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Compartiendo a Sofía (III)
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Nota: En el último capítulo me confundí con los nombres de los hermanos Daring, aquí van sus descripciones:

Duncan rondaba los 52, fornido, músculos rígidos por el entrenamiento, barba impregnada de canas, ojos azules detrás de gafas que cambia según su look. Alegre, juguetón, llama Gatita a Sofía.

Daniel tenía 45 no usaba gafas, ni barba, era más delgado y serio. Princesita llama a Sofía.

***

La carne en el asadón desprendía un olor exquisito, podía escuchar la grasa chisporroteando al caer en la parrilla. Las cervezas estaban frías y el sol lo suficientemente fuerte como para hacer que cada trago fuese un alivio, las cuatro sillas plegables estaban distendidas junto a la piscina, pero en ese momento sólo Duncan y yo ocupábamos nuestras sillas, Daniel estaba junto al mayordomo vigilando la cocción de la carne y Sofía estaba echada a una orilla de la piscina, sobre una toalla mientras tomaba algunos apuntes en su cuaderno, estudiando para algún parcial próximo, de los pocos que le quedaban.

Se veía lindísima con el bikini plateado y estaba tendida panza abajo, así que su culito se veía delicioso, erguido y brillante por el bloqueador solar, con solo imaginar que dentro tenía el plug anal me brincaba la polla. Se había hecho dos coletas altas en la parte de atrás de la cabeza y tenía dos pequeños pompones en cada una de ellas, el cabello le caía en la espalda mientras agitaba sus pies de arriba a abajo, concentrada en escribir con su bolígrafo que tenía también un pequeño pompón rosa en la punta. Era una cosita deliciosa.

"¿No te molesta que Sofía y yo…?" preguntó Duncan a mi lado, observando con la misma atención a Sofía.

"No, no, para nada. No me molesta, me alegra que sea con alguien de confianza como ustedes" -respondí sinceramente, en mi corazón no había ni una pizca de rencor.

"Bueno, para serte honesto con Daniel nunca ha pasado a nada más, ya sabes, además de tocarla y darse gusto".

"¿De verdad?" Él asintió. Los tres habíamos dejado ya las ropas casuales y andábamos como mi nena: con bañadores, claro que de los tres él era el que mejor se lucía en un traje de baño, con ese cuerpo marcado y esos tatuajes. "Yo pensaba… Bueno, no importa, con tal de que mi nena sea feliz".

Sofía se levantó de su reposo cerrando su libro y caminando hacia nosotros, dejó su libreta a un lado y suspiró agotada, también quitándose sus gafas de sol. No puedo describir lo magnifica que se veía al caminar con esos pedacitos de tela y lo doloroso que era saber que no podría saciar mis deseos, pero al menos mis amigos sí.

"Creo que voy a entrar a la piscina, hace mucho calor. ¿Vienes, papi?" preguntó, inclinándose para tomar mi mano y sacudirla con insistencia, acompañándose de un puchero.

"No tengo mucho ánimo, nena, ve tú".

"Yo sí te acompaño, gatita" dijo Duncan, dejando también sus gafas de sol y tomando la mano de Sofía, me guiñó un ojo cuando ella se dio la espalda, como guiándolo hacia el agua. Desde mi silla plegable la vi entrar al agua y detrás iba Duncan, también con una notable tienda de acampar en su bañador, Sofía se mantuvo un momento en la orilla, pero luego se zambulló bajo el agua y su cabello se empapó, así como el resto de su cuerpo, el bañador se le transparentó un poco y se podían ver casi perfectamente la forma de sus pezones y la puntita erecta, así como el colorcito más obscuro de su coñito, pero luego volvía a entrar en las partes profundas con Duncan y se volvía a perder la vista perfecta.

Yo quería sacármela y pajearme allí mismo, pero aún sentía gran corte por la presencia de mis colegas, sin embargo, Daniel dejó la timidez, y la carne a manos de Jimenes, y se sentó en su silla, a mi lado izquierdo, y deslizó una de sus manos bajo el bañador, masturbándose debajo de la tela con la vista fija en Sofía, él usaba sus gafas de sol, pero era obvio a quién miraba.

