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Cogimos sin remordimiento engañando a nuestros novios
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Yo estaba de novio con María y Carla seguía con su novio después de que habíamos cogido por una apuesta.

Por cuestiones de trabajo tenía que ir a Cuernavaca un viernes lo que implicaba que no vería a María pues tenía pensado regresar tarde y la preparación del trabajo era laboriosa y llevaba un poco de tiempo.

Carla, que era mi ayudante se estaba encargando de preparar la documentación que tenía que llevar cuando recibió una llamada del cliente al que yo iba a ver, para cancelar la reunión.

Fue a verme a mi oficina y me dijo que ya no prepararía nada y me avisó de la cancelación, yo seguía con el morbo de cogérmela porque que decía que adoraba a su novio y eso me prendía, me levanté del escritorio y me acerqué y la besé, ella correspondió a mis besos y comenzó a subir la temperatura, empezamos a acariciarnos, pero cuando estábamos más calientes ella me detuvo y me propuso irnos a Cuernavaca de fin de semana.

Me quedé sorprendido pues pensaba que no iba a aceptar volver a coger conmigo y sin embargo ella era la que me proponía irnos de fin de semana.

Obviamente le dije que iríamos y no le dijimos a nadie que se había cancelado la cita y preparamos vernos fuera de la oficina.

El viernes al medio día pasé por ella y partimos para Cuernavaca, nos quedamos en un hotel muy pequeño y bonito, lleno de jardines y un restaurante de calidad internacional.

Desde que llegamos me trató como si fuéramos novios, recuerdo como se le dibujó una sonrisa muy grande cuando al registrarnos en el hotel dije nuestros nombres y mi apellido, como hacen los esposos, nos llevaron a nuestra habitación y nos estábamos instalando cuando ella me abrazó y me dijo que no mencionáramos a nuestras parejas ni nuestra vida en la oficina, que quería que ese fin de semana fuera exclusivamente para nosotros y comenzó a besarme, me mordía los labios con una pasión que yo desconocía que tenía, mitad lujuria mitad enamoramiento, yo la jalaba de las nalgas para que sintiera mi erección, comencé a acariciarle los pechos por encima de la blusa, apretándolos, estrujándolos, cada vez que los apretaba ella gemía, estábamos excitados a mil, ella me acercaba su cuerpo para que sintiera que no había espacio entre nosotros.

En un momento de respiro nos separamos y ella me pidió que fuéramos a tomar algo por lo que nos besamos una vez más y después de arreglarnos la ropa bajamos al restaurante a comer. Ahí me dijo que lo que estábamos haciendo no estaba bien que mi novia me quería mucho y yo la engañaba pero que ella estaba peor porque estaba muy enamorada de su novio pero no podía de dejar de pensar en cómo habíamos cogido, que desde ese día no había querido volver a hacer el amor con su novio porque iba a terminar con él y me propuso no hablar de nuestra vida en la oficina y mucho menos de nuestras parejas y que la tratara como si fuera mi novia y ella me trataría igual. Obviamente estuve de acuerdo.

Terminamos de comer y nos subimos al cuarto para cambiarnos e ir a la alberca pero su actitud después de la plática había cambiado, estaba muy atrevida, se desnudó, se recargó en una mesa enseñándome las nalgas mostrándome su culo y su coño totalmente expuestos, dio la vuelta y se acercó y tomó la iniciativa, me sentó en la cama y me quitó lo que me quedaba de ropa y me lamió, primero el pecho, luego fue bajando hasta que llegó a la verga y la lamió y en esa posición levantó la cara y me dijo:

C- Es la primera vez que hago esto, ¿te gusta mi amor?

Esas palabras me excitaron más y sin esperar mi respuesta se comió la cabeza de mi verga, la lamía y la chupaba apretando sus labios contra el tronco y su lengua contra el glande, subiendo y bajando lentamente, succionando, me tocaba los güevos con su mano y cuando sintió que mi excitación estaba al límite se sacó la verga de la boca y se montó en mí, tomó la verga en su mano y la dirigió a su coño y se la metió y comenzó con un movimiento circular y se movía de adelante hacia atrás lento, torturándome pues yo quería moverme más rápido y ella no lo permitía y comenzó a acelerar el movimiento, ella controlaba todo y eso me excitaba más, siguió acelerando más y más, yo gemía y ella solo emitía pequeños gritos a un volumen bajito, siguió acelerando, se recargaba en mi pecho y me besaba sin dejar de moverse y me dijo:

C- Me voy a venir, vente conmigo

Ella se apretó contra mi verga y no pudimos más y nos venimos juntos con una intensidad impresionante, excitante, incontrolable, mi verga palpitaba arrojando todo el semen que tenía, su vagina también palpitaba y estaba ardiendo y se dejó caer sobre mí.

Se quedó sobre mí un rato sin hacer nada, los dos solo disfrutábamos nuestras respiraciones, mi verga no reducía su tamaño así que ella, pasados unos momentos se levantó poco a poco, separándose de mi lentamente y mientras mi verga salía de su coño ella temblaba, se estremecía, hasta que se salió toda y se recostó junto a mí, me besó en los labios, se levantó y se metió al baño, oí la regadera y me intenté levantar para bañarme con ella pero estaba cansado, el orgasmo que tuve me dejó agotado y me quedé en la cama, cuando salió traía el traje de baño y me dijo:

C- Levántate mi amor, vamos a la alberca

Me levanté, me bañé, me puse el traje de baño y fuimos a la alberca.

