaje, exactamente en dos minutos linda.

Y yo? No tengo ropa para salir.

Bueno, que sigas teniendo dulces sueños.

Que significa eso?

Que no puedo retrasar mi salida, que me tocó viaje especial a Acapulco y que será un placer comprarte un biquini para pasear por el malecón una vez hayamos terminado el viaje.

Es que… yo… no puedo, es decir, no debo, es decir, me quiero bajaaar.

Al intentar asomarme y en el estado de desnudez en que me encontraba, solo ver que en los patios varios operadores e intendentes se daban cuenta de lo que pasaba y seguían mis movimientos con sonrisas pícaras, no pude más que meterme de inmediato al camarote.

No te preocupes linda, no soy tan mal compañero de viaje, veras que mañana por la tarde estamos de regreso puntuales y con una aventura más que contar a nuestros nietos.

Mañana? Por la tarde? Mi viejo me matará por dios.

Temo que sí chiquilla, por lo pronto descansa que ya te llamaré para almorzar en la primera parada que hagamos.

Y cerrando tras de sí la enorme puerta, se oscureció como la noche anterior en que ingresé; ya en la oscuridad y el silencio reinante, me encogí acurrucándome y sonriendo emocionada de como se había portado este lindo operador; así, quedando dormida un rato más y sin pensar siquiera en el estúpido de mi marido, desperté con los toquidos que daba en la puerta Robert anunciando que abriría y yo, cubriendo mi desnudez.

Hola chiquilla, es hora de salir, anda que nos espera un rico almuerzo, que bien que lo necesitas para recuperar la energía perdida durante la noche.

Al escuchar eso, solo atiné a lanzarle una almohada y hacer un gesto de niña descubierta en sus travesuras.

Pero… no puedo salir así Rob.

Eso supuse y me tome el atrevimiento de comprarte algunas cositas, espero comprendas que esto no es Liverpool y que lo que te traje es del área de souvenirs del paradero linda, ya en Acapulco tendrás oportunidad de elegir a tu gusto, así que andando, te espero en el restaurante en cinco minutos porque en veinticinco más, nos vamos.

Y cerrando nuevamente me dispuse a vestirme lo más pronto posible con lo que me había comprado.

Que es esto?

Por Dios, qué los hombres no saben que también usamos ropa interior?

Reí para mis adentros pues solo me había comprado un leggins a la rodilla y un sujetador para niña que apenas cubría mis pezones, cosa que me dio ternura por ver su inexperiencia en este tipo de compras; el leggins como pude me lo enfundé y me quedó como si fuera mi piel en color blanco, mientras que el sujetador, era imposible salir con él sin nada arriba pues por los lados de los diminutos triángulos asomaban impertinentes mis areolas de un color café tenue, por lo que para poder salir y además verme sexi, opté por convertir la blusa con la que abordé el camarote, en una mini pechera que solo cubría mis tetas; vi mi reflejo en el espejo e hice un gesto de “te ves rica perris”; acto seguido, salí y dirigiéndome al restaurante, ubiqué la mesa de Robert quien aguardaba mi llegada, y al ir acercándome, sentí como tanto hombres como mujeres e incluso gente del paradero, me miraban con cara de deleite, cuando percibí esto, comprendí que mi vestimenta era por demás muy atrevida y no tuve más remedio que continuar avanzando con un aire de libertad y aventura que quizá esperaba desde hacía mucho.

Robert por su parte, al estar de espalda, veía los gestos de la gente sin saber porque, pero cuando me puse frente a él y lo saludé, quedó en shock.

Caramba Mary luces hermosa pero ven, toma asiento.

Sucede algo?

Nada, solo que no comprendía el desasosiego de los comensales pero ahora lo entiendo todo, me siento afortunado de ser el elegido de tu compañía, te ves hermosamente sexi, me tomé el atrevimiento de ordenar por ti, te importa?

Que amable, pero dime, me veo muy atrevida?

