Lunes y mi perra suerte me acompaña:
Estoy esperando el elevador desde el estacionamiento, aprovecho para leer algunos correos en el celular cuando escucho que me saludan, es mi ahora “socio” y un par de compañeros más, los saludos como como cualquier día y surge la plática habitual de los lunes sobre el fin de semana. Aunque no me incomodaba la situación y la plática, si me parecía una situación extraña estar hablando del partido del domingo mientras inevitablemente surgían imágenes en mi cabeza del cuerpo desnudo de Angie.
La mañana transcurría normal, algunas juntas y luego fuimos por un café, al regresar encontré mi compu abierta, había olvidado bloquearla, y sorpresa, tenía varios mensajes de Angie, “Mierda! ya valió!” pensé, cualquiera de mis compañeros pudo haber leído los mensajes sólo con poner un poco de atención.
Angie: ¡Hola guapo! buen día. Que falta de educación no me ha saludado hoy.
O sea me bajas los calzones y ya hasta mi nombre se te olvidó.
¡Qué grosero!
Lo tomaré en cuenta para la siguiente, si es que hay…
Ash! no me pelas, ¡adiós!
No sabía qué hacer, nervioso, ruborizado, en fin, volteaba discretamente para ver si alguno de mis compañeros había leído, alguna mirada acusadora o cómplice, la verdad es que cada quien estaba en lo suyo por suerte.
JC: ¡Hola preciosa! no te contesté porque voy regresando de juntas y de ir por un café
Angie: ¿Y me subiste uno?
JC: Obvio, te lo voy a llevar antes de que se enfríe (obviamente era mentira)
Angie: No, ya no quiero, además ya me voy a junta
Por cierto, tenemos que hablar
Bye
Por el tono de la conversación, imaginé que no era tan serio pero sin duda se refería a nuestro encuentro.
No volvimos a escribirnos el resto del día, o al menos yo no insistí por que la veía fuera de línea. Los días pasaron y el jueves coincidimos para comer, las miradas y sonrisas de complicidad surgieron entre la charla banal, nuestros pies jugaban a rozarse bajo la mesa, esto ya estaba empezando a sacar chispas.
Terminamos de comer y aproveché para quedar atrás del grupo junto con ella de forma casual
JC: Entonces, ¿tenemos que hablar?
Angie: ¡Ay si! pero espera no camines tan rápido.
Ahora si muy serio no?, pero qué tal el viernes, tu palabra favorita fue “coger”.
Soltamos un fuerte carcajada, nuestros amigos que caminaban delante de nosotros voltearon diciendo “cuenten el chiste” y volvieron a lo suyo.
JC: Y la tuya fue ¡Ay que rico! – lo dije en tono bajo
Y zaz! un golpe directo al hombro
Angie: ¡Idiota! – con una clara sonrisa en su rostro
Bueno, lo que te quería decir es que mi roomie no se fue de viaje y pues no podemos ocupar el departamento, perdoname ¿si?
JC: Tranquila no pasa nada, pero no creas que te la estoy perdonando, hay otras opcio…
Angie me interrumpió con un gesto de silencio, me dedicó una mirada y una leve sonrisa y fin de la conversación.
El trabajo y nuestras propias actividades nos alejó varias semanas, incluso el chat sólo era un saludo fugaz, hasta que…
Coincidimos en una reunión sobre un proyecto, ella por la parte comercial y yo y mi equipo por la parte financiera, al ver una cara conocida me senté a su lado y en lo que iniciaba la reunión y llegaban los demás asistentes empezamos a tontear.
Angie: Oye ¿eres cosquilludo?
Qué extraña pregunta en vísperas de una junta de trabajo.
JC: ¿por?
Acto seguido, deslizó las uñas sobre mi rodilla y brinqué por sensación, me habré puesto de mil colores.
Angie: Jajaja si que lo eres, no me lo habría imaginado
La reunión inició y cada uno estaba presentando sus propuestas, en un momento volvió a hacer lo mismo en mi rodilla y aunque fue sorpresivo me contuve. Pensé “esta me la paga” y se la regresé, sólo que a diferencia mía, ella tenía puesta una falda y su rodilla estaba desnuda ante mis dedos.
Sentí como su cuerpo se tensó y apretó la pluma que tenía en la mano, un sentimiento de satisfacción me llenó al haberme “vengado”. Sin saber lo que venía, el juego bajo la mesa había iniciado.
Finalmente me tocó discutir mi punto y los números que estaba presentando y Angie volvió atacar mientras estaba hablando, pero esta vez no fue para provocar cosquillas, acariciaba mi rodilla y subía un poco al muslo, tuve que hacer un gran esfuerzo para seguir concentrado y seguir en lo mío, todos miraban a la pantalla, así que no me vieron sudar y tampoco ponerme como tomate mientras Angie seguía acariciando mi pierna
Angie siguió así durante toda mi exposición, de reojo veía su sonrisa y me miraba con complicidad y picardía. Que bueno tener una mesa que nos cubría y sobre todo que pudiera ocultar mi erección, el pantalón ya se hacía una carga insoportable.
Ahora era mi turno de jugar, pero no fui a su rodilla, fui directo a su muslo y contrario a lo que hubiera esperado, simplemente se acomodó en su silla de tal forma que me quedaba a mi completa disposición y no podía desaprovechar tal oportunidad.
Acariciaba la piel de sus muslos con la punta de mis dedos y cada vez subía más hasta que mi mano se perdió bajo la tela de su falda, su respiración se agitaba y notaba su rubor y volvió a acomodarse, esta vez ya tenía acceso a la parte interior de su muslo pero ya era complicado subir más sin ser muy obvio, aun así no dejé de acariciar su piel bajo la falda. Cuando la reunión estaba próxima a terminar paramos, teníamos que tomar un respiro y enfriarnos, sobre todo para que bajara mi erección.
Salimos de la reunión y ya era tarde y mientras cada quien salía a sus lugares, coincidentemente me demoré para salir junto con Angie, nos fuimos caminando juntos y hablando de la reunión, evitando un poco el juego que acabábamos de tener, sólo nos estábamos haciendo tontos, en un punto nos quedamos caminando sólo ella y yo, así que la tome de la cintura y la pegué a mi cuerpo, pegando su espalda y nalgas contra de mi.
JC: Lástima que tu noviecito se quedó a esperarte, de lo contrario hoy no te dejaba dormir – le di un beso suave sobre su cuello y la solté
Angie: Si, ya me espera, me tengo que ir.
Me dio un beso tierno en la boca y me dejó frío sobre el pasillo.