Mientras, Duncan volvía realidad lo que sólo podía pasar en la mente nuestra, y arrastraba a Sofía hasta la parte media de la piscina, donde podía mantenerse de pie y arrinconarla contra el borde para tomar su nuca con una de sus manos y besarle esos labios carnosos y tiernos, se veía su lengua entrar y salir de la boca de mi nena. El Daring no perdió tiempo y comenzó a acariciarle esas tetas erguidas sobre el bikini, por la posición sólo veíamos la espalda de Sofía y la mano de Duncan entre sus tetas, pero pronto el musculoso hizo uso de su fuerza y la cargó haciendo que le rodeara las caderas con las piernas, sentándola en el borde de la piscina.

"Esto se pondrá bueno. Me alegra que te tomes esto con calma" decía Daniel, más tranquilo que yo haciéndose su paja. Yo estaba sudando frío, tanto como la cerveza en mi mano, de la cual me había olvidado, viendo cómo mi socio se agasajaba con mi nena frente a mis ojos y ella se dejaba hacer, "todos queremos lo mejor para Sofía, la educaste bien".

Duncan la sacó del agua luego de un rato de magro y de comerle las tetas, traía una erección bárbara y tomó asiento, Sofía lo siguió, tomando su tolla se sentó en una de sus piernas, con incomodidad se removió.

"¿Te molesta el plug, nena?" pregunté preocupado. Ella asintió sobre el hombro de Duncan, donde descansaba su cabeza, perlitas de agua la cubrían por completo como a una ninfa de las aguas, ella se inclinó y sus labios encontraron los de mi socio, volviendo a besarse, esta vez estaban tan cerca que pude ver sus lenguas intercambiando humedad.

"Déjame ayudarte a que te sientas mejor" dijo él, abriéndole las piernas y colocando cada uno de sus pies a los lados sobre la silla plegable, dejándola abierta como una ranita, luego le alzó las manos y le ordenó que las dejara arriba junto a sus cabezas. Duncan deslizó las manos desde el cuello de Sofía hasta sus tetitas y las agasajó, apretándolas y bajando el bikini para dejar sus pezones al aire, tiesos como rocas los haló, haciendo que Sofía se quejara y retorciera. Continuó bajando las manos grandes y tatuadas hasta el ombligo y las piernas de mi nena, mismas que recorrió hasta llegar a su chochito abierto, hizo a un lado la tanguita y deslizó el dedo índice por los labios mayores, hinchados y húmedos. "Mojadito, y no por el agua, eh" dijo hacia mí, a mi izquierda estaba su hermano, que no perdía oportunidad para observar a mi nenita exhibida sin cuidado. "A ver éste hoyito calientito que siento".

"Mmm…" Sofía gimió cuando Duncan deslizó su dedo muy despacio en su coñito y lo sacó brillante de jugos, un hilillo de humedad lo seguía. Pronto se decidió a seguir con una mano magreando sus tetas y con la otra le metía un dedo y acariciaba el clítoris con el pulgar al mismo tiempo. Mis manos se aferraron a las abrazaderas de la silla con fuerza al ver a Sofía con la boca entreabierta y gimiendo cuando tenía dos dedos dentro de ella, el pequeño botón para sacar el plug se podía ver moviéndose con cada contracción que hacía. Daniel a mi lado se quitó el traje y comenzó a pajearse con rapidez, jadeando como un perro mientras yo me controlaba.

"Gatita, creo que Dani quiere jugar también, ¿jugamos con él?" preguntó Duncan en su oído, ella abrió los ojos y giró hacia su izquierda, en lugar de ver a Daniel me miró a mí y asintió justo antes de gemir. Duncan le sujetó el cuello con fuerza y comenzó a meterle los dedos con frenesí. Fue como una señal para Daniel que de inmediato se levantó y fue a la silla plegable, pero yo me quedé aún de piedra viendo cómo ahora Daniel le ponía su verga larga y delgada frente a mi nena y ésta sacaba la lengua porque Duncan le aprisionaba la mandíbula para que lo hiciera, Dani le metió la mitad de la polla de una estocada y le sujetó de las coletas, follándole la boca más despacio una vez la tenía dentro.

"¿Crees que te la vas a tragar toda, gatita?" preguntó Duncan mientras la dejaban tomar aire. Sofía asintió ya con las mejillas rojas y los labios hinchados, abajo, Duncan le metía tres dedos con una mano y con la otra le frotaba el clítoris con rapidez, alineando el ritmo cuando su hermano comenzaba de nuevo a meter su polla.

"Tragatela, princesita, hasta que te de la leche, ¿sí?" Sofía no podía hablar, pero hacía como gárgaras con la polla de Daniel dentro de la boca.

