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Cogiendo a la amiga de mi mujer
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Tiempo de lectura: 5 minutos

"Y lo empezó a hacer como desquiciada, haciendo que mi pija golpee su garganta entre arcadas y lágrimas. Tome nuevamente sus cabellos y la seguí cogiendo con fuerza. Acabe en el fondo de su garganta dejándola varios segundos enterrada en su boca. Luego la saque un poco y ella la limpio por completo y recién ahí saco sus dedos del culo."

A Kiara, Ki, la conocí en mi casa, en el cumpleaños de Magali, mi esposa. Ella cumplía cuarenta años, y había invitado a varias amigas, y compañeras de gimnasio. Tiene un muy lindo cuerpo, es sexy, y tenemos una relación espectacular desde hace 15 años. En la cama, funcionamos a la perfección.

Kiara, me sorprendió. De 1.7 de altura, un físico espectacular, con unos pechos y una cola que eran impresionantes. Y estaba con un vestido mini, super entallado que le permitía lucir su cuerpo a la perfección. Obviamente, con 50 años y sin ser un “hermoso caballero”, lejos estaba de mis pensamientos poder llegar a tener algo con ella. Cuando se fueron todos nos fuimos a acostar y estábamos en los juegos previos que tanto nos gustaban cuando mi esposa me sorprendió:

– Te gusto mucho Ki.

– Es una hermosa mujer. Contesté una afirmación.

– Marce, no jodas.

– Está muy fuerte.

– Ahora sí. ¿Te puedo proponer algo?

– Dale, ¿a ver con que te salís?

– Acostate con ella, y si la pasas bien, como regalo de cumpleaños, me cumplís una fantasía.

– Me parece que tomaste demasiado Maga.

– Para nada. ¿Queres saber mi fantasía?

– ¿Cuál es?

– Un trio con vos y otra mujer. Y que me cojan los dos.

– ¿Un trio con otra mujer y que te cojamos los dos? ¿Cómo se entiende?

– Amor… hay arneses…

– Si vos pensas que Kiara me va a dar bolilla a mí, olvidate.

– Bueno…

Seguimos con los juegos y tuvimos un sexo tremendo. Ella cada tanto me miraba y sonreía con malicia luego de decir algo sobre el trio con Kiara.

Al día siguiente yo estaba trabajando en la oficina y recibí un llamado de un número que no tenía en mis contactos.

– Hola Marce, soy Kiara. Dijo una voz femenina y sensual.

Se me helo la sangre en menos de un segundo. ¿Cómo tenía mi número? ¿Tendría algo que ver con la charla con mi mujer?

– Ah sí. Hola Kiara. ¿A que debo tu llamado?

– Porque quiero invitarte un café. Estoy en el bar de enfrente.

– Estoy trabajando Kiara, no es…

– Te espero, dale. Me interrumpió y cortó.

Me quede pensando un par de minutos y fui. Estaba sentada junto a las ventanas del local.

– Hola… Me dijo sensual.

– Hola… ¿Por qué la invitación?

– Porque quiero acostarme con vos. Anoche me calentaron mal tus miradas.

– Ah bueno… claro. Tengo ese efecto en todas las mujeres. Kiara, no soy tonto. Esto es una trampa armada por Magali. No voy a caer. Lo lamento. Chau. Y me levanté para irme.

– Espera Marce, dame un minuto solamente. Ella tomo el celular y mando un mensaje.

Segundos después, me sonaba el mio. Era Magali.

– Hola. ¿Me explicas esto? Pregunté.

– Quiero mi regalo de cumpleaños… Dijo y cortó.

Me la quedé mirando a Kiara sin decir nada.

– Te cuento, anoche le dije a Maga que me gustabas, tenes algo especial… Ella se rio y me propuso lo que te propuso anoche. Yo no tuve ni tengo problema, al contrario, ya he hecho tríos y me encantaría estar en una cama con Maga y vos. Ella me dijo que tiene un sexo genial, me conto algunas cositas…

– Macanuda mi mujer, por favor. Dije.

– Estoy realmente sorprendido… muy sorprendido.

– Lo imagino. Pensalo y me llamas. ¿Dale?

– Dale.

Nos despedimos con un beso en la mejilla, y volví a la oficina. No pude concentrarme en toda la tarde. Volví a casa y mi mujer me recibió con una chupada de pija infernal, ni me dejo sacar el saco que estaba chupándome la pija de rodillas, metiéndose dedos en la concha con todo.

– Así, imagínate, las dos chupando esta tremenda pija mi amor. Y las dos metiéndonos mano por vos. Me muero te juro.

Dijo y siguió chupando. Como pude me acerque a un sillón y me dejé caer. Maga me chupaba como loca, se enterraba mi pija en la boca y ella misma se generaba arcadas. Siguió chupando hasta que me hizo acabar, con su boca abierta recibiendo mi leche, que mancho su rostro, y algunas gotas cayeron en mi pantalón. Ella limpio mi pija con la boca, su cara con uno de sus dedos y lo chupo, luego, paso la lengua por las manchas del pantalón.

– Quiero toda tu leche… Dijo sonriendo.

Se levantó y fue al baño. Volvió y me dio un tremendo beso.

– Maga, ¿En serio estas tan caliente con esa fantasía?