Pues en una escala del uno al diez, diría que te ves súper cogible, con todo respeto; además, parte de la culpa es mía.

Parte? Toda la culpa es tuya, algunas mujeres acostumbramos usar de vez en cuando ropa interior ehh, te recuerdo.

Te equivocas, solo parte de la culpa es mía pues si no fuera por ese hermoso cuerpecito, la ropa o los trapitos que te compré no serían nada, además aquí difícilmente encontraría más ropa de la que te di.

Y es que, ya con calma me percaté que efectivamente se transparentaba en su totalidad mi monte venus y arriba, los triángulos del sujetador eran levantados salvajemente por mis pezones que rebosaban lujuriosos y erguidos como nunca los había sentido.

Al sentirme adulada y deseada, cosa que hacía mucho que el estúpido de mi marido no hacía, me propuse disfrutar al máximo ese furtivo paseo, que además prometía mucho, a pesar que estaba consciente de que Rob solo buscaba llevarme a la cama como uno más de sus trofeos y que me estaba jugando el futuro “estable” con mi marido; así que sin pensarlo, opté por atreverme, total, más mal no podría estar, considerando que a mi esposo no le importó lo que pudiera pasar al dejarme la noche anterior en la terminal.

Tierra llamando a Mary, no vayas hacia la luz, despierta chiquilla despierta ja ja ja.

Tan ensimismada estaba, pensando en lo que podía pasar que se me fue el tiempo, así que comí en segundos y nos dispusimos a abordar; como era de esperarse, al saber que era acompañante del conductor, cual más quería esperar a que yo abordara para no perderse el espectáculo gratis que se ofrecía ante ellos.

Y como fue, al levantarme y por el calorcito que ya permeaba, el leggins se me embarraba al cuerpo cual si fuera mi propia piel pues el sudor de mis nalgas hacía que se metiera totalmente dibujándolas como si no trajera nada, hoy que lo recuerdo, no sé cómo explicar la sensación de libertad que experimenté, era como si nada me importara, como si estuviera dispuesta a hacer todo lo que siempre quise sin dar explicaciones a nadie ni aguantar celos absurdos, era como si el saberme admirada y el saber que despertaba los más bajos instintos, me llenara; así que eché a andar contoneándome y sintiendo como la delgada tela dividía mis labios presionando mi vulva, haciendo arder mi clítoris al roce con la cadencia de mis caderas; una vez arriba y habiendo cerrado la puerta de los pasajeros, me acomodé en el asiento del acompañante, pensando mil cosas.

Te puedo pedir algo?

Lo que pidas dalo por hecho chiquilla.

Quiero que este viaje sea inolvidable, quiero ser tu amante, cumplir y que me cumplas cualquier fantasía que nos venga en gana, no seré una carga lo prometo, traigo algún dinero en la tarjeta y me lo pienso gastar contigo vale?

Y abrazando mi carita con sus manos, me dijo con voz suave cosas dulces que causaban en mí algo desconocido y que jamás había escuchado de mi marido pero que provocaban en mi pecho algo hermoso.

No pienses en eso, solo sé tú misma y divirtámonos, sabes? Eres una chiquilla deliciosa.

Y tú me atraes mucho papi… puedo?

En ese momento comenzaba mi aventura pues sin pensarlo, me acomodé a lo largo del asiento, recargada en el cristal y viéndolo de frente, comencé lentamente a deslizar mi traviesa mano debajo del leggins lo que permitió que mis labios vaginales quedaran expuestos a mis caricias, mientras hacía esto, con la otra mano corrí los triángulos del sujetador, liberando de inmediato mis erguidos pezones, que exigían ser excitados, pellizcados, mordidos…

Quiero que me lo hagas como a las putas que has llevado a tu camarote papi, ahhh, mmmgf.

Él sin perder la atención al camino, me invitó con tono seductor.

Solo disfrútalo, chiquilla.

