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Compartiendo a la insaciable Vanessa
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Había sido una semana difícil y complicada en la oficina, mis compañeros y yo planeamos reunirnos y tomar unos tragos para relajarnos un poco, esa noche yo llegué primero al bar en el que nunca imaginé reencontrarme contigo, te reconocí, hacía tiempo que no te veía, te encontrabas con unas amigas y vinieron a mi mente los encuentros candentes y desenfrenados que habíamos tenido.

Tú también me reconociste y dejaste a tus amigas para ir a mi mesa, seguías igual de sabrosa, llevabas un vestido entallado, con un gran escote por tu espalda que llegaba justo a la gloria, ese par de nalgas resaltaban a primera vista y que decir de tus lindas y bien proporcionadas bubis, me dijiste que sorpresa me puedo sentar?

Me levanté pronto de mi silla, nos dimos un beso de muy buenos amigos y ofrecí sentarte junto a mi, creo te olvidaste de tus amigas, comenzaste a coquetearme y a insinuarte, esperabas la oportunidad para susurrarme y meter la punta de tu lengua en mi oído, me decías llévame a la cama mi amor, cógeme rico papi, mientras me tocabas la entrepierna, mi verga respondió con una gran erección, yo no podía quedarme atrás y también comencé a meterte mano, apretaba esas sabrosas nalgas que siempre me han gustado, tocaba tus piernas, y metía mis dedos en tu vagina mojada y llevaba tus ricos fluidos a mi boca, estábamos en pleno faje cuando…

Mis 4 compañeros de trabajo llegaron y al verte con ojos de lujuria y deseo me dijeron que bien estás acompañado no nos presentas a esta hermosa muñeca, no tuve opción, ella es Vanessa Marisol una amiga de años, tú con gracia y coqueteo diste un beso a cada uno de ellos que hay que decirlo nunca te quitaron los ojos de encima.

Seguimos pidiendo bebidas y entre charla y bromas tú te mostrabas cada vez más desinhibida y animada al grado de subir a la mesa y bailar, te despojaste de ese lindo vestido y después de tu bra, el ambiente se estaba poniendo a tope, todos en el lugar te aplaudíamos y se escuchaban los gritos de "Vanessa mucha ropa, mucha ropa, mamacita estás bien buena, vente conmigo a la cama" etc., etc.

A todos nos tenías con la boca abierta con esos movimientos sensuales y provocativos, después te pusiste a gatas sobre la misma mesa, me jalaste del cinturón, el mismo que desabrochaste, bajaste mi zipper y metiste tu mano tibia y tersa bajo mis calzoncillos, sacaste mi verga y la llevaste a tu delicada boca, presionabas mi verga contra mi vientre con una mano y pasabas tu lengua por mis testículos mmmm!!! Me los chupabas increíblemente para después chupar mi verga por completo, mis amigos y otros ahí presentes no aguantaron las ganas de tocarte y hasta de follarte, por lo que comenzaron a despojarte de las pocas prendas que aún tenías puestas, de pronto vi un mundo de manos tocando todo tu delicioso cuerpo, todos pronto también se desvistieron.

Entre mis amigos, otros clientes y por supuesto yo, pude contar una docena de vergas listas para follarte, cada uno esperaba impaciente su ansiado turno, te acostaste sobre la mesa, abriste tus lindas piernas para que yo fuera el primero en penetrarte, sentías como mi verga se deslizaba por tu interior para comenzar a darte mis embestidas que te hacían gemir de placer, todas las demás vergas estaban tan cerca de ti que tomaste con ambas manos una verga de cada lado para comenzar a mamarlas.

Otros dos de mis amigos chupaban tus ricas tetas, igual una de cada lado y decías tengo batería para todos Uds. Cójanme duro papis, durooo!!!

Así es que fue pasando uno a uno, si que lo estabas disfrutando, después alguien más se acostó boca arriba y tu subiste para montarlo pusiste tu cara contra la de él y yo también subí detrás tuyo para penetrar y reventarte ese exquisito culo, otros más probaron también de él, todos se la pajeaban para el momento cumbre, llenarte de leche y ya después de pasar todos y cada uno a follarte tú te incaste en el piso y esperabas con ansias la descarga de leche de todos, recibiste un baño de espermas en tu lindo rostro cubierto completamente, se te notaba satisfecha y agradecida por calmar tu sed de sexo.

Era curioso y hasta gracioso ver como antes de comenzar a follarte esa docena de vergas estaban firmes y erectas y después de cogerte se nos veían flácidas y apuntando hacia el piso, algo que tu sola habías logrado y dejarnos plenamente satisfechos a todos.

De pronto se escucharon porras para Vanessa la reina de aquella noche inolvidable y de aquel bar.

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