– No te imaginas… ¿la vas a llamar?

– Sí.

Al día siguiente, la llamé y quedamos que me esperaba en el bar de enfrente cuando terminaba de trabajar. Fui y tomamos un café casi sin cruzar palabras, ella no dejaba de morderse los labios y se movía inquieta en la silla.

– Kiara, te aclaro algo: Me gusta el sexo duro.

– Bueno, solo no me lastimes mal.

Subimos a mi auto y fuimos derecho a un hotel. ¿Mi mujer quería su fantasía? Yo cumpliría la mía.

Ni bien entramos a la habitación y sin dejar que se saque la ropa la hice acostar en la cama. Me saque los pantalones y el bóxer, me puse de rodillas en la cama y le di una suave bofetada en la cara y le puse mi pija ya parada en la boca. Ella empezó a chupar como loca. Sin sacarme el saco y corrí su mini y puse una mano en su concha ya que no traía puesta la tanga. Estaba empapada.

– Estoy así desde que nos sentamos en el bar. Y cuando me dijiste de sexo duro… creo que manche la mini. Me dijo y siguió chupando.

Mientras lo hacía, y realmente lo hacía de lujo, me termine de sacar la ropa, y le desabroche la camisa. No tenía brazier, sus dos pechos hermosos, redondos estaban expuestos. Los empecé a apretar con fuerza mientras ella chupaba y gemía sin parar. Estiraba sus pezones y ella más fuerte gemía. Así estuvo un rato, hasta que la hice poner en cuatro.

Mientras lo hacía se quitó la camisa. Se puso en cuatro, pero apoyo los hombros en la espalda y cruzó las manos en la espalda. Me puse detrás y ensarte mi pija hasta el fondo. Ella dio un tremendo grito de placer y le di un par de nalgadas en el culo.

– Quiero ver como te moves putita. Le dije.

Ella no espero que le repita y se movía con todo, para que mi pija entre y salga de su concha. Estábamos los dos super calientes. Golpeaba sus nalgas contra mi pubis con fuerza.

– ¿Así que hiciste tríos? Le pregunté

– Si… Aggg… uno con otra chica… Aggg… pero…

– ¿Pero qué?

– Entre nosotras nada… me estas matando Marce…

Ella chupo dos dedos y los fue a meter al culo.

– No… lo quiero bien cerrado.

– Uno… por favor…

– Bueno…

Ella se lo metió y lo fue moviendo de a poco. Sus gemidos fueron subiendo en intensidad. Deje que se lo dilate por una par de minutos y saque mi pija de su concha. Saco su dedo y lentamente fui penetrando su culo hasta que la tuvo toda adentro. Y ahí, comencé a moverme con todo, ella gritaba de placer en cada embestida. Me detuve y le dije:

– Así te voy a hacer el culo mientras le chupas la concha a Maga.

– Pégame en el culo. Sométeme para que lo haga.

Le di un golpe fuerte en el culo y quedó rojo. Ella grito de placer y hacía como si le chupase la concha a Maga, estaba totalmente loca, se apretaba los pezones y se los retorcía, provocándose dolor. Estuvimos varios minutos así hasta que acabe en su culo. Ella dio un alarido de placer y de inmediato se dio vuelta para chuparme la pija.

Pensé que solo quería limpiarla, pero siguió. Me paré y ella se puso de rodillas siguiendo mis movimientos. Mi pija con tremenda chupada que me daba no perdió la erección.

La tome por los cabellos y le empecé a coger la boca con todo.

– Metete tres dedos en el culo.

Ella me miró y llevo su mano hacia atrás, separo bien las piernas, con una mano separo los cachetes y se metió los dedos.

– ¿Tres dedos? Pregunté y saque mi pija de su boca.

– Tres.

– Quiero ver, quédate quieta.

Di la vuelta, y efectivamente tenía tres dedos entrando y saliendo de su culo.

Me pare frente a ella y le di un sopapo en los pechos que quedó marcado. Ella tuvo otro alarido de placer y le dije:

– Ahora cogete la boca puta.

Y lo empezó a hacer como desquiciada, haciendo que mi pija golpee su garganta entre arcadas y lágrimas. Tome nuevamente sus cabellos y la seguí cogiendo con fuerza. Acabe en el fondo de su garganta dejándola varios segundos enterrada en su boca. Luego la saque un poco y ella la limpio por completo y recién ahí saco sus dedos del culo.

– Hijo de puta, que tremendo polvo, por favor. Ni sé cuántas veces goce.

– Lindo polvo… podemos llegar a pasarla bien los tres.

– Bien… genial… Dijo Kiara.

Nos dimos una ducha y la lleve a su casa. Media hora después llegaba a la mía. Cuando entre Maga estaba en tanga solamente.

– Hijo de puta… tremenda cogida le pegaste.

– Estuvo buena.

– Me hice una terrible paja mientras me contaba la yegua. ¿Queda algo para mí?

– Por supuesto.

Fuimos al dormitorio y nos dimos con todo. Quiso que durante la cena le cuente yo todo otra vez. Y a la noche lo hicimos por segunda vez.

– ¿Cuándo? Me pregunto cuando terminamos de coger.

– El sábado, cenamos los tres y vamos al hotel.

– Te amo. Me dijo.

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