Mario era un buen cliente de mi trabajo, un moreno de 1,85 cm, buen físico y manera de vestir muy elegante, siempre me llamó la atención, pero por su forma recta de hablar y de dirigirse, no pensé nunca en darle entrada ni aventarle indirectas, en fin, Mario era solo mi cliente.
Pero una ocasión, muy decidido, me invitó a salir, me dijo que le gustaría invitarme a bailar, yo gustosa acepté, la verdad ese hombre me gustaba mucho, además mi marido me daba permiso de echarme a quien quisiera y él era uno que quería.
Me puse mi minivestido azul mostrando mis piernas, era entallado, debajo una tanguita y sin brasear, la verdad quería seducirlo, quería provocar una noche sexual y decidida a eso, salí rumbo al lugar acordado.
Al llegar estaba el, vestido casual con una camiseta que se moldeaba bien a su figura, al verme una sonrisa ilumino su cara, su mirada bajo y subió en varias ocasiones, un abrazo y un beso de bienvenida me dio y entramos al bar.
M: Te ves espectacular Moni, ¡que gustó que aceptaras salir conmigo!
L: Gracias, tú te ves muy bien, pues a divertirnos, ¡a eso venimos!
Pedimos una botella de tequila y empezamos a bailar, charlar y coquetearnos mutuamente.
M: Así que, ¿eres casada?
L: Si, y tengo dos hijos
M: Lastima, te quería invitar más seguido
L: Tú invítame, yo decido por mí, jajá
M: Que suerte tiene tu marido, eres una mujer increíble, me encanta como eres.
L: La verdad tú a mí me gustas, perdón por ser lanzada, pero me encantas, ¡tenía que decírtelo!
M: Parece que me leíste la mente, yo pienso igual
Mario se acercó y me empezó a besar, yo acepté su beso sin oponer resistencia, me acarició la pierna, su mano era grande y me encantó sentir su apretón, eso fue solo un beso que dio inicio a la larga noche, mientras continuamos bailando y tomando.
L: ¡Me la estoy pasando súper!
M: Que bien, oye, vamos a mi casa?
L: Claro, vamos.
No dudé ni un minuto en irme con él, quería tenerlo, quería sentir su piel, ¡quería que me hiciera suya!
Llegamos al lugar y era una casa de las que dan con créditos, se notaba que era de hombre soltero, al llegar nos sentamos en el sofá y tomamos una copa de vino mientras charlábamos.
L: Siempre te me hiciste un hombre interesante.
M: Y tú a mí una mujer muy llamativa Moni, ¿o cómo te gusta más Lety o Moni?
L: Dime como quieras, Letizia es mi apellido no mi nombre, jajá
M: Jajá, ok Moni, ¡la verdad te deseo demasiado!
L: ¿Jajá, a poco?
M: Eres dueña de un cuerpo espectacular y además eres un amor.
L: Jajá, gracias, la verdad también me encantas, por eso acepté salir contigo.
Después de decir eso me besó, fue un beso tan rico, tan apasionado y tan salvaje, un beso de dos futuros amantes que sellaban el inicio de una rica relación.
Mientras me besaba, sus manos recorrían mis piernas hasta subir por mi abdomen a mis pechos, los cuales apretó con fuerza haciendo gemir de lo rico que sentía, yo pasaba mi mano por encima de su pantalón para sentir un buen bulto que cobraba vida con cada beso y caricia.
M: Moni, ¡quiero hacértelo!
L: Vamos a tu cama.
Me cargó a su cama, mientras nos besábamos nuestras ropas empezaron a caer, yo le quité su camiseta para con mi lengua probar sus pectorales y su estómago, él me bajó mi vestido y su lengua viajó de mi cuello a mis pies, me dio vuelta para besar mi espalda mientras me acariciaba las piernas ¡estaba tan caliente! Me besaba el cuello muy rico, bajó su lengua por mis nalgas y lamió mis muslos y rodillas, le quité su pantalón saboreando por encima de su trusa su gran bulto duro. Me acosté en la cama y él me despojó de mi tanga llevando su boca a mi vagina, la besaba y lamía rico, sus manos apretaban mis tetas, yo le lamía sus dedos como si se trataran de un rico pene, el enrolló su lengua y la metía fuerte y rápido, era un habilidoso con eso, yo gemía y me retorcía al sentir su rico oral, Mario no me estaba defraudando, ¡apenas empezábamos y ya me tenía a full!
L: ¡Dios!!! ¡Qué rico!
M: ¡Hermosa vagina y su sabor es exquisito!
L: ¡Mi marido no me la chupa así!
M: No sabe cómo se come un manjar como tú ¡pero ahora disfruta de esto nena!
L: ¡Ah, sí, continua!
Seguía comiéndome mi vagina de forma majestuosa, yo jadeaba y estaba tan caliente que empezaban a brotar fluidos de mi vagina, los cuales el saboreaba riquísimo, sus dedos ahora también intervenían, su lengua y sus dedos entraban y salían de mi vagina, esa masturbación y estimulación jamás me la habían hecho antes, ni Coronel, ni Alberto ni mi marido, nadie me hacía gritar con su lengua, ¡así como el buen y rico Mario!
L: ¡Que rico me lo haces, ah!!
M: ¡Moni!! ¿Me dejaras hacerte mía?
L: Si, hazlo, cógeme, ¡cógeme rico!
M: Jajá, como digas mi amor, ahora te daré lo que quieres, ¡te daré un buen trozo de verga que te hará gritar de placer!