Ahhh, que delicia mmm no creo contenerlo más Rob aah sí, sí, que rico, aagh, mmm, no puedo apartar de mi mente la imagen de tu ardiente verga, así como la vi en tus perversos videos mmgm, no aguanto, oh cielos, ardo en deseos de saborearla, ya, ahhh, ay ya, mmgffm, me viene, me viene papi, aahhh.

Explotando en un orgasmo delicioso y una vez que llegó la calma, me acomodé nuevamente el leggins que solito encontró su posición embarrándose en mi sudorosa vulva y pensativa, me dispuse a disfrutar del paisaje en esa loca aventura.

Te ves muy atractivo en tu papel de piloto.

Te parece?

Mjm, ahora que recuerdo, solo espero que no hayas dejado encendida tu camarita anoche ji ji ji.

Lamento decirte que se activa desde mi celular preciosa y créeme, te veías deliciosa.

Imaginarme grabada en esa situación me enardeció tanto que acercándome a él, le susurré al oído:

Te cogeré como ninguna puta te lo ha hecho papito.

Y pasando mi lengua por su cuello, me retiré para no desconcentrarlo.

Cuando hubo dejado el autobús en el puerto y quedó libre, me comentó que había pedido dos días de descanso, aduciendo que se sentía un poco fatigado, situación que me alegró sobremanera y en un impulso espontáneo me lancé a sus brazos besándolo en la boca con verdadero… amor?

Por dios, que te sucede? esto es una aventura Mary, me repetía a mí misma sin saber porque reaccionaba así, pero ahora que lo pienso, sé que el cabrón de mi esposo fue el motivo de mi comportamiento tan efusivo; en fin, la aventura me gustaba.

Vamos chiquilla, instalémonos en un hotel antes que oscurezca.

Y tomándonos de la mano como dos verdaderos enamorados, nos dirigimos a lo que sería el refugio de nuestra pasión; una vez registrados, abordamos el elevador que nos conduciría a la suite en un décimo piso, ya adentro, nos pegamos cuerpo a cuerpo, ambos sudorosos y con la respiración agitada, me tomaba las nalgas, las estrujaba, sus manos se perdían no sé hasta dónde pero me hacía gemir mordiendo su boca y susurrando que me cogiera, que me tomara ahí mismo, y metiendo sus manos dentro del leggins las posó directamente sobre mis nalgas introduciendo un dedo en mi delicado hoyito diciéndome que sería un placer invadir tan deliciosa cavidad; en ese momento se abrió repentinamente el elevador, quedando de frente a una pareja de extranjeros en los cuarenta que vio con deleite nuestras ganas de coger y la sensualidad con que lo expresábamos.

Avanti carissimi, il tempo lo richiede, non credete?

Sonriendo, prácticamente corrimos a la habitación huyendo de miradas furtivas, al entrar nos encontramos con una panorámica hermosa que daba a la playa, al acercarme al balcón y disfrutar de la postal que tenía frente a mí, sentí como por detrás se apoderaba nuevamente de mi con ambas manos, deslizándolas a lo largo de mis caderas, desprendiéndome de mis ligeras ropas y él de las suyas.

Espera amor, que haces?

Quiero cogerte Mary.

Ven, vamos a la ducha, quiero que me enjabones todos los rincones que vayas a disfrutar de mí, quieres?

Sin pensarlo me giró levantándome, mientras yo me abrazaba a su cintura con las piernas y a su cuello con los brazos sintiendo su firmeza invadir de una sola vez mi cosito que ya anhelaba ser poseído.

Ahhh delicioso, dame, dame aahhh me llenas papi aaggh así, así lo siento pleno mi amor.

Y cabalgándolo, suspendida en el aire, me llevó a la regadera, mientras yo como podía, regulaba la temperatura del agua, al tiempo que él no cejaba en su cometido, me subía lento permitiendo sentir el recorrido de su ardiente verga hasta sacarla para luego soltarme penetrándome hasta el fondo.

