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Compartiendo a mi esposa (parte 2)
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Hola, les adjunto el término del relato anterior, se los dejo;

Fue entonces cuando sentí que Luis se acomodaba, pase mi mano a la entrepierna de mi mujer, y comencé a acariciarla como sé que se estimula de mayor manera, obligándola en un quejido de placer a retroceder con su cola hasta Luis, prácticamente entregándosela, este último sin aguardar indicación alguna se acercó a ella y la beso al tiempo que con un movimiento rápido se pegaba a su cuerpo, típico movimiento de mi esposa cuando quería ser penetrada, lo que Luis no hizo desesperándola, así en un momento de álgida lujuria ella se dio vuelta para besarlo mejor con un beso profundo y apasionado.

Yo a su espalda me preguntaba porque aún no había tomado la iniciativa ella de tomar a Luis, pues sabía que ella no tenía ni la fuerza de voluntad ni la paciencia para dilatar la penetración cuando estaba caliente, más aun escuchando el nivel de excitación en el que estaba y la humedad que la empapaba y que acompañaba de forma ruidosa cada caricia que procurábamos en su intimidad.

Entonces lo entendí, llegar a ese nivel dependería de mí. Debería tomar la decisión de llegar mas allá y la tome, así que tome su cola y aproxime mi miembro a la entrada de su Vagina y con un suave movimiento la penetre, ella se estremeció al instante en un quejido casi de llanto, lo que me hizo ver lo mucho que esperaba desesperadamente ese momento, ahora ya habíamos llegado a otro nivel ya no jugábamos a besos y tocaciones, ahora nos follaríamos a mi esposa.

Por el tiempo que estuve dentro de ella Luis besaba sus senos, su boca y según mi impresión ella lo tocaba con desesperación en su miembro, masturbándolo, eso me llevo a recordar lo portentoso del miembro de nuestro amigo y pude entender por la energía con que mi esposa movía sus manos lo desesperada que estaba por sentirla, por llegar a esos lugares que yo sabía que quería sentir invadidos, conquistados.

Así pues la gire hacia mí y besándole la boca le pregunte si sabía lo que estaba haciendo y si quería seguir, a lo que ella respondió con un “si”, que más fue un gimoteo, más llanto que una palabra, entonces la tome de la cintura y la empuje contra Luis, quien en un movimiento lento pero sin pausa entro en ella liberando un bufido que me dio a entender que la había llenado completamente de una vez, así se quedaron quietos un momento en el que ella me besaba con desesperación hasta que la note comenzar a mover lentamente su cadera, en círculos, como lo hace cuando quiere sentir que mi miembro le acaricie cada pared de su intimidad.

Cada vez más rápido sus caderas liberaban una respiración aún más agitada, con gemidos que subían de tono convirtiéndose en verdaderos gritos hasta que rompió en uno que se apagó como si se hubiese quedado sin voz y que termino en un quejido que propicio un estremecimiento, un temblor en su cuerpo que no había visto antes, su cuerpo entero presa de espasmos que la llevaron a derrumbarse en la cama como ida, aunque aún muy agitada.

Tras eso y después de una serie de besos que le di acompañándola en ese nuevo momento, en esa nueva sensación que había experimentado ella me beso, tiernamente, acaricio mi rostro y volvió a besarme, ahora más profundamente, con amor profundo, con complicidad, con entrega y gratitud, allí me miro a los ojos con una mirada que entendí como una promesa y una declaración de amor, entonces y mientras volvía a besarme se montó sobre mí y aun besándome me llevo a su interior, durante unos minutos disfrute de su cuerpo y aunque podía notar una diferencia en el rose de su interior que parecía más amplio, más resbaloso.

Aunque puede haber sido solo una impresión dada por la imagen aun latente del miembro de Luis en su interior o por la prolífera humedad que aún tenía en su entrepierna, lo disfrute, más allá de la penetración, por la profunda ternura con la que lo hacía, así durante unos minutos su agitación volvió al tope, sobre todo con los besos de Luis en sus senos, su espalda y caricias que creo que daba en otras partes, no estaba seguro pero creí notar que Luis acariciaba la entrada de su trasero, incluso que al menos una falange estaba en el interior de ella, pues en un momento dio un bufido corto pero significativo y miro a Luis con una mirada de desesperado deseo.

Yo note que en ese momento con su mano derecha masturbaba a Luis lo que me dio a entender que el aún no había terminado, las constantes estimulaciones a ella la habían llevado al clímax primero y ahora ella quería más.

Entonces como guiado por la comprensión de sus deseos la tome del rostro y de la cadera y levantándome la lleve a montar a Luis sobre el cual volvió a liberar un delicioso bufido y a quedarse quieta como intentando acostumbrarse a esa nueva herramienta de placer, su nuevo juguete, yo por mi parte la tome de espalda y bese cada parte de ella, mientras mi esposa gemía suavemente acompañada de los movimientos y el ritmo que ella ahora establecía, en esos momentos ella me beso e intentando pasar su mano a mi espalda me empujo contra ella, me dio a entender lo que quería y yo lo cumplí, sin dificultades.

Debo agregar pues su parte inferior estaba tan húmeda que en cuanto encontré la entrada a su trasero pude penetrarlo sin problemas lo que me confirmo la faena de Luis de hace un momento, lo había dejado listo para mi, para mi entrada a lo que ella respondió con un bufido aun mayor a los anteriores y arqueando su espalda sobre mi pecho acaricio mi cuello al tiempo que me dedicaba palabras de amor y deseo, yo por mi parte la tome de sus senos y los aprete con fuerza mientas allí, dentro de ella, pude sentirla más estrecha que nunca y en cada uno de sus movimientos pude sentir la presión que Luis hacía en su interior y ella también lo sentía.

Pues cada vaivén de ella se volvió aún más rápido, más intenso como sus gemidos y gritos que empezaban a ser acompañados de palabras de lujuria como nunca antes se las había escuchado hasta que yo termine corriéndome completamente en su interior tan intensamente como jamás antes lo hice, tanto que al sacar mi miembro de su cuerpo mi esperma se rego hacia el exterior en un prolifero chorro que a ella no le importo en absoluto pues comenzó a montar sobre Luis aun con mayor vigor, su rostro se había deformado en un gesto de placer y dolor que asumo era producto del fuerte vaivén de sus senos que ante sus embestidas se sacudían con fuerza.

Así que me posicioné tras ella nuevamente y tome sus senos, conteniéndolos al tiempo que besaba su cuello y decía palabras de amor a su oído que ella respondía con agitados “te amo”, lo que la llevo a acelerar su ritmo liberando sonidos de humedad que retumbaban en la habitación junto con unas palabras gimoteadas y repetidas “Así, así” hasta que ella rompió en otro tremendo orgasmo al tiempo que le arrancaba a nuestro amigo un gemido intenso y prolongado que me dio a entender que se había vaciado completamente en mi esposa quien temblaba con notorios espasmos sobre su miembro y aun gemía casi al borde de las lágrimas.

Tras eso ella se dejó caer en la cama entre Luis y yo, aun temblando y con fuertes espasmos musculares no hablaba, solo sollozaba extraviada en esa sensación de pérdida de control de su cuerpo, ambos nos acercamos y comenzamos a recorrerla con besos en su espalda Luis y yo en su cabeza y rostro, así al cabo de unos momentos se calmó y los tres en aquella cama dormimos abrazados.

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