Ahí estuvimos disfrutando del agua templada pues estaba haciendo mucho calor, no había nadie en la alberca excepto nosotros, solo se veían algunas personas en una terraza a una distancia que nos permitió meternos al agua y comenzar un faje muy caliente, nos besábamos, nuestras lenguas se abrazaban dentro de la boca, ella me abrazaba con sus piernas y sentía mi verga que poco a poco fue creciendo, cuando sintió que estaba totalmente erecta metió su mano en mi traje de baño y comenzó a masturbarme, ella estaba muy excitada, mientras más tiempo me acariciaba la verga me besaba más apasionadamente, yo no aguanté más hice a un lado su traje del baño, bajé mi traje de baño y la penetré.

Cuando sintió mi verga entrando dio un grito y se abrazó fuerte de mi cuello, yo la tomé de las nalgas y la apreté contra mí para penetrarla lo más profundamente posible y me movía adelante y atrás hasta que otra vez nos venimos, yo no me moví, me quedé dentro de ella descargando toda mi leche y caminando la saqué de la alberca cargándola sin sacarle la verga hasta que pudo ponerse en pie.

La sequé acariciándole todo el cuerpo, yo me sequé y nos fuimos al cuarto, llegando nos bañamos juntos y ella se puso su pantie y yo mis boxers y nos acostamos, yo estaba muy cansado y me quedé dormido y pasado un rato desperté y ella también estaba dormida así que la abracé acariciando su pecho desnudo y dormimos otro rato, al despertarme me di cuenta que ella estaba con los ojos abiertos, pensando y me dijo que estaba mal lo que hacíamos, que mi novia estaba muy enamorada de mí y que no se merecía lo que le estábamos haciendo, que ella amaba a su novio y que le remordía mucho la conciencia con él y con mi novia y comenzó a llorar, la abracé y se abrazó de mí hasta que se tranquilizó.

Pensé que me iba a decir que nos regresáramos a México pero en lugar de eso, se secó las lágrimas, me besó y me dijo que tenía hambre y que no fuéramos a cenar, que pidiera dos sándwiches y una botella de vino al room service y así lo hice.

Cenamos en la mesa de la habitación, nos bebimos la botella de vino y todavía estaba sentado a la mesa cuando se levantó y se sentó en mis piernas abrazándome y besándome, así estuvimos por mucho tiempo, disfrutándonos, sintiendo el calor de nuestros pechos.

Cuando estábamos muy excitados nos fuimos directamente a la cama, cada uno se desnudó y nos metimos a la cama, ahí me metí en medio de sus muslos y comencé a lamer sus pezones, bajé hacia su abdomen y lamí el camino de vellos oscuros que iban de su ombligo a su monte de venus, mordía su abdomen y seguí bajando hasta que llegué a su coño lleno se vello, lo lamí, le abrí los labios buscando ese botón rojo que es su clítoris y lo lamí moviendo la lengua rápidamente, ella se retorcía de placer, levanté sus caderas y lamí su raja desde el ano hasta el clítoris, ella gemía hasta que me apretó con los muslos, sus manos apretaron mi cabeza contra su cuerpo y tuvo un orgasmo tan intenso que le temblaban las piernas sin poderse controlar, me zafé del abrazo de sus piernas y subí mordiendo su cuerpo hasta que puse mi verga en la entrada de la vagina y la penetré, lentamente, centímetro a centímetro, sentí su vagina ardiendo otra vez y comencé el metesaca aumentando el ritmo, sin disminuirlo, sentí como tuvo otro orgasmo, gimió fuerte, pero no me detuve, seguí bombeando, levanté sus piernas y las puse en mis hombros, me hinqué para que la penetración fuera hasta adentro hasta que no aguanté más y me vine dentro de ella y cuando la estaba inundando de semen otra vez se puso rígida y tuvo otro orgasmo que duró mucho tiempo, temblaba, gemía, gritaba, no dejaba de apretarme con sus piernas hasta que los dos aflojamos nuestros cuerpos y nos quedamos en la misma posición hasta que mi verga perdió la erección y me recosté a su lado, ella se volteó hacia a mí y se acostó en mi pecho y se quedó dormida y en esa posición yo también me dormí.

En la mañana desperté con la verga parada y con muchas ganas de coger así que la jalé y como habíamos dormido desnudos me metí entre sus piernas y la comencé a masturbar con mi verga acariciando con ella su clítoris, ella reaccionó rápidamente y cuando sentí que estaba lubricada la penetré y me la cogí deliciosamente, disfrutando, viéndola, vi sus pezones parados, se lamía los labios, gemía y pasados unos minutos nos venimos los dos increíblemente, el momento fue muy caliente, su cuerpo moreno sudado, su coño velludo mojado, y yo disfrutando el espectáculo, le saqué la verga y pude ver como de su coño salía semen fue un rápido delicioso.

Nos levantamos y como nos regresábamos a México al medio día fuimos a desayunar, regresamos a cambiarnos para ir a la alberca, nos asoleamos esperando que pasara una hora antes de nadar y después de asolearnos y nadar nos subimos al cuarto para preparar nuestras cosas y salir de regreso.

Llegamos a México, la dejé en su casa y quedamos de vernos el lunes en la oficina, para despedirnos, bajé del carro, abrí su puerta y antes de sacar su maleta de la cajuela nos dimos un beso delicioso, lleno de pasión, lujuria y complicidad.

Nunca más dormimos juntos pero nuestros encuentros fueron muchos y muy seguidos después de ese fin de semana y nunca más le remordió la conciencia.

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