Mmm que delicia, jamás me habían cogido así, jamás; sigue, sigue, siento que me viene mmmm sigue aahhh, aahhh aggg

De repente me invadió un calor centelleante que recorrió en segundos mi cuerpo entero, convulsionándome, subiendo y bajando yo misma al grado que me desprendí de él para quedar en el piso, derramándome en un torrente de sensaciones deliciosas mientras él, que no había logrado terminar, se deleitaba contemplando mi tremendo orgasmo.

Jamás pensé siquiera que pudiera tener un orgasmo así, me enloqueces papito.

Ya recuperada, lo jalé a la regadera y tomando el jabón comencé a recorrer su cuerpo, primero su espalda en la cual posaba mi mejilla y la deslizaba sintiendo su calor, pasaba el jabón por sus nalgas que dibujaban hilillos de vellos cubriéndolas, deslizaba mis manos por su ano, que dé inicio se resistía a ser invadido, relajándose después y aceptando mis caricias, (confieso que siempre quise hacer eso pero jamás me lo permitió mi marido) así, pasé a sus testículos tan delicados, me arrodillé en el chorro de la regadera y ahora pasaba por toda mi cara su pene, lo sentía, lo besaba, lo engullía disfrutando su fuerte erección, en ese momento le entregué el jabón y le di la espalda.

Mmm, hazme sentir rico si?

Sin más, su verga recorría la línea que divide mis nalgas haciéndome sentir sus venas inflamadas.

Aagg mmm es divina.

Me tomó los brazos, los elevó y dejándome en esa posición, recorría con sus manos resbalosas todo mi cuerpo, jugaba mis pezones, bajaba a mi monte venus y enredaba sus dedos en mis rizos, y esa sensación de su vello corporal en mi espalda mmm era rico de veras, recorría mi vulva, sus traviesos dedos se perdían cada vez más adentro sin dejar de pasar su candente verga por mis nalgas, sus caricias se intensificaban cada vez más hasta llegar a un punto en el que sentí que mis piernas no soportarían mi peso, así que me fui doblando para no caer pues sentía que explotaba… Dios, esas ganas de orinar mezcladas con una descarga eléctrica que me hacía contraerme sin saber por qué sentía tan delicioso, y fue que nuevamente me hizo derramarme entre gritos de verdadero placer.

Por dios, que es eso Robert, que es lo que me haces, acaso quieres volverme loca?

No entendía, siempre pensé que el clítoris era mi punto más erótico y ahora, Rob me hacía tocar el cielo y ni siquiera me había penetrado y aquí estaba, viniéndome como una verdadera puta, sin prejuicio alguno y lamentando no haber experimentado esta sensación tan placentera antes; sin embargo, el juego continuaba pues él aún seguía con esa deliciosa erección.

Ven chiquilla déjame enjuagar ese rico cuerpecito.

Me levantó e hincándose a mis espaldas, buscó con su lengua la parte más vulnerable de mis nalgas y pasaba, y pasaba por mi virginal rinconcito trasero haciéndome suplicar por su verga.

Ya Rob, ya, dámelo, dámelo todo.

Quiero conocer tu delicado hoyito chiquilla… puedo?

No preguntes solo hazlo.

No podía negarme a que invadiera mi tan reservado hoyito, si me había demostrado que era una inexperta en las artes amatorias, ahora solo quería que me enseñara a ser una verdadera amante.

Así, sin pensarlo, se fue levantando sobre mi espalda, recorriendo con su lengua toda mi columna hasta llegar a mi cuello girando mi cabeza para entregarnos en un beso apasionado, mientras con su verga hurgaba en mis nalgas hasta sentir mi ano, que delicadamente iba siendo invadido dispuesto a recibir su castigo.

Aaggg, aaggg me matas papi aahhh así.

Hubiera jurado que no podría hacerlo pero fue tan sencillo que lo único que sentí fue placer líquido.

