Esto me pasó hace dos años. En realidad todo empieza mucho antes, casi ocho años atrás. A dos casas de la mía vivía una familia de cinco personas, papá, mamá, hermano y dos hermanas. La hermana del medio se llamaba Solange, era una chica de unos 16 años de piel blanca, cuerpo menudito, senos pequeños, cabello castaño claro y una actitud jovial. Me parecía bonita, pero no parecía ser el tipo de chica para mi, gustos muy distintos diría yo, aun así notaba que había cierto gusto físico del uno por el otro.
Me mudé del sector, no volví a saber de ella y el tiempo pasó.
Era un lunes tipo 11 am, estaba yo trabajando normalmente y me llegó un mensaje por Facebook. Era Solange.
-Hola, ¿cómo estás?! -Decía el mensaje.
-Bien y tú?
-Muy bien, acá…
Lo raro de todo era que en realidad ella y yo nunca cruzamos palabra más allá de un saludo casual, así que su mensaje no era algo normal, algo se traía. Me preguntó por mi familia y por mi vida, hablamos un poco de cosas sin importancia.
-Oye, es que imagínate que se está acabando el tiempo para pagar la matrícula de la universidad y… me falta un dinero… -Escribió.
Me pedía dinero prestado para pagar su colegiatura. Una persona que no ves hace 6 años te escribe un lunes temprano para pedirte dinero prestado, sospechoso. De entrada sabía que no le prestaría ningún dinero, no la conocía en realidad y la cantidad si bien no era considerable tampoco era algo que uno entrega de buenas a primeras. Para que todos se puedan hacer una idea eran algo así como 80 dólares.
Paralelamente en otro chat conversaba con un amigo y le contaba sobre la situación. Mi amigo, en un impulso diabólico me animó a buscar una compensación por el dinero. Se vinieron a mi mente muchos recuerdos de esa chica menudita pasando por enfrente de mi casa y la sangre se afanó hacia mi falo. ¿Podría sacar algo de aquello?
Hay una cosa importante a la hora de vivir experiencias excitantes, una variable definitiva, el valor, atreverse a preguntar, la gente puede estar más dispuesta de lo que uno cree. Me armé de valor y con el mismo atrevimiento con el que ella después de 8 años venía a pedirme dinero prestado le dije:
-Yo te doy el dinero, pero tienes que acostarte conmigo.
-Oh por Dios! -Fue su respuesta.
El chat quedó inmóvil por unos minutos y empecé a temer por mi vida, pensaba que podría tomar un pantallazo y enviarlo por las redes como si yo fuera un acosador o algo así. Pasados un par de minutos escribió.
-No pensé que fueras así.
-Bueno es que en realidad yo no te conozco, y vienes a pedirme dinero. Yo no tengo garantía alguna de que me lo vayas a devolver, solo te ofrezco un intercambio. Puedo pasar por ti al mediodía y después te llevo de vuelta a donde estés -Respondí.
Pasaron otro par de minutos.
-Bueno… -Y me dio su dirección.
Solange trabajaba en la parte administrativa de una universidad. No quedaba muy cerca de mi ubicación, pero ya no había vuelta atrás. Justo 15 minutos antes del mediodía tomé mi automóvil y me dirigí a buscarla. Íbamos hablando por whatsapp para lograr encontrarnos.
-Estoy estacionado en la esquina -Le dije, y también le di el color de mi auto y la placa.
La reconocí a la distancia, traía un uniforme de blusa blanca y pantalón verde. Ya no era la chica menudita de años atrás, sus caderas eran más anchas, sus senos eran más grandes y para ser sincero no me entusiasmó mucho su aspecto de oficinista, no era lo que yo recordaba, pero igual seguía siendo una chica bonita. Se subió a mi auto.
Mentalmente hice el mapa de las calles que debía tomar para llegar a un motel cercano. En el camino fuimos hablando de la vida hace 8 años, en realidad era muy extraño, yo nunca había pagado por sexo y estaba seguro de que no era una práctica normal para ella tampoco, pero ambos sabíamos a que íbamos y lo que habíamos acordado.
Llegamos al motel y pedí una habitación con estacionamiento privado. Metí el auto y nos bajamos. Para entrar a la habitación había que subir unas escaleras de caracol, ella subió primero y yo fui detrás siempre con mi cara a la altura de su culo. Pensé en apretarle las nalgas ahí mismo, pero me contuve, la situación era de por si extraña como para pretender sexo en las escaleras, llegaríamos a la cama.