L: Si, cógeme, ¡dame tu rica verga!
Él se puso de pie, se quitó la trusa mostrando su pene de unos 26 cm, era circuncidado y de color obscuro como él, al mirarlo me emocioné ¡Mario seguía sin defraudarme y ahora estaba punto de penétrame rico!
Yo esperaba acostada mientras él se sobaba la verga y sacaba su celular y comenzó a grabar.
M: Aquí estoy con esta rica casada que es mi clienta, ¡saluda Moni!!
Eso me excitó mucho, así que miré a la cámara y acariciándome las tetas dije “hola”.
M: Mientras su marido está en casa, ¡le voy a dar una rica cogida!!
Acomodó su celular en un mueble que estaba frente a la cama, me abrió las piernas y me empezó a meter sus 26 cm con suavidad, mientras me penetraba nos besábamos, sentir su dura verga me hacía jadear y gemir, él se movía fantástico, estaba de misionero y ya estaba haciéndome gritar.
Se acomodó de ladito y gracias al tamaño de su pene me penetraba delicioso mientras sus manos apretaban mis tetas y bajaban a apretar mi clítoris, me besaba y me pedía mirara la cámara.
M: Si, así nena, ¡que rico aprietas!
L: Mas, que dura, ¡agh!
M: Mira a la cámara, quiero que quede grabado cada jadeo, gesto y gemido.
L: ¡Ah, sí, ah, dame más, dame!
Mario sabia coger muy bien, me levantó las piernas para unas patitas al hombro, ahí me mordía las tetas y se empujaba con mucha fuerza, yo miraba la cámara y seguía jadeando, también movía mi pelvis para acompañar sus movimientos, mi cliente de piel morena, el que tanto me gustaba me estaba dando una rica cogida y además lo grababa el muy cínico.
Levantaba mis piernas y se movía rápido, me encantaba como me la metía inclinándose un poco hacia atrás, me lamía los dedos de los pies y me mordía las pantorrillas, me daba de nalgadas y se empujaba de golpe, dejándome sentir toda su verga dentro.
L: Ah, Mario que rico, cógeme, agh, ¡no pares!
M: ¡Eso!! Gime, grita, siempre quise tenerte así, ¡agh!!
L: ¡Que verga más rica, agh, métela, agh!
M: Moni, agh, aprietas magnifico, ¡ahora quiero que me cabalgues!
Él se acostó en la cama y de un salto me ensarté en su firme verga, comencé a mover suave mientras él me apretaba las tetas, le acariciaba sus pectorales y me apoyaba en sus piernas para empujarme mejor, me dejaba caer en pequeños sentones para que entrara y saliera rápido, me detenía en su cabecita y con ligeros movimientos de cadera se la devoraba sabroso, él gemía y miraba a la cámara, nos besamos y ambos empezamos a movernos sicronizadamente.
M: Agh, muévete más, que rico, ¡dios!
L: ¡Que dura! te gusta papi?
M: ¡Me encanta, eres una diosa, agh!!
L: ¡Muévete, no pares, quiero sentir todo tu pene dentro!
M: ¡Que golosa, agh!
Ahora lo cabalgaba invertidamente, él me apretaba las nalgas, me acariciaba los muslos, me tomaba de los hombros y me empujaba a su verga, la estábamos pasando muy bien.
Después de cabalgarlo un rato me puso en cuatro, abrí mis nalgas empinándome todo lo que podía, él me acomodó de forma que la cámara me grabara bien, me tomó dela cadera y me metió su trozo de forma fuerte y rápida, metía sus dedos para apretar mi clítoris inflado por la acción, yo jadeaba como perra, llevábamos un buen rato cogiendo y aun íbamos para largo.
M: ¡Que ricas nalgas, agh!
L: ¡Son tuyas!!
M: Eres una rica zorra, ¡me encanta que seas casada y estés suplicando mi verga!
L: ¿Ah, y que más te gusta? ¡uf!
M: ¡Tu cuerpo, tu vagina, coges como diosa, de verdad años sin tener una mujer, así como tú!!
L: ¡A mí me encanta tu verga y como me pones y te mueves agh!!
Seguía empujándose fuerte sobre mí, era tanta la fuerza que terminamos yo boca abajo y él arriba moviéndose como gusano sobre mí, me encantaba sentirlo así, su verga entraba con todo y me hacía jadear, me daba de nalgadas y me jalaba el cabello, dejé de ser su proveedora y me convertí en su puta.
Me estrujaba delicioso, cambiamos de pose, ahora yo acotada en la orilla de la cama y él de pie, me levantó las piernas y me penetraba rico, me empujaba con todo, yo también me movía, sabía que pronto llegaríamos al orgasmo.
L: ¡Mario!!! ¡Me vengo, ah!!
M: ¡Agh, yo también, agh!!
L: ¡Te siento, agh!
M: ¡Toma mi leche puta, agh!!!
Me llenó la vagina de semen caliente, el orgasmo era maravilloso, me retorcía como gusano, era duradero, inmediatamente que reaccionó me la sacó y se acomodó en la orilla de la cama y me pidió mamársela, yo tomé su rica verga y empecé a limpiar nuestros fluidos con la boca.
M: Ah, uf, que rica puta me acabo de coger y lo chupa riquísimo, mira a la cámara cariño.
Miré a la cámara y sonreí, mientras seguía chupando su deliciosa verga, esa noche fue muy larga y apenas empezaba la segunda ronda de nuestro rico encuentro.
Saludos su amiga Lety.