Hola a todos, está vez les quiero relatar la ocasión en que mi hijo y yo lo hicimos en mi auto; ahí fue mi primera vez haciéndolo en un lugar diferente al que acostumbramos porque siempre lo hacíamos en casa pero ahí es un poco incómodo y con más probabilidad de ser atrapados porque el auto se encontraba afuera y alguien podría ver.
Empiezo por aclarar, que el auto se encontraba en mi casa pero aun así pudimos ser vistos por mi marido o mis vecinos. Esto ocurre un día del que llegamos de un paseo que habíamos tenido los 3 (o sea madre, padre e hijo). Cuando llegamos, quitamos todas las cosas y pensábamos volver a salir pero por un helado o cosas así pero antes de seguir planeando eso, a mi marido lo llamaron y le comunicaron que realizará algo súper rápido del trabajo, nosotros ya estábamos planeando esa salida de nuevo y el tonto de mi marido dijo:
"Lo siento pero tengo que cumplir mi deber"
Me hizo enojar un poco pero al final acepte eso porque siempre está más dedicado al trabajo pero el chiste es que nos bajamos y yo estaba planeando lavar el auto ya que no se cumplió la salida y como veníamos de un paseo al aire libre pues resultó quedar muy sucio.
Decidí irme a cambiar de vestimenta para lavar el auto, en esa ocasión recuerdo haberme puesto una blusa de tirantes color azul y un pequeño short deportivo, era algo normal para el objetivo, también aprovecho para recordarles como soy físicamente, mido 1.65, soy de piel blanca, cabello un poco corto color negro, mis pechos y trasero no son tan grandes o tampoco muy pequeños, yo los considero como el promedio de mujeres que hay en mi país, pero mínimo puedo decir que tengo algo.
Procedí entonces primero a quitar la basura y el polvo con la aspiradora pero en eso llega mi hijo, llegó como al principio solo viéndome, me imagino porque lo hizo primero, su madre agachada con un short pequeño en dónde relucen mis piernas, porque mis amigas mencionan que para ser pequeña si que tengo una lindas piernas.
Le propuse que me ayudara a terminar y no solo este mirándome, comenzamos bien en lavar el auto, hablamos mucho sobre ir a otro lugar cuando acabemos de lavarlo, también hablamos de algunas cosas sin sentido y por último a jugar con la misma agua, estuvimos riendo mucho porque me empezó a mojar intencionalmente, tal vez quería comprobar si se marcaban mis pezones o si traía sujetador pero realmente si lo traía, tal vez se preguntarán ¿Acaso tú marido no llego a verlos por sus risas? Pues no, así de distraído es.
Casi cuando estábamos por acabar, decidí entrar al auto y encender el aire acondicionado por el calor que sentía, lo que no esperaba es que mi hijo me acompañará, como yo estaba sentada en la parte de atrás, se sentó al lado mío y entonces cuando me di cuenta de que nuestros rostros deseaban encontrarse, él se acercó mucho al mío y me dio un beso en la boca, yo con un poco de temor lo hice porque estaba mi marido en casa y tal vez venga y nos pueda ver pero él quería seguirme besando, trataba de hacerlo entrar en razón y decirle el porque no podríamos hacerlo pero cada que lo hacía me callaba con un beso, algo súper rico porque tampoco me negaba a dárselos y bueno pues con esos besos me pudo convencer, nos empezamos a besar sensualmente primero, me mordía los labios, besos con lengüita y ese tipo de cosas entre parejas, pero él también se veía que deseaba otra cosa además de solo simples besos.
Empezó tocándome, él estaba masajeándome las tetas aún con mi blusa puesta, me las tocaba sensualmente que hacía que me comenzará a mojar con tan poquito, esos ricos besos y esos toques en mis tetas me prendían mucho y daba unos pequeños gemidos porque no quería provocar mucho ruido por mi marido.
Entonces me di cuenta que no era él quien tenía las ganas, sino yo, mi propio hijo me calentó al punto de estar decidida de hacerlo en mi auto, le baje el cierre de su pantalón y metí mi mano para buscar su verga que cabe mencionar ya era notoria la erección que tenía, toqué su pene debajo de su pantalón, y como una niña buscando su paleta, rápidamente lo liberé del pantalón que lo aprisionaba, el pene de mi hijo era del tamaño de 18 cm de largo mas o menos y no muy grueso, lo normal, lo tomé fuerte con mi mano, y casi de inmediato me lo metí a la boca y comencé a darle una gran mamada.
Mientras lo tenía dentro de mi boca, le acariciaba con mi lengua cada centímetro de su glande, muy despacio y rico, lentamente subía y bajaba por su pene, recorriéndolo con mi lengua dándole una suculenta mamada.
No sé si era por el momento de adrenalina o si estaba muy rico lo que le hacía, que mi hijo presionó mi cabeza hacia su pene metiéndolo hasta el fondo de mi garganta, y temblaba como si fuese a correrse, para impedir esto, rápidamente presioné la base de su pene y me lo saque de la boca, volteé a ver a mi hijo y estaba el mirando hacia el techo del auto con los ojos casi en blanco, bajo su cara para mirarme y seguirme besando.
Me quito mi blusa y mi sujetador, entonces sus manos enseguida se apoderaron de nuevo de mis pechos, apretándolos mucho más, como si me los fuera a quitar, me dolía, pero me excitaba, de repente sus manos empezaron a recorrer mi cuerpo paralizándome por completo, me estaba entregando de nuevo a él sin remisión, sentía como la humedad entre mis piernas aumentaba y como mi tanga lo iba absorbiendo todo, entonces noté su mano en mi vientre bajando hacia abajo y apretándome con los dedos mi sexo antes de meterse por debajo de mi short.