Apenas entramos se empezó a quitar la ropa hasta quedar en pantys. Pude ver sus tetas, de las más hermosas que he visto, redondas, ni muy grandes ni muy pequeñas y con un pezón rosado pequeño. Algunos kilos de más en comparación con la chica de años atrás. Se acostó en la cama boca arriba.
Me quité la ropa y me acerqué, la besé y me respondió. Tomé su panty de encajé y se lo quité. Me puse el preservativo y me ubiqué entre sus piernas. Las piernas de Solange se abrieron de par en par y dejaron su coño al descubierto. Antes de metérsela empecé a tocarla con los dedos, no tardó en humedecerse. Ella no me miraba a los ojos, los mantenía cerrados.
Cuando noté su coño lo suficientemente húmedo procedí a posar mi falo duro sobre él. Empujé y la penetré. Seré sincero, para una historia excitante diría que ella empezó a gemir como una puta, pero la verdad es que no, mantuvo sus ojos cerrados y no expresó mucho, a mi parecer solo un poco de dolor en algún momento, lo que denotaba para mi que no tiraba muy seguido.
El cuarto estaba lleno de espejos. La puse en cuatro y empecé a metérsela mirando el espejo. Sus nalgas blancas golpeaban sobre mi cuerpo y solo entonces empecé a oír leves gemidos saliendo de Solange. Separé sus nalgas para ver su ano y solté un escupitajo sobre mi verga solo por sevicia porque a pesar de su inexpresividad su coño lubricaba bastante bien.
La llevé a un sillón en una esquina del cuarto, obedecía a cualquiera de mis instrucciones sin chistar, la puse en cuatro y empecé a darle por el coño mientras apretaba sus nalgas, la blancura de su piel hacía marcas con facilidad, aún recuerdo que durante toda la faena fijé mi mirada en la marca que la panty dejaba sobre su piel, un patrón de líneas circulares que empezaba en sus caderas y se adentraba entre sus nalgas.
La volví a llevar a la cama y, ya que era mi decisión, la mantuve en cuatro porque es mi posición favorita. Pasaron unos minutos y me vine. Entré a la ducha para bañarme mientras manteníamos una charla amena ya un poco más entrados en confianza. Cuando yo salí de la ducha ella entró y se bañó también.
-¿Me puedo vestir ya? -Me dijo.
-Sí -Respondí.
Se puso de vuelta su uniforme y yo me vestí también. Llamé a la recepción para pedir la cuenta y mientras esperábamos saqué el dinero de mi billetera y se lo entregué. Lo siguiente fue bastante incómodo.
-¡Yo solo quería que me prestaras el dinero! No hacer esto! -Dijo mirándome con cierto odio.
Finalmente pagué la cuenta y volvimos al auto. De vuelta me habló de su interés de cambiar de ciudad y dedicarse a otras cosas. La dejé en el mismo punto donde la recogí y me fui para mi casa con una sensación extraña a raíz de su reacción cuanto le entregué el dinero. Yo sentía que había abusado de la necesidad de una chica para satisfacerme, me sentí un poco mal.
Luego me sentí bien cuando pasada una semana recibí un mensaje de Solange.
-¿Cuándo nos volvemos a ver? -decía.
Desde entonces Solange se volvió mi sugar baby. De tanto en tanto cuando tengo ganas de tener sexo nos encontramos y, por una tarifa más baja, la busco en mi auto y vamos a un motel a tener sexo. Es muy diferente a la primera vez, ya no mantiene sus ojos cerrados, nos miramos mientras alzo sus piernas blancas sobre mis hombros y taladro su coño rosado. También ha adelgazado y se ve mucho más sexy ahora.
Naturalmente lo que más me gusta es darle cuatro mientras ella gira su cara para que pueda ver su expresión, o si se da la posición con los espejos, fija su mirada en la mía mientras los mechones rubios de su pelo caen sobre su cara y rebotan en sintonía con mis embestidas. Siempre hay espejos y muebles raros de motel. La última vez llevó un vibrador con el que se dio placer mientras me chupaba la verga.
Ahora sí gime como perra y se divierte. Me dice que tiene una amiga que quiere participar, no he accedido porque se duplica el precio y creo que es insensato, en realidad a mi me gusta ella, pero no dudo que en algún momento pasará. No sé si aplica esta práctica con otros hombres, me ha dicho que no, que solo una vez tras una fiesta accedió junto con una prima a ir con un hombre que les pagaba, yo que sé, no me importa. Así amigos y amigas cree mi puta personal.