Lo siento hirviendo mmm me llena, dame duro, dámelo todo… te amo papi.

Mientras me tenía contra la esquina pellizcando muy rico mis pezones, yo me daba placer en mi vulva, metiendo mis dedos y sacándolos para seguir con mi botoncito que para ese momento hervía; yaaaa, le grité sin importar quién me escuchara, me tenía con las piernas al vuelo recibiendo completamente su verga en un vaivén que creí que no acabaría nunca.

Repentinamente se quedó quieto, temblaba, bufaba, en ese momento descargaba su semen en lo más profundo de mí.

Aaggg, me viene ahhh, deliciosa chiquilla aahhh, te amo.

Poco después, salimos de la ducha y así como estábamos dimos un salto a la cama y quedamos como si hubiéramos caído de un tercer piso.

Al otro día, desperté reposando mi mejilla en su pecho, mientras terminaba de despertar, jugaba sus pezones, los lamía dibujando pequeños círculos y poco a poco fui bajando hasta su ombligo, jalando sus sexis vellitos con mis labios un momento y bajé; es hermoso como los hombres amanecen siempre con esa deliciosa erección, por supuesto él no era la excepción, así que me dispuse a disfrutarla, al sentir mi cálida boca devorando su verga, liberándola después, pasando mi lengua por sus testículos, rebasando el límite del pudor masculino y rosando apenas su hoyito prohibido, comenzó a despertar.

Mmm golosa.

Y al tiempo que sufría mi invasión, tomó el teléfono y pidió el desayuno a la habitación, ordenando que lo pasaran directo, acto seguido, me tomó de las piernas y me montó sobre sí, colocando mis nalgas en su cara, pasando su lengua deliciosamente a lo largo de mi vulva hasta mi oscuro anito apenas adornado por unos tímidos vellos, regresando a mordisquear ms labios vaginales, primero despacio y luego succionándolos deliciosamente, mientras yo respiraba de forma entrecortada disfrutando cada beso, cada lamida que me prodigaba mi caliente amante.

Mmm divino papi.

Él no se detuvo, por el contrario, con un movimiento suave pero firme, me enderezó y me hizo girar para quedar de frente, ahora con toda mi panocha inundada de ese cristalino líquido, expuesta ante su boca, en esa posición entendí claramente lo que deseaba, así que totalmente erguida con las manos en la nuca, los ojos cerrados y las tetas expuestas, inicié un vaivén lento, pasando mis mojados rizos sobre su cara, mientras él con la lengua los separaba alcanzando mis labios inferiores y mi erguido clítoris.

Ohh papi, sigue así, que delicioso es amarte.

En eso y sin llamar a la puerta, entró una chica con uniforme del hotel, trayendo el servicio; al percatarse de lo que sucedía, sólo atinó a observar nuestra escena tan candente, mientras nosotros dábamos rienda suelta a nuestra pasión sin inmutarnos.

Mmgf, mmgf, me viene yaaa papiiito.

Al escuchar esto, me levanto tomándome de la cintura y de uno sólo, me ensartó en su ardiente verga para continuar con esa rica sesión de sexo por no sé cuánto tiempo, provocando una explosión tremenda en ambos.

Aahhh, ahhh

Ohh ahhh

Mmffg, mffgg

¿???

Realmente éramos tres quienes disfrutábamos de un potente e intenso orgasmo, pues la chica del servicio se mantuvo en silencio, pasiva, masturbándose por debajo del uniforme y al ver que habíamos terminado, con mucha sutileza se acomodó las bragas y notoriamente ruborizada por lo excitante del momento, se retiró satisfecha cerrando tras de sí.

Y así pasó el primer día de mi debut como amante, no sé cómo sería al final de ese viaje mi relación marital, ni como terminaría ésta loca aventura, pero de algo si estaba segura… jamás me arrepentiría de haberme quedado esa noche en la terminal de autobuses del Pulman.

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