Decidió meterme dos dedos que también hacían las delicias a mi clítoris, haciéndome gemir en silencio y deseando algo más. De nuevo volví a introducir a mi boca su gran miembro, tenía un sabor delicioso, me encanta devorarla hasta que no pudiera más, hasta que tuviera su descarga yo le ofrecía mi boca para que la llene con lo que tanto me gusta. El sabor de su semen, la sensación de poder, de tenerle y de sentir las explosiones dentro de mi boca, de ese néctar caliente que sale disparado a mi interior, quería que me llenara y me alimentara de él, mis manos sobre sus testículos metiéndolos en mi boca despacio y con suavidad, su pene con un vaivén delicioso entre mis manos y mi boca, la succión de su glasé por mis labios y cuando sabía que iba a acabar mis manos se dirigieron a su pecho por debajo de su camisa arañándole el pecho, mi boca subía y bajaba sin más ayuda que mis labios sobre su pene calentándolo más y más, excitándole tanto que empezó a eyacular dentro de mí teniendo que tragarme de un tirón las primeras descargas de su pene, acto que me fascinaba como no tienen idea.
Enseguida de eso, optó por bajar mi short y me pidió que me sentará encima de él, con mis rodillas apoyadas en parte del asiento, en posición para ser penetrada y entrara su pene dentro de mí. Sus manos bajaron a mis nalgas apretando cada glúteo con ellas, su pene pasaba por la abertura de mi vagina de arriba a abajo, metiéndola despacio, deslizándose en mi interior con mucha suavidad, llenándome hasta que no podía entrar más, no quería gemir, no podía expresar lo que estaba sintiendo al ser penetrada una y otra vez, mis movimientos lentos y suaves iban metiendo y sacando su pene de mi interior con tanta suavidad, con tanto placer para los dos que nos fundimos en un abrazo y un beso que parecía eterno.
Ese movimiento vertical de mi cuerpo paró para hacerlo horizontal, su pene casi no salía de mi interior, pero el roce de la raíz de su polla contra mi clítoris me estaba matando de placer, la tenía tan dentro de mí, la sentía tan bien que no quería que se marchara nunca, mis músculos la apretaban una y otra vez haciendo como si mi vagina la besara, era una sensación tan placentera que ninguno de los dos quería que acabara, yo me contenía a duras penas tapándome la boca con una de mis manos para que no recurra mi marido a descubrir porque hay algo de ruido en casa, y él enterrando su cabeza en mis pechos, movimientos lentos de mi cadera de lado a lado, con sus manos apretando mis nalgas hacia él, intentando penetrar más en mí y entonces mi cuerpo subía y bajaba un poco para liberarla un segundo, para una vez más secuestrarla dentro de mí y volver a besarla, volver a presionarla con mi vagina, sintiendo sus palpitaciones, sintiendo como me hacía explotar de placer al tenerla tan dentro, con mi clítoris continuamente excitado por aquellos pequeños roces.
No podía más estaba tan al borde de un orgasmo que me preocupaba si sería capaz de mantenerlo dentro de mí, sin que ningún gemido, ni grito saliera al exterior y alertara a mi marido, era incapaz de tener los ojos abiertos cuando sentía ese placer al intentar penetrarme aún más, sus manos ahora en mis caderas levantando su pelvis una y otra vez para penetrar en mí, estaba al borde del orgasmo cuando con sus fuertes manos me aparto de él, no sabía que pensar, pero entonces supe lo que quería, como si fuera una muñeca moldeaba mi cuerpo, lo llevaba donde él quería y lo que quería era ponerme a cuatro patas sobre el asiento, una rodilla en el asiento y otra estirada en el suelo con mis manos apoyadas en el respaldo que también habíamos echado hacia atrás, mi rostro pegado al cristal respirando y creando figuras de vaho.
Entonces noté una vez más su pene entrar sin previo aviso y con bastante fuerza hasta el fondo de mi vagina, entrando y saliendo primero de una forma pausada, pero luego más y más rápido, sus embebidas me empujaban contra el cristal que llenaba de vaho una y otra vez, que explotaba como una bomba de calor en mi vientre y se expandía por todo mi cuerpo, mis manos apretando mi boca para ahogar los gritos que sin remedio salían de mí, mi hijo seguía moviendo sus caderas con sus manos sobre las mías siguiendo ese movimiento frenético y entonces soltó un grito de placer que por suerte fue pequeño y sentía como me llenaba con sus fluidos uniéndose a los míos.
Su pene navegaba ahora en el interior de mi vagina, seguía atravesando mi cuerpo y los gemidos de ambos se escapaban ya a nuestro control, sentía como en cada empujón ya más lento, pero mucho más profundo, salían por mi vagina los fluidos de los dos, resbalando por el interior de mis muslos, empujones y penetraciones que fueron apagándose al igual que nuestros gemidos.
No podía asimilar que lo había hecho en mi propio auto, que aún no se terminaba de limpiar, hasta lo habíamos vuelto a ensuciar con nuestros fluidos que se escaparon hacía el asiento.
Yo pensaba en seguir disfrutando, pero por desgracia o suerte ví como mi marido paseaba por el jardín tipo buscando algo o buscándonos, obviamente nos separamos enseguida y sin tomar un descanso previo, nos vestimos lo más rápido que pudimos y el primero en irse fue mi hijo, de mi parte decidí terminar de seguir lavando mi auto, para cuando volví a casa no me dijo nada raro pero solo me preguntó que dónde estaba y le dije que me encontraba lavando el auto y creo no tuvo sospechas de algo, una vez más está relación se mantuvo a salvo pero no sé que nos espera en nuestro demás encuentros.
Eso es todo por ahora queridos amigos, ya saben, estoy abierta a responderles sus preguntas o si quieren charlar conmigo les dejo mi contacto: [email protected].