Me acordé de la película que vimos. La que empezaba con la mujer que enrollaba el sushi en aquella verga… Después de eso decir que si tu polla fuera un postre sería arroz con leche suena soez.
La última vez te embadurné toda la polla de Nocilla antes de comerte la polla. Unas pinceladitas con el dedo. Bien lamidas. Algunas más. Otra lamida. Me la metí entera en la boca, hasta que mis labios tocan tus huevos y la punta se encaja en el fondo de mi paladar. Me agarraste la cabeza con las dos manos y empiezan a moverse tus caderas. Adentro y afuera. Adentro y afuera. Adentro y afuera. El sonido a humedad y la saliva. Me saqué la polla de la boca para añadirle un poco más de chocolate. Una capa espesa esta vez Tan espesa que pude dibujarle las líneas de la corteza de un árbol, como los troncos de Navidad. Y arriba del todo un gran fresón.
Y mis pechos, ¿qué serían si fueran comida? Quizás fruta madura. Blanda y sabrosa. Manzanas dulces que regaliman con tu saliva. Y las cerezas que las coronan. Brillantes y duras que puedes chupar y chupar. Y retorcer. Pero quizás esta vez podrían ser dos bollos calentitos. Empiezas a amasarlos, magreando y apretando la masa. Estrujándola hasta que se escapa entre tus dedos. Juntándola otra vez, separándola en dos bollos perfectos. Hay que amasarlos bien para que salgan esponjosos. Y probar si la masa está bien de sal. Sigues amasando y amasando, con mis gemidos de fondo. Me acaricias las tetas para darles forma. Cada vez los frotas con más y más pasión, más y más rápido. Para que cuezan bien y salgan altos y esponjosos. Y luego solo queda probarlos. Devoras uno entero de un solo bocado, lo chupas con fuerza, casi lo masticas. El otro pecho lo magreas con la mano. Hay que asegurar que se coció bien, ¿hm? Dejas que la teta salga de la boca para poder respirar. Lames las dos con fuerza, bailan como flanes. Los bollitos quedaron apetecibles. Dos gotitas de miel para coronarlos.
Ahora ya se pueden rellenar. Rellenar con tu chocolatito caliente. Ven y pon tu chocolatito entre los bollitos. Bien apretadito, que no se escape. Aprieto los pechos con las manos y masajeo tu polla. Suavecito. El chocolate se embadurna en mi piel. Comienzas a follarte mis tetas. Mueves las caderas con más y más energía. El chocolate me ensucia hasta la barbilla. Tus dedos se mojan en la miel y retuercen mis pezones. Otra embestida y tu fresón llega hasta mis labios. Se llenan también de chocolate. Tu glande los golpea hasta que los abro y metes todo el fresón dentro. Dulce y ácido me llena de mejilla a mejilla. Lo lamo cuando te vuelves para atrás. Y otra vez envistes y me penetras la boca. Dejas atrás mis bollitos embadurnados y te dejas caer para que toda tu polla me entre en la boca. Y la mamo con gusto. El dulce de tu fresón y el chocolate que todavía te embarra. Cuando la sacas mi saliva marrón salpica todo.
Otra vez entierras tu falo entre mis tetas enrojecidas. Y sigues follándolas. Tu glande asoma y vuelve a golpearme los labios. Los abro otra vez y lo lamo. Empiezo a catar el relleno dulce como leche condensada. Un poco más, solo un poco más y derramas todo el dulce de tu leche en mi carita encendida.