"¿No vas a jugar, Eze?" me preguntó Duncan dándole otro respiro a Sofía. Mi nena ahora sacudía con sus manos la verga de Dani, trayéndome esos recuerdos de regreso, era obvio que quería también meter mi polla en todos los agujeros posibles de Sofía, pero no sé, algo me detenía. "Vamos, no seas tímido, ven" insistió. Sofía entonces me miró y sonrió, se marcaron dos holluelos en sus mejillas y sus ojitos se veían brillantes y complacidos, con ellos decía todo.

Me levanté de la silla y me puse al frente de ellos. Duncan y Daniel la soltaron y Sofía se levantó sólo para arrodillarse en la silla plegable y esperar a que nos colocáramos los tres: yo al frente, Duncan a mi derecha y Daniel a mi izquierda. Ella abrió la boca y extendió las dos manos para tomar cada polla y comenzó a mamar nuestras vergas por turnos, al que le tocaba meterle la polla en la boca aprovechaba para halarla de las coletas. Fue imposible que se tragara la de Daniel porque era muy larga y Duncan la tenía muy gruesa y los huevos peludos, pero aun así Sofía se los chupó sin asco; mi polla sin embargo sí pude hacer que se la tragara completa y sentir cómo su garganta me aprisionaba la polla fue la mejor jodida experiencia de todas, y ver sus ojos haciendo contacto con los míos en todo momento mientras la cogía por la boca fue lo más satisfactorio. Ella se esmeraba con cada uno de nosotros.

"Es una ricura esta boquita, eh" dijo Daniel, "yo ya estoy a punto. ¿Lista para tu lechita, princesita sucia?" Sofía asintió concentrándose en él mientras le hacía una paja rápida, abrió la boca y esperó con ansias a que la lluvia blanca le cayera encima, cerrando los ojos cuando mi socio se corría y le derramaba su semen que caía como lluvia sobre su cuello, labios, mejillas y hasta sus tetas, mi nena recogió el semen con los dedos y se lo llevó a la boca, mostrándoselo con orgullo antes de tragárselo. "Eso es, princesita, tragatelo como la putita que eres, tragatela toda mi lechita".

"Ven aquí, gatita" interrumpió Duncan, apenas dándole tiempo de tragar porque la tomó de la barbilla y le derramó una cantidad de leche espesa y caliente en la lengua, que se le deslizó hasta el paladar, Sofía, a pesar del brusco agarre se dejó hacer y miraba a Duncan con ojitos de gatita en celo. "Ten, lechita para la gatita". Cuando la soltó, Sofía también se mostró orgullosa de su trabajo y le abrió la boca, pero esta vez hizo gárgaras con el semen antes de tragarlo, relamiéndose los labios como una felina después de comer.

Se acomodó mejor y se concentró en mí, me sentí como un afortunado cuando volvió a meterse mi polla en la boca y a mamarla haciendo una presión deliciosa con sus labios mientras la metía en su garganta, poco a poco hasta que toqué el fondo de su garganta y mis huevos estaban en su barbilla, quise retirarme pero ella me lo impidió, entonces supe lo que quería, y me corrí directamente en su garganta, sujetándola de las coletas y sintiendo que el alma se me salía por chorros y chorros de leche que caían en el estómago de mi nena y ella se los tragaba con gusto. Creo que la llamé zorra o puta, pero no importa porque cuando abrí los ojos y solté las coletas poco a poco, dejándola sacarse mi polla, vi que tenía hilos de leche en la mejilla a pesar de que había hecho su mejor esfuerzo de tragarse todo. Se relamió los labios y me sonrió.

"Gracias por la lechita, papi" me dijo con su vocecita suave. "Gracias" añadió hacia los Daring.

"No hay de qué, gatita".

"Es un placer, princesita" respondieron los otros.

"¿Por qué no vas a refrescarte otra vez, nena?" pregunté inclinándome para besarla en los labios, ella me aceptó y asintió. Reacomodándose el bikini y volviendo a zambullirse en la piscina. Pronto los tres estábamos de nuevo con las cervezas en la mano, desnudos, en nuestras sillas plegables y el mayordomo anunciando que ya estaba lista la carne para ser servida, y vaya que lo estaba, porque Sofía aún estaba húmeda y caliente.

***

¿Qué tal éste nuevo capítulo? ¿Mucha leche para Sofía? Jajaja"

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